Política

Permiso de paternidad y cambiar las cosas

26 Oct, 2016 - - @jorgegalindo

El viernes pasado defendía en una pieza que símbolos no son cambios. Era una reflexión (breve, por las inevitables limitaciones de espacio que impone el papel) sobre la diferencia entre pazoproximarse a la posibilidad de cambio político con un instrumental que queda dentro de las instituciones y que busca avances en políticas específicas, y hacerlo a través de la exigencia de máximos, a modo de demandas, aún sabiendo que no van a ir adelante de manera inmediata. En realidad, esta distinción refleja las distintas posiciones en la constelación de actores. Hablando en plata: en los últimos meses, ha sido imposible llegar a un acuerdo entre formaciones alternativas al PP para consolidar un nuevo gobierno. Además, el proceso seguido hasta la (previsible) abstención del PP ha dejado al partido pivotal, el PSOE, con una capacidad de influencia institucional disminuida. En el artículo hablaba de una medida específica: la igualación de permisos de paternidad y maternidad. Y al decir que símbolos no eran cambios quería subrayar que lo aprobado el martes de la semana pasada en el Congreso de los Diputados es una Proposición No de Ley, que depende del Ejecutivo para ser desarrollada. Cosa que no hará, claro.

En avanzar hacia la igualación de permisos, decía en el texto, una gran mayoría de la oposición parlamentaria está de acuerdo. Incluido C’s. En ese punto, una de las personas que más han trabajado precisamente por esta política, María Pazos Morán, me dijo que bajo su punto de vista la propuesta de C’s no era comparable con la PNL aprobada porque mientras en esta última la igualdad entre semanas de permiso obligatorio e intransferible era total, para C’s solo 8 de un total de 18 semanas tiene estas dos características. Según muchas personas expertas en el campo, la igualación es importante para garantizar la capacidad igualadora de la medida: al fin y al cabo, si no son equivalentes y si no se impide por ley que uno de los dos lados de la pareja pueda adquirir una parte sustancial del permiso, la carga va a seguir recayendo sobre las mujeres. Es lo que pasa ahora, de hecho. Teresa Martín comentaba, dentro del ciclo de Género, Infancia y Desigualdad, que:

En España, la duración del permiso de paternidad es de dos semanas desde 2007, pero su ampliación progresiva a cuatro semanas, propuesta en la Ley de Igualdad de 2007, se ha aplazado sine die con la crisis. Según datos del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, 173.161 hombres se acogieron al permiso de paternidad cuando se aprobó en 2007. Tan solo un año después, lo hicieron 279.756 hombres, lo que supone un incremento del 61 por ciento. Sin embargo, esta tendencia al alza se ha visto truncada desde el inicio de la crisis por el descenso del número de nacimientos, el desempleo y la precariedad laboral –cada vez menos empleo formal y más contratos temporales–. El sistema español de licencias parentales también contempla excedencias no retribuidas para ambos progenitores hasta que el niño cumpla 3 años, pero solo un 6% de los titulares fueron hombres en 2014. Asimismo, de todas las prestaciones por maternidad solicitadas en 2014, solo se transfirió parte del permiso al padre en el 1,7 por ciento de los casos.

Y esto, argumentaba Martín, debe ser considerado en el marco de que:

una paternidad más activa y emocionalmente implicada favorece la igualdad de género, un modelo de conciliación corresponsable y el bienestar de la infancia. A veces nos olvidamos del derecho de los niños y las niñas disfrutar de sus padres y madres por igual. Por otro lado, la evidencia empírica reciente constata una asociación positiva entre igualdad de género y tasa de fecundidad. La distribución de roles dentro del hogar, aunque sea bastante igualitaria al inicio, suele volverse más asimétrica con la llegada del primer hijo

En otra pieza dentro del mismo ciclo, Teresa Jurado hacía referencia a un estudio para subrayar que:

