Economía

De educación y desarrollo: una réplica rápida

12 Jun, 2015 - y - @octavio_medina, @lucas_gortazar,

Esta entrada está escrita en colaboración con Lucas Gortázar.

Para no perder las buenas costumbres, y mostrar que dentro de Politikon hay divergencia de opiniones, vamos a responder al artículo de ayer de Roger. La entrada está basada en un editorial del economista Ricardo Hausmann, y su tesis es que la educación no es tan importante como nos parece, dado que no hay correlación entre los años de escolarización y el crecimiento económico. Por lo tanto, las políticas públicas deberían enfocarse en otras cosas, como la formación que los trabajadores reciben en el mercado laboral o el entramado institucional.

Bien, ante esto discrepamos por varios motivos. Primero, Hausmann hace comparaciones un tanto extrañas, explicando que los países que tenían 8,3 años de escolarización o más en 1960 eran 5,5 veces más ricos que los que tenían 2,8 años de escolarización, mientras que ahora los que han aumentado su nivel de escolarización a 8,3 años solo son 2,67 veces más ricos. Este argumento no tiene mucho sentido. La renta per cápita es una foto estática que no nos da una idea de los patrones de crecimiento. Además, los años de escolarización correlacionan con muchas otras variables que afectan al crecimiento. Por poner el ejemplo del mismo Hausmann, los países que tenían más de 8,3 años de escolarización en 1960 eran exactamente tres (!!), según la base de datos de Barro y Lee (de donde asumimos los tomó Hausmann): Suiza, Estados Unidos y Nueva Zelanda. Los tres eran democracias estables y consolidadas, y también tres de los países más ricos del mundo (en segundo, cuarto y séptimo lugar, respectivamente, según las Penn World Tables).  No es descabellado pensar que, además de ser los líderes en escolarización, estos países también poseían otros factores que explicaban su nivel de renta.

Esto nos lleva al segundo punto. Creemos que el artículo de Hausmann obvia la última ronda de investigación sobre el tema, que viene a decir que la educación sí que importa, y bastante. Hausmann y Roger dicen que la *cantidad* de educación no parece predecir el nivel de crecimiento de un país. El estudio de Lant Pritchett que citan utiliza años de escolarización. En esto podemos estar de acuerdo y precisamente por eso, recientemente se ha empezado a utilizar la *calidad* de la educación, en vez de medidas de acceso, para entender su relación con el crecimiento económico. Lo que aprende un niño durante su primer año de primaria en Kenya no es lo mismo que lo que aprende uno en Finlandia o Uruguay. Para intentar medir esta diferencia podríamos investigar, por ejemplo, si elementos como la medida promedio de competencias básicas (medida utilizando datos de las pruebas PISA o TIMMS) de la población, el porcentaje de personas que pasan de un umbral mínimo (si queremos enfatizar la equidad) o incluso el porcentaje de personas que pasan de un umbral alto tiene alguna influencia sobre el crecimiento. El trabajo de Hanushek y Woessman analiza el impacto en el crecimiento de una medida ajustada de la calidad de la educación, utilizando los resultados de pruebas internacionales recientes, y condicionando a niveles de riqueza previos a las mediciones de la calidad de la educación, además de los años de escolarización. Sus resultados sugieren que, al contrario de lo que dice Hausmann, sí hay un efecto relevante y significativo de la calidad educativa sobre el crecimiento económico, algo que se observa en casos como el de Polonia o Corea del Sur. Es más, el análisis parece sugerir que además de la calidad promedio, también es importante el porcentaje de alumnos que puntúan por encima de un umbral mínimo. Por supuesto, aún queda mucho por investigar, y este análisis no es la última palabra, pero al menos indica la importancia que tiene la calidad educativa en el crecimiento económico.

