Economía & ingeniería institucional

La gran recesión: lecciones (I)

15 Jul, 2010 - - @egocrata

De las crisis se aprende. Es triste decirlo de este modo, pero la gran recesión nos ha enseñado muchas cosas – nos ha dado pistas sobre qué políticas públicas funcionan, y qué políticas públicas han fracasado. Vale la pena repasar qué hemos aprendido hasta ahora, y empezar a echar un vistazo crítico a lo que hemos visto hasta ahora.

¿Qué políticas no han funcionado?

a. La desregulación de los mercados financieros:

Bastante obvio, pero ciertamente digno de mención: dejar los bancos y fondos de inversión a su bola era básicamente una mala idea. No creo que esté descubriendo la mar oceana, pero si alguien tiene curiosidad, hablo un poco del tema aquí y aquí.

b. La banca pública española:

Las cajas de ahorros son un gran y noble experimento: un sistema bancario público, en manos de sus trabajadores y autoridades de la región que sirven. El sistema, por desgracia, ha fracasado horriblemente, víctima de su adicción por construir elefantes blancos, su poca disciplina controlando riesgos (al estar garantizados implícitamente por el estado, el riesgo moral es colosal) y su enorme dificultad para acceder al mercado de capitales cuando se meten en problemas. La reforma, aunque apresurada, es necesaria.

c. El experimento laboral español:

España intentó crear un mercado laboral basado en proteger al puesto de trabajo, y no al trabajador, a golpe de costes de despido altos. El resultado ha sido un corsé tremebundo, con los empresarios concentrándose en evitar crear puestos indefinidos por todos los medios para ahorrarse su enorme coste y creando empleo basura a espuertas. En los buenos tiempos, España tiene un 10% de paro, y nuestros vecinos 5%. En los malos tiempos, nosotros tenemos 20, y ellos 10%. Un éxito rotundo, vamos.

Aunque el mercado laboral no es el único culpable del alto nivel de desempleo, es el principal motivo por el que hemos destruido más puestos de trabajo que nadie. Es un cuello de botella gigantesco que distorsiona nuestro modelo productivo horriblemente. Ha fracasado. Hora de dejarlo.

d. Unión monetaria chapucera:

El Euro ha salido mal – o más concretamente, se ha quedado a medias. Sin mecanismos fiscales asociados, mecanismos de ajuste prácticos o un sistema para emitir deuda pública europea, la moneda única ha acabado por crear unos desequilibrios atroces.

El problema, curiosamente, no ha sido el riesgo de tener un país en recesión y otro en expansión desbocada, y un tipo de interés demasiado alto para el primero y demasiado bajo para el segundo. La fuente de nuestras desdichas ha sido que los tipos de interés acabaron siendo negativos en muchos sitios, creando incentivos tremendos para burbujas especulativas – y dejando esos países sin la capacidad de devaluar su moneda para salir del atolladero.

Hagamos lo que hagamos, el euro necesita un mecanismo de acompañamiento que permita hacer estos ajustes sin tener que recurrir a recesiones monstruosas, deflación y recortes salvajes del nivel de vida. Sea mediante un sistema que frene los países «acelerados» (controles de capitales, superávits obligatorios, regulación financiera dura), sea mediante algo que ayude a los que se metan en problemas (eurobonos, transferencias, regalos en especias, emigración forzosa), pero es necesario añadir un mecanismo adicional.

e. Confiar en los reguladores:

No todo lo relacionado con el desastre financiero tenía su origen en la falta de regulación; en no pocas ocasiones, las leyes estaban en los libros y sin embargo los reguladores eran incapaces de hacerlas cumplir. Sea porque estaban dormidos, sea porque no entendían lo que veían, sea porque una agencia minúscula con un presupuesto patético tenía que lidiar con la empresa de seguros más grande (y compleja) del mundo, en repetidas ocasiones los guardianes del sistema dejaron pasar catástrofes ambulantes sin prestarles demasiada atención.

Conclusión: no es hecha la ley, hecha la trampa. Si el tipo que vigila la ley es lo suficiente idiota (y la ley suficiente compleja), ni trampas tiene que hacer uno.

f. Riesgos y bancarrotas:

Los gobiernos saben liquidar a los bancos tradicionales de forma más o menos ordenada – los intervienen (nacionalizan), liquidan y venden a trozos. El problema es cuando la entidad financiera cayéndose a pedazos no es un banco, no hay manera de liquidarla de forma ordenada porque no tiene una estructura de depositos y creditores explícita y bien establecida, y encima tiene operaciones en medio mundo.  No es tanto «too big too fail» como «demasiado complicado para desactivar sin que explote».

