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El bloguero y el politólogo

11 Oct, 2013 - - @kanciller

Hace ya unas semanas, en el marco del congreso anual de la Asociación España de Ciencia Política (AECPA) organizamos una mesa redonda sobre blogs de ciencia política. Entre los invitados estuvieron nuestros amigos de El Pati Descobert, Cercle Gerrymandering, Piedras de Papel o CondistintosAcentos. Juntos estuvimos reflexionando sobre diferentes cuestiones. La evolución de los blogs (y sus lectores), cómo se relacionan con los medios de comunicación o su potencial divulgativo fueron algunos de los temas tratados. El que me correspondió a mí fue una especie de “deontología” sobre el uso de blogs. Aunque mi exposición fue un poco apresurada, me comprometí con Josu Mezo a ponerla por escrito. Reconozco que más que un código son algunas reflexiones que he tenido con diferentes amigos que tenemos blogs, en muchos casos preguntas abiertas.

Lo primero que me preguntaba era por qué habían surgido blogs de ciencia política – o mejor dicho, con politólogos escribiendo – los últimos cinco años. A mi juicio, eso se podía explicar por tres razones fundamentales. Primero, porque creo que tenemos una masa crítica de las ciencias sociales en España que se han ido consolidando de manera exitosa durante la última década y que viene de mano de la expansión de facultades, universidades y centros de investigación. Segundo, porque existe una demanda clara de opinión y análisis. Esto es especialmente así desde la llegada de una crisis económica estrechamente vinculada a causas políticas, la acción de los movimientos sociales, nuevas demandas participativas… (Baste mirar en las encuestas el incremento del interés por la política). Por último, el propio desarrollo de la infraestructura, lo que no es un tema menor. Por primera vez se puede puentear a los gatekeepers de la opinión clásicos, los medios de comunicación. No tienes que esperar semanas a un editor o que te deje espacio en su diario. Además, los propios medios se han adaptado en sus formatos digitales para generar contenidos cruzados, retroalimentando o alojando a muchos de esos blogs.

Dicho esto, me planteaba cinco cuestiones muy generales sobre la relación entre el bloguero y el politólogo expuestas, en cierta medida, como tensión.

La primera tensión evidente del politólogo es con la actualidad. Hay un equilibrio entre generar contenidos que sean exitosos y que den visitas frente a ser estrictamente riguroso. Como probablemente conoceréis, el número de visitas de una entrada es inversamente proporcional al tiempo dedicado a elaborarla. Así, la actualidad empuja a hablar de temas de los que no se tiene tanta idea, actuar como una especie de “opinólogo cualificado”. Sin embargo, si uno se restringe a hablar de aquellos temas en los que tiene expertise o bien se vuelve repetitivo o bien no llega. Ya se sabe, estamos en tiempos de la turbo política. A mi modo de ver, el valor del politólogo es introducir cierto método a la hora de aproximarse a los problemas sociales – argumento, evidencia o datos disponibles. Aunque no creo que ello nos convierta en la única voz autorizada para hablar (aquí un argumento para la reflexión de Sanchez-Cuenca, aquí otro en sentido contrario de González Férriz), en tiempos de tanta confusión como ahora creo que es cuando el politólogo puede hacer una contribución seria al debate.

Una segunda tensión se relaciona con lo complejo. Aunque se trate sobre temas de los que se sabe, la academia no está exenta de sesgos. Dado que sabemos que los problemas son complejos, una introducción de continuos matices suele ser la opción prudente. Sin embargo, esto choca frontalmente con el formato de las redes sociales en las cuales suele haber una tendencia a pluralismo polarizado, a audiencias segmentadas. Una simplificación excesiva de cualquier fenómeno llega más fácilmente al público pero tiene costes en términos de calidad del debate (que, aprovecho para decir, creo que algunos blogs han contribuido a mejorar). De hecho, el mensaje del eslogan supone dar más de lo mismo, desdibuja la contribución del politólogo. Quizá por eso creo que no tenemos más opción que convertirnos en una suerte de cuervos dedicados a rebajar expectativas. Si queremos ser honestos, nuestra coletilla más recurrente debe ser “eso que dices no está claro”. Es un poco kavafista, pero es lo que hay.

