El aniversario de la caída del Muro de Berlín nos ha enseñado unas cuantas cosas. Primero, hay algunos que siguen echando de menos la Unión Soviética un pelín demasiado, y no por el motivo adecuado. Segundo, los periodistas están realmente encantados de recordarnos a todos cómo ellos estaban allí, en un momento histórico, y que ellos nos lo explicaron todo. Parece mentira que hayan pasado veinte años, etcétera.

Cierto, la caída del muro fue un evento importante, pero no estoy del todo seguro que sea el aniversario más importante estos días. El final del imperio soviético no fue un proceso tan rápido o efectista como los periodistas gustan de describir; las insurrecciones en Polonia, los problemas internos en la URSS o la rendición (y apertura de fronteras) del gobierno húngaro sucedieron antes, y son igual o más relevantes que Berlín. Los países comunistas se habían arruinado antes de los sucesos de 1989; la Guerra Fría, en cierto sentido, fue un conflicto menos dramático de lo que pensábamos, y desde luego, mucho más fácil de ganar de lo esperado.

En España ha pasado más desapercibido otro efeméride, que si es celebrada y recordada en otros países. En Estados Unidos, es Veteran´s Day; en el Reino Unido es Rememberance Day; en Francia -creo- es el día del armisticio. En Estados Unidos no le prestan demasiada atención, pero en Europa si son perfectamente conscientes sobre qué sucedió el 11 de noviembre de 1918: la firma del armisticio que acabó la Primera Guerra Mundial.

La Gran Guerra es un conflicto casi olvidado para muchos. Por muy grave que fuera la carniceria (cuatro años y nueve millones de muertos), la matanza acabó hace 91 años. A pesar de estar sepultada en los libros de historia sin demasiada ceremonia, sin embargo, la Primera Guerra Mundial es probablemente el conflicto más influyente desde 1815 y el Congreso de Viena – y de hecho, el origen de muchos de los problemas y conflictos que aún estamos intentando solucionar ahora.

La caída del muro representó el final de la Guerra Fría – un conflicto que es descendiente directo de la Gran Guerra. La revolución de Octubre, al fin y al cabo, es un resultado directo del desastre militar ruso en 1917. La I GM fue el origen del largo intento ruso para aumentar su influencia hacia el oeste, fruto del fracaso del equilibrio de poderes después de Bismarck – el desastre de esos años aún lo estamos intentando arreglar ahora.

La Gran Guerra es representa también el inicio de decenas de problemas mal resueltos que aún sufrimos ahora. El final del Imperio Otomano y el problema kurdo, el desastroso circo colonial en Oriente Medio, los años de división china entreguerras (y su camino hacia el comunismo), la torpe ascensión de Estados Unidos como potencia dominante (y su papel estelar provocando la Gran Depresión), la caída de la primera gran ola globalizadora… El eco de ese conflicto aún retumba en la actualidad en todo el mundo.

Lo más increíble, al menos para mí, es que una guerra tan increíblemente importante fuera de hecho tan profundamente estúpida. No convenía a nadie; nadie iba a salir ganando, nada evitó que sus temores se cumplieran. Francia perdió la hegemonía en el continente de todos modos, el Reino Unido su imperio y su condición de superpotencia, Rusia perdió los Balcanes, Austria lo perdió todo. Alemania, a pesar de los pesares, acabó siendo igualmente el país más poderoso del continente, incluso después de perder una segunda vez.

El conflicto, sin embargo, hizo que todas esos resultados llegaran de forma increíblemente violenta, a la vez extendiendo una serie de conflictos y problemas arreglados a medias o provocados por la misma guerra que se han alargado durante casi un siglo. La guerra fue una matanza prácticamente sin sentido;  un recordatorio terrible sobre como lo que vemos como «guerras necesarias» muchas veces no lo son tanto.

