Economía

La dimensión económica de la crisis catalana

22 Feb, 2018 - y - @enriquechueca93,

El tercer debate del ciclo de conferencias sobre la crisis en Cataluña celebrado en la London School of Economics and Political Science (LSE) tuvo lugar el pasado 14 de febrero con el título The Economic Dimension of the Catalan Crisis (“Las dimensiones económicas de la crisis catalana”). Esta tercera conferencia se centró en analizar los orígenes y las dinámicas de esta crisis desde el punto de vista económico. El debate, moderado por Jenifer Ruiz-Valenzuela, contó con la presencia de Antonio Cabrales, Ángel de la Fuente, Jordi Galí, Ramon Marimon y Andreu Mas-Colell. Estos reconocidos economistas aportaron sus puntos de vista sobre las causas económicas de este conflicto, además de aportar algunas posibles soluciones. En este artículo recogemos las principales ideas expuestas a lo largo del encuentro.

El debate acerca del déficit fiscal

El debate se inició con una discusión sobre el déficit fiscal. Mas-Colell comenzó defendiendo que Cataluña paga impuestos en proporción a su PNB y recibe en base a su población (el 19% y 15% del total de España respectivamente), por lo que el déficit fiscal catalán debería estar en torno al 4% (unos 10.000m€). Se mostró favorable a la lógica de que Cataluña contribuya más al presupuesto nacional, puesto que su nivel de ingresos per cápita es superior a la media española. Asimismo, argumentó que aunque está de acuerdo con que el gasto en educación, cultura o sanidad no se calcule con respecto a la población de cada región, el que se realiza para aumentar la capacidad productiva de la región, debería hacerse con respecto al PNB regional. También puso de manifiesto la alta politización y la consiguiente arbitrariedad que caracteriza al sistema de transferencias a las CCAA en España.

Ángel de la Fuente criticó la visión sobre el expolio fiscal, es decir, la idea de que Cataluña ha sido tratada de manera injusta por el gobierno central. Argumentó que sin la existencia de transferencias de ingresos entre las CCAA y el Estado Central, no se podría realizar una redistribución de los ingresos y gastos hacia las distintas regiones. En primer lugar, De la Fuente mostró que cuando se compara el déficit fiscal de Cataluña con respecto a las demás regiones de países desarrollados europeos, este se encuentra más cerca de la regla que de la excepción. En segundo lugar, afirmó que la creencia sobre la opacidad de las cuentas públicas españolas es un simple mito; de hecho, según De la Fuente, España es uno de los únicos países que pública datos sobre transferencias territoriales de manera regular. En relación a la inversión en Cataluña, De la Fuente añadió que la inversión en infraestructuras en la región es ciertamente más baja que en otras regiones de menor renta media, pero que esto se debe al efecto acumulado proveniente de los fondos de desarrollo europeos (durante años los fondos europeos han nutrido de infraestructuras las regiones españolas con menos renta per cápita). Mas-Colell y De la Fuente estuvieron de acuerdo en que sería conveniente permitir una mayor capacidad de decisión sobre el gasto a nivel regional.

Los determinantes de la identidad nacional

En relación a la formación de una identidad nacional, Ramon Marimon recalcó la existencia de varios factores que afectan a la identidad nacional (en este caso, aquellos ciudadanos que se sienten exclusivamente catalanes o catalanes y españoles): el consumo de unos medios de comunicación u otros, la lengua empleada diariamente y el lugar de nacimiento. Antonio Cabrales destacó una investigación (Clots-Figueras y Masella, 2013) que muestra que la identidad catalana se relaciona positivamente con la exposición al sistema educativo catalán, entre otros factores. Sin embargo, dentro de las diferentes identidades políticas de Cataluña, Cabrales mostró que no existen grandes diferencias en las preferencias sobre el número de horas en catalán, español e inglés para la educación primaria y secundaria. De acuerdo con Cabrales, estos datos sugieren que en muchos temas que a priori parecen irresolubles, es posible un consenso entre los distintos partidos políticos.

La importancia de la confianza y el capital social

Antonio Cabrales argumentó que la identidad es crucial cuando es necesario un acuerdo sobre quién forma parte en la redistribución entre distintos grupos (culturales, étnicos, etc.). Mediante dos experimentos (1 y 2), presentó evidencia sobre la existencia de una tendencia a confiar más en aquellos que son de nuestra misma región, hablan nuestro mismo idioma y tienen nuestra misma identidad política, siendo esta última la cuestión más relevante. Además, hizo referencia al efecto que tiene la identidad nacional sobre la confianza en la política y el nivel de evasión de impuestos.

El nivel de descentralización

Mas-Colell reconoció que en España existe una gran descentralización en el lado del gasto; sin embargo, esta no se da en la toma de decisiones. A modo de ejemplo, se refirió a la capacidad de decisión de los parlamentos autonómicos, calificándola como muy limitada. De la Fuente argumentó que incluso en un estado puramente federal, como Alemania, los landers tienen importantes limitaciones de decisión en relación a los impuestos. Mas-Colell insistió en el hecho de que la Administración Central debería experimentar con las regiones en diversas políticas públicas, y añadió que un incremento de la capacidad de maniobra de las CCAA podría dar mejores resultados. Como ejemplo de los beneficios potenciales, se refirió al caso de las universidades catalanas, argumentando que las universidades catalanas son líderes en la consecución de fondos de investigación europeos.

