Cada vez es más común escuchar debates sobre los déficits de legitimidad de la democracia representativa. En un estudio reciente realizado en Estados Unidos, Martin Gilens, profesor de la Universidad de Princeton, analiza si las políticas públicas de los gobiernos “representativos” de ese país son realmente determinadas por las preferencias de la mayoría de la población. En su libro titulado, “Affluence & Influence: Economic Inequality and Political Power in America” (publicado en 2012), el autor se pregunta a qué intereses responden los gobiernos: ¿a los intereses de la ciudadanía o a los de élites económicas? Una de las conclusiones más importantes del estudio es categórica: la “opulencia” conduce a la “influencia”. Según el estudio, los grupos organizados que representan a los intereses económicos han tenido una gran influencia en las políticas públicas adoptadas por el gobierno de ese país, mientras que los ciudadanos y los grupos de interés de masas (como los sindicatos) gozan de poca o de ninguna influencia. En esta misma línea, un estudio ya clásico (“The Unheavenly Chorus: Unequal Political Voice and the Broken Promise of American Democracy”, realizado por Schlozman-Verba-Brady y publicado en 2012) también demuestra que no todos los individuos/asociaciones tienen igual voz en los asuntos públicos: algunos de ellos, principalmente los que tienen mayores recursos, tienen una voz amplificada y logran influir en las decisiones y acciones de gobierno.
En este breve análisis me centro en uno de los principales actores políticos de la Unión Europea: la Comisión Europea. Una de las competencias de este poder ejecutivo “supranacional” es la formulación de propuestas de políticas para los Estados Miembros. Para realizar esta definición de los contenidos de las políticas, la Comisión tiene mecanismos para consultar con diversos grupos de interés, como las “consultas públicas”, o bien, las reuniones puntuales que los altos cargos de la Comisión (los comisarios, sus miembros de gabinete y los directores generales) celebran con los diferentes actores interesados.
Desde diciembre de 2014, la Comisión Europea adoptó una nueva medida para hacer más transparente la toma de decisiones: la obligación de hacer públicas las reuniones puntuales que tienen los altos cargos de la Comisión con grupos de interés, como lobbies de corporaciones, consultorías, Think Tanks, asociaciones religiosas o grupos de la sociedad civil. Aunque esta medida tiene algunas limitaciones que mencionaré en la parte final del análisis, constituye un indicador disponible que nos permite conocer a quién están escuchando los principales responsables del poder ejecutivo europeo, y qué grupos están haciendo oír sus preferencias.
La organización EU Integrity Watch ha creado una página web que contiene información sobre dichas reuniones. Los datos muestran que, a partir del 13 de noviembre de 2014, los altos cargos de la Comisión Europea han tenido 8,876 reuniones con diversos grupos de interés: los comisarios han registrado 1,850 reuniones; sus miembros de gabinete 6,021 reuniones; y los directores generales 1,005 reuniones.
De este total de reuniones, el 70 por ciento (6,224 reuniones) se realizaron con lobbies de corporaciones, mientras que sólo el 17 por ciento (1,550 reuniones) se realizaron con grupos de la sociedad civil. El resto de éstas se hicieron con otros tipos de grupos de interés como asociaciones religiosas o Think Tanks. Si nos centramos en las reuniones de los 28 Comisarios, tenemos que de las 1,850 reuniones registradas, el 67 por ciento (1,245 reuniones) se realizó con lobbies de corporaciones, mientras únicamente el 24 por ciento (443 reuniones) se llevaron a cabo con grupos de la sociedad civil.
Gráfico 1. Porcentaje de reuniones con grupos de interés
Fuente: Elaboración propia, a partir de datos de EU Integrity Watch.
La Gráfica 2 muestra que algunos comisionados parecen tener mucho más contacto con estos actores interesados: encabeza la lista Miguel Arias Cañete, comisario de Acción por el Clima y Energía; seguido por Günther Oettinger, de Economía y Sociedad Digitales; y por Jonathan Hill, de Estabilidad Financiera, Servicios Financieros y Unión de los Mercados de Capitales.
Fuente: Elaboración propia, a partir de datos de EU Integrity Watch.
