Hispania. & Uncategorized

Sobre (la falta de) diseño institucional en España

25 Sep, 2012 - - @egocrata

Cuando hablamos de diseño institucional el mensaje implícito es la del legislador como un ingeniero. Tenemos un grupo de indómitos juristas y su equipo de asesores en una sala cerrada dibujando esquemas, optimizando modelos y construyendo instituciones en base a un objetivo racional, definido y sólido de políticas públicas. Cuando la ley llega al parlamento y retiramos los andamios lo que queda es un edificio, una estructura sólida, con una intención de servicio, un propósito claro.

El pequeño problema, obviamente, es que las leyes raramente aparecen así. En condiciones más o menos ideales (una democracia parlamentaria con un gobierno con mayoría absoluta) cualquier reforma o política pública acostumbra a contener compromisos implícitos entre los diferentes sectores del gobierno, un par de capítulos que han sido víctimas de las tijeras de podar del ministro de economía («cuesta demasiado dinero») y un buen puñado de artículos dirigidos a apaciguar las inevitables protestas de los afectados por la nueva ley. Cuando una institución o reforma nace bajo gobiernos con un poco menos de unidad de acción (coaliciones, el Congreso de los Estados Unidos, el liderazgo de Mariano Rajoy) lo más habitual es ver un punto de partida más o menos racional medio oculto en algún lugar de la ley cubierto con toneladas de excepciones, acuerdos de no agresión, regalos para socios recalcitrantes y concesiones al status quo. El aspecto final de la legislación, no hace falta decirlo, horrorizaría a cualquiera que no sea un ingeniero informático.

Hay algunas instituciones, sin embargo, que no han tenido la suerte de nacer de un proceso legislador más o menos claro. Hay instituciones que nacen de pactos implícitos para aplazar un problema, son construidas a base de elaborados equívocos, acuerdos específicos para cada tema, parches ad hoc e inercias institucionales más o menos improvisadas. El sistema que emerge con el paso del tiempo, más que un diseño racional salido del a pluma de un legislador que sabe lo que hace, es un Frankestein mutante montado a base de parches a menudo contradictorios que funciona básicamente porque nadie se atreve a retocarlo demasiado. Este modelo de «evolución» institucional es aplicable a la Unión Europea, mal que nos pese, y al confuso, inefable galimatías que es el sistema autonómico.

La verdad, nunca nos hemos sentado a diseñar el modelo autonómico. El sistema actual nace de un acuerdo durante la transición en que todos los actores implicados decidían aplazar el problemas y esencialmente improvisar sobre la marcha. Como comentaba Pablo hace unos días, la descentralización en España avanza según mayorías electorales, demandas de regiones pidiendo más autogobierno y arreglos más o menos improvisados para que el politiqueo general no se note demasiado. El resultado es el tremendo, absurdo mar de confusión que es nuestro sistema de financiación autonómica, con sus incomprensibles (y nunca declaradas) balanzas fiscales, extrañas reglas de reparto de dinero y la alegre renegociación de todo el tinglado cada cinco años, no sea que alguien quiera hacer planes.

Como era de esperar de un sistema montado a base piezas de lego, cartón, pegamento y chicle, el resultado no funciona demasiado bien. Para empezar, tenemos un montón de autonomías en quiebra, ya que nunca nadie se preocupó de cuadrar presupuestos cuando tocaba y ciertamente tampoco nadie tenía demasiada idea sobre cuánto dinero iban a recibir. Por añadido, siempre que alguien gastaba más de la cuenta no tenía más que esperar a la siguiente ronda de negociación presupuestaria, confiando que los catalanes pusieran sobre la mesa un nuevo modelo de financiación, estatuto de autonomía o pacto fiscal que forzara al gobierno a regar de dinero a todo el mundo que lloriquease un poco. Los políticos autonómicos no tenían ningún incentivo para ni siquiera plantearse aplicar algo parecido a disciplina presupuestaria o incluso fingir que iban a subir impuestos; cada cinco años tocaba pasar la gorra otra vez, así que para qué molestarse. Si a esto le añadimos unos cuántos años con tipos de interés negativos, deuda barata y crecimiento económico tan fulgurante como artificial, lo raro es que el invento no acabara por caerse.

