Sobre el tema territorial llevamos hablando en España desde el principio de los tiempos y hoy muchos plantean directamente que el Estado de las Autonomías ha fracasado para resolver esta cuestión. Con la crisis los niveles de apoyo al actual modelo autonómico se están hundiendo, de momento tenemos rescatadas alguna autonomía que otra – todas ellas éxitos de buena gestión, sin duda – y ahora hasta los más inmovilistas aceptan que esto hay que reformarlo (tras el eufemismo de eliminar duplicidades). En un plazo de tiempo muy rápido los apoyos al statu quo se han erosionado mientras incrementan opciones re-centralizadoras e independentistas. No diré que sea algo que nos pueda pillar de sorpresa pero quizá merece la pena repasar un poco cómo nos hemos descentralizado en España para entender el que yo considero que es el verdadero punto clave de la tensión.
Cuando arrancamos el proceso constituyente, en las procelosas negociaciones de la Constitución, es bien conocido por todos la deliberada ambigüedad con la que se redactó el título VIII. La idea del constituyente era hacer de la autonomía un principio dispositivo – es decir, que podía darse o no –, dejando la organización territorial del Estado deliberadamente fuera de la Carta Magna. Sí, existe un corpus jurídico fuerte con declaraciones sobre la unidad indivisible de la patria (y al ejército como su garante) pero eso no obsta que España podía haber continuado como un país centralizado, regionalizado o federal según fuera la voluntad política. Efectivamente, la negociación política del momento buscó que cuestión territorial no enquistase la transición democrática e hiciera descarrilar el proceso, pudiendo sumar los apoyos del nacionalismo catalán y, tácito, del nacionalismo moderado vasco (aunque luego pidió la abstención en el referendum) sin asustar mucho a los más duros o a los militares (con sustillo el 23-F). Creo que en términos de resultados el dejar este tema «para más adelante» fue una medida acertada si lo imperativo era una transición a la democracia.
Sin embargo, eso no quita que nuestra descentralización haya sido muy particular. Debe aclararse que nuestro modelo se pensó a lo “holding together”, descentralizar para unir (como Bélgica o Reino Unido), y no fue de “coming together”, donde las unidades sub-estatales son el elemento básico preexistente (Como USA o Suiza). Como es conocido, la Constitución de 1978 daba acceso a la autonomía por dos vías diferentes las cuales explica aquí Peces Barba mucho mejor que yo. Por lo tanto, como estaba en mente de los dirigentes de la época, el elemento fundamental que se valoraba era crear una suerte de estado federal asimétrico, es decir, buscar un acomodo de aquellos territorios con peculiaridades históricas, culturales o lingüísticas dentro del Estado (aquí lo dice claro Herrero de Miñon). No es una solución casual sabido que en algunos casos la demanda de autogobierno y democracia iban de la mano (mirad en Cataluña, “Democracia, amnistía y Estatut de Autonomía”), por lo que el acomodo iba principalmente encaminado a Cataluña y el País Vasco, este último con la disposición adicional del régimen foral – y navarro – de regalo.
Pero como suele ocurrir, la asimetría se trata de un equilibrio inestable porque los actores no tienen incentivos para no pujar por más autogobierno si ven que las demás unidades subestatales tienen un techo mayor de poder y recursos. Y es a razón de ello que se generalizó el Estado Autonómico, abierta la espita de Andalucía por el 151. Así pues, fuera por interés de las élites locales o por una voluntad de contrapesar a Cataluña y País Vasco, al final del proceso se parieron las 17 autonomías, en muchos casos, ante la indiferencia de su propia población – La discusión sobre las Castillas fue épica. Algunas propuestas iban con Logroño y Santander, otras con Madrid, otras sin León y Segovia… –. De partida los suelos competenciales entre las CCAA de vía rápida y de vía lenta eran diferentes pero una vez el modelo se asentó, a mediados de los 80, todas las Comunidades Autónomas tuvieron incentivos para presionar por más competencias ¿Por qué? Básicamente porque más competencias significaban más recursos vía transferencias del gobierno central, lo que llevó a una escalada de desecentralización, particularmente entre las de régimen común.