Uno de los componentes estrella de la reforma del sistema financiero de Obama es un mecanismo para poder ejecutar esos bancos en problemas sin causar (esperamos) daños colaterales. Por un buen motivo.

g. Costes de información:

Los mercados financieros eran, en teoría, los más transparentes y eficientes del mundo. A la práctica, la ofuscación a gran escala era una de las principales ocupaciones de hordas de contables y matemáticos creativos.  Pequeño descubrimiento de estos días: la información (casi) perfecta que vemos en algunos mercados, como la bolsa, se debe en gran medida a cantidades ingentes de regulación, que obligan a todos los actores a dar información de forma establecida y estandarizada.

Hablando de información, la creación de un oligopolio (mal) regulado que se dedica a decirle a los bancos lo maravillosos que son sus productos para ayudar a venderlos era una idea espantosa. La regulación de derivadas que se aprueba esta semana en Estados Unidos soluciona en parte este error, imponiendo condiciones y mecanismos de publicidad parecidos a la bolsa a lo que hasta ahora era una jungla de información ofuscada. Es un gran primer paso.

g. Comprar una casa como inversión, y los incentivos a la compra de vivienda:

Imaginaros si alguien os ofreciera comprar acciones en una compañía con las siguientes condiciones: en los últimos 50 años su precio ha seguido básicamente la evolución de la inflación, si inviertes en ella tienes que poner todo tu dinero, te cobran impuestos por el hecho de tener esas acciones, si te trasladas a otra ciudad tienes que venderlas, algo difícil y lento,  y encima de vez en cuando se rompen y tienes que pagar para cambiar el tejado de la fábrica. ¿Te parece una buena inversión? Felicidades, comprar una casa es lo tuyo.

La compra de vivienda sólo tiene sentido si lo que quieres es comprar una vivienda, y absolutamente nada más que eso. Si te apetece tener un terruño para vivir en él estupendo, estás sacrificando tus ahorros en algo que te hará feliz. Cualquier otra cosa, acostumbra a ser mala idea. Por descontado, todas esas desgravaciones y ayudas fiscales para los que compran casitas son realmente idiotas, y deben ser eliminadas.

—-

En el capítulo siguiente: ¿qué ha funcionado bien en esta crisis? Aunque parezca mentira, hay cosas que han demostrado ser ciertas, útiles y prácticas en esta recesión, no todas necesariamente obvias. Pero de eso, hablamos mañana.


5 comentarios

  1. citoyen dice:

    Sobre el Euro, estaria bien que volvieramos a lo que sabemos en economia sobre la areas monetarias optimas http://www1.fee.uva.nl/toe/content/people/content/beetsma/downloadablepapers/bg_jel.pdf que, por cierto, se ha cumplido punto por punto desde la creacion del euro.

    Si queremos tener una moneda unica necesitamos mas coordinacion fiscal, probablemente, pero sobre todo economias mas flexibles y eso significa tomarse en serio las reformas estructurales (y la negocacion colectiva!!!!!). Es algo que de veras me sobrepasa: los salarios y los precios deben ser contraciclicos, esto es la explicacion del paro y las recesiones Keynes 101. Ahora, propongo hacer una encuesta por las cupulas de los sindicatos y la patronal para ver cuanta gente sabe explicar que es un area monetaria optima.

  2. […] A veces le doy vueltas a ¿Es buen negocio comprarse una casa? porque, reconozcámoslo, nadie se compra una casa para perder dinero. Voy a soltar un par de razonamientos que puede hacerse una «persona de la calle». Así de paso complementaré el post de Roger de ayer, concretamente el punto «G». […]

  3. […] listado no del todo exhaustivo sobre las políticas y arreglos institucionales que han demostrado no funcionar en la Gran Recesión. Hay un buen puñado de ideas que eran tenidas como sagradas y que han […]

  4. […] Roger Senserrich, negro sobre blanco. blog comments powered by Disqus var disqus_url = ‘http://jorgegalindo.es/blog/postit-la-peor-inversion-del-mundo/ ‘; var disqus_container_id = ‘disqus_thread’; var facebookXdReceiverPath = ‘http://jorgegalindo.es/blog/wp-content/plugins/disqus-comment-system/xd_receiver.htm’; var DsqLocal = { ‘trackbacks’: [ ], ‘trackback_url’: ‘http://jorgegalindo.es/blog/postit-la-peor-inversion-del-mundo/trackback/’ }; (function() { var dsq = document.createElement(‘script’); dsq.type = ‘text/javascript’; dsq.async = true; dsq.src = «http://elprocesosocial.disqus.com/disqus.js?v=2.0&slug=postit_la_peor_inversion_del_mundo&pname=wordpress&pver=2.33»; (document.getElementsByTagName(‘head’)[0] || document.getElementsByTagName(‘body’)[0]).appendChild(dsq); })(); Este es el blog de Jorge Galindo. En él hay textos más bien analíticos sobre economía, política, sociedad y más. Est&
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