En un país normal, un desastre institucional de este calibre probablemente bastaría para que todo el mundo se sentara en la mesa y empezara a negociar un modelo más sensato. En España, por descontado, no estamos por estos nimios detalles, especialmente si los que protestan son esos malvados catalanes que no dejan de incordiar. El modelo de estado no se discutió en serio en la legislatura anterior durante la reforma del estatuto porque el PP se dedicó a trollear y los catalanes insistieron en ser una rosa única, preciosa y superespecial que merece un trato exquisito, así que todo el mundo acabó cabreado. Cuando el sistema finalmente salta por los aires y los políticos catalanes insisten, otra vez, en pedir qué hay de lo mío, la reacción de Rajoy fue (para variar) aplazar el problema, aumentando aún más la desconfianza.

Nos hemos quedado entonces en un absurdo diálogo de sordos en el que el partido del gobierno dice que nada de negociar porque los catalanes se están portando mal, los catalanes diciendo que quieren largarse porque nadie quiere hablar con ellos y el líder de la oposición prometiendo cosas a las que se negaba hace un par de años cuando estaba en el gobierno.  Todo el mundo está convencido (no sin razón) que el resto de actores actúan de mala fe, así que lejos de intentar arreglar nada de forma racional pensando a largo plazo prefieren pegándose tortazos para hacer felices a los de su parroquia.

Lo realmente triste, sin embargo, es que desde 1978 cuando los padres de la Constitución deciden dejar el modelo territorial para otro día nadie realmente se ha planteado sentarse a arreglar el problema y decidir qué narices queremos ser. El sistema autonómico actual es, en gran medida, una serie de accidentes históricos mal encajados que no hacen feliz a nadie. No hay nada que indique que no sea posible crear un modelo de gestión territorial más eficiente y lo suficiente abierto como para hacer felices a una mayoría cualificada de votantes en todo el país. Las diferencias entre unas regiones y otras no son sobre valores morales irresolubles o conflictos étnicos milenarios, estamos hablando de dinero, algo que todos los sistemas federales ahí fuera han conseguido arreglar de forma más o menos aceptable con un poco de esfuerzo.

El problema, claro está, es que eso requiere calma, ganas de arreglar problemas y capacidad de liderazgo. Lo que vemos, sin embargo, es un montón de presidentes autonómicos en regiones en quiebra técnica diciendo que el modelo actual es el mejor de los mundos posibles y que esto de aprobar reformas, nada, que es romper España. Hay días en que me pregunto qué clase de desastre apocalíptico debe azotar al país para que Mariano Rajoy y el resto de su partido se den cuenta que si las cosas no funcionan es porque algo estaremos haciendo mal.

No quiero ni imaginármelo.


22 comentarios

  1. Juan de Juan dice:

    Lo que no acabo de entender del todo es adónde lleva la tesis de tu artículo. Lo digo porque, en mi opiniòn, ese «que alguien se siente a pensar cómo queremos ser» tiene, básicamente, dos posibles metodologías.

    La primera sería, por decirlo así, repetir la Transición. Un poco lo que ahora dice Rubalcaba, o creo que dice: reabrir el debate constitucional. Por lo tanto, los mismos que le dieron la patada a seguir al problema hace 40 años, se reúnen para recoger la pelota y decidir qué hacen con ella.

    La otra sería la que podríamos denominar la «solución india». En el proceso de independencia de la India, y la consecuente necesidad de partir la colonia en dos países distintos, surgió el problema de que Jinnah y Nehru no se ponían de acuerdo sobre dónde situar la frontera. Así las cosas, el gobierno de Su Majestad le encargó a un académico británico, sir Cyril Radclyffe se llamaba si no recuerdo mal; le encargó a un tipo que jamás había pisado la India, que dibujase las fronteras desde su despacho.

    A mi modo de ver, la primera de las soluciones acabaría en otra patada a seguir, porque si en 40 años los interlocutores no han mostrado capacidad de crear un sistema estable, no sé qué aliciente pueden tener para conseguirlo de repente. Y la segunda, la sociedad española no la permitiría. Aparte que tengo mis dudas sobre quién podría ser nuestro sir Cyril Radclyffe.