Por lo tanto, si algo caracteriza a nuestro modelo autonómico es que hemos tenido un goteo de competencias, un hecho especialmente condicionado por las mayorías de gobierno en el Congreso. Quizá los hitos más importantes en las transferencias competenciales fueron cuando las Comunidades Autónomas asumen Educación (1992) y Salud (2002), ésta última hasta con la resistencia de algunas. Así que el modelo de descentralización ha estado continuamente abierto y sometido a revisión, muy particularmente de la financiación – muy poco corresponsable hasta fechas muy recientes y dónde las autonomías se resisten a usar sus propios tributos y capacidad normativa para financiarse – . En todo caso, su resultado final ha sido una simetrización entre gobiernos autonómicos, una generalización de la “Clausula Camps” en la que, si Cataluña tiene algo – que es la que más puja siempre – nosotros queremos lo mismo.
Esto liga con la cuestión que introducía al principio de la entrada en un punto fundamental; dentro de las propias autonomías existe un nivel muy dispar de demanda de autogobierno. Este es el verdadero punto clave. Mirad este gráfico tomado del artículo de Mireia Grau sobre las reformas de auto-gobierno y el apoyo al modelo territorial:
Aquí se ve claramente lo que exponía arriba, que el apoyo al modelo actual está regresando a niveles de los años 80. Es evidente que la crisis lleva el principal efecto y ahora es previsible que los niveles de apoyo al statu quo aún se hayan reducido más. Sin embargo, os propongo que miréis el siguiente gráfico con atención, el cual que desglosa las preferencias de auto-gobierno por Comunidad Autónoma:
Aquí, efectivamente, se ve el meollo de la cuestión, y es que la preferencia por la descentralización – que en términos de bien público puede considerarse como una provisión de devolution de competencias – es tremendamente variada. Y sí, Cataluña, País Vasco, Navarra y las islas siempre piden mucho más autogobierno que el resto de territorios. Esta es la realidad básica de la que estamos hablando y que hay que afrontar, que tenemos preferencias diferentes que empujan a unas comunidades a pedir más auto-gobierno mientras que otras se plantean con más fuerza la recentralización. El nudo gordiano de la descentralización en España es, a mi juicio, la cuestión de la asimetría y cómo se va a solventar un potencial equilibrio (que siempre será inestable) entre ambos grupos de territorios. Los federalistas tienen que responder a cómo se va a calibrar la tensión entre la igualdad de los territorios – que tiende a la simetría – y el deseo de autonomía de los mismos – que tiende a lo contrario –. Y reconozco que no soy nada optimista en encontrar una respuesta apropiada a este dilema.
Creo que dejas de lado otro punto desestabilizador: que hasta en las dos comunidades donde es más potente la demanda de descentralización, Cataluña y el País Vasco, apenas pasa del 50%, mientras que los partidarios del status quo y los de recentralizar rebasan el 40%… en otras palabras, que no es que el tema divida a unas comunidades de otras, es que es un tema muy polémico también dentro de cada una de ellas… y el minúsculo porcentaje de «no sabe/no contesta» señala otro problema, la intensidad de los sentimientos acerca de este tema.
Personalmente debo decir que no conozco un solo ejemplo de un sistema de éxito con techos competenciales distintos. Parecen inherentemente inestables, casi se diría que tóxicos. No importa cuanto despotriquen algunos contra el «café para todos», en la práctica el «café solo para algunos» es una situación insoportable. No es posible responder a la pregunta ¿Por qué lo que es bueno para gestionar Galicia o Navarra – por ejemplo – no es bueno para Murcia o Extremadura? ¿Es que no lo merecen? Si el centralismo es tan nocivo para unos ¿Por qué pretender que se mantenga para otros?
Así que si el artículo lo que pretende decir es que cortar el nudo gordiano sería recentralizar en unos sitios y descentralizar en otros, me temo que no estoy de acuerdo, entre otras cosas porque hasta en la comunidad donde es más fuerte la opinión partidaria de recentralizar (Aragón) es superada por la suma de los defensores del status quo actual y los de más descentralización…
En cambio, creo que es hora de reconocer que el defecto de origen está en la financiación, que es primero injusta por el sistema privilegiado aplicado a Navarra y el País Vasco, y segundo una chapuza que 30 años de parches sucesivos solo han empeorado. Creo que lo que hace falta es un sistema de financiación realmente autónomo y sobre todo igual para todos. Hoy en día no solo ocurre que hay multitud de incentivos perversos para gastar más y echar las culpas al malvado Madrid, es que por otro una gestión responsable es enormemente difícil cuando las autonomías no controlan sus propios ingresos y realmente no saben de qué medios van a disponer.