Esta asimetría en los permisos, consagra una asimetría en los papeles que ocupan los padres y madres en los cuidados de los hijos. Los padres entrevistados cuentan que en ese breve periodo de tiempo apenas les dio tiempo realizar las gestiones administrativas y ayudar a la madre con toda la logística doméstica, mientras ella se recuperaba del parto y afianzaba la alimentación del bebé. Solo aquellos padres que durante los primeros meses de vida de su hijo estuvieron desempleados y recibieron una prestación por desempleo o aquellos que compartieron la licencia por maternidad tuvieron la oportunidad de cuidar solos y adquirir las competencias generales necesarias para cuidar. Todos los padres entrevistados, que se encontraban en una de estas situaciones cuidaron de sus bebés y tuvieron un tiempo de aprendizaje mucho más extenso que los padres que solo se pudieron tomar el permiso de paternidad de dos semanas, a veces prolongado con las vacaciones.

Por ello, concluía Jurado que:

para poder cuidar por igual, los permisos deberían ser iguales. Éstos deberían reformarse para que fuesen de igual duración para hombres y mujeres, intransferibles y remunerados al 100 por cien.

La propia Teresa Jurado sacaba un articulo en El País esta misma semana defendiendo eficazmente la misma postura.

La propuesta de C’s, por su parte, se parece más al modelo islandés, donde hay tres meses obligatorios para cada progenitor y tres meses más libres. En Suecia la parte no transferible son 90 días de 480 en total. Es gracias a estas experiencias que sabemos de los efectos positivos de la medida, y podemos intuir que avanzar hacia la total igualdad podría ser aún más productivo.

Aquí viene la parte complicada. En el debate de la PNL, la diputada de Podemos y miembro de la Comisión de Igualdad del Congreso dio un titular revelador: «un poco de igualdad no es igualdad”. Refleja bien, creo, la aproximación de Pazos Morán (ella misma compartió la cita en su timeline). Esta frase presupone también una aproximación maximalista al problema. O todo, o nada. Hay dos posibles objeciones a esta posición. Por un lado, en un entorno con muchos jugadores con poder de veto (lo cual presupone no sólo la posibilidad sino la necesidad de negociar), situar la referencia en el ideal en lugar de en el statu quo es peligroso. Si el ideal en este caso es conseguir 16 o 18 semanas de permisos iguales e intransferibles, la propuesta de C’s parecerá lejana a la PNL. Si, por el contrario, se compara con la situación actual, y se observa a su vez la situación de los países referentes antes mencionados, además de tener en cuenta el contexto fiscal y político español, las propuestas de C’s y Podemos parecen más cercanas.

Por otra parte, indica la intención de mantener la discusión en el plano de los derechos, y no de las políticas. El derecho se ata a la medida concreta, en lugar de plantearse en abstracto: las mujeres tienen derecho a la igualdad plena, y debemos identificar qué medidas van a acercarnos a la consecución completa de un derecho que hoy día no está totalmente garantizado. Siempre poniendo en la balanza el abundante (pero, insisto, no definitivo) caudal de información a favor de la medida, lo fundamental para garantizar el derecho es tener claro el objetivo: igualdad plena. En lugar de convertir la política en derecho, lo ideal es identificar aquellas que pueden acercarnos más a la meta dentro de la constelación política existente.

Todo lo dicho no invalida las campañas favorables a ciertas políticas, como la plataforma PPiiNA. Al contrario. Son una aportación imprescindible. Desde ese punto de vista, subrayar las diferencias en lugar de los parecidos entre ésta y la propuesta de C’s es perfectamente válida, estando incluso en la naturaleza del lobby ciudadano. Pero en el plano de la negociación meramente política, creo que las consideraciones apuntadas (incertidumbre y gradualismo en un entorno de influencia fragmentada) dejan espacio para ver las ideas de cambio más cercanas entre sí que cualquiera de las dos respecto al inmovilismo.


