En el último siglo ni un solo partido ha conseguido una mayoría absoluta en los Países Bajos. Previsiblemente, eso no cambiará el domingo 15 de marzo. La derecha nacionalista (PVV) con Wilders a la cabeza es el claro favorito para lograr el mayor número de escaños, pero la altísima proporcionalidad del sistema electoral holandés garantiza que cualquier gobierno a formar necesitará de, al menos, cuatro partidos (y más probablemente cinco) de la siguiente lista (no exhaustiva, pero casi).
Aquí hablé ya de algunos de estos partidos, resaltando los cambios menos visibles pero al mismo tiempo más significativo en este entorno fragmentado. Pero la pregunta en los Países Bajos no es quién va a ganar las elecciones tanto como dónde están las coaliciones mayoritarias más viables.
Es interesante comenzar resaltando que el sistema para construir un gobierno es un tanto particular. Una vez se conocen los resultados se inicia una breve ronda de contactos con los líderes de los partidos bajo la tutela del monarca y de la presidencia del Parlamento saliente. Tras las consultas, se designa a un informateur (“verkenner” en holandés), quien se encargará de modular y hacer avanzar las discusiones entre dichos líderes, en busca de un formateur. Este último será el líder parlamentario que consiga forjar una coalición mayoritaria. En 2012, por ejemplo, tras las elecciones anteriores, Henk Kamp (Ministro de Trabajo del gobierno de centro-derecha anterior, comandado por el VVD) tuvo el rol de informateur, junto a Wouter Bos, líder del partido laborista (sí, puede haber más de un informateur). El formateur sería Mark Rutte, Primer Ministro saliente y, finalmente, también entrante. Pero el color de la coalición había cambiado.
De los diez últimos gobiernos (1986-2016), tres han sido ‘morados’, dos ‘rojos’, y los otros cinco ‘azules’. El penúltimo de ellos, entre octubre de 2010 y noviembre de 2012, incluyó al PVV como socio externo. Pero el último, aquel que re-formó Rutte, dejaba fuera al partido de Wilders, y constituía una alianza morada, es decir, uniendo al laborismo (PvdA) y al liberal-conservadurismo (VVD) clásico. Como decimos, no era ni la primera ni la segunda vez que este tipo de coalición tenía lugar. Con ella, además, se pasaba de un acuerdo en minoría (pues el PVV no entró en el gabinete) a otro mayoritario, pues las dos formaciones que lo integraban sumaron más de la mitad de los 150 escaños del Parlamento.
Consecuentemente, y a diferencia de su predecesor, este gabinete sí ha agotado mandato. Mientras Rutte I estaba formado por una coalición minoritaria del VVD y de la CDA (democristianos), con inestable apoyo externo del PVV, Rutte II era una gran coalición en toda regla. Pero, de acuerdo con la mayoría de las encuestas, su reedición será aritméticamente imposible. El VVD, por otro lado, ha afirmado que se niega a pactar con el PVV, cerrando la posibilidad de un pacto ‘azul’ hacia la derecha. ¿Qué queda, pues, disponible?
Con la perspectiva de al menos once partidos entrando en el Parlamento, ninguno de ellos con más de 40 escaños (de un total de 150), la cantidad de combinaciones disponibles es altísima. Para arrojar un poco de luz sobre la cuestión, es más fácil construir coaliciones posibles a partir de tres ‘núcleos’ ideológicos.
Azul: VVD+CDA. El partido liberal-conservador y los democristianos han formado gobierno en seis ocasiones desde 1981, siendo probablemente la combinación más habitual. Pero las encuestas más optimistas le dan en torno a cuarenta escaños a esta suma, aún lejos de los 75 necesarios para una mayoría estable, y probablemente demasiado escasos para una minoría razonablemente operativa.
Rojo: CDA+PvdA. Los democristianos se han aliado con el centro-izquierda hasta tres veces desde el principio de los ochenta, demostrando su rol de actor pivotal, aunque normalmente acompañado de otros socios (de los que hablaremos más adelante). Pero si la suma con los liberales es escasa, en este frente lo es más todavía debido al descenso laborista. De hecho, se espera que el CDA obtenga más escaños, haciendo esta suma virtualmente insostenible.
Morado: VVD+PvdA. La llamada ‘gran coalición’ ha gobernado los Países Bajos en los últimos cinco años, además de hacerlo entre 1994 y 2002. Ahora mismo, se la considera como la base de acuerdo más probable, pero al mismo tiempo claramente insuficiente (35-45 escaños ahora mismo según los sondeos). En los noventa contaron con la concurrencia de los centristas del D66, punto intermedio natural entre ambas formaciones, que ahora podría volver a jugar ese papel.