Noventa años más tarde, la pregunta me parece que debería volver a ser la misma: ¿de veras vale la pena ir a la guerra? Me temo que el discurso político en los últimos años es víctima del síndrome de 1945, la nostalgia de la guerra justa y obviamente necesaria. Las cosas no son tan sencillas; nunca lo han sido. La guerra es, a menudo, una solución peligrosa.


14 comentarios

  1. Uno puede olvidarse de la I Guerra Mundial salvo que seas británico o canadiense, en cuyo caso no vas a poder salir a la calle sin tu amapola de papel en la solapa.

  2. Mireia dice:

    Un magnífico artículo, y añado que la mejor forma de celebrar la efeméride es con un pase completo de la última temporada de «The Black Adder». > vuestra salud, compañeros.

  3. Golias dice:

    Hay varias cosas que conviene recordar:

    a) Toda guerra que se ha hecho nunca ha sido considerada necesaria, desde el punto de vista de su época.
    b) Toda guerra que se ha hecho nunca ha sido considerada defensiva, desde el punto de vista de cada parte.
    c) Cuando se estudia toda guerra que se ha hecho, siempre se dice que fue ofensiva por parte de uno de los bandos, generalmente el perdedor; y que fue innecesaria y una matanza sin sentido. Pero eso es porque forma parte del pasado, y para muchos no es más real que cualquier relato de ficción.
    d) Cuando se contempla la posibilidad de una guerra presente, siempre si dirá que no es igual que las guerras pasadas…porque esta de ahora es necesaria y defensiva. «Es que ahora es distinto» es posiblemente la frase con la que se han justificado más guerras.

    Conclusión: somos escoria, siempre lo hemos sido y siempre lo seremos.

  4. Tvrtko dice:

    Casi todas las guerras que han marcado la historia europea han sido siempre así: las cruzadas de Oriente, la Guerra de los Treinta Años, la de Crimea, etc. Conflictos tan prolongados o enquistados son hijos de la desesperacíón por -frustradamente- alterar el curso de la realidad, enraizada sin embargo en el «tiempo largo» braudeliano.

    Eso sí, no puedes olvidar que Alsacia-Lorena se convirtió en un tótem. Algo digno por lo que morir, aun en 1940-44 o 1954-61… y dividir étnicamente a la población conquistada, algo imitado un tiempo después por ciertos uniformados con eses rúnicas.

    Las guerras «necesarias» son, además, extremadamente breves en proyección: en 1914, cuatro semanas; en 1939, hasta Navidad; y Vietnam, un par de añitos. Y las bajas, todas del enemigo, como en las crónicas reales asirias.

  5. Josei dice:

    Apoyo la recomendación de ver «Black Adder, Going Forth».

    Cuando el Capitán Black Adder explica como van a sacrificar toda la tropa en un gran ataque sólo para que el Duque de Gales pueda avanzar su despacho unos metros más hacia Alemania, es sublime y autoexplicativo del sentido de la guerra.

  6. Miguel dice:

    Otro rasgo destacable de la Gran Guerra es la calidad de su producción literaria y cinematográfica (secundo la moción de ver la última temporada de Black Adder): supongo que como a nadie con dos dedos de frente se le ocurre defender tamaño desastre, el patrioterismo que hemos tenido que aguantar en las remembranzas de la II Guerra Mundial, aquí nos lo podemos ahorrar.

    Me encantan los libros (memorias o novelas) que describen la Gran Guerra desde los distintos bandos: ‘Goodbye to All That’, de Robert Graves; ‘In Westen nichts Neues’, de Erich Maria Remarque; ‘In Stahlgewittern’ de Ernst Jünger, o la primera parte del ‘Viaje al fin de la noche’ de Céline. Incluso las ‘Aventuras del buen soldado Schwejk’, de Hasek, tratan bien esa catástrofe.

    En contrapartida, una infancia aguantando las mierdas propagandísticas inglesas o norteamericanas con que Televisión Española tenía a bien entretenernos los sábados por la tarde provocó muchas simpatías por los nazis, que para mí eran como los españoles de las pelis de piratas o los indios de los westerns: unos pobres tontos cuya única misión era el lucimiento del héroe de turno.

