Como comentaban nuestros amigos de Nada es Gratis, este año las noticias sobre educación abundan como las setas en otoño. Una también quiere estar a la moda, así que hoy os traigo un viejo debate motivado por una noticia que apareció en El Mundo hace unos días: deberes, ¿sí o no?

La situación en Galicia está como sigue: la ley prohibía expresamente a los profesores de Primaria mandar tareas para que los estudiantes las hicieran fuera del horario escolar (vamos, los deberes de toda la vida). Sin embargo, la Xunta acaba de revocar esta legislación.

Los deberes pueden tener efectos variopintos dependiendo de la dimensión considerada. Habrá quienes defiendan que crean traumas infantiles, otros que digan que son buenos para adquirir hábitos de estudio y esfuerzo, otros que piensen que son contraproducentes para la igualdad social y otros que opinen que los deberes hacen imposible la conciliación entre el trabajo fuera de casa y las tareas domésticas. En esta entrada no voy a entrar a valorar ninguna de estas consideraciones, sino que voy a limitarme a intentar exponer el efecto que tienen los deberes en el rendimiento académico.

Antes de empezar, un aviso para navegantes: la literatura existente a este respecto es escasa y focalizada en Estados Unidos. Una de las honrosas excepciones es el artículo de Falch y Rønning de 2012. Los autores analizan una muestra compuesta por estudiantes de 9 años que viven en los 16 países de la OCDE que participaron en el estudio TIMSS¹ en 2007 (lamentablemente, España no se encuentra entre ellos). El TIMSS es un examen internacional comparable que evalúa los conocimientos de los alumnos en matemáticas y ciencias. La nota obtenida en el TIMSS es la variable que buscamos entender, y para ello el análisis considera como variables explicativas la frecuencia con la que los profesores mandan deberes a los niños, la capacidad de los profesores, el género de los alumnos, el número de alumnos en clase, el número de libros en casa² y con qué frecuencia la lengua en la que se realiza el test se habla en el entorno familiar. La idea es testear cuáles de estas variables explicativas efectivamente tienen efecto en la nota del TIMSS, y en concreto, interesa ver si los deberes influyen positiva o negativamente.

A los profesores se les pregunta con qué frecuencia mandan deberes, y se les da a elegir entre 4 categorías: “en todas o casi todas las lecciones”, “aproximadamente en la mitad de las lecciones”, “en algunas lecciones”, y “en ninguna lección”. Ésta última es la categoría de referencia, y se usa para comparar el rendimiento de los estudiantes de las otras tres con respecto a los estudiantes que nunca tienen deberes.

En la estrategia de identificación, el artículo explota que los estudiantes de Primaria de la muestra tienen el mismo profesor para matemáticas y ciencias, pero que la diferencia entre los deberes mandados para matemáticas y ciencias es aleatoria. Así, al calcular la diferencia entre el rendimiento en matemáticas y en ciencias, se eliminan los “efectos fijos” de alumnos y profesores, y el análisis permite interpretaciones causales.

Los resultados se presentan para toda la muestra, y después se desagregan según el país y para algunas sub-muestras. El resultado global indica que los estudiantes que hacen deberes sacan más puntos que los que no los hacen, y estos resultados son estadísticamente significativos. En concreto, los que hacen los deberes para todas las lecciones sacan unos 3 puntos más con respecto a la categoría de referencia (los que nunca hacen deberes); los que los hacen para la mitad de las lecciones sacan 2 puntos más; y los que los hacen alguna vez, 1 punto más.

Sin embargo, este panorama cambia si hacemos en análisis por separado para cada país: los deberes tienen un efecto positivo y significativo en Australia, Austria y Estados Unidos, mientras que sorprende y mucho el efecto negativo³ y significativo que tienen en Suecia.