Ahora bien, si nos centramos, por motivos de disponibilidad de información, en los 10 comisarios que han mantenido mayor número de reuniones (según la página web de EU Integrity Watch), se puede observar la preponderancia de los lobbies de corporaciones (ver Gráfico 3). Por ejemplo, del total de reuniones registradas por el comisario Jonathan Hill, de Estabilidad financiera, un 91 por ciento ha sido con representantes de corporaciones, mientras que el 9 por ciento restante ha sido con organizaciones de la sociedad civil. En el caso del comisario Miguel Arias Cañete, los porcentajes son 57 por ciento y el 38 por ciento, respectivamente.
Fuente: Elaboración propia, a partir de datos de EU Integrity Watch.
Uno podría preguntarse a continuación si los comisarios pertenecientes a la izquierda son más propensos a dar voz a los grupos de la sociedad civil, y si, por el contrario, los comisarios cuya filiación política se orienta a la derecha serían más proclives a dar mayor voz a los lobbies empresariales. Si miramos la filiación ideológica de los comisarios tenemos que: 20 comisarios (el 71 por ciento) tienen vínculos con partidos de derecha (por ejemplo, 14 de éstos tienen nexos con partidos nacionales que pertenecen al Partido Popular Europeo, 5 más al Partido de la Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa, y uno de éstos al Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos); mientras que sólo 8 comisarios (el 29 por ciento) pertenecen a partidos de izquierda socialdemócrata (todos ellos vinculados al Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo). Hasta el momento, no existen comisarios que pertenezcan a otros partidos políticos de izquierda.
Centrándonos de nuevo, por disponibilidad de datos, en los diez comisarios que han tenido mayor número de reuniones, vemos que ocho de éstos tienen una filiación a partidos de derecha (Valdis Dombrovskis al Partido Unidad de Letonia, Jyrki Katainen a la Coalición Nacional de Finlandia, Andrus Ansip al Partido de la Reforma de Estonia, Violeta Bulc al Partido de Miro Cerar de Eslovenia, Jonathan Hill al partido conservador de Reino Unido, Miguel Arias Cañete al Partido Popular, Carlos Moedas al Partido Social Demócrata de Portugal, y Günther Oettinger al CDU). Tal como se observa en la Gráfica 3, estos ocho comisarios tienen en común un mayor número de reuniones con lobbies de corporaciones que con asociaciones de ciudadanos: en promedio, el 78 por ciento de sus reuniones fue con representantes de corporaciones. Por su parte, de estos diez comisarios dos pertenecen a partidos socialdemócratas (Karmenu Vella, miembro del Partido Laborista de Malta; y Frans Timmermans, miembro del Partido del Trabajo de los Países Bajos). Los datos disponibles muestran que Karmenu Vella -de la cartera de Medio Ambiente, Asuntos Marítimos y Pesca- es el único comisario que parece reunirse, de manera más frecuente, con asociaciones de la sociedad civil (el 52 por ciento de sus reuniones fueron con grupos de la sociedad civil, y el 42 por ciento con lobbies empresariales). De manera similar, el número de reuniones de Frans Timmermans -comisario de Mejora de la Legislación, Relaciones Interinstitucionales, Estado de Derecho y Carta de los Derechos Fundamentales- es aproximadamente el mismo entre ambos tipos de grupos (45 por ciento y 47 por ciento respectivamente).
Finalmente, es importante mencionar que, aunque el registro de las reuniones que mantienen los comisarios es una medida que fomenta la transparencia de la toma de decisiones, existen algunas limitaciones. Menciono dos:
Los datos que arroja el registro no permiten concluir hasta qué punto estas reuniones han influido en la formulación de políticas de la UE, o bien, hasta qué punto los comisarios han modificado su toma de decisiones en función de las preferencias de ciertos grupos de interés. Sin embargo, esta información es útil para señalar que los principales responsables del poder ejecutivo europeo dialogan en mucha mayor proporción con representantes de corporaciones que con representantes de la sociedad civil. La idea básica de la democracia representativa nos haría pensar que los comisarios darían voz a una abanico amplio y diverso de actores. Sin embargo, la proporción de reuniones que se han registrado hasta ahora indica un sesgo hacia un grupo de representa a un pequeño porcentaje de la población.
Actualizado el 25 de abril de 2016 para corregir datos sobre el comisario Carlos Moedas.
En el artículo se habla del comisario Carlos Moedas, del Partido Socialdemócrata portugués, perteneciente al Partido Popular Europeo. Se dice que es de izquierda, si bien pertenece a un partido conservador, similar al PP en España, a pesar de su nombre que hace pensar lo contrario. En Portugal el partido socialdemócrata principal es el Partido Socialista. Considero que sería conveniente tenerlo en cuenta de cara al análisis que se realiza entre comisarios de izquierda y derecha, siendo más conveniente enmarcar a Moedas dentro del grupo de derecha.
