mercado laboral

¿Qué pasa con los sindicatos?

2 Dic, 2015 - - @JVinaras

P-¿Quién defiende hoy en día a los parados y a la gente con contrato temporal?

R1-Nadie.

R2-Nadie.

R3-¡Venga hombre! No hay nadie.

R4– Nadie… ¡Nadie!

R5-Ja, ja… [se ríe con sarcasmo] Nadie… Hombre, te defienden los compañeros o…

R4-No, no, no te hagas tonterías que no te defiende nadie. (…)

R3-Esa es la función que debería hacer el… Los sindicatos.

(Polavieja 2003: 220)

No resulta nada innovador en estos años comenzar un artículo explicando que nuestro país cuenta con una de las tasas de desempleo más altas de la OCDE, así como una de las tasas de temporalidad laboral más voluminosas.

Tampoco resulta novedoso señalar que dichas tasas tienen una cierta relación entre ambas al ser el contrato eventual una de las principales formas de contratación desde la generalización de su uso a partir de la reforma laboral de 1984.

Finalmente, no es nada nuevo (aunque si objeto de recurrente discusión) explicar que esta circunstancia está íntimamente ligada a la regulación institucional del mercado de trabajo y no únicamente al peso de actividades temporales como el turismo.

Son estas razones las que han motivado un intenso debate (que afortunadamente parece haber dado su salto definitivo a la arena política) sobre la necesidad de un cambio paradigmático en la manera de establecer la regulación del mercado de trabajo en España y, en particular, lo referente a la contratación.

Los sindicatos y el mercado de trabajo

Sin embargo, una de las cosas que llama la atención es el hecho de que en un panorama laboral tan dramático, los agentes sindicales no hayan ejercido un papel proactivo para tratar de proponer medidas que cambien radicalmente esta situación.

En principio, o al menos por razones ideológicas, los sindicatos deberían ser los primeros interesados en que aumentase el volumen de empleo (y de calidad) en nuestro país. Sin embargo, aunque la posición sindical no necesariamente ha sido siempre de connivencia con los poderes públicos, se han opuesto de manera taxativa a cualquier reforma de calado en el mercado de trabajo.

Uno de los aspectos más llamativos de este hecho, es que la situación dual del mercado de trabajo, priva a los propios sindicatos de una potencial masa de afiliados y votantes que, en su condición de eventuales, no tienen los mismos incentivos y derechos laborales que los indefinidos para afiliarse o votar las listas de un sindicato en las elecciones sindicales.

Pero si la temporalidad laboral desincentiva la afiliación sindical, ¿Por qué los sindicatos pretenden obviarla? ¿Es una estrategia racional? La respuesta es afirmativa y tiene su origen en el modelo de relaciones laborales español, que descansa principalmente en la representación por vía unitaria.

El modelo español de relaciones laborales

Un concepto fundamental para comprender el sistema de relaciones laborales del lado sindical consta de tres palabras: sindicato más representativo. Este concepto hace referencia al papel institucional que consigue una organización sindical cuando acredita un 10% o más de los delegados de personal o miembros del comité de empresa a nivel estatal (Artículo 6.2 de la Ley Orgánica de Libertad Sindical).

La condición de sindicato más representativo dota al sindicato en cuestión de una mayor financiación, le otorga distintas prerrogativas legales para la negociación en cualquier sector (siempre y cuando tenga una mínima presencia) y además también da acceso al reparto de puestos directivos en diversos órganos y entes públicos, etc.

Lo interesante, curioso y determinante del modelo, es que prima la representación en las empresas donde existan comités constituidos, así como (obviamente) elecciones para determinar sus miembros. Es decir; es un modelo que prima la representación de los trabajadores de las grandes empresas, donde se constituyen principalmente estos comités y donde la mayor parte de los votantes cuenta con un contrato indefinido.

Sin embargo, se da la circunstancia de que la mayoría del tejido empresarial español está compuesto por PYMES y no grandes empresas, y son éstas, las que emplean a la gran mayoría de trabajadores en España.

A su vez, este tipo de empresas no suele apostar por una modalidad contractual más costosa y arriesgada como es la contratación indefinida de 33 días de indemnización por año trabajado (anteriormente 45 días), sino que prefiere una fórmula de contratación mucho más barata como la temporal (12 días de indemnización por año trabajado) que permite un ajuste de plantilla menos traumático en caso de que la actividad económica no consiga salir adelante, a pesar de que en muchos casos, fuese más recomendable una fórmula de mayor estabilidad en el empleo para el crecimiento y consolidación de la empresa.

