Ciencia recreativa

Instituciones laborales y la economía política de la dualidad

12 Feb, 2012 -

Durante esta semana los autores de este blog hablaremos entre otras muchas cosas del mercado laboral con el fin de llegar a alguna conclusión relevante sobre la reforma laboral que acaba de occurir. Mi idea es dar un poco de background para entender a qué tipo de retos tiene que responder la reforma laboral y ver si está en condiciones de responder a ellos. En este post voy a abordar uno de los aspectos más característicos de nuestro mercado laboral: la dualidad.

El miedo al desclasamiento

La dualidad no es solamente un problema económico; además estructura una problemática sociológica. La literatura económica nos sugiere que el efecto de la indemnización por despido es, aproximadamente, neutro sobre el desempleo, ya que desincentiva la creación de empleo pero también la destrucción. Sin embargo, lo que también también indica claramente es que hace mucho más duro el desempleo al aumentar su duración y haciendo mucho más difícil reincorporarse a un puesto remunerado de forma similar. Esto hace que el riesgo de desempleo represente un verdadero riesgo de “desclasamiento”, cuanto más rígido sea un mercado laboral. El desclasamiento es un término que el sociólogo-economista francés Eric Maurin utiliza para hablar al fenómeno más global que acompaña a la pérdida de empleo y que incorpora no sólo un riesgo económico, sino también daños de carácter psíquico (autoestima) y sociológico (pérdida de estatus, marginación, etc). Pero lo que es realmente fundamental para Maurin es la percepción de este
riesgo que depende de lo doloroso que sea el desempleo: la duración y el gap de renta que haya entre ambos.

Cuando el miedo al desclasamiento es considerable se engendran dinámicas políticas y sociológicas de resistencia a los cambios, creando una demanda social para que los empleos no sean menos, sino más protegidos. En este sentido, existen posiblemente dos equilibrios políticos: uno dónde el mercado es flexible, el dolor del desempleo es relativamente menor (porque es fácil volver a encontrar un empleo o hay subsidios adecuados) y la demanda política de protección es menor y otro dónde hay mucha protección, el desempleo es especialmente doloroso y la demanda de protección es mucho mayor.

Aunque aparentemente estamos ante un patrón equivalente entre “intensidad del desempleo” y “frecuencia del desempleo”, esto es algo que hay que matizar. Por un lado, es cierto que está documentado que el coste psíquico de la pérdida de empleo tienen un componente “fijo” al principio: es “mejor” perder el empleo una vez y estar en paro dos meses que perder el empleo cuatro veces y estar en paro una semana. Pero por otro lado, l flexibilidad laboral tiene beneficios económicos importantes. Los mercados laborales rígidos (dónde es difícil perder y encontrar trabajo) tienen menor movilidad, especialmente geográfica, y eso afecta a la fluctuación del desempleo.

Dualidad, poder y exclusión

En un mercado laboral rígido, toda la población tiene miedo al desclasamiento porque sabe que caer en el desempleo lo expone a caer en la escala social persistentemente. Pero en ese caso, la escala social es un continuo. En una sociedad dual, la escala social separa a dos grupos bien diferenciados entre los que media una brecha visible y pasar el grupo de empleo malos al de empleos buenos es especialmente difícil.

La dualidad tiene además consecuencias políticas fuertes. Una sociedad con una estructura económica dual consagra también una estructura de influencia dual, dónde los electores situados en el sector primario son una mayoría ganadora de forma que las políticas de empleo van enfocadas a sus necesidades. Una forma de entender esto es que una sociedad dónde la mayoría en la necesita apoyarse un gobierno para ganar las elecciones está compuesta por un votante mediano de mediana edad, español, hombre, relativamente formado con un empleo fijo que aspira a tener una hipoteca, un chalet y un gin tonic, las políticas del gobierno van a estar sesgadas hacia la protección de este colectivo y no hacia la protección de la minoría de los inmigrantes, las mujeres o los jóvenes que sufren el impacto de los contratos atípicos: para una sociedad democrática de dos tercios de privilegiados es posible explotar a un tercio de excluidos, y es razonable que la protección se haga más a través de la protección por despido que a
través de un esquema de flexiseguridad universal, porque la flexiseguridad es cara y eso se traduce en mayores cotizaciones sociales para todo el mundo. En cambio, el impacto de los ajustes solo lo soportan los trabajadores del sector malo.

