En las dos entradas anteriores de esta reseña (I y II) me he encargo de resumir las tesis básicas del libro y su metodología. En esta última entrada voy a ocuparme de la parte de las conclusiones.
Las conclusiones del libro son un conjunto de propuestas que, en opinión de Nacho, deberían vertebrar el programa de la socialdemocracia en el futuro. En esta parte de la reseña intentaré discutir algunas de estas ideas y, sobre todo, apuntar a aspectos cuya consideración echo en falta. No se trata por ello tanto de «críticas» como de elementos que, por parecerme subjetivamente más interesantes, me parece que se echan de menos.
Las propuestas que discute Nacho son, como decía, de tipo político, económico y redistributivo. Entre las primeras está la idea de que las instituciones representativas cada vez tienen menos poder y deberíamos progresar hacia un mundo con menos independencia de los bancos centrales, un papel menos importantes para los tribunales constitucionales y dónde las instituciones internacionales -especialmente la UE- no jueguen un papel como el que juegan actualmente haciéndose eco del «Más democracia, menos liberalismo» que defiende Ignacio Sánchez-Cuenca en su último libro. Entre las propuestas de corte redistributivo y económico, el libro defiende un conjunto de recetas bastante razonables destinadas a mejorar la productividad, potenciar el crecimiento, repensar el estado de bienestar, etc.
Tengo que confesar que mientras tengo cierta simpatía–con muchos matices- por las recetas económicas y sociales que plantea el libro, esta no se extiende a las propuestas de tipo político. Lo que me hace desconfiar más de sus recetas políticas no es solamente que crea que se apoyan en una concepción de la democracia muy discutible (I, II, III) como ya defendí la entrega anterior de esta serie, sino también mi sospecha de que estas propuestas de tipo político son probablemente incompatibles con las recetas económicas y sociales.
Entiendo que para que las conclusiones formaran un todo coherente susceptible de configurar la agenda de los partidos socialdemócratas, las reformas del estado de bienestar, de la economía y del sistema político deberían complementarse entre sí. Concretamente, la profundización en la democracia representativa debería facilitar la implantación de las propuestas sociales y económicas. Sin embargo, ese vínculo está, como mucho, muy débilmente argumentado en el relato de Urquizu a pesar de ser un especialista en ciencias políticas. Como argumentaré a continuación, pienso que existen razones para creer que los principales obstáculos a la viabilidad sus recetas sociales y económicas son de tipo político, obstáculos que sus propuestas propuestas de profundización en la participación democrática no solucionan sino que es probable que agraven.
Un primer aspecto que echo de menos a lo largo de todo el libro es que se considere con más énfasis la demografía. Pienso por ejemplo en la idea que desarrolla Isabela Mares en en su Isabela Mares en su libro “Taxation, wage bargaining and unemployment”. Mares sugiere que la dinámica de la inflación está relacionado con el desarrollo del Estado de Bienestar gracias a los pactos sociales. Durante la época del “remedialismo”, los sindicatos intercambiaron con los gobiernos moderación salarial por mejoras en el Estado de Bienestar. Sin embargo, este intercambio dejó de ser viable cuando la productividad cayó, y, por el envejecimiento, la demografía empezó a hacerse sentir sobre la carga impositiva que soportaban los salarios de forma éste no podía seguir ampliándose sistemáticamente. Si recordáis la primera entrada, decía que una de las conclusiones a las que llega Nacho es que los sindicatos han tenido un papel secundario en la evolución de evolución ideológica de la socialdemocracia. La toma en consideración de este aspecto, sin embargo, podría restituir a los sindicatos el papel que les corresponde.
Echo especialmente de menos que Nacho trate el impacto político de la demografía y que conjugue este aspecto con sus propuestas de reforma del Estado de Bienestar. La idea de invertir en primera infancia o reformar el sistema de pensiones tiene mucho sentido pero ¿qué probabilidad existe de que los partidos de izquierdas reúnan una mayoría crítica para ser elegidos con este programa? ¿Qué viabilidad política tiene un pacto intergeneracional de estas características?. Precisamente, una de las ventajas de aumentar la edad de jubilación consiste en alterar el balance de fuerzas reduciendo el número de personas cuyo bienestar depende de las pensiones.
En segundo lugar, Ignacio sobrevuela sin dar respuesta el problema de la dualización del electorado socialdemócrata que analiza David Rueda. Os remito a la reseña que escribí para aquella ocasión, pero, de forma resumida, Rueda plantea que dentro del electorado potencial de los partidos de izquierda hay dos colectivos con intereses opuestos según tengan contratos temporales o indefinidos que demandan políticas laborales opuestas. Esto supone un problema grave a la hora de formar una coalición que apoye el Estado de Bienestar que Ignacio propone.