Javier, Muchas gracias por tu acertado comentario con respecto al Comisario Moedas. El comportamiento de este Comisario corresponde con el de los partidos conservadores (ya que, como bien señalas, el partido Socialdemocráta portugués está afiliado al partido popular europeo).
No hay de qué, muchas gracias por este interesante artículo
«los principales responsables del poder ejecutivo europeo dialogan en mucha mayor proporción con representantes de corporaciones que con representantes de la sociedad civil»
Las corporaciones a las que representan esos representantes las conocemos de sobra.
Ahora bien, ¿qué sociedad civil es esa a la que representan esos supuestos «representantes»? ¿Quién los ha elegido, nombrado o designado para decidir que nos representan? ¿Qué mandato tienen para representarnos? ¿Por qué tengo que pensar que una asociación, un sindicato o una cofradía religiosa son mis representantes, si yo no soy miembro, ni afiliado ni simpatizante de ninguno de ellos, y ninguno de ellos me pregunta ni me responde sobre lo que dice acerca de cualquier tema?
Es como la eterna salmodia de las Asociaciones de Vecinos. Aparte de ellos y de sus cuñados, ¿quién ha elegido a tales «representantes de los vecinos»? Como mucho, uno es miembro de su Comunidad de Vecinos, y se reúne para hablar de las reparaciones del portal y los morosos de las cuotas del garaje. Pero una asociación de vecinos es otra cosa, a las que suelen pertenecer cuatro gatos mal contados, nadie las elige ni responden ante nadie, y sin embargo se arrogan una supuesta y falsa representación de la «sociedad civil municipal».
Lo mismo sucede con esas asociaciones de la sociedad civil, cuyos representantes se reunen con los Comisarios Europeos. ¿Y a quién representan tales asociaciones? Porque si ahora me van a decir que una organización de consumidores habla en nombre de todos los consumidores, sean socios o no, la corporación Google también puede decir que habla en nombre de todos los usuarios de productos de Google.
Parece lógico que las corporaciones intervengan mucho más a menudo que las sociedades civiles, sencillamente porque están más preparadas para este tipo de gestiones, de las que en algunos casos puede depender su existencia (punto de vista de derechas) y, con ello, todas las familias que trabajan para ellas (punto de vista de izquierdas). Que los políticos de derechas sean los que más se reúnen, puede interpretarse de forma derechista (no procrastinan) o izquierdista (prevarican).
Por cierto, gran trabajo de investigación.
Le agradeceré explique por qué considera que es un gran trabajo de investigación. Desde ya muchas gracias.
Porque me da la impresión de que buscar esos datos, correlacionarlos y exponerlos de forma clara, concisa, concreta y aproximadamente objetiva es algo que muy poca gente hace sin que exista un interés político detrás. Además, me interesa conocer los mecanismos de la UE sin tener que empollarme un montón de normativa, así que espero que la Sra. Pérez Durán siga redactando artículos de este estilo por mucho tiempo. Un trabajo de investigación dirigido a legos como yo, es algo que no abunda.
Como respuesta a lo que leo entre sus dos líneas, le puedo confirmar – aunque no me siento orgulloso de ello – que no tengo ni idea de los mecanismos de la UE para tomar decisiones, y que considero que un gran trabajo de investigación, cuanto más simple resulte su explicación, más grande me parece.
Además, se trata de un artículo que deja lugar a la interpretación sin decantarse por una orientación política concreta, como he comentado algo más arriba. Esto me convence.
Gracias por su explicación. Primero, muy de acuerdo con usted en que cuánto más simple una explicación, mejor es. Pero no dejemos que nuestra preferencia por lo simple nos haga suponer que es suficiente para una «buena» explicación (cualquiera sea el criterio que uno usa para calificarla de «buena»).
Segundo, también de acuerdo con usted que la recopilación, procesamiento y análisis de datos es parte importante de cualquier investigación seria. Pero hay que distinguir si el análisis de datos es un paso previo en la búsqueda de una teoría o si es un intento de verificar una teoría ya elaborada. Aunque mucho se ha investigado sobre cómo se toman las decisiones legislativas, administrativas y judiciales en las democracias constitucionales, las teorías existentes están poco desarrolladas para verificarlas con datos disponibles o siquiera para guiar la creación de bases de datos que luego sirvan para ese propósito. Peor, no hay evidencia alguna que nuevas o viejas bases de datos ayudarán a plantear nuevas teorías o a completar teorías existentes para su verificación. En Economía este es un problema serio, largamente discutido, y en Politología un problema que no se reconoce o cuya consideración parece evitarse.