Las raíces institucionales de la dualidad

Al igual que todos los fenómenos sociales, es muy probable que se trate de un fenómeno con causas complejas. Es razonable pensar que en el sistema productivo existen empleos “duales” o que el sistema educativo tiene mucho que ver. Al fin y al cabo, todas las economías funcionan con equilibrio dónde las instituciones se complementan las unas a las otras.

Es sin embargo relativamente probable que una parte importante de la dualidad venga explicada las instituciones del mercado laboral. La primera pieza del engranaje está en la tipología de los contratos: en España antes de la reformas, tenemos dos tipos de contratos, una legión de contratos atípicos y contratos fijos. Entre la protección que brindan ambos contratos existe una brecha muy importante. Esto sesga las decisiones de los empresarios hacia el mantenimiento de un núcleo de trabajadores bien formados, con los que establecen una dinámica cooperativa del tipo “win win” y con un contrato fijo, un conjunto de trabajadores precarios que utilicen para absorber los shocks negativos en los que no vale la pena invertir y a los que no hace falta cuidar.

La segunda pieza son las instituciones de la negociación colectiva. Como muestra el artículo de la página 67 el votante mediano en las elecciones sindicales tiene unas características que encajan bastante con el de un trabajador privilegiado que hemos definido. Esto sugiere que es normal que los sindicatos tiendan a defender políticas que defiendan por encima de todo los intereses de estos votantes. La mayoría de dos tercios existe no solo a nivel electoral, sino también sindical. Además de a la hora de negociar las políticas de empleo, este problema se manifiesta en la negociación de salarios: los sindicatos no tienen incentivos para pactar ajustes salariales porque el ajuste en cantidades no afectará, típicamente, al grupo de trabajadores fijos al que representan.

El efecto combinado de estas dos instituciones hace que durante las recesiones se destruya una cantidad considerable de empleo (ya que el ajuste se produce en cantidades y no en salarios) y que las políticas de empleo estén sistemáticamente sesgadas hacia la protección de una mayoría de trabajadores fijos mientras que deja sin casi protección a los trabajadores precarios. De esta forma, eliminar la dualidad debería pasar por dos tipos de reformas de las instituciones del mercado de trabajo -sin perjuicio de otras que las puedan acompañar. Por un lado, hacer unas instituciones de negociación colectiva que garanticen que los salarios respondan correctamente a los ciclos económicos y, por otro, reducir (o eliminar) la brecha de protección que hay entre contratos fijos y temporales, intentando sustituir esa protección por una de otro tipo.


27 comentarios

  1. Cita:
    «una dinámica cooperativa del tipo “win win”

    Dícelo al empresario típico garrulo español , como el vicepresidente de la CEOE Arturo Fernández . El 99% de los empresarios tipical spanish les hablas del «win win», y aunque se los expliques en perfecto español, se creen que les están hablando en chino mandarín.

    En España pueden hacer cuatrocientasmil reformas laborales, que nada cambiará, y si lo hace será como la ley de Murphy: a peor.
    Hasta que se haga una REFORMA EMPRESARIAL en profundidad y la mentalidad del empresario español cambie, éste país no levanta cabeza.

  2. Roger Senserrich dice:

    Resumiendo a Ulises: el problema de España es que está llena de Españoles.

  3. Ian Hazlitt dice:

    @Ulises
    Me encanta el concepto de reforma empresarial. Tenéis una wiki sobre eso? Apuesto a que sí. DESEARÍA verla.

