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Partidos y democracia interna: el dilema migratorio republicano

1 Jul, 2013 - - @egocrata

El partido republicano estos días se enfrenta a un dilema curioso. La semana pasada el Senado aprobó una (relativamente) ambiciosa reforma del sistema de inmigración de Estados Unidos. La propuesta recibió el apoyo unánime de la mayoría demócrata de la cámara y los votos de un número decente de republicanos moderados; algo bastante inusual estos días. La Cámara de Representantes, con su mayoría conservadora, debe ahora decidir qué hacer con la ley… y todo lo que implica para el futuro electoral de los republicanos con las minorías en Estados Unidos.

Los republicanos se llevaron una santa paliza en el voto latino, negro y asiático en las últimas elecciones. El futuro demográfico del país, no hace falta decirlo, va en dirección a un aumento constante, inevitable de estos grupos, y una erosión del voto blanco sureño, la base tradicional del GOP. La ley de inmigración es vista por muchos líderes moderados del partido como un primer paso para empezar a recuperar el aprecio de todos estos grupos que el partido republicano se ha pasado los últimos intentando echar del electorado.

Es un plan estupendo, pero tiene un pequeño problema: las bases del partido republicano odian la idea de una reforma migratoria. Más concretamente odian la idea de regularizar la situación de los doce millones de inmigrantes ilegales en el país, con la idea que si han roto la ley lo único bueno que pueden hacer es volver a México. Odian la idea tanto, de hecho, que muchos comentaristas conservadores y alegres grupos de votantes organizados dentro del partido (con el Tea Party a la cabeza) han dejado claro que van a coser a primarias a todo representante o senador lo suficiente blandengue y socialista como para votar a favor de una reforma que no incluya construir la Gran Muralla en la frontera sur del país.

En el Senado, estas amenazas son igual de ruidosas pero un poco menos creíbles. Los senadores son escogidos en un voto a nivel estatal, así que el votante mediano en sus elecciones es relativamente moderado. El Tea Party puede ir a primarias, pero difícilmente puede presentar un candidato creíble en una generales, así que los senadores en estados competitivos no temían votar en contra de sus bases. En la cámara baja, sin embargo, muchos representantes viven en distritos mucho más conservadores con bases mucho más intransigentes, así que la presión para votar en contra es considerablemente mayor.

Los líderes del GOP, por tanto, se enfrentan a un dilema curioso. La mayoría de los legisladores del partido están en contra de aprobar la reforma; las bases del partido así lo piden. John Boehner y el resto de dirigentes republicanos son perfectamente conscientes que bloquear la ley de inmigración dañaría aún más la maltrecha imagen del partido con los votantes no-blancos del país, complicando su futuro electoral a largo plazo. La militancia soberana, gracias al poder de las primarias, va camino de sabotear alegremente el futuro electoral del partido quizás de forma irreparable.

Los republicanos, sin embargo, tienen dos posibles salidas de emergencia ante este dilema. El primero, y más simple, es dejar que la propuesta del Senado sea votada en la Cámara de Representantes. La ley tiene votos suficientes para ser aprobada entre la minoría demócrata en la cámara y la cuota (cada vez menor) de republicanos moderados no-suicidas. El problema, sin embargo, es que esto implicaría que John Boehner estaría rompiendo la regla Hastert, una norma informal del GOP en la cámara que sólo permite llevar una ley al pleno si la mayoría del grupo parlamentario la apoya. El sector montañés del partido (con la inefable Michelle Bachmann a la cabeza) han advertido que si eso sucediera Boehner sería inmediatamente expulsado como Speaker. El dilema, en este caso, sería si Boehner prefiere el futuro del partido o su propia carrera política. Aunque hay algún truco parlamentario para permitir este movimiento sin pringar al Speaker, el GOP actual es lo suficiente cretino como para dejarlo escapar.

La segunda opción es más sencilla: no hacer nada, y combatir el imparable avance demográfico de las minorías respondiendo como auténticos patriotas: intentando maximizar el voto blanco y la polarización racial. Sean Trende, un experto en comportamiento electoral republicano, defiende en un largo análisis que el partido puede seguir siendo viable electoralmente si consigue afianzar aún más su hegemonía en el voto blanco. La idea es que Obama ha sido un caso excepcional, movilizando el voto afroamericano y latino de forma extraordinaria. En unas elecciones normales donde voten menos minorías, se supone, todo iría bien. Comparto con John Holbo su sorpresa que alguien pueda decir que aumentar la polarización racial de un país es una buena idea, ciertamente. Y no, los números no me cuadran.