Mi argumento aquí no es que la solución sea la asimetría, sino que es el dilema que es necesario gestionar. Simplemente, las preferencias de los votantes medianos sobre la cuestión son diferentes en función del territorio y, cualquier solución asimétrica es, por definición inestable. Por eso me parece que la cuestión tiene un cierre complicado.
Respecto a lo de la financiación, estoy totalmente de acuerdo.
Algún día deberías escribir un post sobre políticas públicas y (el poco caso que se le hace a los) votantes medianos
Martin Gilens lo cuenta aquí
http://themonkeycage.org/blog/2012/08/13/economic-inequality-and-political-power-part-1/
http://www.youtube.com/watch?v=HhCatZYsAqI
Se basa en el libro (que no he leid)o http://www.amazon.com/Affluence-Influence-Inequality-Political-Foundation/dp/0691153973/ref=tmm_hrd_title_0?ie=UTF8&qid=1343932538&sr=8-1
A propósito de este tema, querría saber si conocéis bibliografía sobre el proceso de creación de las distintas autonomías… Siempre he tenido interés por la construcción del estado autonómico especialmente desde la perspectiva de los actores secundarios, y no he encontrado un relato sobre el proceso en conjunto. En cuanto al artículo, estoy bastante de acuerdo, parece que nadie ha querido aceptar el asimetrismo llegando a situaciones ridículas…
Lo único sistemático que he encontrado sobre el tema es este ejemplar del CIS «Las elecciones autonómicos en España, 1980-1997», pero lo trata muy de pasada.
Este libro basado en una tesis doctoral creo que puede ser una buena referencia:
http://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=118125
Un saludo
Gracias. ¡Apuntada!
Bueno, todo el post me parece “demediado”, comenzando por ese final fastuoso en el que los territorios (sic) tienen deseo de autonomía.
Yo creo que hay una forma más natural de afrontar el problema y es preguntarnos ¿Cómo hemos llegado a esto? Porque las preferencias (creo que de las personas y no de los territorios) no surgen de la nada, p.e. ya se ha estudiando la incidencia de las diferentes leyes de normalización lingüística han tenido sobre el sentimiento nacional en cataluña http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1162/JEEA.2008.6.2-3.434/abstract
Obviamente a estas alturas también sabemos que el federalismo (o más adecuadamente el etnofederalismo) exacerba las tensiones nacionalista en la medida en que articula el juego político en torno a ese tipo de división.
En consecuencia la solución al nudo gorgiano que planteas simplemente (ja,ja..) consiste en desarrollar instituciones políticas que desincentiven el nacionalismo, justamente lo contrario de lo que se ha venido haciendo en España desde la transición.
Pero claro, para esto hay un problema que hoy trata de pasada Antonio Elorza en el País y es el creciente totalitarismo del nacionalismo (¿solo de los nacionalistas?) catalanes que intentan convertir (y a lo que se ve con cierto éxito) cualquier opinión en una agresión.
Por cierto, y un poco al margen y al hilo de los comentarios de Roger sobre las elecciones en USA, la xenofobia siempre ha sido un componente básico del nacionalismo catalán desde sus comienzos. Preguntas ¿La crisis económica ha reactivado este sentimiento lo a que su vez puede explicar el nuevo auge independentista? ¿Es casualidad que el único partido de extrema derecha que ha prendido entre la población lo haya hecho en Cataluña?
– Imagino que si hubiera dicho «las preferencias de los votantes medianos de cada distrito» hubiera sido menos politizable. Si lo consideras oportuno, reemplaza mis palabras aquí.
– El post es «demediado» pero solo en parte. Es decir, los actores juegan en todo momento, tanto los constituyente como los partidos locales/ regionales/ nacionalistas que pugnan por más competencias.
– Las preferencias sobre descentralización son evidentemente endógenas a los partidos pero me resulta sorprendente que se considere que el caso de Euskadi o Cataluña viene llevado por el «adoctrinamiento» cuando las demandas de auto-gobierno son previas a que existieran las autonomías.
– ¿Qué tipo de instituciones desincentivan el nacionalismo?