  4. @ Ian Hazlitt
    No hace falta tener una wiki para entender el concepto de reforma empresarial. Se entiende perfectamente lo que quiere decir, a menos que se sea tan estúpido como para no entenderlo, o tan poco inteligente para no quererlo entender.

    Los políticos usan muchos eufemismos para no llamar las cosas por su nombre. La ministra del ramo dice que «el objetivo de la reforma es crear empleo». JAA¡ como dice Al Pacino en Esencia de Mujer. También dice que con ella, los derechos de los trabajadores quedan «intactos». Sí, claro, intacto me quedo yo también si me quemo a lo bonzo. Una de las cosas que más me repatea es que el la hipocresía y el cinismo. Que insulten tu inteligencia y te tomen como un imbécil.

    En cualquier caso, me gustaría que me explicaran convincentemente ese concepto nuevo de «la desconstrucción del trabajo»:
    http://www.laopiniondemalaga.es/opinion/2012/02/12/deconstruccion-trabajo/484529.html

  5. @guition dice:

    En este país tenemos los empresarios que somos, los trabajadores que somos, los políticos que somos. De alguna forma no nos gusta lo que somos así que despreciamos a los otros, porque a fin de cuentas son como nosotros. No nos queremos reconocer en el espejo, nos justificamos con soberbia y señalamos al culpable del reflejo: ¡vosotros!

    Efectivamente, habría que realizar una reforma españorial.

  6. Pablo dice:

    @guition: amén.

  7. Bidatzi dice:

    Hola Cives:

    Cuando dices que el efecto de las indemnizaciones elevadas es aproximadamente neutro respecto al empleo (dificulta la contratación pero también el despido)… ¿estás teniendo en cuenta que el despido no es la única forma de perder el empleo? Si la empresa no te despide porque es caro y se limita a, esto, quebrar, yo diría que el efecto de la elevada indemnización no es aproximadamente neutro.

    Un saludo.

  8. cives dice:

    Bidatzi;

    Y si asumes que las empresas son aversas al riesgo (algo que tiene bastante sentido si los mercados de crédito son imperfectos) obtienes un efecto parecido. Pero en los estudios empíricos sale eso. Hay un employment outlook de la ocde (de finales de los 90, 99 o 98 no me acuerdo) dedicado a eso si mal no recuerdo, búscalo.

  9. JCAbal dice:

    No sé si será relevante, pero creo que la indemnización por despido también genera una cierta rígidez por parte del trabajador.
    Es decir, puede haber trabajadores que no «se atrevan» a cambiar de trabajo por miedo a perder esa posible indemnización. En otras palabras, para cambiar de empleo, un trabajador con varios años de antigüedad exigirá unas condiciones mucho mejores que en su actual, lo que también se traduce en que un empresario es consciente de que a estos trabajadores puede ofrecerles un sueldo relativamente menor que la competencia.
    Tal vez, una hipotética eliminación de esta indemnización o su sustitución por la «mochila austríaca» podría llevar a una subida de sueldos en algunos puestos de trabajo.
    De todas formas, lo que estoy diciendo es puramente especulativo.

  10. José Manuel dice:

    Soberbia explicación de la dualidad. ¿Y ahora qué harán los outsiders para cambiar la situación? Como están las cosas simplemente esperar a ser más, porque ya son un montón.

  11. M. Oquendo dice:

    Hola, Cives.

    Voy a estar atento a los comentarios sobre la reforma. Pero sugiero que antes de hacerlo tengamos un breve diagnóstico de causalidades. Algo que nos permita relacionar causa probable con efecto.

    Desde el «mainstream» no se ve nada parecido a un análisis serio de la situación. Algo que permita decir: «estos son los problemas, el origen de los síntomas, y esto, o esto, o esto otro, es lo que se debe corregir» (incluyendo cambios esenciales en el tablero de juego).

    Saludos

  12. M. Oquendo dice:

    Perdón, se me quedó esto en el tintero.

    Cualquier reforma laboral debería ser capaz de explicarse algo muy sencillo: ¿Por qué no hay trabajo remunerado?.