Lo más divertido de todo el asunto, sin embargo, es que los demócratas están en una de esas extrañas situaciones donde los demócratas no pueden perder. Si los republicanos se niegan a aprobar la reforma, el partido se afianzará como el centro de la coalición pro-minorías. Si la reforma sale adelante, habrán cumplido una de sus grandes promesas electorales, y lo harán con una minoría misérrima de votos del GOP y con los conservadores liándose a tortas entre ellos a un año de las legislativas. Con el tea party, los republicanos han creado un monstruo. Ahora va camino de comerles vivos.


18 comentarios

  1. heathcliff dice:

    No. No vamos a regularizar a toda esa gente porque no podemos permitir que burlarse de la ley sea el primer paso para disfrutar de lo que la lucha y el sacrificio de todos los demás ha conseguido.

    No vamos a regularizarlos porque este país cree en la libertad y en el respeto a unas normas que decidimos entre todos.

    Y no es cuestión de razas u orígenes. No vamos a regularizar al Nigeriano, que es negro, ni al tailandés, que es asíático, ni al hondureño, que es Latino, ni al Ucraniano, que es blanco. Y no lo haremos por respeto al Nigeriano, al tailandés, al hondureño y al ucraniano que llegaron aquí cumpliendo la ley y han tenido que trabajar muy duro para conseguir lo que ahora se intenta regalar a quienes ni creen en nuestra sociedad ni creen en nuestra leyes.

    Nuestros intereses no pesarán más que nuestros ideales. Y nuestro principal ideal es una sociedad donde no se premia al que burla de las leyes.

    ———

    ¿Crees que me contratarán para escribirles el discurso?

    Seguramente no. Pero ya ves que haberlo, haylo…

    🙂

    • EduardoE dice:

      El problema es que aunque Boehner podría dar un discurso así, el Tea Party siempre saldrá a decir que cualquier cosa que no diga que en la frontera construirán una gran muralla con efectivos armados y drones es antiamericano y comunista, por lo que lo que cualquier cosa que diga el Speaker pierde sentido.

      Por eso, entre otras cosas lo que dijo después de las resoluciones del SCOTUS sobre el Prop 8 y DOMA fueron un largo «meh», que el debate esta en la esfera pública y cosas así. El problema es así:

      Si señala que a favor de las minorías: El Tea Party estalla en contra suya y seguramente son capaces de tirarlo abajo y demoler el GOP.

      Si esta en contra de las minorías y dice que va a apoyar un ley en contra: Considerando que en la misma semana el SCOTUS tiro abajo el Voting Rights Act, muchas otras minorías (mujeres, negros, latinos) considerarían eso una declaración de guerra; primero los homosexuales, después ellos. Y considerando las gracias en Texas (como las restricciones al financiamiento de Planned Parenthood y que dos horas después del la sentencia en contra del VRA ya estuvieran empezando a implementar normas detenidas por esa ley) tendrían toda la razón en espantarse.

      En realidad con el Prop 8 el SCOTUS le hizo un favor, ya que si hubiera declarado la prohibición de matrimonios del mismo sexo inconstitucional en todo el país en vez de solo en California, Boehner hubiera estado en una situación horrible: Atender al Tea Party con una enmienda federal anti matrimonio del mismo sexo, que no hubiera pasado el Senado y hubiera dañado la imagen del GOP severamente; o no hacer nada y que las huestes del ala extremista encabezadas por Michelle Bachmann hubieran logrado el mismo resultado al GOP pero también cargandose al Speaker.

      El problema del GOP es que no importa que alguien salga con un discurso escrito por Aaron Sorkin, siempre hay un miembro del Tea Party dispuesto a decir una brutalidad que te va a dinamitar todo ese esplendoroso momento.

      Y siempre tendran a Fox News para repetir y amplificar esa demolición.

      • heathcliff dice:

        Eso es un poco lo que le ha pasado por aquí a IU. Cada vez que proponen algo les sale un grupo cismontano que exige la dictadura del proletariado…

        Buena apreciación.