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Finalmente, Hausmann pasa luego a decir que la educación no es una condición suficiente para el crecimiento. Por supuesto, pero cuesta trabajo negar que es una condición necesaria. Hausmann argumenta que el hecho de que solo el 15% de los contratos de las empresas se hacen a personas que acaban de acabar sus estudios significa que las empresas valoran conocimientos adquiridos en el mercado. Esto es evidente, pero es un argumento falaz, dado que las habilidades adquiridas en el mercado de trabajo y las que se adquieren en el sistema educativo son complementarias, no sustitutas. Es más, la clave es que muchas de las competencias clave que uno desarrolla en el mercado laboral no se pueden desarrollar a menos que uno tenga una serie de competencias básicas como la lectura, el razonamiento cuantitativo o el pensamiento crítico. Decir que la educación no sirve para mucho porque las empresas quieren trabajadores con experiencia laboral es como decir que la harina no sirve para nada porque la gente demanda pan.


8 comentarios

  1. Joshua dice:

    Enhorabuena Octavio; un gran texto concentrado. Me has ahorrado un largo comentario al artículo de Roger, que después de leer esto veo completamente innecesario. Condición suficiente, quizá no, pero condición necesaria…, vamos hombre.
    La piedra angular IMHO la das aquí: «Es más, la clave es que muchas de las competencias clave que uno desarrolla en el mercado laboral no se pueden desarrollar a menos que uno tenga una serie de competencias básicas como la lectura, el razonamiento cuantitativo o el pensamiento crítico».
    Por tanto, el asunto es reducir el número de analfabetos funcionales por metro cuadrado (en el sentido amplio que apuntas, no solo lectoescritura) como saben perfectamente en las espectaculares experiencias encadenadas en el tiempo de Finlandia y Polonia. Los casos de Suiza y Nueva Zelanda, que aparecen en tu texto, son también paradigmáticos.
    Un descarnado extracto del discurso de graduación de una facultad norteamericana de un tal John Waters, pone en tono ácido, elitista y provocador ese mismo punto cuando se pregunta qué es ser rico:
    «I mean that I have figured out how to never be around assholes at any time in my personal and professional life. That’s rich. And not being around assholes should be the goal of every graduate here today»
    Resulta que repartir esa «riqueza» es, además de justo, eficiente.

  2. D dice:

    Hola!

    No sé si es peor la carta o la respuesta.

    Vincular la necesidad de un sistema educativo al crecimiento económico (ojo que habla de «crecimiento» y no de «desarrollo» me parece de enfermo mental. Por definición. Una postura peligrosa para ir por ahí con ella, vaya.

    Ahora, hablar de competencias básicas y meter en el mismo caso a «la lectura, el razonamiento cuantitativo o el pensamiento crítico» (sic) también es de premio.

    ¿Razonamiento cuantitativo? No sé de dónde sacáis esta movidas. Mira que llevo años investigando en educación y no he escuchado nada ni aproximado. ¿O… no será más bien el sesgo de quien escribe?

    Bueno, he echado un vistazo a quienes sois los responsables de tamaña página -que llevaré siguiendo y tanteando como un año, o así- y he ahí la respuesta, o una posible, a la cuestión.

    Además de economistas… quizás sería bueno abrir las ventanas, relacionaros con más perspectivas, incluir más puntos de vista.

    Soy -biológicamente- de vuestra generación. Pero siento deciros que no veo que incluyáis en vuestra propuesta algo que os haga ir un paso más allá de propuestas de este estilo por generaciones previas: carecéis de un pensamiento más global, holístico, y, justamente, adolecéis de una excesiva especialización.

    Y, conviene aclarar aquí, la especialización en sí no es algo ni bueno ni malo, más bien, creo que las consecuencias negativas pueden venir de estar sujeto a ella para interpretar una cuestión tan fundamental como es la razón de ser del sistema educativo. De no tener más perspectivas que la de nuestra ortodoxa especialización.

    ¿Conocéis a algún educador, algún investigador en el mundo de la educación o la psicología? No estoy pidiendo con esto una entrevista de trabajo, ja! sino simplemente sugiriéndoos la posibilidad de tomar una perspectiva más abarcadora para hablar de cuestiones que no merecen, justamente, estrechez de miras.

    Creo no equivocarme si digo que vuestros propósitos no pasan por el camino de la ultra-especialización económica a la hora de analizar la realidad.

    En cualquier caso, enhorabuena por la página.