13 comentarios

  1. Oskartxu dice:

    Y en esta, como en muchas otras cosas, Podemos demuestra que para ellos es mas importante seguir siendo puros e inmaculados, y poder mirarnos a los demás desde el púlpito envueltos en su superioridad moral, que mejorar la vida de la gente.
    Que le vamos a hacer…

  2. Mariano Nieto Navarro dice:

    Creo que no se trata de complejos de inferioridad, como apunta Oskartxu, ni de maximalismos en el «plano de los derechos» como indica el autor de este artículo.
    En el plano de las políticas posibilistas, la propuesta de la PPIINA con su calendario gradual de implantación en dos legislaturas, es tan factible económicamente como la de C’s: los 800 millones de euros calculados en el anexo presupuestario al acuerdo de investidura del PP con C’s para la reforma que propone C’s es el coste de la primera fase implantación de la equiparación de permisos que propone la PPIINA para esta legislatura.
    El autor primero reconoce lo óptimo de la propuesta de la PPIINA (asumida por Podemos, el PSOE, el PNV y resto de grupos, incluso el PP -que se abstuvo de votar la PNL no por el diseño de la reforma sino por objeciones económicas- excepto C’s) respaldada por la evidencia científica (abundante y definitiva, a pesar de que el autor lo ponga en duda sin citar nada que respalde su afirmación gratuita) y después la descalifica por maximalista («situar la referencia en el ideal») y por «situarse en el plano de los derechos y no de las políticas», sin «tener en cuenta el contexto fiscal y político español».
    Y yo pregunto: ¿a igualdad de precio, el autor prefiere que le reparen un poco la nevera que no funciona bien o que se la arreglen de verdad? Comparando con la situación de partida, la reparación parcial es una mejora; pero ¿quién pagaría el mismo precio por una chapuza cuando se pueden hacer las cosas bien de una sola vez? Con el agravante de que una chapuza seguramente derivará enseguida y de nuevo en malfuncionamiento, mientras que un arreglo de verdad te garantiza que el aparato cumplirá su misión por muchos años. Pero el Sr. Galindo preferiría la chapuza para no ponerse en el lado «peligroso» de «situar la referencia en el ideal [de que la cosa funcione bien] en lugar de en el statu quo».
    Los países mencionados como referencia por el Sr. Galindo (Islandia, Suecia) se encuentran ahora con el problema de que quieren igualar e individualizar (como dicen allí) los permisos pero se ven atados por la «dependencia del camino seguido» («path dependency» la llaman los expertos): las mujeres asumen como propias no solo las semanas o meses de su permiso de maternidad sino también todas las semanas o meses transferibles (o de «distribución opcional»), de manera que convertir parte del tiempo transferible en permiso de paternidad exclusivo (no transferible) es visto por las mujeres como un empeoramiento de sus prestaciones y se oponen a ello. De esta manera la reforma propuesta por C’s (en el sentido de los países mencionados) nos alejaría y nos pondría más difícil el acercarnos al ideal (que el Sr. Galindo asume como deseable), por mucho que momentáneamente parezca una mejora.
    Apelar a que la política es negociación para hacer una chapuza retardatoria de la solución clara y sencilla, cuando tenemos todas las evidencias de qué es lo que funciona, es simplemente una maniobra de gatopardo de cambiar algo para que siga sin cambiar nada. Y parece que el Sr. Galindo se ha apuntado a ese juego.

  3. Hay dos razones fundamentales por la que la equiparación de los permisos de maternidad y paternidad no debe situarse en el plano de la negociación política y sí en donde está, en el de los derechos:

    1) Ante un derecho laboral que nace de haber cotizado por igual a la Seguridad social, no cabe la existencia de diferencias. A igual cotización, iguales derechos laborales.