Los autores se preguntan por qué los efectos observados no son homogéneos entre países, y confirman una explicación que ya había sido avanzada por la literatura: las diferencias en los sistemas educativos de Primaria. Resulta que si los deberes se emplean como un sustituto del material que debía cubrirse en clase, los alumnos aprenden menos cuando los hacen; por el contrario, cuando son un complemento que refuerza lo aprendido, los alumnos obtienen mejores resultados académicos. Para testear esta hipótesis, se presenta el efecto de los deberes en la nota TIMSS como función del tiempo que se pasa en clase y en el que efectivamente el profe está enseñando (ya sabéis, hay que quitar esos minutos perdidos de mandar callar que hacen perder el hilo y esas cosas). Y sí, como esperábamos, la correlación es positiva.

En resumen, los deberes pueden usarse bien o mal. Se usan bien cuando ayudan a fijar lo aprendido en clase, y se usan mal cuando se intenta que los alumnos aprendan solos en casa lo que no se les ha enseñado en el cole⁴. Si se usan bien, los deberes tienen un efecto positivo y significativo en el rendimiento académico. Mi recomendación es que, ya que tenemos un cambio de política en Galicia, deberíamos aprovechar para medir y comprobar si los patrones internacionales también se cumplen en nuestras aulas.

 

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¹: Trends in International Mathematics and Science Study.

²: Los padres no participan en este estudio y por tanto no se tienen datos sobre su nivel educativo. Sin embargo, el número de libros en casa es una buena aproximación: los padres con mayor nivel educativo tienen en casa más libros que los padres con niveles educativos más bajos, y la literatura ha demostrado que los primeros se implican en media más en la educación de sus hijos que los segundos.

³: El efecto negativo significa que, cuantos más deberes hacen, peor nota sacan en el examen TIMSS.

⁴: Recordemos que hablamos de niños de 9 años. Esta historia en cursos más avanzados puede ser distinta.


34 comentarios

  1. José M. dice:

    Gracias por la interesante entrada y por el resumen del artículo. Lástima que no se tengan en cuenta este tipo de artículos para definir una enseñanza basada en la evidencia y menos ideológica.

    Pero te escribo por si me podríais ayudar. Estoy teniendo discusiones sobre la efectividad o no de las escuelas Waldorf y he ojeado el artículo que mencionabais para ver si hacía alguna distinción del tipo de escuela. Ya he podido confirmar ciertos aspectos preocupantes como que el porcentaje de niños vacunados en este tipo de escuelas cae estrepitosamente y que está pasado en algunos principios esotéricos sin ningún fundamento.

    Mi pregunta es si conocéis estudios sobre los resultados obtenidos por este tipo de escuela en comparación con otros tipos de escuela con más o menos las mismas características (sobre el nivel de renta de los padres de los alumnos, la ubicación, etc.).

    Gracias y buen trabajo, os sigo desde hace tiempo y si fuera político os contrataría para que me asesorarais. Un saludo,
    José M.

    • Maria Martin dice:

      Hola José,
      gracias por el comentario.

      Te cuento: no he podido encontrar ningún estudio fiable (y por fiable, me refiero a publicado en alguna revista de prestigio o como algún discussion paper de alguna universidad). Importante: que yo no lo haya podido encontrar no significa que no exista, pero como poco, está difícil de localizar.

      En sus páginas corporativas, estas escuelas Waldorf hablan de «un estudio hecho con los datos PISA» que muestra que sus estudiantes aprenden con más alegría, pero que no hay diferencias estadísticas significativas con los resultados académicos obtenidos por los estudiantes de otras escuelas.

      Yo no soy médico para tener una opinión autorizada sobre el tema vacunas en los colegios, pero mis amigos médicos sí me han dicho que es peligroso y se ponen bastante histéricos cuando sale el tema 🙂

      • bpalop dice:

        En Madrid hay escuelas Waldorf y hay datos públicos sobre pruebas de nivel:

        http://www.elpais.com/especial/clasificacion-colegios-madrid/

        Busca, por ejemplo, «Micael» o «Waldorf».

        Creo que esos dos datos ya te dan para empezar.