– Sobre tu primera pregunta, creo que si http://lakancilleria.wordpress.com/2012/06/27/el-independentismo-economico/
– Sobre el segundo punto, no soy experto en el tema. Le preguntaré a él http://uab.academia.edu/AitorHern%C3%A1ndezCarr
¿Qué tipo de instituciones desincentivan el nacionalismo? Claro, ese es el problema, el nudo gordiano. Lo que quiero decir es que seguir dando vueltas al etnofederalismo no nos lleva a nada. Hablar de etnofederalismo es esencial, porque en España no existe federalismo lo que tenemos es una etnofederación en la medida que cada de las unidades que componen el Estado de las Autonomías se consideran –con alguna excepción- como culturalmente distintas. Sobre esta idea una salida es construir un estado federal (no etnofederal) a partir de las Diputaciones, a partir de este núcleo se consigue alguna de las ventajas del federalismo (p.e. competencia entre más unidades) sin entrar en el modelo etnofederal.
En resumen lo que quiero decir es que, por de pronto, al nacionalismo no hay que buscarle adecuación (simétrica o asimétrica) hay que combatirlo políticamente, lo asombroso no es que los nacionalistas piden la independencia de Cataluña sino preguntarnos como los demás les hemos dejado que hayan llegado a esto.
Es decir si los políticos saben que el etnofederalismo no es la solución sino parte del problema ¿por qué siguen insistiendo en ello?
Sobre las dos últimas preguntas el enlace que das a un trabajo tuyo esta muy bien y todo lo que dices es correcto, pero yo quiero ir un paso mas allá. ¿No es posible utilizar la vara de medir que Roger aplica a los discursos de Romney a los de Mas?
Tu propuesta es vivir en un país imaginario en el que no vives. La realidad es pertinaz y hay que lidiar con ella, no inventar realidades alternativas en que funcionen nuestras estructuras mentales propias.
A mí me parece que lo que tú llamas etnofederalismo lleva siglos funcionando bastante bien en Suiza, y que no parece funcionar mal en Alemania (cof, «estado Libre de Baviera», cof) Sí que diría que la conjunción de «etnofederalismo» con un sistema mal concebido en un aspecto tan vital como la financiación es una fuente constante de conflictos (que no es exactamente lo mismo que «exacerbar las tensiones nacionalistas»)
A este respecto hay algo que siempre me ha llamado la atención: el hecho de que lejos de aliarse en general de la impresión de que los nacionalismos catalán y vasco se odian entre sí con una saña que supera a la que sienten por «Madrid» (ese concepto metafísico, que creo que dijo Arzallus). Es más, se diría que cada vez que uno de ellos se encrespa el otro misteriosamente se serena y se modera… ¿?
Como dice Pablo, las demandas de autogobierno y el «sentimiento nacional» en Cataluña son anteriores al estado de las autonomías y a cualquier política de normalización lingüística. Me temo que lo que se llama desincentivación del nacionalismo catalán significa su sustitución por el nacionalismo español. Es evidente que, por ejemplo, las políticas educativas de cualquier país contienen algún tipo de educación cívica o política, y que para ello utilizan una «referencia nacional». Culpar, como se hace a menudo, a la política educativa en Cataluña de adoctrinamiento es culpar a todas las demás políticas educativas de todo el mundo. El problema es que no se acepta que este referente nacional en Cataluña no sea el mismo que en otros territorios de España. Luego relacionar el nacionalismo catalán con la xenofobia de la extrema derecha es algo un poco arriesgado sin referirse a datos (¿quién vota a quién?), como también lo es decir que el nacionalismo catalán es xenófobo.
Pero si al final de lo que se trata es de hablar de preferencias, habría que hablar también de cómo se forman y cómo evolucionan, y de hasta qué punto son endógenas.
Obviamente, esta es una cuestión clave. Obviamente, todas las preferencias sobre el tema son endógenas a los partidos políticos y su posición sobre el tema. Lo que ocurre es que, de un modo o de otro, la foto fija no cambia en la medida que sigues teniendo que los votantes de diferentes territorios quieren distintos niveles de auto-gobierno. El panorama sigue siendo endiablado.
Esta claro que las posibles soluciones al «problema nacional» son todas muy polémicas porque es dificil evaluar sus costos y beneficios esperados ante situaciones de riesgo e incertidumbre. Basicamente tenemos:
1) Recentralizar todo el estado y aumentar el sentimiento nacional español.