El análisis estadístico puede ser «sugestivo» pero como toda sugestión puede inducirnos al error.
Yo diría que la exposición mostrada en el artículo es buena por objetiva, y que no se proporciona ninguna explicación, como alguien apunta más abajo. En este caso, creo que cualquier intento de explicación conduciría a un sesgo ideológico salvo que se hiciese desde diferentes perspectivas – como intenté hacerlo en mi comentario anterior -, de modo que considero que la redactora ha jugado bien a la neutralidad.
Respecto al uso de los datos obtenidos para conseguir algún resultado, tenemos abundantes muestras de que cualquier estadística es interpretable, como usted menciona – especialmente, en este foro hay autores y comentaristas que parecen depender de estadísticas para dar una pretendida validez a sus tesis -. Sin embargo, me gusta la estadística de este artículo, me resulta creíble y didáctica. Y como no pretende convencer a nadie, todavía más. Para interpretaciones creo que está el foro.
En la última línea del post la autora concluye que sus datos «sugieren» un sesgo lo que si bien no es explicación de nada, sí apunta a algo que no podría faltar en cualquier explicación de la influencia relativa de distintos grupos en las decisiones de los comisarios.
En todo caso, mi impresión es que en la medida en que no se explícita clara y detalladamente el contexto formal del proceso de decisiones de los comisarios como también las «ventanas» para influencias informales en esas decisiones, el análisis estadístico del post no me permite siquiera «sugerir» un sesgo. Como dije antes mucho se ha investigado sobre los procesos de las decisiones legislativas, administrativas y judiciales, y hasta donde yo se ningún análisis estadístico ha sido útil. Luego de décadas de investigación, mi impresión es que el primer paso siempre es el estudio detallado de una decisión importante (por ejemplo, un fallo de la Corte Suprema) que permita identificar a todos aquellos que podrían haber influido en la decisión y los medios de que se valieron para influir (es muy distinto predicar que sobornar y extorsionar).
Trabajo indigno incluso de un undergraduate.
Totalmente descriptivo y sin explicar o analizar nada. Cierto aroma izquierdista sin explicitar.
Mal. Muy mal.
Si analizan, por que no nos gustan las conclusiones; si no analizan, por que somos vagos y queremos que nos lo den todo mascadito… Si es que así no hay manera.
Tome datos del Chapell Hill Expert Survey para data cuantitativa de ideología de partidos nacionales europeos (hay tambien Comparative Manifesto Project). Luego puede hacer una regresión con el número de reuniones como variable dependiente. Aunque sería mucho más interesante aumentar el número de casos, porque sino puede quedarse en un nivel descriptivo. Hay datos de estas reuniones para anteriores composiciones de la Comisión?
Lo que yo no alcanzo a comprender es cómo narices un lobby empresarial no es sociedad civil…
Uno que no sabe, como yo, interpreta lobby empresarial como «conjunto de empresas», y sociedad civil como «grupos de interés social».
Uno que supiera, como usted, entendería que las empresas también son sociedades. Imagino.
En primer lugar agradecer a la autora el trabajo, por supuesto.
Cuando en España se comenzó a escribir sobre esto de los «poderes fácticos» los investigadores (por entonces principalmente periodistas) solo veían dos: «Iglesia» y «Ejército».
Luego su número fue creciendo. Los primeros en ser añadidos fueron los Banqueros a pesar de que son los mejores Sirvientes del Poder y hoy son clarísima y legalmente mente un órgano más del Poder.
Ahora ya tenemos unos 9,000 «Lobbies» en Europa y me temo que entre ellos no están los miles y miles de ONG’s ni las decenas de miles de Académicos (por no citar a muchos otros grupos) que influencian a los Poderes que nos gobiernan.
No despreciemos el mundo de la Docencia: Nos adoctrina desde la Guardería y hoy son una comunidad capturada como nunca en la historia.
Concuerdo con EB en que hemos de tener cuidado con metodologías que parecen funcionar como «self fulfilling prophecies». «Tengo una hipótesis y con seguridad la convierto en Tesis Probada por aquello de «If you want a number I’ll give you a number». Siempre hay un número.