Estos dos tipos de conflictos políticos -entre generaciones y entre insiders y outsiders- son precisamente problemas, fallos, de las instituciones mayoritarias. Ambos conducen a que un grupo (los outsiders o los jóvenes) sea dejado de lado políticamente debido al peso que tiene en las decisiones en el electorado una masa crítica de votantes: son el fruto del funcionamiento normal de las instituciones mayoritarias en un determinado contexto. ¿Existe alguna razón para pensar que retirar competencias a la UE, a los tribunales constitucionales o restar independencia a los bancos centrales contribuirá a solucionar este tipo de problemas? A la inversa, yo argumentaría que en el caso de la política fiscal y las pensiones, tener un consejo de política fiscal independiente puede ser una forma de proteger a las generaciones jóvenes frente al abuso electoral de las mayores.
El problema en este caso es parte de algo más general que las propuestas de profundización en las instituciones mayoritarias suelen dejar de lado. Cuando la capacidad para participar en la política es desigual para distintos grupos, mejorar la participación de todos puede aumentar la desigualdad. En este tipo de contextos precisamente las instituciones contramayoritarias y los «cuerpos intermedios» (sindicatos y «volkspartei«) tienen un papel que jugar.
Concluyendo, el libro de Ignacio me sorprendió gratamente. Adopta un enfoque muy interesante y pienso que es una lectura muy recomendable, aún cuando piense que deja algunos cabos sueltos y que algunas de sus conclusiones son cuestionables.
Estando de acuerdo con las cuestiones que apuntas en tu artículo, tengo que reconocer, sin embargo, que me sorprende sobremanera el escaso papel que se otorga en las reflexiones para renovar el pensamiento socialdemócrata al funcionamiento del sector público.
Es obvio que la socialdemocracia siempre va a primar el papel del sector público, sin embargo se presta muy poca atención a las reformas que requiere para hacerlo mucho más eficiente. Con un 45% del PIB, en el caso de España, en manos de este sector, sería imperioso analizar como optimizarlo. Y sin embargo parece que se da por bueno cómo funciona, cuando todos los que trabajan ahí saben que acumula muchas «bolsas» de ineficiencia. Precisamente, además, su ineficiencia es el flanco por dónde se suele atacar al sector público desde las posiciones de derechas.
Me consta que ideas hay muchas, y que interesan a mucha gente. A título de ejemplo, os adjunto un interesante artículo sobre ello: http://www.otraspoliticas.com/politica/la-reforma-del-sector-publico-que-yo-haria
«este intercambio dejó de ser viable cuando la productividad cayó…» ¿Cuándo fue eso?
Me parece muy curioso que se critique la democracia sobre la base de que es difícil implementar políticas que perjudican a la mayoría de la gente. La democracia es eso, ¿no?
Debí poner «crecimiento de la productividad». lo siento.
En economía es frecuente confundir una magnitud con su primera derivada (no eres el primero ni el único). Y eso me inquieta.
La crítica generacional que haces olvida un hecho fundamental: las generaciones no son grupos cerrados. Los jóvenes de ahora serán adultos mañana, y ancianos pasado mañana. Aunque los jóvenes malvivan con contratos precarios, esperan que, si trabajan bien y se hacen necesarios, la mayor parte de ellos algún día serán fijos. Y, más adelante, también esperan jubilarse antes de estar totalmente decrépitos, y con una pensión medio decente.
Las que sí son grupos considerablemente cerrados son las clases sociales. No es conveniente olvidar que existen. Y que las instituciones contramayoritarias que tanto alabas pueden ser cooptadas con relativa facilidad por las clases privilegiadas (aunque sólo sea porque sus integrantes suelen ser bastante privilegiados).
No, los conflictos intergeneracional aparecen a partir del momento en que el tamaño de las cohortes varía a lo largo del tiempo.
Si el tamaño de cada cohorte es constante a lo largo del tiempo, entonces lo que tú sugieres puede emerger como un equilibrio (yo acepto trabajar para mis padres con la expectativa de que mis hijos trabajen para mí). Hay un patrón de reciprocidad intergeneracional que es sostenible políticamente, porque una mayoría de gente lo apoya, y económicamente, porque si es sostenible en t lo es también en t+1.
Sin embargo, si esto no es así y el tamaño de las cohortes varía a lo largo del tiempo, esto no tiene por qué ocurrir. Económicamente, si quieres mantener el nivel de vida de una cohorte de gente mayor grande constante con el trabajo de jóvenes cada vez menos numerosos, eso significa impuestos sobre el trabajo cada vez más altos (una carga sobre los salarios más altos). Políticamente, si los mayores son una parte cada vez más numerosa de la sociedad, pueden formar una coalición para forzar que este esquema no se cambie o incluso se haga más generoso. Cuando esto es así, el compromiso de reciprocidad se rompe a lo largo del tiempo y hay un conflicto distributivo intergeneracional.
Esa situación que describes sólo puede ser transitoria. Si la natalidad sigue exageradamente baja, en pocas generaciones la población se reducirá tanto que el país colapsará.
Para evitar esto, la solución es estabilizar la población fomentando la natalidad y la inmigración si hace falta. Creo que eso cualquiera lo entiende, aunque sea viejo.