    A partir de ese instante comienza a ser plausible pensar en posibles remedios de forma que, donde no había, comience a haber.
    De momento esta pregunta tan sencilla no está ni tan siquiera planteada desde el «mainstream».

    Saludos

  13. Ramón M. dice:

    Que existan personas que mantengan una imagen de los empresarios como ésta: «Dícelo al empresario típico garrulo español , como el vicepresidente de la CEOE Arturo Fernández . El 99% de los empresarios tipical spanish les hablas del “win win”, y aunque se los expliques en perfecto español, se creen que les están hablando en chino mandarín». Y, por supuesto, que naturalmente existan empresarios que se ajustan más o menos a la caricatura anterior, son prueba de los efectos más palpables de la dualidad del mercado de trabajo español. Ríete tú de dinámicas virtuosas.

  14. […] ha logrado solucionar los males endémicos de nuestro mercado de trabajo. Nuestro sistema tiene un problema de dualidad, con unos insiders (trabajadores de mediana edad, de centros grandes) relativamente protegidos […]

  15. @JCAbal:
    «No sé si será relevante, pero creo que la indemnización por despido también genera una cierta rígidez por parte del trabajador.»

    Sí, es verdad, la mentalidad de muchos trabajadores españoles está obsoleta. Conozco montones de casos de no atreverse a irse de la empresa por miedo a perder la antiguedad y la indemnización. .

    Los últimos en la última empresa en la que trabajé en la que una plantilla de 20 personas la mitad se han ido rebotados, yo entre ellos. Otros cuatro se han ido después, y se ha quedado una chica que me dijo que hacía bien en irme, y que si ella no se iba era porque perdía la antiguedad.

  16. @JCAbal:

    Siguendo con el hilo de mi comentario anterior, en España el 95% de las veces no es el cambio de un trabajador veterano con alto sueldo por un joven preparado, es el cambio del trabajador veterano por un joven precarizado, siendo básicamente irrelevante que esté preparado o no.

    Con la reforma no van a echar ingenieros viejos para contratar jóvenes, lo que van a sustituir es peones de Almacén de 50 años por jóvenes de 16 que cobren 700 euros, secretarias de 50 áños por chicas de 21 que cobren 800 euros. Esto no es preparación, esto no va a aumentar la productividad de forma real (numérica sí por el descenso de costes), esto no mejora el valor añadido de la economía.

    Ya me gustaría a mí que en mi país se pudieran hacer las cosas que se hacen en nuestro entorno. Ya me gustaría a mí que el mercado laboral español sean tan dinámico como el estadounidense o el anglosajón. Ya me gustaría a mí que si pierdo un empleo -o me voy libremente por la causa que fuere- tener la opción de en un corto periodo de tiempo encontrar otro en el que sea valorado por mis aptitudes, mi actitud y mi trabajo.

    Pero por desgracia en esta mierda de país, el empresario no valora a sus empleados, es incapaz de motivarlos y de implique en los objetivos de la empresa. Para él su plantilla es un grupo de esclavos que tienen que estar a su servicio las 24 horas del día y la prioridad para contratar es pagarles lo menos posible. Y cuando llega la hora de renovar el contrato lo hará por el enchufado, o el más mediocre, el más sumiso, el más pelota.

  17. Ian Hazlitt dice:

    Sí, es verdad, la mentalidad de muchos trabajadores españoles está obsoleta. Conozco montones de casos de no atreverse a irse de la empresa por miedo a perder la antiguedad y la indemnización. .

    Y dale con la mentalidad. Te presento a la palabra «incentivos»: incentivos, Ulises; Ulises, incentivos.

  18. mictter dice:

    @JCAbal:

    Mi experiencia personal confirma lo que dices. El año pasado, la empresa para la que trabajaba (una multinacional europea) convocó un ERE voluntario como paso previo a despedir un 10% de la plantilla. No hizo falta: tuvieron que decir a más de uno «lo siento amigo, te tienes que quedar» del éxito que tuvo la convocatoria.