2a)Seguir por la vía actual poniendo parches y dando alguna competencia o financiación adicional a las comunidades con mayor presencia de independentistas.
2b)Crear un estado federal formado por 3 ó 4 naciones.
3)Ruptura del estado e independencia de algún territorio. El resto podría seguramente optar por la opción 1.
Las opciones 1 y 3 son tremendamente conflictivas y supondrían que un sector ideológico se impusiera a otro. La opción 2a es la de los últimos 30 años y la que seguramente se intentará seguir aunque en el clima actual cada vez es más complicado. La opción 2b es muy dificil de evaluar y podría perfectamente conducir posteriormente al escenario 3. Así que en cualquiera de los casos tenemos inestabilidad para rato. La evolución de la crisis económica y de situaciones políticas similares (Belgica, Reino Unido, Canada) seguramente marquen bastante el camino. Un saludo y gracias por el post.
creo que la gráfica de la evolución de la valoración del estado autonómico es clara: hasta la crisis se valora más y más. Cuando llega la crisis, unos y otros culpan a la organización territorial del problema, se centra el debate (y los recortes) en las autonomías y la población, al final, acaba pensando que la crisis europea que se manifiesta en Irlanda, Portugal, España, Grecia e italia se debe a que la generalitat tiene embajadas en el extranjero.
Asi pues, si quitamos autonomías (o nos independizamos) la crisis europea se solucionará.
En fin. 🙁
yo diría que hasta la crisis el afortunado ciudadano responde siempre «opción A» para acabar antes (porque dispone de renta para consumir y el tiempo es oro); con la crisis ya no hay renta disponible para ocio, así que responde lo que, básicamente, ha escuchado en la «tertulia» política de turno al tertuliano favorito de turno (nótese que este se corresponde, normalmente, con el que concentra mayor demagogia por centímetro cuadrado), lo cual, normalmente, nos lleva a una super con la opción C, también denominada «opciónquenadieescogeríasiseparaseapensardosminutosymedioeneltemainclusopudiendousargoogle»…
O más bien la crisis demuestra las carencias de nuestro sistema autonómico. Antes de la crisis todo era jauja y aquí se hacían más aeropuertos y universidades que en ningún sitio.
El hecho de que la crisis le haya demostrado a muchos ciudadanos que eso era insostenible no me parece malo y no veo por qué el debate no se puede centrar en las ineficiencias del modelo.
Es evidente que tenemos un serio problema de organización territorial, ya que la tendencia general a cuestionar el actual estado autonómico se está acentuando en los últimos años
Por actualizar los datos, en enero de 2010 el 12,1% de los encuestados del CIS se decantaba por un estado central. En el barómetro de julio de 2012 este porcentaje aumentó casi 10 puntos, hasta el 21,9% http://datos.cis.es/pdf/Es2951mar_A.pdf
Este porcentaje supera ligeramente a la suma de independencia (8,9%) y mayor autonomía de las CCAA (12,3%), aunque es inferior al del mantenimiento de la situación actual que es del 30,8% (frente al 40,5% de 2010). Este es el mismo porcentaje que en 1983 (aunque habría que corregir la ruptura de la serie)
El apoyo a que las CCAA puedan convertirse en estados independientes apenas ha aumentado en este período. En 2010 era del 7,3% y este julio del 8,9%
PD Me parece que para finales de este año tendremos un nuevo barómetro autonómico
Tenemos un grave problema porque el estado no ha plantado cara y ha renunciado a controlar el territorio.
Cuando un poder demuestra que no lo es tiene consecuencias porque ese espacio se ocupa de inmediato y ese precio lo pagamos todos. En menos ámbito vital y desigualdad.
El resultado es una nación donde hasta en el Federal Income Tax, el IRPF, pagas según donde vivas.
Es decir, el principal instrumento de equalización ciudadana, en España, hace exactamente lo contrario. Crea ciudadanos con distintos derechos y obligaciones según donde residan.
Esto es impresentable y tiene graves consecuencias porque no sólo afecta a la pérdida de legitimadad del estado sino a la de la Unión Europea.
¿Qué ciudadanía ofrece la UE? ¿Una en la que tus derechos dependen del Señor Feudal de Turno?
Eso no lo quiero, no me interesa porque es bochornoso.
http://www.youtube.com/watch?v=Vms_vd_yWgY&feature=player_embedded
A ver, que no lo he entendido bien. ¿Qué es eso del hecho diferencial vasco o catalán?