        • Maria Martin dice:

          Una pregunta:
          los datos que se muestran en El País son solo descriptivos, ¿no? Me refiero: ¿se controla por el nivel socio-económico de los padres o algo parecido, o solo se reportan los porcentajes de aprobados?
          Es que si no se hace, estos datos en realidad no dicen nada porque hay problemas de correlación entre variables.

          • pedropiter dice:

            Hola, son solo descriptivos. Hacen unas pruebas los niños y solo muestran el resultado. La discusión si debiera tenerse en cuenta el nivel socio-económico de los padres es importante dependiendo de que quieras medir. Si lo que quieres evaluar es la calidad del profesorado o del método, obviamente si que es importarte saber con que «materia prima» trabaja. Si por el contrario, se quiere medir en que sitio el alumno va a salir mejor preparado, creo que es bastante menos importante.
            Respecto a los deberes, yo particularmente siempre he sido partidario de ellos. Sin embargo, como todo en la vida debe existir un equilibrio. Este año, la clase de mi hijo de 8 años se esta encontrando con 4 o 5 horas de trabajo extra en casa, en el caso de los niños más rápidos y de ahí hacia arriba. Mi hijo, como todos los de su clase, no saca nada en limpio de la mayoría de esas horas. Lo más que creo es que llega es a suplir la ineptitud del profesor, que obliga al niño a trabajar dos horas en casa para que aprenda lo que no ha sabido explicar él en una.
            Esto a mi me suena a mas de lo mismo, lo que muchos de nosotros tenemos de mayores en nuestros trabajos… jornadas que se alargan hasta el infinito, buscando presencia en vez de efectividad.

            • Maria Martin dice:

              Si los padres quieren saber de qué sitio salen mejor preparados los chicos, precisamente controlar por el nivel socioeconómico de los otros padres es fundamental: se pretende saber si el colegio es bueno en sí mismo, o si los niños sacan buenas notas porque los padres se implican en su educación más que en otros lugares. Es por esto que los datos descriptivos hay que tomarlos siempre con cuidado, son demasiado escuetos.

              Por lo que cuentas, los deberes en el caso de tu hijo se usan como supletorio en vez de como complemento, y eso ya sabemos los malos resultados puede traer. Desde mi situación de persona sin hijos, creo que deberíais presentar la evidencia del artículo en la próxima reunión de padres, porque al final la evidencia no es una opinión personal. Si la cosa no mejora, siempre se puede acudir al director del centro y ver qué soluciones propone. Suerte!

  2. GuidoCor dice:

    Crear ‘traumas en los niños’ ?

    El artículo está muy bien y creo que es un debate que ha de estar sobre la mesa. Pero me parece algo… chocante que os refiráis a ‘traumas en los niños’ es cuanto menos impreciso. Soy consciente de que muchos padres (y por desgracia algunos ‘expertos’) se refieren al yonosequé como ‘trauma infantil’ o trauma en los niños… Pero actualmente no hay nada que defina, especifique o conceptualice que es…

    ¿Cómo entra el factor padres? afecta negativamente el tema deberes a los chicos con padres muy ocupados o que no puedan pagar a quien eche una mano al niño… : (

    Un saludo

    Un saludo

    • Maria Martin dice:

      Hola GuidoCor,
      gracias por el comentario.

      Con el párrafo previo al inicio del resumen del artículo, sólo quería dejar claro que sobre estos temas puede haber distintas ideas dependiendo del efecto que queramos medir. A mí me interesaba explicar el efecto sobre el rendimiento académico, pero entiendo que habrá otras personas interesadas en el efecto de los deberes sobre la felicidad de los tiernos infantes. Una cosa no es necesariamente más importante que la otra, sólo tenemos que recordar que puede haber consecuencias en más de un ámbito.