Dicho lo cual parece de cajón que «A más pasta más influencia puedes comprar». Faltaría más.
Pero a veces me pregunto cual es la secuencia real de los eventos. ¿No será una excesiva simplificación del modelo de Poder Social?
¿ Por qué no podría ser «A más riesgo más precaución» ? o a «Más Oportunidad más Influencia» o a más «Necesidad a Corto, Mayor Implicación y Mayor Influencia».
¿Y qué sucede si yo soy el mejor y más fiel sirviente del Poder, alguien sin el cual no puede ni soñar conservarse en dicha posición? ¿No procurarán cuidarme al menos lo imprescindible para que no se me ocurran malas ideas? ¿No me cuidarían incluso si no abro la boca? ¿No me preguntarían cómo hacer para que la cosa vaya mejor en, por ejemplo, recaudación o vigilancia de conductas individuales como hoy se Exige a los Bancos?
¿Debo estarme quieto? ¿Debo en aras de la Igualdad Prohibir toda actividad grupal? ¿Limitar fondos contradiciendo el mandato de la SC USA en el 2010, con pronunciamiento del Justice Kennedy incluido?
Por cierto ¿Quién Influencia por Arriba a Nuestros Comisarios? ¿Qué representatividad tiene para ello?
¿Podemos olvidar que los Comisarios forman parte de la Administración de un Imperio que tampoco figura en la Lista de Lobbies?
Tenemos además otro problema no menor.
¿De dónde salen los fondos para Investigación Académica y qué criterios se usan para decidir qué proyectos, qué hipótesis y qué personas los reciben?
Arranca la Autora hablando de Legitimidad y Representatividad.
Esto en un entorno en el cual la Legitimidad Formal (que en absoluto es la Otorgada) está sujeta a una Estafa desde Sieyès: la Prohibición de Mandato Imperativo.
Pero solo si el «mandato» proviene de los «Votantes», no si proviene del «Partido» o de quien haya capturado al Partido.
La Ciudadanía de 28 países Europeos otorga un 3.5 sobre 10 a nuestro Sistema Político. Eurostat.
Es decir, la cosa se cae sola y no la están tirando abajo los Lobbies que son Punta del Iceberg.
Saludos y muchas gracias por el artículo y comentarios.
PD, Sieyès.
https://en.wikipedia.org/wiki/Emmanuel_Joseph_Siey%C3%A8s
Por cierto: se me olvidó felicitar a la autora. El asunto no es precisamente de los menores y tiene muchísima miga en numerosas direcciones.
Que uno esté un poco cansado de que a los ricos «hemos de quitarles lo que tienen porque seguro que nos han robado, lo que tienen nos pertenece y ay del que intente protegerse» no es excusa para que no tratemos de entender las deficiencias de un sistema que muestra demasiadas y algunas son mortales.
Por ejemplo ¿Qué sucedería si en vez de medir por lo medible con facilidad (dinero) medimos por IQ o por Conocimiento probado?
¿Podríamos reprochar al sistema que tengan más influencia los más inteligentes o los más sabios?
A lo mejor resulta que la riqueza, la prosperidad, es un indicador sencillo del talento.
El talento no se distribuye equitativamente. Ni la belleza. Dios debía de estar en baja forma cuando los distribuyó.
La igualdad de «Outcomes» es una tomadura de pelo y un aguijonazo a la envidia. Cosa mala.
Saludos
Para que el dinero fuese un indicador «sencillo» del talento haría falta que todos partiesen de las mismas condiciones. Pero habiendo herencias, familias en condiciones de poner en marcha empresas para sus vástagos que por su propia naturaleza (y estoy pensando en, por ejemplo, un estudio de arquitectura) tardarán en ser rentables, colegios de acceso selecto económica y socialmente donde se tejen las redes de contactos que dominarán la economía de la siguiente generación y demás factores donde el dinero no proviene del individuo sino de la unidad familiar a la que pertenece por puro azar de nacimiento la hipótesis no se sostiene.
Si uno nace con dinero llegará más lejos y con menos esfuerzo que si uno nace debajo de un puente.
Sí, la única forma de eliminar todas las diferencias es empezar todo de nuevo asegurando que Piketty sea el nuevo Dios. Otras alternativas siempre implicarían dejar algunos privilegiados, quizás genocidas como Fidel o falsos como Obama o muñecos como Sánchez.