Representatividad sindical

Por consiguiente, y volviendo a la cuestión de la representatividad, es pertinente preguntarse: ¿A quién están representando realmente los sindicatos? A pesar de que su base electoral sea muy pequeña en proporción a la totalidad de los trabajadores, ese escaso apoyo les permite consolidar una posición privilegiada, y por tanto, no existen incentivos para abordar una reforma que pueda inquietar en lo más mínimo a esta reducida masa de votantes que sostienen su posición (como sería una reforma que atemperase la brecha de la dualidad laboral).

¿Es una estrategia racional? A corto plazo parece que sí, pero ciertamente estas bases de apoyo son cada vez menores (las nuevas contrataciones que se producen son temporales en más de un 90% de los casos), y es posible que los sindicatos (y partidos) no estén contemplando la posibilidad de que exista una dimensión solidaria intergeneracional. Es decir; la posibilidad de que un trabajador indefinido pueda aceptar reformas teóricamente perjudiciales, a cambio de que su hijo consiga, por fin, un puesto de trabajo estable (lo que a su vez podría favorecer su afiliación).

Retomando el paralelismo con el ámbito político-partidista, uno de los recursos más habituales que han empleado fundamentalmente las nuevas fuerzas políticas es la referencia a países nórdicos (en particular Dinamarca), con ánimo de expresar el ideal político que motiva esas medidas.

Sin embargo, es una tarea completamente imposible encontrar alguna referencia a la densidad sindical que estos mismos Estados tienen en sus respectivos mercados de trabajo. De acuerdo con los últimos datos disponibles de la OCDE (años 2012 y 2013), Dinamarca y Suecia cuentan con una afiliación sindical próxima al 67%, mientras que la cifra de nuestro país asciende al 17% (tras haber llegado a situarse en el 14,5% de 2007).

Resulta inevitable pensar que quizás estas cifras puedan guardar relación con la alta precariedad laboral de España y la estrategia sindical antes descrita, basada en la protección de los indefinidos frente al resto de trabajadores (lo que además explicaría por qué ha aumentado la densidad sindical en nuestro país).

Independientemente de ese hipotético cálculo a medio y largo plazo, convendría replantearse un sistema de relaciones laborales que se asienta en una pequeñísima base de representación (tanto para sindicatos como para organizaciones empresariales) y que favorece una legislación tremendamente desigual e injusta para el conjunto de la sociedad; cuestionando el propio proyecto ideológico sindical.

El papel de los sindicatos es fundamental en las relaciones laborales, ya que son el elemento nivelador de la desigualdad inherente que existe entre empleado y empleador.

En el momento actual los sindicatos son tan necesarios como lo fueron en el pasado para conseguir unas mejores condiciones labores y por ende de existencia; pero estos no pueden pretender que la revitalización de su imagen y de su imprescindible papel en las relaciones laborales dependa únicamente de un cambio exógeno a su propia labor (siendo, como son, la segunda institución peor valorada del país), sino que la voluntad de hacer un verdadero y atrevido sindicalismo inclusivo debería ser la aspiración que guíe esta tarea.


13 comentarios

  1. EB dice:

    Sólo pude leer los primeros párrafos porque hay algo fundamental que el autor no ha entendido. El marco regulatorio existente en España es fruto de alianzas turbias entre sindicatos y partidos políticos, en particular el PSOE, y su consecuencia (previsible y ¿no deseable?) es un paro alto para proteger el poder de los sindicatos y asegurar su apoyo a los partidos políticos. El marco regulatorio no cayó del cielo sino que fue construido por quienes más se benefician de él–los sindicatos de los que están empleados–y un mínimo de decencia intelectual exige primero y ante todo explicar cómo eso ha sido posible. Y segundo exige explicar sus consecuencias, en particular sus consecuencias negativas sobre quienes no son miembros de los sindicatos. Y tercero por qué los políticos falsos–en particular esos que gustan llamarse progresistas pero son simples codiciosos de poder–juegan con las víctimas del marco regulatorio, en particular los jóvenes a quienes buscan compensar dándoles una educación que poco o nada vale y una vez graduados de cualquier cosa con beneficios sociales de poca monta. Y cuarto por qué los empresarios (en particular los de empresas medianas y grandes) aceptan ese marco regulatorio, en particular si esta aceptación es porque sus intereses en alguna medida han sido tomados en cuenta.