    Todo esto con la que está cayendo y tal: sabíamos que era cuestión de esperar hasta encontrar una ocasión propicia. Hasta ese momento, cambiar de trabajo se hacía difícil, pues implicaba renunciar a una indemnización de lo más interesante.

  19. @ Ian Hazlitt:
    «Y dale con la mentalidad. Te presento a la palabra “incentivos”: incentivos, Ulises; Ulises, incentivos.»

    Ja ja ja….muy bueno. Me ha gustado.
    Lo que pasa es que me he quedado un poco en blanco por la generalidad y la falta de concreción. En algunas empresas en las que trabajé daban ciertos incentivos a los trabajadores para que se sintieran a gusto en la empresa y estuvieran motivados, aumentando así la productivida. Pero es como una raya en el agua; algo my raro en el mercado laboral español.

    Incentivos por objetivos, porcentajes sobre las ventas, bonificaciones que no tenían que ser necesariamente económicas, como por ejemplo, tener cierta autonomía y libertad en el ejercicio de tus funciones, tener en cuenta tu opinión o criterio, trato educado, respetuoso y correcto…

    Pero la mayoría de los «incentivos»que yo y la mayoría de los trabajadores tienen son todo lo contrario: la jerarquía ejercida con depotismo, estableciendo quién es quién, fijado el poder que ejerce y sobre quiénes, el cómo se tienen que comportar sus subordinados con ellos. A muchos les gusta generar tensión, mostrar y ostentar que tienen el poder y que deciden hasta el punto de poder anular a sus subordinados.

    Tener constantemente el aliento del jefe/a pegado al cogote, vigilandote constantemente, lo cual demuestra una gran falta de confianza. Contradicciones constantes en las instrucciones o tareas por a hacer. Unas broncas, unos gritos, unas faltas de respecto…El hacer una sugerencia para beneficio de todos (empresa, trabajadores y clientes) y oir respuestas como: «aquí tú no eres nadie» o «aquí mando yo». Por no hablarte del acoso psicologico o mobbing, no sólo por parte de los jefes, sino de los propios compañeros (afortunadamente ésto me pasó una sóla vez, pero ha visto cómo le pasaban a otros)

    ¿Crees que con esos «incentivos» las empresas ganan competividad? Hasta los clientes se percataban de ellos.
    Incentivos, Ulises; Ulises, incentivos.

  20. […] atípicos no se transforman a medio plazo en contratos estables, tendremos un mercado de trabajo caracterizado por un patrón de dualidad Por otro lado, un puesto de trabajo solo debe existir si realmente es rentable para la sociedad y […]

  21. Ian Hazlitt dice:

    Lo dejo por imposible. Pero me refiero a esto, Ulises, no a que la empresa te regale un jamón por productividad.

  22. Ulises Viaje A Ítaca dice:

    ¿¿Un Jamón?? …Ni siquiera en la cesta de navidad. Y el vino no había quien se lo tomara. Ni siguiera sirvió para vinagre, así que acabó en el desague del fregadero.

    Gracias por el enlace, Ian Hazlitt.

  23. Domingo dice:

    Soy empresario, y bien: ya puedo despedir más barato. La manera en la que esto va a repercutir en el futuro de mi empresa está por ver, pero el pesimismo de mis previsiones no ha hecho sino aumentar tras ver el texto de la reforma laboral:
    1. El despido se abarata y no por ello voy a contratar a nadie. Mientras la demanda siga como está, puedes llevar el despido a coste cero, puedes bonificarme el 90% de los costes salariales y seguiré sin aumentar plantilla.
    2. Quienes practicamos dinámicas win-win y responsabilidad social corporativa no podremos competir en un contexto de posibilidad de descuelgue de convenio o de imposición unilateral de reducciones de salariales, contexto en el que inevitablemente harán su agosto los oportunistas de turno.
    3. Está por medir la repercusión en aportaciones a la Seg. Social y en recaudación por IRPF del predecible -más bien inevitable- tirón a la baja de los devengos en nómina. Veremos si me equivoco, pero esto termina en más déficit a compensar con subidas de impuestos.
    4. Lo expresado en 2. y 3. nos llevará de nuevo al punto 1.: menos demanda y consecuente ajuste de plantilla; eso sí, a menor coste.
    fdo.: un empresario garrulo