Ah, sí, las particularidades lingüísticas y culturales. Yo soy de Ourense, hablo gallego, pero no me considero diferente a un zamorano. ¿La cultura?. No me hagan reir. La evolución histórica? En dónde nos fijamos? En los celtas, los suevos, los cartagineses? O en los últimos 500 años? Todo eso no son más que tonterías puramente académicas, que ninguna persona razonable puede tomarse en serio.
Porque la verdadera cuestión no es esa.
Cuando alguien dice «yo soy diferente a ti» no está hablando de historia, lengua o cultura. Dice «soy diferente porque soy mejor que tú». Nadie dice que es inferior al vecino, sino superior. El otro es más gandul, más bajito, habla raro, más fiestero, más ladrón, más rubio y de ojos azules.
Los nacionalismos empiezan de formas muy diferentes, pero todos terminan en desfiles, himnos y razas. TODOS.
Y por qué atraen tanto? Porque da mucho gustirrinín que le acaricien a uno la oreja, diciéndole que es una víctima, que su potencial es mucho mayor, que es superior al vecino. Por qué los batasunos reclutan su cantera entre el lumpen? Porque para un escoria es alucinante poder pegarle una paliza a alguien, entre varios, y después ser aclamado en la taberna tomando vinos.
Qué ocurre si no se les hace frente? Que al vencer ponen en práctica su sistema de valores: primero nosotros, que, por ser distintos, tenemos distintos derechos. Queréis ejemplos históricos? Recientes incluso?
Exagero, naturalmente: los catalanes no son violentos, y respetarían a las minorías. Nunca escuché que los lituanos fuesen violentos.
Los no-nacionalistas, como los apolíticos, son seres imaginarios a los que a bastante gente les gustaría parecerse, cosa que evidentemente no consiguen, por más esfuerzos que realizan.
Claro que se pueden prohibir los celos después de ver una representación de Otelo, pero a nadie se le ha ocurrido hacer tal cosa. Tenemos que lidiar con ello – con los celos propios y los ajenos – pero no nos planteamos ser una persona que comparte su pareja con todo el mundo y prohibir que los demás tengan celos, aduciendo que eso termina siempre en un asesinato pasional.
Se me ha ocurrido este exabrupto mental porque, puestos a exagerar, exageremos en todas las direcciones, ya que a lo mejor así dejamos más despejado el terreno intermedio, que es en el que tendremos que tratar de convivir.
@Manu:
«Tenemos un grave problema porque el estado no ha plantado cara y ha renunciado a controlar el territorio.»
1)Los gobiernos autonómicos, son estado. En consecuencia, supongo que te refieres, si acaso, al gobierno central.
2) ¿Qué entiendes por plantar cara y controlar? ¿ Suprimir por decreto las autonomías, cerrar las televisiones autonómicas, el castellano como única lengua en la enseñanaza y las administraciones ? Vale, y si hay protestas los antidisturbios primero, los jueces detrás y si hace falta sacamos los tanques.
«Cuando un poder demuestra que no lo es tiene consecuencias porque ese espacio se ocupa de inmediato y ese precio lo pagamos todos. En menos ámbito vital y desigualdad».
Yo creía que la autoridad de un gobierno se basaba en el respeto que le mostraban los ciudadanos, no en los bíceps del gobernante. Es la autoridad la que legitima el poder. El poder sin autoridad o se desvanece o deriva en autoritarismo.
Finalmente: la igualdad de derechos (que no el igualitarismo) todavía es vigente en España. Que las leyes y reglamentos difieran entre CCAA no significa que se rompa este derecho. Ver por ejemplo en los USA: algunos estados tienen la pena de muerte y otros no, las leyes mediambientales varían en cada estado, y hasta el impuesto sobre los beneficios de las empresas es distinto en cada estado. Y ni por ello hay discriminaciones ni por ello se les rompe el país. Los ciudadanos de cada estado votan SUS representates y SUS leyes y están muy contentos de que sea así.
No estoy de acuerdo.
Eso de que el estado son las «CCAA» es una figura entre retórica y sofisma para ocultar la realidad.
El poder del estado es uno y cuando se rompe se rompió. Como el de Italia que todo el mundo sabe que no opera en Napoli, Calabria o Palermo.