    • Javier Viñarás dice:

      En efecto el marco regulatorio fue acordado por sus protagonistas y se debió (como sucedía con los partidos políticos) a la falta de penetración de los sindicatos en la sociedad al término de la dictadura. El autor no es ajeno a los efectos perversos que tiene sobre los trabajadores precarios ni tampoco a la connivencia de los empresarios con el modelo.
      Lamentablemente un artículo web es, por definición, un texto acotado.
      Saludos.

      • EB dice:

        Javier,

        Precisamente porque es un texto acotado uno debe ser muy cuidadoso en cómo introduce el tema específico que quiere analizar en el texto. Su introducción me pareció grotesca porque se pregunta de quién defiende a los parados y luego apunta a los sindicatos como sus posibles protectores. Si su tema fuera qué estrategia deben seguir los sindicatos frente a una posible reforma radical de la regulación del trabajo, se justificaría hablar de los sindicatos. Pero si el tema es cómo dar trabajo a los parados, jamás me centraría en los sindicatos.

        • Javier Viñarás dice:

          Precisamente el tema del artículo es la falta de representatividad de los sindicatos en relación a determinados colectivos y la influencia del modelo vigente en esta circunstancia. En ningún caso se trata de un texto en el que se pregunte «cómo dar trabajo a los parados».

      • Luis dice:

        Es tan acotado que uno debe imponerse el no acabar apelando a palabras vacias como hacer «un verdadero y atrevido sindicalismo inclusivo». Recuerda a algunos consejos de como no acabar un articulo: apelar a la imaginación. Ahora solo nos faltan pistas para entender cual es el verdadero y atrevido sindicalismo inclusivo. Casi nada. Pero tiene arreglo. En vez de analizar estos temas desde algún departamento universitario y con unos conocimientos solo teoricos y topicos, tener experiencia en el mundo laboral y conocer desde dentro las dificultades y los limites. Y tener una cierta perspectiva historica o conocer algunos trabajos que analizan las dificultades, limitaciones y decadencia de las organizaciones sindicales en todo el mundo desarrollado e industrial en las últimas decadas.

  2. @fr_carrillo dice:

    Estimado autor politikonero.

    En una asamblea de parados nadie quiere modificar una coma del contrato indefinido de despido con 45 días, ni aunque les beneficie, nadie quiere subir las condiciones de los temporales si eso supone perjudicar minimamente a un solo indefinido, ni los parados, ni los futuros parados, ni los temporales.

    No es culpa de los sindicatos, es culpa de la sociedad, los sindicatos son correa transmisora.

    Si un partido de jóvenes perdedores del sistema como Podemos no invita a reformar el mercado laboral para igualar las condiciones, ¿como esperas que lo hagan los sindicatos que son elegidos por los insiders?

    Lo único que puedes esperar es que opten por lo que optan, minimizar los contratos temporales, proponer inspecciones laborales, perseguir que los indefinidos tengan las mejores condiciones. Algún día, todos tendremos un contrato fijo (sueñan), o mejor, una plaza de empleo público.

    Y el 49% de perjudicados del sistema que se jodan, llámalo democracia.

    No quieres sindicatos, quieres héroes homéricos.

    Y como dijo Tina, We don’t need another hero.

    • Amanda dice:

      Estimado Fr_carrillo:
      Yo entiendo la postura de los jovenes perdedores que van a votar a Podemos con respecto al tema de las reformas laborales. Da la casualidad que si solo se ataja el problema de las modalidades del contrato sin apostar por una reforma seria de la estructura empresarial del pais (la mayoría PYMEs fuertemente polarizadas con respecto a su capacidad competitiva) lo que se consigue a corto plazo es que todos los trabajadores estemos igual, pero a la baja. El problema de España no es solo de contratos, también es de la calidad del empleo. ¿ De verdad alguien se cree que el contrato único por sí solo podría sentar las bases que evite que ponga a mi hijo en un avión al terminar el bachillerato? que alguien me lo explique, porque no lo veo.

      • Luis dice:

        Yo entiendo muchas cosas o creo que soy capaz de entenderlas. Entre otras que la gente cabreada o los que llama perdedores voten a quienes critican a los responsables de reformas laborales o de que bajo sus gobiernos se hayan alcanzado cifras tan monstruosas de parados y que se haya extendido el empleo de «baja calidad». Lo que entiendo también es que ahora mismo no hay ninguna alternativa creible o que se puede decir cualquier cosa porque todo vale si suena minimante bien. Y que a un problema de gran envergadura, casi diría que un reto de la civilización, como es la cada vez menor necesidad de fuerza de trabajo, se ofrezcan como alternativas o soluciones cosas tan vagas como «modificar la estructura empresarial» o se hable de PYMES fuertemente polarizadas con respecto a su capacidad competitiva. Así se podrán obtener votos pero no modificar nada o sufrir decepciones porque el problema tampoco era apostar por otro partido. Estos debates hay que mirarlos con mucha distancia y yo no decidiría mi voto por lo que piense que unos u otros pueden hacer por cambiar el panorama en este terreno. En el del empleo y la precariedad.

