Internacional

La balada de John Rowland

3 Abr, 2014 - - @egocrata

Apuntad esta pequeña historia bajo el apartado «políticos demasiado estúpidos para ser corruptos», con agravante de reincidencia. También para demostrar que Connecticut, a pesar de sus ínfulas de querer ser un sitio civilizado («an orderly and decent government» es uno de los lemas del legislativo estatal) es perfectamente capaz de generar cretinos encantadores.

John G. Rowland fue el octogésimo sexto gobernador del Estado de Connecticut tras ganar el cargo en 1994, con apenas 37 años. Tras ser reelegido en dos ocasiones, el buen hombre fue cazado en un escándalo de corrupción que incluía, entre otras perlas, la instalación de un jacuzzi en su segunda residencia a cambio de contratos públicos. Forzado a dimitir, cumplió diez meses de cárcel y cuatro meses de arresto domiciliario. El jacuzzi le metió en la cárcel, pero otras tramas también le acechaban – incluyendo sus tratos de favor hacia la Michael Bolton Foundation.

Sí, ese Michael Bolton. El tipo es de New Haven.

Al salir de la cárcel trabajó como asesor del ayuntamiento de Waterbury un temporada, hasta que el 2010 decidió cambiar de carrera profesional, y se metió a locutor de radio. Durante los últimos cuatro años, John Rowland pontifica sobre el imparable avance del estatismo, socialismo, corrupción y libertinaje en el estado de Connecticut, criticando a los demócratas que controlan el gobierno estatal tres horas al día, cada día, de tres a seis de la tarde.

Eso ya de por sí sería irónico, pero John Rowland también se dedica a otras cosas, como la asesoría política. El pequeño problema, claro está, es que tener un locutor de radio cobrando $35.000 de una candidata republicana al Congreso para que le «asesore» en las primarias probablemente no sería bien visto en los cursos de ética periodística, así que lo hacía de forma discreta.  Rowland cobró el dinero por parte de la campaña de Lisa Wilson-Foley en el 2012 a través de una sociedad interpuesta, sin que la campaña hiciera público el gasto, algo completamente ilegal. La candidata y su marido se han declarado culpables del delito. Rowland, el ex-gobernador que dimitió por vender contratos a cambio de un jacuzzi, probablemente va camino de la cárcel por «asesorar» a un candidato de forma ilegal. El hombre en la radio no ha hablado de ello, pero medio estado está pidiendo su cese. Otra vez.

Lo más divertido de todo esto, por cierto, es que uno de los candidatos que estaba compitiendo con Foley en esas primarias era Mike Clark, agente del FBI que había metido al ex-gobernador entre rejas, años atrás. Ah, y los republicanos perdieron ese distrito igualmente.

Hay gente que realmente es demasiado estúpida incluso para ser corrupta.


Un comentario

  1. JMGuardia dice:

    De Leland Yee ya ni hablamos, ¿no? 😛

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