      Sobre lo que comentas del factor padres: yo creo que en los últimos años los árboles no nos dejaron ver el bosque. Los deberes no son un fin en sí mismos, sino que son un medio para ayudar a aprender. Que el niño tenga muy bien los deberes porque los ha hecho con el papi o la mami o en la academia, no sirve de nada si llega al examen y no sabe de qué le hablan. Una cosa importante es dejar que los niños se enfrenten en soledad a los problemas. Si después de haberlo intentado no lo consiguen, pues se les echa una mano (que es distinto de darles la solución).
      También te digo que en primaria no creo que haga mucha falta contratar a un profe particular: los contenidos no es que sean muy complejos, y la respuesta suele estar en el texto de la lección 🙂

  3. Carlos Jerez dice:

    Muchas gracias María, buen artículo bien fundamentado. No es de extrañar que unos deberes bien pensados den buenos resultados. Lo mejor que pueden hacer los deberes es crear el hábito del estudiante de ponerse a estudiar sin estar en clase. Lo de los traumas me parece ridículo, los alumnos pueden tener problemas de motivación o de concentración, pero eso hay que ayudarles a superarlos y cuanto más jóvenes mejor, porque son herramientas muy importantes a lo largo de la vida.

    Saludos.

  4. Jorge dice:

    Hola, buenos días

    Genial el artículo. A riesgo de ser quisquilloso, ¿Existe alguna razón por la que use literatura en vez de bibliografía? La verdad es que desconcierta un poco.

    • Kartoffel dice:

      Yo veo ‘literatura’ bastante más apropiado. Copio del DRAE:

      literatura.
      (Del lat. litteratūra).
      […]
      3. f. Conjunto de obras que versan sobre un arte o una ciencia. Literatura médica. Literatura jurídica.

      bibliografía.
      (De biblio- y -grafía).
      1. f. Descripción, conocimiento de libros, de sus ediciones, etc.
      2. f. Relación o catálogo de libros o escritos referentes a una materia determinada.

  5. Capitalismo y niños tristes. dice:

    Cualquiera que esté un poco vivo y tenga memoria sabe la respuesta a esa pregunta: Deberes no, por favor.

  6. Maese Alcofribas dice:

    si en futuros estudios se confirma el efecto negativo en Suecia, empezaré a creer en la teoría de los alienígenas ancestrales: los suecos son un híbrido humano-alien.

  7. juan dice:

    Yo en EGB no recuerdo haber tenido deberes, tan sólo pretecnología donde los cacharros que había que hacer no había tiempo en 2 horas semanales que tenía la materia.

    El punto es no dejar que la gente se aburra en clase, y dar los ejercicios dentro de la clase y que los niños intenten acabarlos en la propia clase. Tratar de expandir el colegio a 10 horas es una muy mala opción porque ni acaba siendo efectivo…el tiempo se esponja y concentrado se está 6 de todas formas y además el meter esas 6 en 10 «con libros delante» hace que no de tiempo a otras cosas y se acabe odiando aprender.

    Esto es parecido a lo que pasa con el «overtime cultural» de consultoras, etc. Como queda mal estar menos de 12 horas en la oficina se está 12…pero entre cafés y otras cosas se quedan en 8 o menos.

    • Maria Martin dice:

      Hola juan,
      gracias por el comentario.

      Qué suerte tuviste… mi infancia estuvo llena de cuadernillos de Rubio, de ortografía y de caligrafía… qué tiempos aquellos.

      Claro que un niño no puede estar 10 horas estudiando. Sin embargo, las jornadas escolares son de 5 horas, y yo creo que 1 hora o 2 más de deberes no van mal (y les queda todo el fin de semana libre!).

      Como digo en un comentario anterior, no veo que tenga mucho sentido que los deberes se hagan en clase bajo la tutela del profesor, porque lo importante es que los niños se enfrenten solos a las tareas: así aprenden a releer el texto que se les ha contado en clase, a pensar sobre él, y con suerte se les plantearán más preguntas.

      • juan dice:

        María,

        Con buenos profesores, todo puede hacerse en clase, las preguntas pueden surgir de los alumnos si son capaces de cuestionar críticamente las explicaciones. Creo que hay una espiral malévola, al considerar que se puede «reforzar» con deberes el aprendizaje, la exigencia de la calidad presencial de las clases baja, el tiempo se esponja y se diluyen responsabilidades del sistema.