  3. […] ¿Qué pasa con los sindicatos? […]

  4. Emilio dice:

    Aunque los sindicatos tienen en este asunto una especial responsabilidad, porque deberían ser los primeros agentes proactivos, no se puede desligar su inacción de un entramado cultural e institucional que mantiene en la sombra a un tercio de la población, se llamen parados o subcontratados desde el punto de vista laboral, o personas sin la mínima titulación desde lo educativo. En esta campaña electoral permanente que vivimos, podíamos preguntarnos cuántas veces ese tercio de la población han sido los protagonistas, en televisión o cualquier otro medio, para darnos cuenta de hasta qué punto su problemática parece inexistente o limitada a la caridad y la solidaridad.

    Lo cool para la clase política no es defender seriamente y con rigor propuestas para una economía capaz de llenar el vacío de empleo que se produce en nuestro país, o un sistema educativo que no deje en la cuneta a un tercio de la población. Lo cool es defender a quien ya tiene empleo y formación. Y me da mucha pena que en el colmo del juridicismo español haya quien piense que el problema del paro se ataja con la redacción de un nuevo Estatuto de los Trabajadores o que el principal problema de la educación son las cuestiones presupuestarias y no la formación del profesorado.

    Las fuerzas políticas, no digo que todas lo hagan con la misma dimensión, apuntan con mucha más claridad a crear empleos en el sector público que en el privado, a dotar de más plazas a la sanidad, la dependencia o la educación que a ofrecer alguna salida a quienes no tienen ni empleo ni título, aunque eso no deje de ser la pescadilla que se muerde la cola. Como claro es, que resulta mucho más fácil jugar con el presupuesto público que incidir sobre el sector privado creando las condiciones de educación y formación y en general un ambiente propicio para que surjan nuevas iniciativas y nuevas empresas.

    Estamos en un momento en que todos quieren apuntarse al centro, con abandono del sector más desfavorecido de la población, para quien en el mejor de los casos se ofrecen rentas básicas y cosas así, cuando lo que había que ofrecerles sería formación y empleo, y no quiero decir con esto que no haya que ayudar a esa gente todo lo que se pueda mientras su situación sea la que es, sino que hay una seria diferencia en quien fija como primer objetivo la formación y el empleo y quien parece querer instalarse en el subsidio permanente.

    En Cataluña un importante sector de la población carecía de representación real, Ciudadanos está llenando ese hueco mientras otros que decían representarlos parece que no lo debían estar haciendo porque están siendo abandonados. Algo parecido necesitamos como sociedad para ese tercio de la población si queremos corregir las brutales diferencias de la nuestra. Lamentablemente la izquierda existente incluidos en ella los sindicatos están siendo incapaces de hacerlo. Ojalá tengamos la suerte de encontrar la fórmula que permita cubrir ese hueco y no reproduzcamos los errores del pasado.

  5. Una opinión dice:

    El objetivo es ser liberado/a sindical de la administración pública…. La mayor empresa del pais y en la que el arraigo sindical y la defensa de las condiciones de los empleados fijos / funcionarios es, simplemente, de sonrojar…. Cambios? Quién dijo cambios?

  6. Luis dice:

    El articulista hace un analisis que abunda en topicos sobre la falta de interes de los sindicatos por los parados y que mezcla problemas de muy distinta indole como la perdida de poder de las organizaciones sindicales, su burocratización o la ausencia de una estrategia para enfrentarse al paro y la precariedad laboral. Esto último es absurdo. Los sindicatos tienen la misma carencia que el conjunto de la izquierda y los sindicatos sobreviven a duras penas y bajo una realidad donde la asimetria del poder a favor de las empresas es cada vez más acusada. En el articulo se apunta a que puede haber una relación entre el desempleo y la precariedad y los niveles de sindicalización pero no se adentra en como esa realidad puede convertir a los sindicatos en organizaciones debiles y que deben más su fortaleza al reconocimiento y apoyo que les reconocen nuestras leyes que a su base afiliada o capacidad movilizadora. Cualquiera que conozca de cerca el mundo de la empresa y el sindical sabe que no hay falta de interés por los sindicatos sino que para muchos trabajadores no hay posibilidades de organizarse y que la sindicación puede ser un buen motivo para que no te renueven el contrato.

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