    España, por malbaratar, hasta malbarató la solución federal. Yo estoy de acuerdo con Rubalcaba (con este Rubalcaba, se entiende) en que la solución federal podría ser la más propia. Pero recordemos que el federalismo no es extraño a la Historia de España, y acabó como acabó…

    En otras palabras, de tu artículo saco la conclusión clara de que estoy en un laberinto. Lo que pasa es que, lamentablemente, al menos para mí, no veo la salida.

    • Alatriste dice:

      @Juan

      Me gustaría recordarlo, pero… no me acuerdo, y eso que me interesa bastante la historia ¿Exactamente cuándo ha sido España federal, y que significa eso de que la cosa «acabó como acabó»?

      Y que conste que no es una interrogación retórica, estoy verdaderamente desconcertado. Porque la II República no era federal y la I tal vez lo hubiera sido, pero en bastante menos de dos años de existencia no tuvo tiempo material… ni de eso ni de nada. Ni la monarquía de Amadeo ni la alfonsina, y en cuanto a los carlistas tampoco creo que «federalismo» sea la palabra adecuada para definir sus ideas… que en cualquier caso tampoco pudieron llevar a la práctica.

      @Lole

      ¿Es que no está lo bastante claro que Roger está siendo irónico y atacando el inmovilismo y el negarse a discutir ninguna reforma por principio? Mujer, que su frase completa es

      «En un país normal, un desastre institucional de este calibre probablemente bastaría para que todo el mundo se sentara en la mesa y empezara a negociar un modelo más sensato. En España, por descontado, no estamos por estos nimios detalles, especialmente si los que protestan son esos malvados catalanes que no dejan de incordiar».

      Tomarse esa frase como si fuera en serio… la verdad, no me parece normal.

      • Lole dice:

        Alatriste. Sí soy consciente de que el adjetivo «malvado» está puesto en tono irónico. Por eso critico el comentario como victimista, pues eso es lo que subyace.

      • Juan de Juan dice:

        La respuesta es bastante fácil, Alatriste.

        España fue federal durante la presidencia de Pi i Margall. De hecho, aprobó una Constitución federal, la llamada de 1873. Y acabó como acabó: con Granada declarándole la guerra a Jaén.

        Esta vez soy yo quien no alcanzo a entender tu apreciación de que la I República no tuvo tiempo de ser nada. Digo yo que la sublevación de Cartagena ya es «algo» bastante más que otros «algos» de la Historia de España.

        Es más: es que, de hecho, el dato que que la experiencia federo-cantonal española durara tan poco, lo que hace, lejos de desmentir, es, a mi modo de ver, avalar la idea de que la huella que dejó dicho proceso fue bien profunda.

        • Garcia dice:

          Un mero reality-check demuestra que la Constitución federal de 1873 nunca pasó de mero proyecto y, evidentemente, jamás de los jamases fue implementada.

          Por cierto, Pi i Margall fue presidente durante 37 días.

          • Juan de Juan dice:

            Si inoperante fue la Constitución, que en España se practicó el federalismo en el 73 yo, cuando menos, lo creo fuera de toda duda.

            El movimiento cantonal no hace sino practicar la teórica federal pimargalliana, repleta de buenos deseos pero, precisamente por eso, excesivamente buenista. Pi era lo que desde mi punto de vista debe ser un buen federal, es decir un convencido del poder de los ayuntamientos y las localidades.

            Te niego la mayor, García. Es precisamente el reality-check (movimiento cantonalista y sus consecuencias) el que pone en duda que esa constitución, y la presidencia de Margall, estén de adorno en la Historia de España.

          • Juan de Juan dice:

            Y, sí. Pi y Margall fue presidente durante 37 días. Pero sesenta años después de su presidencia, en la II República, todavía existía en España un Partido Federal, inspirado en sus ideas y en su praxis.

            Vaya, en mi humilde opinión, no cabe dudar de la importancia de Pi i Margall en la Historia de España, no de 37 días, de, como poco, medio siglo.

      • Juan de Juan dice:

        Las Cortes de España, constituidas en Asamblea nacional el 11 de febrero de 1873, a la salida de Amadeo, convocaron unas elecciones en marzo, que no fueron fáciles porque, por medio, Cataluña estuvo a punto de escindirse unilateralmente de España, ante el miedo de que Figueras fuese derrotado en las votaciones y sustituido por Cristino Martos (hipercentralista). Producidas las elecciones y sus resultados, netamente republicanos, el marqués de Albaida, presidente de aquella Asamblea Nacional, propuso, y obtuvo, la aclamación de España como república FEDERAL.Está en el diario de sesiones.