El que para salvar la cara se diga que Ibarretxe o Mas son estado es, además de una burda falsedad, una ofensa a la inteligencia porque son personas que activamente trabajan para destruirlo y lo hacen a la luz del día.
Esa gente en países muy serios ni podrían ser candidatos porque objetivamente trabajan para destruir y romper.
Las leyes federales USA son idénticas en todo el territorio.
Sin excepciones.
Otra cosa son los impuestos y tasas locales (como las exenciones del federal corporate income tax) de un sistema que se confederó primero y luego se federó por las bravas y sin rechistar..
En España es al contrario, se está desde hace treinta años en un proceso de fragmentación y es la propia legislación estatal la que dependiendo de cada autonomía se cumple o se adapta o directamente no se cumple.
Por eso en algunos sitios pagas IRPF al 55% y en otros al 51%. El mantra del federalismo es inviable porque ni de coña aceptaría el PNV una autoridad federal como Washington. Mienten hasta con la palabra federal.
Parte de esta fragmentación se hace de forma coactiva y abiertamente fascista. Con leyes que son réplica simétrica de las de Franco en violación directa de leyes estatales, derechos humanos y principios de la ONU y de la Unesco.
Me refiero a las leyes que impiden estudiar en la lengua del estado y que, con los propios informes de la Generalitat, son causa de que los niños más pobres tengan el doble de fracaso educativo al ser impedidos de tener ayuda escolar por parte de sus padres que no hablan la lengua deseada.
Por no hablar de lo que sucede a un niño que el primer día de cole sufre una bofetada psicológica que le pone en su sitio como persona de segunda clase. Por este motivo en USA a los niños hispanos se les educa en español los primeros años.
Esto es tan poco discutible que lo ha publicado la propia Generalitat y Zapatero y Rajoy callan vergonzosamente.
En el caso del PV una banda de asesinos ha ayudado al nacionalismo a configurar un censo electoral del que faltan alrededor de 250,000 personas en el mayor exilio de Europa en tiempos de paz.
Cuando digo que el estado no ejerce digo algo cierto.
Lo nuestro es una máquina de producir ciudadanos con desiguales derechos y obligaciones y lo que dices es un sofisma.
Si por vivir en Barcelona me cobran un 55.%de IRPF y mis hijos no pueden estudiar en su idioma yo no estoy bajo la tutela de un estado moderno estoy en otra cosa que me resulta incalificable por retrógrada y fascista.
Saludos
.
Macho, no sabes en qué berenjenal te estás metiendo. Voy a tocar solo dos puntos, porque si no me iba a salir una novela y no un post, pero
– Los estados americanos tienen cada uno su propia constitución, su propio parlamento y sus propias leyes, que por cierto son bastante distintas entre sí; si sigues las noticias deberías estar al tanto de que son distintas hasta el punto de que unos estados tienen pena de muerte y otros no, unos estados permiten el matrimonio gay y otros no, y unos estados tienen «income tax» y otros no. Tienen hasta su embrión de fuerzas armadas, la Guardia Nacional, que en tiempos de paz depende de los gobiernos estatales; los gobernadores electos de cada estado son comandantes en jefe de su guardia nacional.
– Eso de que los niños hispanos reciben enseñanza en español… es en general falso, aunque puede que sea cierto en algunos sitios. La enseñanza en Estados Unidos se gestiona de una forma extremadamente descentralizada.
Buen artículo. Coincido en que no hay respuestas fáciles.
La tendencia actual del gobierno central es la recentralización (última muestra, el anteproyecto de ley de educación). Pero la recentralización en estos días en España tiene a mi entender 2 graves problemas.
El primero, que por costumbre se efectúa de forma muy poco democrática, sin debates, sin buscar consensos, simplemente por Decreto Ley.
El segundo (en parte consecuencia del anterior) que genera reacciones adversas, especialmente en Cataluña y Euskadi.
Por lo tanto, me temo una situación cada vez más polarizada en la que no habrá un equilibrio hasta que o bien las CCAA sean meras delegaciones territoriales o bien algunas de ellas voten y se vayan.
Creo que por desgracia cada vez quedan menos espacios dejar todo como está o para evolucionar hacia un estado federal.
Muy interesante el artículo, planteado en términos de territorios.