Esta aportación en dos partes, a mi juicio, es de lo más interesante que he leído. Estando o no de acuerdo con la aportación al menos propone un modelo, un modelo de sociedad.
Y ha tenido 5 respuestas, bueno.
[…] argumento que suele oírse con cierta frecuencia -por ejemplo, Ignacio Urquizu se hace eco de él en su libro- es que este retraso de la edad de jubilación debería modularse […]
Lamento haberme perdido esta serie de entradas. Las sugerencias y apuntes de Cives suelen ser de más enjundia que los intentos retóricos del socialismo para seguir desarrollándose como industria socio-extractiva.
Los esfuerzos de estas doctrinas por «revitalizarse» de lo que realmente tratan es de cómo optimizar su propia rentabilidad política de forma que el mayor número posible de sus miembros puedan dedicarse a gobernarnos y vivir de nosotros a base de ser ellos mismos los «redistribuidores».
En esta etapa ya lo tienen crudo porque el sistema ha llegado a sus límites extractivos y el sector de ciudadanos «productivos» ya es mucho menor que el de los «mantenidos».
Dos ejemplos.
1. Un ciudadano asalariado por cuenta ajena promedio (Salario bruto de 25,000 euros año), es decir, un «mileurista», tiene una carga fiscal por todos los conceptos del 60% de su coste
2. Un autónomo, –mejor, dos–, mi oculista y su esposo, que trabajan en una tiendecita a pie de calle en Argüelles, llevan las cuentas bien y estas les dicen que trabajan el 70% de su tiempo para alguna institución estatal. Datos del lunes pasado.
A este nivel de percepción social llega la cosa y les llega sin certeza de que tendrán paro, sanidad o jubilación (por lo cual ya han pagado).
Esto es muy fuerte y nadie en el mundo político habla de ello.
Hoy los políticos están tocando cosas por las cuales….hemos pagado varias veces ¿qué han hecho con ese dinero?
Nos guste o no nos guste esto es donde estamos.
Sería injusto acusar sólo a la socialdemocracia pero han atizado el fuego de lo lindo y son tan responsables como el que más de esta situación. Quizás son el motor principal.
Pero no acaba ahí la cosa porque «El Sistema de Compra de Votos» incentiva poderosamente el cultivo del dependiente.
Esta población no deja de crecer y sólo puede hacerlo a costa de la productiva que, naturalmente, mengua.
Mengua mucho más si nos olvidamos de los «falsos trabajos», los «empleos burbuja», aquellos que sólo se sostienen a base de créditos que no se pueden pagar.
Por esto estamos en una crisis y dado que su prioridad son ellos mismos, sólo se les ocurre empeorar la posición de la parte productiva incrementando su fiscalidad. Aquí y fuera.
¿Hasta dónde hemos de llegar por este camino?
Hoy un trabajador activo trabaja para el estado mucho más que el esclavo de una plantación de algodón.
Hemos alcanzado los límites de una cultura política basada en conseguir el control de una forma de estado «extractiva».
Y esto nunca se lo va a replantear la socialdemocracia porque forma parte de su ADN.
Creo que las soluciones todavía no están en el mapa ideológico por eso no las apunto.
Lo primero es reconocer la auténtica naturaleza de los problemas. Sus causas motoras reales. No las inmediatas y aparentes.
Sólo entonces emergerán de forma natural las soluciones.
Buenos días
Roney, vocea diz:( ) que para as grandes coprorae7f5es conhecimento e9 algo que pode ser capturado do funcione1rio e armazenado para que elas ne3o percam o conhecimento quando ele ficar muito caro ou decidir abrir seu prf3prio negf3cio. Elas confundem informae7f5es complexas com conhecimento.( )Concordo com vocea, quando o conhecimento sai da cabee7a da pessoa, deixa de ser conhecimento e passa para um registro qualquer,papel, digital, veddeo, etc nessa passagem ele deixa de ser um conhecimento e passa a informae7e3o, mesmo que vocea chame de complexa.O que vocea poderia, ente3o, e9 gerenciar a informae7e3o. E em cima disso se fez ate9 uma Cieancia (a da informae7e3o).O que se fazia bastante, mas se percebeu que gerenciar a informae7e3o ne3o bastava, que era precisoinvestir na galinha dos ovos de ouro , que e9 a criatividade de cada um, na capacidade de todos emtrabalhando com essa informae7e3o gerenciada, criar, ser inteligente, se1bios, etc .E aed vem toda a discusse3o, de forma equivocada, de geste3o de conhecimento, que podemos chamarde um apelido que colou, mas pouco preciso, que acabou por essa imprecise3o, gerando grandes problemas,pois imagina-se alto te9cnico, ou tecnolf3gico, quando na verdade e9 o tempo todo cultural, com apoio deferramentas.c9, assim, preciso gerenciar potenciais e investir nisso que vocea listou e gostei quero ver o seu paper no ar Essa ide9ia de ne3o este1 pronto, ne3o cola diz que e9 um rascunho e vamos em frente.;)abrae7os, valeu a visita.Nepomuceno.