    Ah, y como canción, «And the Band Played Waltzing Matilda». Me encantan las versiones de Midnight Oil y The Pogues.

  7. Miguel dice:

    Ah, se me olvidaba: la actitud (que a mí se me antoja tan francesa) de decir, como carne de cañón que soy, «Va a ir a la guerra tu puta madre que yo lo único que tengo es mi vida, mientras que tú a lo mejor tienes unos cuantos latifundios/fábricas/ministerios que conservar» me parece la más sana ante el patriotismo. Ejemplo actual: Afganistán. Unos mueren, otros se forran.
    Otra encomiable moral del soldado («moral» como «guía de conducta») es la del soldado Schwejk y su garrulísima forma de cumplir las órdenes causando el efecto contrario.

  8. Roger Senserrich dice:

    Siempre he sido muy parcial a «Senderos de Gloria», mi película bélica preferida, al hablar sobre la materia. Para canción, «Green Fields of France», versión de John McDermott.

    No me pondré a citar poetas para no pecar de cursi, pero los ingleses tienen un montón de buenos.

    Puestos a hablar de arta, hay una burrada de excelentes pintores expresionistar alemanes que trataron la guerra de forma excelente tambíen – aterradores.

    Por motivos un poco obvios, no hay demasiado videojuego o wargame que trate la Gran Guerra, más allá del «Diplomacia».

  9. Roger Senserrich dice:

    Para frikismo profundo (y un montón de grabaciones de la época – incluyendo discursos), http://www.firstworldwar.com/ está muy bien.

  10. Golias dice:

    Black Adder, Green Fields of France, Senderos de gloria…si es que al final vamos a ir todos por el mismo camino, por lo que veo.

    Como juego de guerra de tablero, tengo en casa sin estrenar uno enorme (como 3000 fichas) acerca de la campaña de 1914. El título tiene muy mala leche: «Home before the leaves fall». Como decía Tvrtko, es que iba a ser una campaña breve.

  11. Someone dice:

    Apunte al margen

    me ha gustado mucho que hayas relacionado la Gran Guerra con muchos conflictos actuales como los derivados del imperio Otomano. Es sorprendente que, si tenemos en cuenta las consecuencias todavía patentes de la IGM, se hable tan poco de ella, que esté prácticamente olvidada. No sé a ti, pero dice mucho de nuestros medios de comunicación que con con frecuencia ofrecen hechos y fogonazos informativos sin poner en contexto lo sucedido.
    Y ahí está, la Gran Guerra, olvidada en algún desván como material bélico de clase B (gusta más IIGM, Vietnam..) para hacer documentales.

  12. Heathcliff dice:

    Buenísimo el artículo, oiga.

  13. Ugi dice:

    Totalmente de acuerdo con el post.

    Uno de mis libros preferidos:
    La crisis europea y la Primera Guerra Mundial. 1904-1918 Pierre Renouvin

    Un juegazo de mesa, simple y complejo a la vez
    Paths of Glory: The First World War

  14. Tvrtko dice:

    Uno de los hechos más sorprendentes de la I Guerra Mundial es el desinterés de los contendientes, en su huida hacia delante, por respetar las fronteras de los neutrales: Albania, Persia, Grecia… Así como la intervención de los vencedores en la guerra civil rusa y en Anatolia. Los aliados participaron en el ocaso de imperios ya finados permitiendo su refundación, heredando en el proceso el avispero de Oriente Medio, la problemática polaca y el caos balcánico.

    Autodeterminaciones y Pequeñas Ententes no se revelaron como paliativos al fin de la Belle Epoque y sus estables regímenes tardoabsolutistas en ausencia, originada justamente por el conflicto, de un poder mediador-coactivo eficaz, que era de lo que se trataba.

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