  2. Lole dice:

    «…especialmente si los que protestan son esos malvados catalanes que no dejan de incordiar.»
    Ya estamos de nuevo con los victimismos.

    «El modelo de estado no se discutió en serio en la legislatura anterior durante la reforma del estatuto porque el PP se dedicó a trollear y los catalanes insistieron en ser una rosa única, preciosa y superespecial que merece un trato exquisito, así que todo el mundo acabó cabreado.»

    ¿No se discutió en serio? Sin embargo, no faltaron declaraciones de satisfación al ser aprobada la reforma del estatuto. Igual satisfación llegó de la Generalitat tras cada una de las reformas efectuadas en el sistema de financiación. Y aún así, pasados unos meses, vuelta a insistir en lo contrario, que no es suficiente.
    Lo del trolleo del PP no viene al caso, pues no tenían votos suficientes para obstaculizar la reforma. Además, insisto, los ponentes de la reforma afirmaron estar satisfechos con la misma.

    Lo que sí están demostrando esos «malvados» políticos catalanes es su irresponsabilidad al azuzar la política nacional con amenazas de secesión. Bien saben (o deberían saber) que la secesión es perjudicial para Cataluña, para España e incluso para el mundo. Lo que sobran en este momento son movimientos políticos centrífugos. Más bien, deberíamos caminar en sentido opuesto, es decir, a ceder soberanía a la UE.

    Y peor todavía, en esta coyuntura de crisis, de falta de crédito, nada mejor que asustar a los inversores de fuera con inestabilidades políticas internas.
    Pero claro, es muy fácil para Mas aprovechar que las masas están muy descontentas con los niveles de paro catastrófico, para ofrecerles la independencia como válvula de escape. Lo mismo que hicieron los yihadistas con las poblaciones empobrecidas de los países árabes, que abrazaron el extremismo islámico a ciegas, como alternativa a un sistema político-económico que no entendían y no les daba esperanzas. Lo mismo que los fascismos de entreguerras que aprovecharon la Gran Depresión para atraer apoyos.

    Se trata de convencer a los nacionalistas de que están equivocados en sus ansias independentistas. Y sin recurrir a los insultos, los cuales sólo exacerban aún más los ánimos en sentido contrario. Y esto va por todas las burradas que a diario oigo en Madrid.

    ¿Reformar el sistema de financiación autonómica? Vale, pero no ahora que estamos al borde del precipicio.

    Roger, ¿no te das cuenta de que con tu artículo estás añadiendo más leña a la hoguera?

    • Francisco dice:

      Lole,

      A lo mejor me equivoco, pero creo que el Estatut fijaba una financiación concreta (y unas inversiones, parte sin realizar eso si) y a pesar de los trolleos del PP solo se ha tocado una parte del tema lingüísitico (una chorrada detallista en mi humilde opinión).

      Apenas tres años después los propios firmantes del estatut con esa financiación han quebrado la comunidada autonoma catalana (con ayuda de una crisis).

      Cero autocrítica al sistema que ellos aprobaron, que es culpable del follón, pero lo parieron ellos con dolor, con mucho dolor. Y aquí el culpable del engendro firmado entre el parlamento español y el catalán es solo una parte.

      Si, sois un poco incordio. Da igual lo que firmeis, antes de firmarlo ya se bajo de la burra ERC, meses después CiU.

      Yo iría reconociendo que tal vez del 100% de culpa, Cataluña tenga algo, porque como bien dice Mas el hartazgo de ser siempre culpables los mismos de oprimir al sagrado pueblo catalán está alto.

      Yo estoy dispuesto a revisar la financiación, si antes los partidos catalanes reconocen que de la actual tienen parte de culpa, que CiU ha negociado TODOS los cambios de financiación desde 1993 creo.

      Y CiU «ES» Catalunya, o eso creen.

      Aquí España oprime un poco, y la torpeza de los políticos españoles y catalanes pone el resto.