        • MIguel dice:

          «¡Grupo Cismontano!» Me encanta.Estoy deseando usarlo en cuanto tenga ocasión. (Lo malo es que tendré que explicarlo y perderá la gracia) 😉

    • PaulJBis dice:

      Entre los «ilegales» hay muchos niños que cruzaron la frontera llevados por sus padres, cuando tenían meses o pocos años de edad. ¿Se burlaron ellos también de las leyes?

      Ya que a los americanos les gustan las referencias bíblicas, ¿acaso deben los hijos pagar por los pecados del padre?

      • heathcliff dice:

        Pagar, no, pero marcharse es otra cosa…

        Tampoco se puede permitir la política de hechos consumados donde el delito de tus padres dé origen a tus derechos.

        ¿Qué clase de derechos se originan en un delito?

        ——-

        Sigo intentando que me contraten…

        😀

        • Alatriste dice:

          Oh, muchos, muchos… No hay más que ver el pazo de Meirás.

        • Carlos Jerez dice:

          Se te da bien, el problema es entender cruzar una frontera sin papeles como un delito. Un inmigrante indocumentado no es un delincuente (no hablo de la legislación, será según cada país, sino de mi percepción).

          • heathcliff dice:

            Ya, uno que le rompe la cabeza al que entra a robar en su casa tampoco es un delincuente en mi percepción…

            Pero afortunadamente nuestras percepciones son sólo eso, porque en caso contrario estábamos buenos.

  2. fr_carrillo dice:

    Roger ha dicho «los demócratas no pueden perder», ya salió el profeta.

    Estamos jodidos, veras como lo consiguen 🙂 🙂

    heathcliff, Brillante, para España eres demasiado sutil pero creo que puedes ser un magnifico miembro de la camara de representantes. Eso si, la ley migratoria no te pondrá fácil el permiso de trabajo

    • jasev dice:

      Desgraciadamente, si la historia nos enseña algo respecto a los regímenes bipartidistas como el norteamericano (o, en menor medida, como el nuestro) es que no importa lo imbécil, irresponsable y fanática que sea la oposición: tarde o temprano el gobierno lo hará tan mal que perderá unas elecciones, y el nuevo gobierno estará legitimado para imponer una agenda política sacada directamente del levítico.

      Sí, puede que el desgaste de Obama no sea suficiente para conseguir que el GOP gane las siguientes eleccinoes, ¿y qué? El Tea Party seguirá ahí, con minoría de bloqueo en alguna de las dos cámaras, impidiendo toda legislación que huela mínimamente a progres… qué coño, a sentido común. Y tarde o temprano, los demócratas perderán las elecciones porque nadie gobierna indefinidamente. Cuando eso ocurra y tengamos a un zumbado en la casa blanca con mayoría suficiente en las dos cámaras (que la tendrá), George W. Bush parecerá un moderado en comparación.

    • heathcliff dice:

      Me lo temía…

      😀

  3. Capitán Obvio dice:

    Se ve que Jorge C. no lee los enlaces. Roger enlaza el estudio completo.

    • jorge c. dice:

      lo siento, no noté la diferencia de color, en otros sitios, acentúan (o subrayan) el color del link.

  4. Javier dice:

    Un factor MUY importante, que se os ha olvidado comentar, es que los latinos NO van a votar Republicano. Ni con reforma ni sin reforma. Ni aunque les hagan la pelota chapurreando español, ni con un ticket Marco Rubio-Ted Cruz, ni aunque el Tea Party al completo se vista de mariachi y celebre el cinco de mayo.

    ¿Por qué?

    Porque son de IZQUIERDAS, en su inmensa mayoría. Sólo los exiliados cubanos no lo son, e incluso sus hijos son mayoritariamente progresistas. Y la tendencia es a que sean cada vez más de izquierdas. Es su cultura (esa que según los republicanos transformó a los países de los que huyen en los agujeros del infierno que son in the first place…).

    En el mejor de los casos, votar la reforma del sistema de inmigración es cambiar una minoría enorme que te odia por una mucho más enorme que te odia un ápice menos pero no te votaría jamás, a no ser que se conviertan en un partido de izquierdas.

    • heathcliff dice:

      Totalmente de acuerdo.

      Si yo fuera republicano trataría de aplastarlos con verdadero entusiasmo.

      Votantes no pierdes, y por lo menos tienes contentos a los tuyos.

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