        Si hay que ir a un modelo de «trabajar los niños en casa», prefiero 1000 veces el home-schooling.

        • Maria Martin dice:

          No, los deberes son un complemento, no un sustituto: ya hemos visto que si son un sustituto, no ayudan sino todo lo contrario. Los deberes deben ser parte de un plan más general, no un medio para que el profe se escaquee.

          Dicho esto, insisto en la idea de que los niños tienen que enfrentarse solos a los problemas: deben de ser capaces de replicar en soledad lo que se les ha explicado en clase, como parte del proceso de aprendizaje. Con la ayuda del profe todo parece muy fácil, pero cuando te toca hacer todo el proceso desde el principio puede no serlo tanto (y te digo que esto me ha pasado a mí con alumnos de universidad).

  8. Frost dice:

    Si mal no recuerdo, hay un capítulo de Freakonomics dedicado a un tema muy similar y en él se habla de este examen. En él se incluye las motivaciones particulares de los directores de escuela y de los profesores para obtener mayores sueldos como un factor que influye en los resultados educativos. Aparentemente, los directores de escuela y profesores de EEUU están bastante dispuestos a hacer trampa en esta clase de test si ello se traduce en bonus en su cuenta corriente. Desconozco si este es el caso de Australia y Austria, pero desde luego después de leer ese libro, tengo cierto escepticismo en torno a la objetividad de estos tests.

    No quiero decir por esto que no esté de acuerdo con las conclusiones extraídas por la autora. Todo lo contrario. Buena parte del fracaso español en matemáticas e inglés que los estudios repiten año a año posiblemente se deba a una metodología de enseñanza que se basa -casi exclusivamente- en usar las clases para corregir los deberes enviados por el profesor la lección anterior. De esta forma, se reemplaza el esfuerzo educativo del profesor por una suerte de autoaprendizaje pobremente guiado con resultados catastróficos.

    • Maria Martin dice:

      Hola Frost,
      gracias por el comentario.

      Esta clase de incentivos perversos que comentas siempre existen, pero no debemos perder la fe: claro que nos gustaría que nadie hiciera trampas, pero que haya algunos tramposos no significa que todos lo sean.

      Al igual que tú, yo también creo que el autoaprendizaje en edades tempranas tiene algunos riesgos y que es mejor dejarlo para edades más avanzadas, cuando se han aprendido los rudimentos de las materias y pueden identificar si están diciendo alguna barbaridad.

  9. Pedro Ramos dice:

    ¿Y había algún dato en el estudio sobre la cantidad de deberes? Creo que en este tema los detalles son muy importantes. Como bien se apunta el el post, los resultados pueden ser muy diferentes según los deberes estén bien diseñados o no. Por eso me sorprende la ligereza con que menciona «1 o 2 horas» en un comentario. ¿Veríamos aceptable que en cuaquier otro tema se hablara de estaría bien esta cantidad de algo, o el doble? Desde mi punto de vista, y hablando de la educación obligatoria y de trabajo diario, una hora debería ser un límite superior.
    El diseño es, en efecto, fundamental, y un problema frecuente en España es que repiten temas ya hechos en clase, que quizá una parte de la clase necesite, pero que se convierte en un verdadero castigo para el alumno más avanzado en el aprendizaje, que necesitaría, en todo caso, otro tipo de actividades. Después llegan los test internacionales y …sorpresa! España destaca, sobre todo, por el escaso número de estudiantes con resultados excelentes.

    • bpalop dice:

      ¡Qué buena entrada!

      Me sumo a Pedro Ramos en lo de que «los detalles son importantes»:

      Mi hijo acaba de cambiar a un cole con deberes muy planificados en cuanto a objetivo, temporalización y cantidad: Son para reforzar conceptos, los sabe de una semana para la siguiente y se hacen en poco rato NO todos los días.