Rojiverde: GL+PvdA+PS. Históricamente, el PvdA ha preferido pactar con el centro y el centro-derecha antes que con la izquierda. De hecho, sería este un acuerdo sin precedentes. La última vez que algo parecido a los ‘verdes’ (GL) participó en un Ejecutivo fue en 1973, cuando el PPR (Partido Popular Radical, izquierda católica después incorporada a GL) fue un socio minoritario. El PS, socialismo de tradición maoísta, ha combinado históricamente una presencia fuerte y capilar en el territorio con un discurso combativo en la capital. Los gobiernos ‘morados’ de los noventa proporcionaron el espacio de oportunidad perfecto para el partido, que alcanzó su máxima representación en 2006 con 25 escaños, aunque desde 2010 se ha estabilizado en los 15 y espera incluso algunos menos en esta elección. GL, por su parte, espera ser la formación de izquierda más votada en estas elecciones (14-19). Los tres partidos no suman, en cualquier caso, más de 38-48 en este momento. Ni siquiera con la participación de los animalistas (PvdD, hasta 5 más) sería suficiente, lo que requeriría el concurso de no una, sino varias formaciones centristas e incluso de cariz religioso. Todo esto obviando que el PvdA ha tenido normalmente como preferencia moverse a la derecha, y no resultaría fácil que le diesen la cabeza del gobierno a su principal rival, GL.
Además de la flexibilidad demostrada por CDA, VVD y PdvA, hay otras formaciones que han jugado en el pasado, o pueden jugar en este caso, un rol pivotal. La más importante es, probablemente, D66. Socio-liberal, laico y radical-democrático, ha sido socio de hasta cinco gabinetes en los últimos cuarenta años, tanto hacia la izquierda, como hacia la derecha y, sobre todo, en el centro. Por ahora, las encuestas le sitúan por debajo del VVD y por encima del PdvA e incluso de GL (aunque esto varía según el sondeo), lo cual le daría cierto estatus de socio preferencial en cualquier pacto basado en el centro. El movimiento hacia la izquierda parece más difícil, pues se encuentran muy lejos de, por ejemplo, el PS, y en cualquier caso se necesitaría de la concurrencia de otros socios. Un pacto CDA+VVD+PdvA+D66 quedaría cerca de los 75, pero según todos los datos disponibles, no llegaría a la cifra mágica.
El otro gran pequeño partido es 50PLUS, destinado a representar a las capas de mayor edad de la sociedad holandesa. Parece que puede alcanzar los diez escaños, lo cual le da una buena mano en un escenario muy repartido. Es una plataforma joven y sin experiencia ejecutiva, que al parecer recoge votos tanto a la derecha (VVD) como a la izquierda (PdvA), posiblemente un poco más en el segundo caso (fuente, en holandés), e interesada en llevar adelante políticas concretas para un colectivo específico, lo que le convierte en un socio apetecible.
En el lado religioso del espectro, la CDA no está sola, sino acompañada por SGP y CU. SGP es un partido ‘de principios’ o testimonial, siguiendo la terminología empleada por Thiago Ferrer Morini en este interesante hilo. Como Thiago mismo explica, el trabajo de SGP se parece más a la representación de unos principios (calvinismo ortodoxo en este caso) que a la consecución de un programa, lo cual le dejaría en teoría fuera del juego de la negociación. Y, efectivamente, el SGP jamás ha tenido un solo miembro ministerial. CU, por su parte, es una formación mucho más reciente (16 años de historia, frente a los 99 del SGP o de la CDA). La Unión Cristiana es también protestante, también ortodoxa, y conservadora en lo social. Pero sí ha formado parte de un gabinete, de centro con componentes de izquierda (PdvA, CDA) entre 2007 y 2010. Mientras el SGP espera entre 3 y 5 escaños, la CU se sitúa entre 5 y 7. Con sumas tan ajustadas, ambos pueden redondear acuerdos de gobierno o presupuestos.
Por último, tenemos Denk («¡Piensa!»), una plataforma de nueva creación que busca ser algo así como un partido pro-inmigrantes. O, más propiamente, pro-multicultural. Por ahora, las encuestas son modestos con sus proyecciones, pero, de nuevo, en un entorno tan fragmentado, todos cuentan.
Retomemos, pues, los cuatro núcleos posibles: azul, morado, rojo y rojiverde. Asumiendo que el PVV de Wilders queda fuera aunque emerja como el más votado, ¿cómo podríamos vestir cada uno de ellos con los actores pivotales? Antes de continuar, es importante reseñar que no sólo el Parlamento holandés tiene capacidad legislativa: el Senado, en tanto que cámara territorial, cuenta con poder de veto legislativo. Entre sus 570 miembros, que no quedan sujetos a reelección hasta dentro de dos años, la distribución es considerablemente distinta a la esperada en las generales de marzo, y aunque los gobiernos minoritarios con acuerdos variables no son nada nuevo en el país y los senadores tienden a no ejercer un poder de contrapeso sino más bien de aquiescencia, es útil tener en cuenta si cualquier coalición de las muchas viables en la cámara baja sería o no viable en la territorial.