Marimon apuntilló que España es uno de los países que más ha aumentado su grado de descentralización en los últimos 20 años. Respaldó esta afirmación en un análisis de la OECD, donde se sitúa a España como uno de los países desarrollados más descentralizados. Además, afirmó que España está descentralizada de forma muy similar a los estados típicamente federales (con transferencias descentralizadas en sanidad y educación). En relación a la opinión pública en el conjunto de España, Marimon sostuvo que los problemas respecto a las disfuncionalidades del Estado de las autonomías no se perciben sólo entre los ciudadanos de Cataluña, sino también entre los del resto de España. Por último, hizo un llamamiento a la búsqueda de soluciones, así como a centrar la discusión en aspectos e instituciones concretas donde pueden existir más consensos, como puede ser el caso del CSIC. En esta misma línea, reiteró que es preferible centrarse en llevar a cabo reformas concretas en lugar de hacer una enmienda a la totalidad del sistema.

Comercio y fronteras

Sobre el impacto de las fronteras en el comercio, Marimon comparó los posibles escenarios económicos de una potencial independencia. Mostró evidencia empírica de los costes potenciales de una transición a la secesión, además de los efectos que tendría la independencia en el comercio, asumiendo el contrafactual en el que las relaciones comerciales bilaterales serían como con el país con quien España comercia relativamente más (Portugal).  Por su parte, Galí añadió que Cataluña exporta cada vez más fuera de las fronteras españolas, y que, por tanto, es cada vez menos dependiente de España. No obstante, señaló que un boicot a los productos catalanes puede mermar el crecimiento económico en Cataluña. En todo caso, según Galí el impacto del hipotético boicot sería limitado, ya que este se concentra principalmente en los bienes de consumo, cuando los bienes intermedios y de capital constituyen la mayor parte de la producción catalana.

Por otro lado, Galí mantuvo que los costes de la secesión son causados por dinámicas humanas, que surgen de las restricciones impuestas por los actores políticos. En su opinión, con voluntad política sería posible superar estos problemas, sugiriendo que en caso contrario las economías española y catalana se verían notablemente dañadas. Marimon respondió a Galí afirmando que cualquiera de los posibles escenarios trae consigo costes muy significativos.

De la Fuente simpatizó con la visión de Marimon sobre el efecto de las fronteras y  explicó que la ausencia de fronteras tiene efectos inherentemente positivos sobre la eficiencia y el comercio. A su vez, sostuvo que la falta de certeza legal y la inseguridad jurídica tienen una gran importancia y que, a tenor de la experiencia de los últimos meses, podemos esperar unos costes de transición extremadamente altos.

El debate sobre el referéndum

Respecto a la cuestión de un hipotético referéndum, Marimon criticó la falta de claridad política que ha habido en los debates en torno a esta cuestión. Por ejemplo, según él, en repetidas ocasiones se ha asumido erróneamente que Cataluña seguiría en la Unión Europea. Tanto Mas-Colell como Galí mostraron su apoyo a un referéndum pactado. Mas-Colell mostró su preocupación por las dinámicas que pueden crearse en un entorno político como el actual, y cree más probable un enquistamiento del conflicto, además de un mayor protagonismo de las soluciones judiciales en detrimento de las políticas. No obstante, consideró que si una fuerza política más moderada que el Partido Popular gobernase en España, se harían más esfuerzos para rebajar las tensiones. Galí enfatizó que existen diferencias importantes en las preferencias sobre los niveles de descentralización deseados en Cataluña, País Vasco y el resto de España, dirigiéndose las dos primeras en sentido opuesto a las del resto de España (más descentralización contra más centralismo). Cabrales señaló que es importante discutir más a fondo cual sería el nuevo status quo, en el caso de que en un hipotético referéndum se resolviese en contra de la secesión de Cataluña.

 

Algunas conclusiones

Marimon se basó en los pensamientos de Rousseau para proponer cinco soluciones que pueden guiar nuestra hoja de ruta para el futuro: (i) Definir claramente los derechos y responsabilidades de los ciudadanos (educación, sanidad, etc.) que el estado debe garantizar. (ii) La responsabilidad regional del punto (i) requiere capacidad administrativa, legal y financiera. (iii) La solidaridad y el riesgo compartido entre todas las regiones es parte del estado federal, pero se deben mezclar; la solidaridad debe preservar el orden regional per cápita después de la redistribución. (iv) La deuda regional debe ser regulada, y un fondo de estabilidad ayudaría (siguiendo reglas transparentes y claras). (v) Las agencias e instituciones independientes deben ser parte de la corresponsabilidad federal, proveyendo justicia legal, transparencia y eficiencia (juzgados, competición, etc.). Un acuerdo en torno a estos puntos permitiría definir la relación entre España y la Unión Europea (como entre Cataluña y el resto de España), y abriría las puertas hacia una reforma de la Constitución española.

Por último, Antonio Cabrales reivindicó la necesidad imperiosa de mantener la mayor cantidad posible del capital social existente entre los ciudadanos de nuestro país. En palabras de Cabrales, “no podemos dejar que este proceso arruine una relación tan positiva para todos, que ha florecido durante siglos de convivencia”.


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