  3. Xanflins dice:

    1) A Lole: Gracias por la misericordia. Aunque creo que con este discurso no vas a convencer a muchos independentistas. La solucion no esta en demostrarles a los catalanes que, supuestamente, no tienen razon o que sus representantes son algo rarillos sino que, como dice Roger, hay que sentarse a discutir un modelo que funcione para que si uno de sus lideres empieza a «salirse de tono»,la gente no lo apoye masivamente.

    2) Estoy de acuerdo con que un sistema federal bien montado y sobretodo transparente seria probablemente la solucion mas estable a largo tiempo. Aun asi, creo que el problema es que solo un sector del PSOE es federalista. Mira que le paso a Zapatero con el estatut. El PP ni lo es ni se le espera (igual que una parte importante de Espana). Y los nacionalistas estan mas por su federalismo que por el de los otros. Sin alguien en Moncloa que impulse el debate, un pacto no puede ser liderado por partidos nacionalistas «perifericos». Asi que, creo yo, el gran problema no es que no se haya querido montar un sistema federal eficiente, sino nadie ha querido el federalismo de verdad. Por esta razon ha habido un parche tras otro. Y despues a conllevarlo hasta dentro de 5 anos.

    • Lole dice:

      Xanflins
      También yo estoy de acuerdo en que hay que sentarse a discutir el modelo.

      Pero, ¿precisamente ahora que estamos al borde del rescate y nos arriesgamos a espantar (aún más) a los inversores extranjeros?
      ¿Precisamente ahora y seguirle así el cuento a Mas, que está usando el móvil nacionalista para desviar las iras de los damnificados por la crisis?

      • Xanflins dice:

        Y cuando lo deberiamos hacer entonces, cuando todo implosione? Cuando mas se aparte el secesionismo del debate publico (y mas se deje en manos de gente sensata como La Razon y el ABC), mas independentistas seremos.

        Respecto a la posicion de Mas con el independentismo, creo que tu tesis no se ajusta a la realidad. Te recomiendo el post de Pablo Simon en la Kancilleria («Cabalgar sobre un tigre»). Mas esperaba una manifestacion multritudinaria, no abrumadora. Ahora no tiene mucha posibilidad de viraje. Esto le saca de su espacio politico «natural». Y, otra vez me repito, entender el independentismo como una simple jugada politica o bajo el soft-paternalism (CiU y TV3 les tiene hipnotizados) no creo que sirva de mucho. La crisis ha amplificado el independentismo, pero no lo ha generado. La raiz del problema es politico, no economico.

      • mictter dice:

        ¿Y por qué ahora no, Lole? ¿Cuál sería el momento adecuado? Llevamos 6 presidentes con esta constitución, mayorías absolutas de los dos grandes partidos, otros gobiernos han tenido que contar con el apoyo de PNV y CiU, y nunca ha llegado ese momento. Quizá no sería mala cosa que, en lugar de limitarse a apretar las tuercas hasta ver saltar la sangre, la troika pusiera como condición una reforma de este calado [algo no demasiado distinto a la segunda opción que propone Juan de Juan más arriba].

        O si no, nos esperamos hasta que Cataluña, País Vasco, El Bierzo y La Gomera se hayan independizado y que el PIB sea un 30% del actual. Claro que igual a la baronesa Cospedal no le vendría bien, pues tendría que aclarar las cuentas de su taifa y eso siempre es un rollo, además de quitar votos.

        • Juan de Juan dice:

          Los hechos demuestran que las situaciones de crisis son las únicas que permiten reformar las cosas.

          Los tipos y tipas que firmaron los pactos de la Moncloa jamás los habrían firmado si hubiesen pensando que vivían en un país estable, sin riesgos de golpismo, en el que la ETA se iba a disolver la semana siguiente, etc.

      • Capitan Tostadilla dice:

        No entiendo. Precisamente un inversor espera sacar algo de su dinero a lo largo del tiempo.

        Ellos ya saben que el sistema actual es un desastre, que las comunidades están siendo rescatadas, que ni se aclaran de cuanto es su deficit.

        ¿Que espanta más a un inversor?¿Ver que se hace algo para solucionar el problema o que la cuestión se aplaza indefinidamente?