  24. Maese Alcofribas dice:

    Insisto en que, aunque precavido dado mi nivel de ignorancia, me da la sensación de que el tema de los incentivos se utiliza más como un comodín explicativo ad hoc que como un sistema teórico coherente y desarrollado sobre la conducta humana. Ian Hazlitt enlaza esa página donde se pone como ejemplo el cinturón de seguridad, y se hace el siguiente análisis: la legislación sobre el cinturón hará que los individuos sean menos prudentes, por lo que, aunque disminuya el número de muertos (por la efectividad del cinturón) aumentará el número de accidentes. Ya desde un punto de vista teórico el análisis me ofrece dudas; entre otras cosas, pienso que los individuos aversos al riesgo no serán más imprudentes porque exista la obligatoriedad de llevar el cinturón. En términos agregados no sé… ¿qué dicen los datos?

    He buscado la normativa, y en democracia la ley del 89 (RD del 90) es la que establece la obligatoriedad del cinturón (tengo una duda, porque he leído algo sobre que en carreretera era obligatorio desde el 74, y que el del 90 se refiere a zonas urbanas. Yo recuerdo que antes del 90 el cinturón no se lo ponía ni dios, de hecho te miraban como un poco friki si te lo ponías. Pero en cualquier caso, atendamos entonces solo a zonas urbanas). Pues bien, he hecho los cálculos a partir de los datos de la DGT, y después de un ascenso en la tasa de accidentes (nº/10.000 vehículos) y muertes desde el 83 al 89, justo a partir de aquí comienzan a descender, tanto los accidentes como las muertes (entre 95 y 2000 se estabiliza, con subidas y bajadas menores, y luego descenso hasta la actualidad)

    Habría que considerar muchas covariables, como la mejora en el resto de sistemas de seguridad de los vehículos, su mayor velocidad, uso de alcohol y drogas, etc, pero así en principio parece que el análisis que hace ese señor, aunque parece razonable, es erróneo.

    Otro caso: bajar el sueldo a los políticos. Análisis que he observado: si les bajamos el sueldo, ahuyentamos a los más capacitados. Y yo digo, ¿ya está? ¿ya se acabó el análisis de incentivos? ¿tan simple es?

    Domingo: ¿demanda? ¡¡¡vade retro, rojo!!! (es broma)
    Sería interesante que todos los empresarios que leen Politikon den su opinión sobre la reforma. No va a ser una muestra representativa, por supuesto, pero sería instructivo

  25. @ Domingo:

    Firma usted con mucha ironía como «empresario garrulo». Me ha gustado su exposición. La visión que usted tiene no es demasiado comúhttp://runaway-on-the-road.blogspot.com/n; es una excepcionalidad en el colectivo empresarial español. Al menos yo, eso es lo que puedo decir en base a mi experiencia personal de muchos años y lo que he visto a mi alrededor, con algunas honrosas excepciones, las cuales hacen que se confirme la regla.

  26. Geppeto dice:

    1) Lo del votante mediano es genial, pero es un marco de pensamiento. Asimismo, un artículo de un sociólogo de European Journal of Industrial Relations muestra precisamente que los temporales tienen más confianza en los sindicatos que los «insiders».
    2) Trabajadores temporales e indefinidos no son categorías impermeables; varios artículos muestran que en general los contratos temporales son más stepping stones que dead ends, en la jerga.

  27. […] con lo supuestamente estrictos que son nuestros criterios. En este punto, cabe pensar que la dualidad de nuestro mercado laboral tenga mucho que […]

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