Feminismo

¿Vientres de alquiler o barrigas solidarias?

4 Jul, 2017 - - @Claveria

En los últimos días C’s ha registrado una proposición de ley que regula la gestación subrogada, y con ello, se ha vuelto a poner sobre la mesa la discusión sobre qué postura debemos adoptar al respecto. Desde un punto de vista ético-moral es una cuestión complicada, y no hay un consenso claro ni por parte de la ciudadanía, ni por parte de todos los partidos políticos[1]. Intentaremos desgranar algunos aspectos:

El dilema que se plantea con más intensidad , en este debate, es si tiene que prevalecer más la protección a las mujeres o la libertad individual de éstas. Desde el punto de vista teórico, se ha abordado el tema tratando de responder a dos preguntas, la primera, ¿Todo es contratable? Y la segunda, ¿Hasta qué punto se puede realizar libremente ese contrato entre la gestante y los potenciales padres?

(1)    En referencia a la primera pregunta, el liberalismo se asienta en la idea que los individuos son propietarios de su propia persona. De esta manera, el individuo usa la propiedad de su cuerpo y los servicios que se derivan como cualquier propietario lo hace con su propiedad material. Según esta concepción, cualquiera puede vender o alquilar partes de su cuerpo. Sin embargo, hay otros autores que alertan que esta concepción puede tener importantes  implicaciones, ya que en última instancia con este planteamiento se aceptaría que alguien se vendiera a si mismo como esclavo. Carol Pateman expone, en el Contrato Sexual, que  no se puede ser a la vez propiedad y propietario. Por tanto, nadie puede considerarse a sí mismo como mercancía, o como un medio, ni venderse como esclavo. Siguiendo estas ideas, estos autores consideran que hay aspectos relacionados con el propio cuerpo que deben quedar fuera del mercado:  como las donaciones de órganos, la prostitución o la gestación subrogada.  Al aprobar una ley sobre gestación subrogada, legitimaría la idea que las mujeres son una mercancía.

(2)    En relación a la segunda pregunta, los filósofos contractualistas consideran que la legitimidad del contrato se deriva del libre consentimiento de los contratantes. El consentimiento es un argumento que se utiliza para legitimar el contrato de subrogación, pero éste puede ocultar condiciones sociales y económicas que empujan, en este caso, a las mujeres a aceptar un contrato que en otras circunstancias no aceptarían. En sociedades desiguales y patriarcales, la parte subordinada no es libre de facto de aceptar un contrato y, además, el contrato por subrogación puede ser potencialmente muy peligroso para las mujeres. Un embarazo puede entrañar importantes efectos negativos para la salud de ésta, llegando incluso, en algunos casos,  llevar a la muerte.  Para aquellos que consideran que cobrar por gestar a un bebé es lo mismo que cualquier trabajo asalariado, tenemos que apuntar que, en los contratos de gestación, además de la desigualdad de clase, existe la desigualad de género. Las mujeres son las únicas que pueden realizar este trabajo, por tanto, ellas están doblemente expuestas a la explotación: de clase y género. Incluso algunos autores consideran que no puede haber libertad de contrato en sistemas patriarcales o donde haya dominaciones de clase o raza. Por otra parte, aquellos que consideran que detrás del aborto hay la misma argumentación que sobre la gestación subrogada, solo apuntar que la primera contribuye a dar más libertada a las mujeres y la segunda la restringe. Sería como argumentar que permitir trabajar más de 40 horas semanales incrementaría la libertad del trabajador, porque, tal vez, éste quisiera trabajar 80 horas.

Volviendo al tema central, el principal punto de la propuesta de ley de  C’s es que las mujeres no podrán recibir remuneración por la gestación.  Las gestantes, además, deberán tener una situación económica estable (aún por definir). De este modo, C’s defiende que sería  un intercambio altruista. Este hecho cambiaría el planteamiento anterior?

Algunos pueden argumentar que al ser una relación altruista, sin dinero de por medio, el contrato se realizaría desde una posición de mayor libertad para la madre “subrogada”, ya que, de esta manera, las mujeres económicamente más desfavorecidas no se verán condicionadas a alquilar su útero. La proposición de ley aún tiene que ser desarrollada, pero según Albert Rivera y Patricia Reyes, el modelo a seguir en materia de maternidad subrogada es el de Canadá. En este país, lo que se realiza es un altruismo compensatorio, aquí C’s lo ha llamado prestación resarcitoria. Es decir, las personas que quieran tener hijos deben encargarse de una serie de gastos derivados, como el tratamiento reproductivo, la medicación, la ropa,  los gastos de desplazamiento, o la compensación económica, si la madre no puede ir a trabajar. Es aquí donde pueden surgir remuneraciones encubiertas, ya que es muy difícil la controlar la idoneidad de estos gastos por parte de las autoridades. Por tanto, resulta aún complicado poder garantizar esa igualdad entre las partes contratantes. No hay datos fiables sobre maternidad subrogada en los diferentes países que han aprobado esta ley, pero en países como Canadá, Reino Unido, o Portugal, que permiten la gestación subrogada “altruista” igualmente hay una escasez de mujeres que se ofrecen, y aún se mantiene el problema de la huida de los padres a países internacionales.

Hay otra implicación importante de la gestación subrogada “altruista”: el negocio de los intermediarios. Aunque la mujer gestante no cobre, se pueden crear industrias paralelas de intermediación que  tengan beneficios gracias al trabajo y el altruismo –en el mejor de los casos- de las mujeres: como agencias, clínicas o servicios jurídicos (depende de cómo se quiera  implicar el estado). Eso implicaría que aunque fuera un acto altruista, habría empresas que se beneficiarían económicamente de ese acto realizado por mujeres.

Vemos que es un tema complejo y aún hay muchos aspectos por definir, pero podemos sacar algunas ideas claras: permitir la gestación subrogada remunerada reforzaría la posición de subordinación de las mujeres en la sociedad. Y la gestación subrogada altruista puede abrir la puerta a que se de esta situación desigual, donde casi siempre las  barrigas solidarias son en realidad vientres de alquiler.

[1] El PSOE, en el último Congreso Federal, proclamó que está en contra de la maternidad subrogada.  Podemos aún no tiene una posición clara, aunque tienen claro que no se puede mercantilizar a las mujer, y el PP está postergando el debate en el seno de su partido.


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