      No tengo un «estudio fiable» sobre lo que influye en los resultados académicos esta política con los deberes, pero mi «educated guess» es que se ha reducido su rechazo a hacerlos, mejora nuestra calidad de vida por las tardes y obliga al profesor a cumplir su plan, por lo que aprovechan más el tiempo en clase.

      (Algunas reflexiones más en http://bpalop.blogspot.com/2013/11/deberes-iv.html )

      • Maria Martin dice:

        Hola bpalop,
        efectivamente, no ganamos nada si los escolares rechazan hacer los deberes, porque no hacerlos y no mandarlos es lo mismo.

        No hay mucho sobre el «diseño» en la literatura, pero parece que el que apuntas está bien construido.

        Me alegro de que la experiencia en el nuevo cole esté siendo buena, seguro que en el futuro lo agradecerá 🙂

    • Maria Martin dice:

      Hola Pedro,
      gracias por el comentario.

      Te cuento: lamento si te ha parecido que lo he dicho con ligereza, pero no es así. En primer lugar, no hay que medir solo el tiempo de deberes, sino de la jornada escolar completa, porque los deberes son un complemento: serían 6 o 7 horas, y 7 no es el doble de 6. Además, hay que contar que se incluirían las tareas de todas las asignaturas, que ahora mismo no son pocas…

      Por otro lado, el número apunta a una horquilla con un máximo: no todos los días tardará el niño lo mismo en hacer los deberes (ni podemos esperar que todos los niños tarden lo mismo porque a cada uno se le dará bien una cosa), pero creo que no es recomendable que ningún niño pase de las 2h, por el hecho de que ya se acercaría peligrosamente a la jornada laboral de un adulto.

      Sin embargo, creo que hay un punto de tu comentario que puedo aclarar: me parece que planteas que quizá es posible que se manden deberes todos los días que se hagan en poco rato o que se manden deberes para la mitad de las lecciones y que se tarde mucho, lo que en agregado haría que se pase más tiempo haciendo deberes con la opción de «deberes para la mitad de las lecciones» que con la opción de «deberes en todas las lecciones» (es lo que yo entiendo por «detalles»). Los autores también lo han pensado y lo han querido comprobar: lo que han hecho ha sido darles valores numéricos a cada opción en vez de usar variables binarias. Los resultados son prácticamente idénticos en ambos casos, con lo que se infiere que, si tomamos como unidad el hacer deberes en todas las lecciones, el hacer deberes en la mitad de las lecciones efectivamente requiere la mitad de tiempo, y el hacer deberes solo de vez en cuando es un cuarto.

      Como dices, el diseño es fundamental y aquí se ha tendido a igualar a la baja en vez de intentar empujarles a todos al alza, y eso es un problema que hay que resolver.

  10. […] blog http://masideas-menoscuentas.com/ justo hoy me ha mandado este enlace sobre el mismo tema http://politikon.es/2013/11/13/deberes-si-o-no/ Y ya no me he podido resistir. Allá voy. A por mi ¡cuarta! entrada sobre este tema en este […]

  11. Los que preconizan el empleo sistemático de los deberes también suelen defender la importancia de trabajar en solitario, de practicar lo aprendido en ausencia del profesor. Fuera de la escuela, es necesario estudiar, dedicar un tiempo a asimilar las enseñanzas que se han recibido.

    Pero es frecuente que los que sostienen esta postura entiendan por estudiar el sentarse delante de un libro o de unos apuntes con la intención de memorizarlos, de cara a su futura reproducción en un examen. Son los mismos que consideran que la mejor manera de aprender a dividir consiste en hacer muchas divisiones, primero entre una cifra, luego entre dos o entre tres, después con decimales; todas ellas fuera de contexto, sin sentido, sin que sean necesarias para resolver algo. Calcular por calcular.