    Un saludo

  3. el otro Gonzalo dice:

    Mira que me sabe mal, muy mal contradecir a Roger, con lo que le aprecio intelectualmente, pero es verdad que le quedó raro lo de ayer, y es que además del mismo día, me encuetro esto: (de colegas vuestros de fedea y nada es gratis entre otros)

    [En palabras de Ángel de la Fuente, autor de la primera parte del libro y director de FEDEA, “la evidencia disponible sugiere que la inversión en educación tiene un efecto positivo, significativo y cuantitativamente importante sobre el crecimiento de la productividad. De acuerdo con las estimaciones, además, la rentabilidad social de la inversión en capital humano es mayor que la del capital físico en la mayor parte de los países de la UE y en muchas regiones españolas”.] http://www.sociedadyeducacion.org/noticias/la-inversion-en-educacion-favorece-el-crecimiento-de-la-productividad/

    Aquí para descargar los informes que están muy chulos: http://www.sociedadyeducacion.org/publicaciones/

  4. vomkammer dice:

    Creo que el argumento del 15% de contratos no es falaz. Las inversiones (en tiempo y recursos) necesarias para adquirir habilidades en el sistema académico y en el mercado sí son sustitutivas. Pongo dos ejemplos:
    1) Un graduado puede optar por: a) 2 años de Máster, o b) 2 años de experiencia laboral.
    2) A un desempleado se le puede ofrecer: a) un curso en un centro de formación, o b) una formación-práctica en una empresa.

    El argumento aporta un dato cuantitativo a algo que ya es de sobra conocido: que las empresas valoran mucho más las opciones b).

    Por supuesto, para adquirir ciertas habilidades en el mercado es necesario poseer otras habilidades básicas académicas. Pero más allá de éstas, la inversión en formación académica sufre retornos decrecientes.

    La conclusión es que las personas y las instituciones deben ponderar cuidadosamente cuanto invierten en cada opción. Y esta ponderación debería basarse en estudios cualitativos y cuantitativos serios. Invertir principalmente en formación académica no es necesariamente lo mejor.

    • Joshua dice:

      vomkammer:
      Ojalá hubiésemos alcanzado esa fase de rendimientos decrecientes y pudiésemos permitirnos elegir entre lo uno y lo otro.
      Puedes argumentar que para conseguir un nivel suficiente de esas habilidades básicas no son necesarios tantos años. Puede que en Japón se consiga en Bachiller lo que aquí no se consigue en la Universidad (eso parecen sugerir algunos datos recientes). Pero pensar que estamos ya en la fase de rendimientos decrecientes en cuanto a habilidades básicas es engañarse en el solitario.
      Y no olvidemos que la demanda de trabajos repetitivos (de esos que hacen tan atractiva la formación práctica in situ o la experiencia laboral) no es la fuente de demanda de trabajo fundamental en el futuro…

  5. Emilio dice:

    Yo no lamentaría el discrepar con un amigo y máxime si se trata de un tema de tanta relevancia como éste. Una de las malas herencias de la postmodernidad es la de haber rebajado el interés y el valor del debate y la discrepancia. ¿Si todas las verdades son igualmente válidas, qué sentido tendría debatir? Parece desprenderse de sus postulados.
    Para mí uno de los valores más grandes de la sentencia de Aristóteles: el hombre es un animal político, es ésta del debate y la discusión, de la busqueda compartida de la verdad, sabiendo como ahora sabemos que nunca será una verdad completa y definitiva y siempre será susceptible de nuevas reformulaciones.
    Lo que observo justamente es que la educación se ha vuelto un terreno opaco. La ausencia de manifestaciones de quienes la viven desde dentro, particularmente en Primaria, está dificultando su cabal comprensión y a ello achaco yo análisis erróneos como el de Garicano cuando atribuye el abandono escolar al boom de la construcción y no a un mal sistema que durante décadas expulsó de su seno a un tercio de los alumnos.

  6. […] “The Education Myth“. This post also comments on a post at the Spanish group blog Politikon which criticises Hausmann’s […]

  7. […] aquí un artículo del blog homónimo de Pseudoerasmus, en respuesta a dos artículos publicados en Politikon , originados a su vez a raíz de un cuarto artículo, de Ricardo Hausmann, donde cargaba contra la […]

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