Economía & Internacional

La incognita de la regulación financiera

18 Sep, 2009 - - @egocrata

Entre todo el ruido y la furia de la reforma de la sanidad, las subidas del paro y las extrañas maniobras del gobierno Zapatero, es difícil recordar que una de las grandes tareas pendientes de los políticos en medio mundo es reformar el sistema financiero. La crisis, al fin y al cabo, la provocan los cuatro listillos con bancos de inversión que se aprovecharon que los reguladores de medio mundo estaban en las nubes para reventar el sistema; es urgente cambiar la legislación para que eso no suceda.

El origen de la mayoría de los problemas estuvo en Estados Unidos, por descontado, y es aquí donde es necesario que la reforma se haga mejor. La administración Obama parece tener las ideas relativamente claras sobre qué cambios son necesarios para evitar que los problemas se repitan, con una batería de soluciones con cierto sentido. Algunas de las ideas de su plan, como la agencia de protección a los consumidores, son realmente elegantes, minimizando el problema de la captura de los reguladores que tanto daño ha causado. Incluso están hablando de prohibir algunas técnicas de compra-venta de alta velocidad, algo que no gusta nada a los
bancos.

El problema, por descontado, es que en Estados Unidos pasar de «buenas ideas» a «buenas leyes» es harto complicado. De hecho, a menudo es absurdamente difícil, por muy hábil que el tipo pilotando la legislación. Barney Frank tiene las ideas muy claras (y en general, dice cosas sensatas) pero el Congreso americano es una criatura poco amiga de escribir regulaciones elegantes.

¿Cómo va la reforma del sistema finaciero ahora mismo? no está demasiado claro. La atención del sistema político en general está centrada en la reforma de la  sanidad, un problema quizás un poco menos urgente, quizás más fácil de resolver (está bastante claro qué funciona bien y qué funciona mal), pero muchísimo más complicado políticamente. La administración Obama parece que será capaz de sacar adelante una reforma en este frente, pero es difícil decir si podrá hacerlo con los bancos. De momento, no hay un proyecto de ley firme avanzando por el Congreso (sí tienen una reforma sobre el cambio climático, que parece no llegará lejos este años), así que es difícil decir qué apoyos tendrá.

Sin conocer la composición de los comités y políticos encargados sin demasiado detalle, tengo la intución que no será tan difícil como algunos creen. Wall Street es uno de los grandes contribuyentes a las arcas del partido demócrata (y en menor medida, a los republicanos); eso acostumbra a ser un obstáculo complicado de superar.

Para conseguir bloquear leyes, sin embargo, no basta tener políticos amigos; también es necesario ser capaz de movilizar un cierto nivel de debate y apoyo público. Si los republicanos no se oponen a la nueva regulación con su habitual histerismo, los bancos no podrán limitar los daños. No hay ningún político en su sano juicio que tenga ganas de ser llamado «amigo de la gran banca» estos días, al fin y al cabo; los que han tenido una relación «cercana» los últimos años (Chris Dodd) están metidos en problemas. Barney Frank, el político que lleva la voz cantante en la reforma, tiene unas credenciales de odio a Wall Street intachables, así que por ahí no podrán llegar.

A los bancos les queda una táctica: aburrir a las ovejas. Si la reforma se mantiene en segundo plano, los «expertos» y «generosos militantes» que «aconsejan» a Senadores y políticos pueden dedicarse a retrasar la ley tanto como puedan. Cada pequeño retraso, cada pequeño cambio debilita la reforma; el sesgo a mantener el status quo del Congreso acabaría por matarla. Esta táctica, sin embargo, es difícil de sostener si el presidente tiene intención y ganas de sacar la ley adelante, pidendo prisa, acusando a los remolones de ser unos vendidos, etcétera. Con una industria tan horriblemente impopular como es Wall Street, eso no es complicado.

El problema de fondo, de todos modos, es que una buena regulación en Estados Unidos no es suficiente. Si el Reino Unido, Alemania, Islandia, Irlanda, Suiza, España y todo el resto de países con sectores financieros no hacen un buen trabajo regulando el sector, el sistema seguirá siendo vulnerable. Haciendo las cosas aún más difíciles, la coordinación necesaria va más allá de simple regulación; recordad que uno de los problemas de fondo han sido los desequilibros comerciales tremendos entre China, Europa y Estados Unidos. Arreglar esto si que es complicado, y exige un nivel de colaboración y consenso que me temo no está presente.

La recesión puede que esté amainando, pero los peligros siguen allí. No es demasiado tranquilizador.


5 comentarios

  1. Kantor dice:

    Al contrario que el mercado laboral, este es un tema que si conozco, y mi opinión es NO SABEMOS regular el sistema financiero. Algo se hará para que lo que ha pasado no se repita, pero sin una teoría bancaria sólida, la regulación volverá a fracasar. No hay voluntad política, buenas intenciones o colaboración internacional que puedan sustituir a una buena teoria. Y no es un tema para economistas estrella a lo Krugman o Barro. Es un tema de especialistas desconocidos, sin proyección y un poco marginados como Hyun Shong Shin o Goodhart, a quienes conocemos cuatro que somos aun mas freaks que ellos.

  2. Alatriste dice:

    Ugh, los desequilibrios comerciales… acabas de mentar la bicha, Roger, se me han puesto los pelos de punta al leer eso.

    eso es literalmente TODO, desde los subsidios al maíz y la PAC a la política china e india y la mismísima base consumista del sistema económico americano (y la dependencia del resto del mundo de ese consumo insaciable). Y la globalización, y también el tema de las relaciones entre las divisas y el destino final del dólar como moneda de referencia internacional, y…

    Es que ni me imagino cómo podrían meterle mano a ese nudo gordiano aún en caso de que quisieran. Y me llevaría la sorpresa de mi vida si de verdad hubiera consenso.

  3. Demócrito dice:

    Kantor, ¿no deberían atacarse al menos los problemas de información? A mí lo primero que se me ocurre es cambiar el sistema de financiación de las empresas de valoración de riesgos (Moody´s et al.) así como la posibilidad de crear una agencia estatal que realice el mismo trabajo.

  4. Kantor dice:

    «Así como la posibilidad de crear una agencia estatal que realice el mismo trabajo.»

    La podríamos llamar GOSPLAN, porque haría exactamente el mismo trabajo: colocar el capital en toda la economía.

    En cuanto a quitar los privilegios a las Tres Golfas (quiero decir, a las empresas de rating), nadie disfrutaría mas que yo de la carnicería. Otra opción sería obligarlas a cobrar por resultados, de forma que las cagadas les cuesten dinero, y quede claro cuanto ex-ante.

  5. Demócrito dice:

    Una agencia estatal que hiciera el trabajo de Moody´s et al, Kantor, no el del sistema financiero, parece que no me conozcas. Creo que si hay un ámbito evidente donde la dificultad de gestionar la información hace contraproducente una dirección centralizada, es en el sistema financiero.

    Esta agencia de valoración de riesgos no lo sería en régimen de monopolio, desde luego, sino simplemente una opción más. Lo compararía con la sanidad, donde creo que la coexistencia de un sistema público universal con empresas privadas ofrece los mejores resultados posibles. El paralelismo no es casual, ambos son sectores donde la información es un problema crucial, en mi opinión.

    Lo de que cobren por resultados parece interesante. Desde luego alinearía incentivos, al contrario que la situación actual. También creo que deberían pagarles los que requieren la información, no las empresas valoradas (el cómo es otro tema)

Comments are closed.