    2) En cuestión de Derechos Humanos (y la igualdad lo es) no valen medias tintas: por eso exigimos DERECHOS (permisos) #igualeseintransferibles

    Dori Fernández, cooportavoz de la @PPiiNA

    • Alatriste dice:

      Hombreeeee…

      1. estoy 100% a favor de la equiparación de los permisos de paternidad/maternidad, pero si eso fuera un derecho que nace simplemente «de haber cotizado por igual a la Seguridad Social» también quienes no tenemos hijos tendríamos derecho a permisos de paternidad, dado que hemos cotizado exactamente igual que quienes si los tienen, y quienes tienen solo un hijo deberían disfrutar los mismos que quienes han tenido cinco. Al fin y al cabo todos hemos cotizado por igual ¿No?

      Yo diría que la cosa tiene más que ver con el artículo 9 de la Constitución (Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social). Si deben existir permisos de maternidad no es porque los hayamos «pagado», es porque ayudan a promover la igualdad de la mujer, y si deben ser equiparados es porque en la práctica que sea distintos también las perjudica.

      2. Me gustaría saber de qué clase de mentes sale la extraña idea de que si algo está «en el plano de los derechos» no debe entrar en la negociación política. Todos tenemos derecho a la educación – por poner un ejemplo entre un millón – y no por eso el dinero se convierte en infinito, ni todos tenemos las mismas ideas sobre la mejor forma de educar. Y en cuanto hay que decidir cómo gastar X euros, cómo enseñar, cómo organizar el gasto, quién y cómo debe hacerlo… estamos «en el plano de la negociación política».

      • la igualdad consiste en tratar de igual forma los supuestos de hecho semejantes y de forma desigual los supuestos de hecho diferentes. Ser padre y madre, en el contexto que estamos hablando, son supuestos de hecho semejantes. De ahí mi afirmación. El 9.2 CE sí, pero sobre todo el 14 CE.
        Saludos
        Dori

  4. oscar dice:

    El efecto todo o nada no siempre es el camino más corto, porque muchas veces es nada y se queda en el limbo. VAle que lo ideal por muchos motivos es que la situación sea idéntica, pero partimos de una situación tan asimétrica que cualquier paso parece un salto.

  5. priya alvarez dice:

    No se trata de «todo o nada», se trata de no sentar un precedente que sera dificilmente reversible.

    Por pura logica politica, los permisos de maternidad largos sentarian un precendente peligroso de derechos (cuasi) adquiridos a las madres que nadie querria despues recortar (para darselos a los padres). Luego la unica opcion para equiparar permisos de maternidad y paternidad seria en ese caso ir alargando los permisos de paternidad intransferibles hasta que por fin alcancen a los de maternidad (cada vez mas dificil cuanto mas se vayan alargando).

    La razon por la que los permisos de paternidad y maternidad en Suecia son todavia tan desiguales es porque se partia de un permiso maternal «de facto» de 12 meses de duracion que nadie quiere ahora «reducir». Por tanto, solo les queda la opcion de ampliar paulatinamente los permisos de paternidad intransferibles progresivamente hasta los 12 meses que actualmente se toman las madres. Por eso la igualdad siempre es un futurible.

    En mi opinion, es una opcion estrategicamente peor alargar los «permisos transferibles» que dejarlos como estan; ya que como sabemos la transferibilidad suponen en la practica la ampliacion de los permisos de maternidad.

    No solo un poco mas de igualdad NO es igualdad. Sino que favorecer la DESIGUALDAD nunca va a llevar a la igualdad.

    Lo que no entiendo es porque hay que imaginar siempre la igualdad para dentro de 100 anos, en lugar de buscar la igualdad AHORA!