    De esta manera los deberes se convierten en un entrenamiento, en una prolongación del tiempo necesario para repetir una y otra vez una acción hasta que se ejecuta al gusto del entrenador. Como el tiempo escolar es escaso, los contenidos son muchos y la metodología claramente ineficiente, se recurre a los deberes para paliar las carencias de la escuela, para hacer fuera de ella aquello que no se pudo o no se quiso hacer dentro. Cuando lo más sensato sería ajustar los programas al tiempo disponible, revisar la cantidad de contenidos que se imparten y analizar la forma en que se trabajan, de manera que los deberes no fueran necesarios.

    http://www.otraspoliticas.com/educacion/los-deberes

    • Maria Martin dice:

      Pues no sé qué decirle, a mí me parece que el entrenamiento es básico. En mi caso, yo aprendí las reglas de derivación y de integración en matemáticas, y después fui capaz de aplicarlas a problemas de optimización en microeconomía, por ejemplo. Si no las hubiera sabido, simplemente no habría podido resolver el problema. Y en microeconomía el objetivo es entender qué optimizamos y cómo interpretar el resultado, no aprender en esa clase la regla matemática que hay que usar.

  12. […] Politikon sobre “Deberes, ¿sí o no?”. […]

  13. Pablo Cáceres dice:

    Tengo una duda o reparo con la imputación causal (el hacer más deberes, incrementa el puntaje en el test).

    Es perfectamente plausible, que exista un factor común que explique tanto el que los chicos hagan más deberes y que obtengan mejores puntajes en TIMSS. Puede suceder simplemente, que si tengo más auto-control, habilidades cognitivas mejor desarrolladas y disciplina de estudio, eso me lleve tanto a hacer más deberes, como a sacar mejores puntajes en cualquier tipo de test. Es decir, no creo que se pueda hacer una inferencia causal, con esas variables independientes en el modelo, del tipo que se está haciendo.

    Esas habilidades dependen tanto de mi carga genética, y de la educación formal (escuela) como informal (familia), previa a la recogida de datos.

    En el fondo, me parece una hipótesis plausible, pero no tienen los suficientes controles estadísticos para hacer esa imputación causa-efecto.

    • Maria Martin dice:

      Hola Pablo,
      gracias por el comentario 🙂

      Efectivamente, estoy de acuerdo en que las habilidades no cognitivas también son importantes. Sin embargo, tienen el problema de que son difíciles de medir y que, como todo, también se pueden entrenar (precisamente uno de los argumentos es que los deberes ayudan a desarrollar la disciplina).

      De todos modos, en este caso sí se pueden hacer interpretaciones causales por dos motivos: primero, los chicos son repartidos aleatoriamente entre las clases (es decir, no se asigna a los más disciplinados a un curso y a ese curso se le ponen más deberes que a otro); segundo, las características no observadas del individuo sí aparecen en el modelo por niveles, pero al hacer el modelo en diferencias desaparecen.

      • Pablo Cáceres dice:

        Como no leí el artículo, no sabía que habían asignado de forma aleatoria entre las clases. Gracias por la aclaración. El segundo punto no lo entendí bien. Cómo es que aparecen en el modelo? Cómo es que desaparecen?

        🙂

        • Maria Martin dice:

          Claro, los niños se asignan aleatoriamente porque a estas edades tan tempranas no se les segrega todavía, y mucho menos por rendimiento 🙂

          Sobre la segunda parte, intento aclarar: sí es posible que unos profes tengan más tendencia a mandar deberes que otros. Pero precisamente lo que se explota es que el profe es el mismo para las dos asignaturas (es decir, si un profe tiene tendencia a mandar más deberes que otros, los va a mandar tanto en mates como en ciencias). Para que los efectos individuales desaparezcan, lo que se hace es una resta. Los autores parten de dos ecuaciones iniciales: rendimiento en mates explicado por los deberes, características de los padres, de los alumnos y de los profes; y rendimiento en ciencias explicado por las mismas cosas. Si las restas, todo desaparece menos la diferencia en los deberes, que permite explicar las diferencias en rendimiento. En algunas regresiones se añaden controles adicionales por si acaso, pero los resultados no cambian sustancialmente.

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