        • Lole dice:

          Vamos a ver. Los inversores quieren seguridad normativa. Así que no van a meter un duro en un territorio que en cualquier momento puede fraccionarse en dos pedazos y uno de ellos va a tener que montar su propia nueva legislación. A saber con qué contenido. MIentras haya inestabilidades, los inversores se irán a otros pagos.

          ¿Y entonces cuándo? Pues no lo sé. Pero ahora desde luego, no. Ya han reformado la financiación autonómica he perdido la cuenta cuántas veces. Si en su momento se tomó tal iniciativa, en un futuro también se puede volver a tomar.

          El problema es el incentivo político que animará a los legisladores a tal reforma. Ignoro cual será. Pero el incentivo actual que ha impulsado a las masa en Cataluña a apostar por la independencia es la crisis, el paro y la creencia errónea de que como país independiente no se habrían alcanzado las cotas actuales.

          Así que como el diagnóstico es erróneo, el tratamiento también lo es, o por lo menos, como tratamiento urgente. Lo que no quita que de todos modos sea necesaria dicha reforma. Pero ahora es inoportuna.

          Xanflins
          Sí, Pablo Simón tiene razón en que a Mas las cosas se le están escapando de las manos y ahora no le queda otra que tirar hacia delante. Pero eso no quita que haya metido la gamba encendiendo la mecha. Pero ya sabes que los políticos nunca reconocen sus errores.
          También estoy de acuerdo en que la crisis ha amplificado el independentismo. Pero eso no contradice el hecho de que es una reacción obvia pero equivocada. Como lo es la pobreza como amplificador del Integrismo islámico, o la Gran Depresión como amplificador de los fascismos.

          Mictter lo explica un poco más abajo muy bien: «Mientras que en los territorios sin hecho diferencial aparente no nos queda más remedio que aguantar o emigrar, donde existen movimientos nacionalistas tienen una opción más: independizarse, a ver si con eso cambian de sistema y les va mejor.»
          El problema es que no les va a ir mejor. Y eso es algo crucial que tienen que entender por buenas ya. Sin insultos, sin menosprecios y sin frases horribles del tipo «si quieren irse, que se larguen y no vuelvan».
          Si es que al final, buena parte del problema lo tiene la puñetera liga de fútbol, que saca lo peor de la gente.

  4. heathcliff dice:

    El problema, creo yo, reside en que vamos a contracorriente de la historia, y quizás en eso resida una de las causas más profundas de nuestro atraso:

    Mientras en Europa se discute la integración y la implementación de organismos supranacionales, aquí batallamos hechos diferenciales, federalismo, y todas las variaciones de la idea final: «yo a lo mío y tú a lo tuyo». Mientras se busca en todos lados la coordinación y la sinergia, buscamos aquí el terruñismo y cualquier mecanismo destinado, en el fondo, a hacer más cacique al cacique y más paleto al paleto.

    El problema, creo, es que no hemos sido capaces de extirpanos la boina, y por eso nos va como nos va.

    • Francisco dice:

      heathcliff

      ¿Francia, Escocia, el norte de Italia, toda Bélgica y supongo que algunos lugares más son también Europeos o es que no se han quitado la boina de encima? Porque están petados de separatistas o anti-integración UE.

      Aquí a lo suyo van desde los Finlandeses y los holandeses hasta los griegos pasando por Alemania.

      Creo.

    • mictter dice:

      No creo que sea un problema de terruñismo, sino de desesperación ante la total falta de expectativas de mejora y la mala malísima casta política, junto con un sistema blindado ante cualquier cambio.
      Mientras que en los territorios sin hecho diferencial aparente no nos queda más remedio que aguantar o emigrar, donde existen movimientos nacionalistas tienen una opción más: independizarse, a ver si con eso cambian de sistema y les va mejor.

  5. Adrian dice:

    Yo estoy de acuerdo en que ahora no es un buen momento. Tampoco lo sera el dia que todo vaya bien. Porque… si va bien, para que cambiar el sistema. Es decir, nunca sera el momento. Y pasan las decadas… y algunos siguen sin encontrar el momento.

  6. […] sistema judicial federal americano puede acabar generando un cambio institucional tan descomunal. Diseñar reformas es realmente complicado. gapi.plusone.go(); Difúndelo: […]

Comments are closed.