Me resulta curiso que, en cambio, cuando en los comentarios aparece el concepto de nacionalismo se acompañe de tal pobreza de análisis. Así, calificarlo de totalitario o fascista es de una pobreza intelectual que asusta (y, de paso, ayuda a crear más nacionalistas). Tal visión es la del típico razonamiento ‘ilustrado’, según la cual el nacionalismo, igual que la religión y otros mitos, desaparecería por el avance de la Razón. Naturalmente, con el tiempo se ha visto que tal planteamiento no es a su vez más que otro mito.
Me gustaría que los que usan tales términos citaran ni que fuera un solo Estado que fuera únicamente ‘transaccional’, es decir, neutro y que no fomentara ningún valor. Francamente, no veo más fascista preocuparse por la extinción de un idioma que por la de, pongamos, el lince ibérico, y tomar las medidas correspondientes.
Lo mejor de todo, es que tales posiciones acostumbran a ir acompañadas de un supuesto antinacionalismo (que, por lo visto sí sería una tarea neutra y no totalitaria del Estado), aunque no se puede evitar el ramalazo (‘mis hijos no pueden estudiar en su idioma’). En definitiva, parece que hay españoles convencidos de que se puede crear una nación (España) sin nacionalismo. Igual esto ayuda a explicar cómo le van las cosas a tal proyecto.
No se como calificar la coletilla que utiliza Claudio aquí, y otros muchos en otros lugares, que frente a cualquier crítica que se realiza de las políticas nacionalistas el primer argumento viene a ser «…. y además ayuda a crear mas nacionalistas»
Realmente quién escribe eso lo cree así o es una especie de consigna -que algún libro de estilo manda- utilizar cuando se carece de argumentos
Hombre, no sé lo que dirán los libros de estilo, pero si en una discusión llamamos de buenas a primeras al adversario fascista o totalitario, me parece que no es el mejor camino para que avance el discurso y lo más probable es que se marche aún más convencido. Lo mismo que cuando la respuesta es llamar franquistas a los que critican al nacionalismo catalán.
Evidentemente, ese efecto es secundario. Lo más grave, es que tales ‘argumentos’ (por llamar de algún modo a los insultos) son estupideces que no se aguantan. Y que provienen, ahí iba yo, de un nacionalismo español (que no tiene o tendría nada malo, al contrario) que se ignora a sí mismo y que, por tanto, está en inferioridad de condiciones polémicas con los periféricos no vergonzantes.
Un aspecto relevante a la hora de decidir la conveniencia de la secesión es evaluar su impacto económico. Al fin y al cabo, nada es gratis. El precio generalmente afecta a nuestras decisiones
El argumento que se escucha con más fuerza es el del espoli: la secesión traería ventajas económicas a los catalanes.
Pero necesitamos análisis rigurosos que permitan decisiones informadas.
Ángel de la Fuente y Sevi Rodríguez Mora resaltan hoy los elevados costes económicos que supondría la separación http://elpais.com/elpais/2012/09/20/opinion/1348156114_428389.html En concreto, la reducción de los flujos comerciales que traería consigo la secesión podría reducir el PIB de Cataluña en un 9%, una magnitud que supera con creces las transferencias que actualmente Cataluña hace al resto de España.
Algunos de los economistas españoles más citados internacionalmente -Jordi Gali, Xavier Sala-i-Martín y Andreu Mas Collel- simpatizan con las tesis del espoli.
¿Qué tendrán que decir a esto?
¿Qué os parece?
PD Aunque no se conoce el modelo utilizado en la estimación -un detalle esencial, pero es un artículo de periódico-, podría ser un cálculo excesivo: los estrechos lazos comerciales entre Cataluña y el resto de España no desaparecerían de la noche a la mañana. La evidencia existente del efecto sobre el comercio tras sucesos de desintegración política (por ejemplo, en Checoslovaquia o la Unión Soviética [1]) muestra que, aunque el deterioro de las transacciones exteriores es sustancial, los flujos comerciales mantienen cierto carácter especial
[1] Jan Fidrmuc & Jarko Fidrmuc, 2003. “Disintegration and Trade,” Review of International Economics, Wiley Blackwell, vol. 11(5), pages 811-829, November. http://wdi.umich.edu/files/publications/workingpapers/wp353.pdf
[…] actores implicados decidían aplazar el problemas y esencialmente improvisar sobre la marcha. Como comentaba Pablo hace unos días, la descentralización en España avanza según mayorías electorales, […]