  6. Creo que se contraponen en el post una posición maximalista, supuestamente la de la PPiiNA, con una posición negociadora o gradualista, cuando en realidad la propuesta de la PPiiNA no es maximalista sino que persigue la igualdad mientras que la reforma de C’s dice perseguir la igualdad aunque en realidad persigue solo cambiar los nombres y las formas para que siga el desequilibrio. La formación propone 8 semanas intransferibles para madre y padre y 10 semanas transferibles. Eso supone en la práctica, como muestran los estudios internacionales y la «International Parental Leave Network», que las mujeres se tomarán 18 semanas y los hombres 8 semanas. Si ahora el «gender gap» es de 16/2 y se necesita ampliar el permiso intransferible de los hombres en 14 semanas para llegar a la paridad, la propuesta de C’s en vez de invertir recursos en la equiparación prolonga la brecha de género, porque propone 18/8. La PPiiNA propone cerrar la brecha y después ampliar ambos permisos intransferibles para que se acerquen a los permisos más generosos de otros países. En Suecia tampoco hay paridad en los permisos, aunque los hombres suecos tengan un permiso intransferible más largo que los hombres españoles. Llegar tarde y con permisos más cortos, como es el caso de España, es a oportunidad para innovar y ser el primer país con paridad en los permisos!

    • Jorge Galindo dice:

      Muchas gracias, Teresa. La crítica a la posición maximalista se la atribuyo a los negociadores políticos, no a la PPiiNA ni a quienes la integran. Es justo a lo que me refiero en la última línea del post.

  7. Aristogeros dice:

    Creo que la posición maximalista o referencia ideal en este caso es la de Ciudadanos, porque plantea una fórmula para un mundo ideal en el que los estereotipos de género no existan y en el que, por tanto, la parte opcional o «de libre distribución» del permiso sería tomada indistintamente por madres o padres según la conveniencia de cada familia.
    Sin embargo, sabemos que no vivimos en ese mundo de fantasía y sabemos que, en el mundo real, si hay partes opcionales del permiso, a repartir entre el padre y la madre, es la madre quien se va a tomar esa parte opcional sistemáticamente, perpetuando así el papel de las mujeres como cuidadoras principales y el de los hombres como proveedores principales desvinculados de los cuidados, con todos los perjuicios que tal división sexual del trabajo conlleva para unas y otros (sobre todo para las unas). Esa parte de libre distribución en los permisos de maternidad y paternidad asegura, además, la transmisión de esos perjudiciales roles a las futuras generaciones.
    Desde este punto de vista, me parece mucho más realista la propuesta de Podemos y el PSOE, porque no asume que vivamos en ese mundo ideal en el que no existen los estereotipos de género sino que hay que tener en cuenta las tremendas presiones sociales que sufren las mujeres y los hombres para mantener el statu quo.
    Hasta llegar al ideal que propone Ciudadanos, en el que todos los individuos serían realmente iguales y libres de elegir sin presiones de género, me parece que la propuesta intermedia de Podemos es más gradual y se enmarca mejor dentro de las «medidas (que) van a acercarnos a la consecución completa de un derecho (el de la igualdad de hombres y mujeres) que hoy día no está totalmente garantizado».

  8. Emilio dice:

    Estoy de acuerdo con la igualación de permisos para padres y madres, estando por tanto de acuerdo con aquellos que señalan que un reparto desigual del tiempo de cuidado lo que puede hacer es cronificar desigualdad.

    Quiero por tanto manifestar mi total acuerdo con la frase: «Sino que favorecer la DESIGUALDAD nunca va a llevar a la igualdad.» aunque lamentablemente eso sea lo que con más frecuencia sucede en las políticas de género.

  9. Jose Carlos Santamaria Poza dice:

    Desde lo personal, me gustaría comentar que en 2011 tome 5 senanas de la parte del permiso transferible español de 10 semanas + 1 semana de lactancia, y he de decir que fue magnífico y transformador. Pasando a lo general, solo un 1,7% de los padres tomamos algún tiempo de las 10 semanas transferibles. Así año tras año de estadísticas contumaces en ese 1 y pico. Esto solo cambia un poco a 2 de cada 100 nuevos padres.
    No puede ser mas cierta la cita en este caso: Un poco de igualdad no es igualdad. ¿ Acaso cuando se habla de salarios se dice que una persona es «un poco» mileurista si sus ingresos mensuales fueran 125 eur? Ese poco de igualdad del 1/8 de los cuidados, es pura y llanamente desigualdad.
    Solo la propuesta de la PPIINA es igualdad y tiene poder transformador.

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