Volviendo al hoy, y empezando por la derecha del espectro, una coalición azul-cristiana (con CU y SGP) no sumaría según las encuestas. Pero sí llegaría a 75 un pacto azul-centrista-mayor, con la adherencia de D66 y de 50PLUS. Para algunos sondeos sería suficiente con estos dos socios, y para otros aún haría falta la concurrencia de CU y SGP, o al menos de uno de los dos. Entre 2003 y 2007, D66 gobernó con CDA y VVD, así que no sería algo completamente inédito. Una variante interesante sería un pacto azul-verde, incluyendo a GL sin necesidad de contemplar la inclusión de los partidos de principios. Y ni siquiera el PdvA. Los números dan, y los acuerdos entre estas formaciones no son inéditos: en 2012, los verdes, el D66 y la CDA se unieron al VVD para salvar el plan presupuestario ante el rechazo laborista y del PVV. Pero ha cambiado mucho desde entonces, desde el líder de GL (ahora, un político más joven, con un discurso regenerador y de mayor ambición) hasta la geometría de acuerdos (VVD y PvdA vienen de ser socios). Así que la mayoría de analistas mantienen la mirada fija en los acuerdos ‘morados’.
Para redondear la base en disminución de VVD y PdvA hay varios candidatos. El D66 y la CDA, las dos bisagras más naturales históricamente hablando, dejarían una coalición morada-centrista cercana a la mayoría, pero aún corta. A partir de aquí, hay tres rutas. Una es la morada-cristiana, incorporando a alguna de las formaciones de cariz religioso (CU, SGP) que pondría a prueba el mix de políticas sociales y de derechos, donde el D66 se encuentra particularmente a la izquierda. Otra posibilidad es incorporar 50PLUS junto al D66, en un formato morado-mayor, que aún requeriría de la participación de la CDA pero no necesariamente de CU/SGP. Por último, una alianza morada-verde también se antoja aritméticamente posible, aunque con una considerable pelea por el protagonismo de cada actor dentro de la misma: VVD+PdvA+GL+D66+CDA, o muchos ‘gallos’ con aspiraciones de gobierno a medio plazo en un mismo corral.
Las opciones por la izquierda se antojan más complejas. Como hemos visto, tanto la roja pura como la roji-verde se quedarían cortas. La participación del D66 en un modelo de rojiverde-centrista no sería suficiente. Tampoco 50PLUS. Con ambos junto a GL, PdvA, PS se quedarían en una rojiverde-centrista-mayor de 65-70. Pero conjugar un partido como el PS con otros de talante centrista se antoja una tarea harto difícil, además de la cuestión ineludible del liderazgo de la misma, con casi todos los partidos en un manojo de entre cinco y diez escaños de diferencia. ¿Y la posibilidad de dejar fuera al PS e incorporar a la CDA, en una formación rojiverde-centrista-cristiana-mayor pero sin los socialistas? Los números casi dan (66-71), pero no del todo. Denk, de tener representación, sin duda estaría interesado en esta formación; no tanto, cabe esperar, los partidos protestantes. La cuestión del liderazgo se mantendría, siendo además una (como diría Esperanza Aguirre) «coalición de perdedores» previsiblemente inestable a la hora de pasar legislación.
Tras deglutir esta sopa de siglas, parece que el centro de gravedad de la política holandesa está más cerca del centro-derecha que de cualquier otro punto, pero sólo porque el voto a la izquierda aparece considerablemente más fragmentado y sin un liderazgo claro. Los verdes son los mejor situados para tomar el testigo de los laboristas, pero tanto D66 como CDA (sin ser ninguno de ellos un partido puramente izquierdista, sino con alas o inclinaciones hacia ese lado) están dispuestos a dar batalla, mientras que el PS se encuentra en un extremo y sin perspectiva ascendente, lo cual hace mucho más difícil para ellos agrupar ninguna mayoría parlamentaria en torno suyo. Así, la pregunta es no sólo quién sumará 75 la noche del 15 de marzo, sino (1) quién quedará antes que sus rivales en el conteo de escaños; (2) quién dispondrá del diputado pivotal, aquel que puede decidir hacia dónde girar. Hoy por hoy, el morado es el color dominante en el horizonte holandés. Pero está muy lejos de ser el único.
Muy interesante se hace algo lioso con tanta sigla. Pero desde luego las negociaciones tienen que ser apasionantes.
Sólo una cuestión, hablando con algunos amigos holandese sobre ‘Denk’, me comentaban que aunque el partido es oficialmente progresista, como cabe esperar de antiguos miembros del PvdA, en verdad sus dos parlamentarios y fundadores son bastante conservadores y está bastante bien documentado (o al menos en el mundillo político holandés) que son muy cercanos al AKP y a Erdogan. Entonces hay que tomarse cualquier postura política que tengan con un poco de cuidado.
Jorge, un matiz a tu comentario ‘Un pacto CDA+VVD+PdvA+D66 quedaría cerca de los 75, pero según todos los datos disponibles, no llegaría a la cifra mágica’. Sin salir de tu propia tabla, dicha coalición podría llegar a 83 escaños. Ten en cuenta además la tendencia alcista de Rutte (exactamente igual que hace 5 años). Personalmente creo que es el escenario más viable, aunque hay tantas permutaciones posibles que es complicado hacer pronósticos. Eso sí, si tuviera que apostar cuál será el partido más votado, sí que me la jugaría al VVD. Wilders se está desinflando y no aparecer en los debates no le ayuda, mientras que Rutte está concentrando cierto voto estratégico anti-Wilders.
Un saludo.