Una tercera cuestión es la referente a los conceptos o el lenguaje. En general los politólogos tenemos un problema, y es que no sabemos escribir. Aunque con excepciones, tendemos a ser más confusos que la gente que se dedica a esto de generar opinión (en especial periodistas). Esto es en cierta medida normal, no nos entrenan para esto. Pero además solemos cometer un defecto que puede ser muy problemático: Hacemos una migración inmediata de los conceptos que usamos en la academia al debate público. Y el problema no solo viene porque en algunos casos haya tecnicismos o incomprensión. El problema es que en algunos casos conceptos como “democracia” “liberalismo” “justicia” los transferimos desde una concepción determinada, la cual puede ser mainstream en la academia, pero que entra dentro de lo debatible en la esfera pública. No creo que haya solución en ese sentido, pero al menos hay que ser vigilante cuando empleamos conceptos.

El cuarto componente es la relación con el lector. Este es un tema especialmente peliagudo. Las redes sociales permiten una interacción directa con el lector y esto tiene tantas cosas buenas como malas. Lo bueno es que por primera vez ha permitido generar una comunidad de lectores (pequeña) que se interesa por lo que hacemos los politólogos. Además, creo que ha servido para prestigiar la disciplina en su conjunto –al menos se sabe que existe –  y ha permitido que la comunidad de politólogos esté mucho más integrada. Hablamos y discutimos más entre nosotros (un ejemplo fueron los posts cruzados sobre las elecciones catalanas). Sin embargo, la cara mala es la figura del lector troll, heredero de esa idea de internet como lucha de trincheras, que no permite el debate y hasta pasa al terreno de lo personal. Esto es inevitable cuando uno entra en la esfera pública (los blogs lo son) pero su gestión no es fácil. Quizá la empatía es la única cura.

Por último, también hice referencia a nuestros sesgos. Todos tenemos nuestras preferencias, nuestras ideas y nuestra manera de enfocar lo que escribimos. Faltaría más. En cierta manera esto es inevitable  porque, incluso aunque se pretenda ser totalmente aséptico, todos estamos entrenados en una tradición epistemológica. Sin embargo, no creo que esto sea negativo siempre que seamos lo suficientemente honestos intelectualmente para reconocerlo. Simplemente asumir que nuestra propia concepción del mundo es incompleta (a no confundir con relativismo, por favor). Lo que intenté subrayar es que es importante que reconozcamos que somos una contribución cualificada, pero que en el terreno de los valores solo una más. Y si la política tiene mucho que ver con concepciones de valores y de justicia, al menos no podemos estar ciegos a que tratamos material inflamable.


8 comentarios

  1. Teresa Cabarrush dice:

    Interesante artículo. » La primera tensión evidente del politólogo es con la actualidad», normal ,pero se trate de politólogos o no, se supone que deberíamos tratar de comprender la actualidad, aunque ocurren hechos no muy entendibles por la razón, ésta no los filtra o no llega a filtrarlos del todo, quizás siempre se desconozcan muchos datos, y no se llega a entender bastantes escenas de la actualidad.

    En cuanto a la gran acogida de los Blogs, es una realidad evidente, pero también hay que señalar quizás, que leerlos, lo hacen muchas personas, pero escribir y tomar partida en ellos ,no muchas.

    Muy certero lo que dice Usted aquí: » Sin embargo, no creo que esto sea negativo siempre que seamos lo suficientemente honestos intelectualmente para reconocerlo.» El Problema que pueda surgir es si las personas son los suficientemente honestas para reconocer las cosas, porque no abunda esa cualidad, y si nos dirigimos a lo intelectual, existe demasiados recelos ¿ no ?, hasta en los propios blogs se nota ( ya que hablamos de blogs ), la Vanidad traiciona.

    Saludos.

  2. Teresa Cabarrush dice:

    El Mundo de los Blogs es muy rico, se aprende mucho, y no sólo Conocimientos, proporciona un mayor aprendizaje en completar nuestras percepciones.

  3. Manu Oquendo dice:

    Muchas gracias por la reflexión en voz alta.
    Es muy instructivo leer cómo un editor-autor estructura las dinámicas de los blogs especializados en ciencias sociales.
    Suelo recurrir a blogs como este con preferencia a medios «mainstream». Es más, el papel que asigno a estos últimos es muy restringido y prefiero algo más «down to earth» para discernir lo que está sucediendo.

    Los blogs abiertos (no tanto aquellos que son esencialmente instrumentos auto promocionales) nos ofrecen algo que los medios «estructurales» no pueden dar: los comentarios de los lectores que muchas veces son tan interesantes como los artículos que se publican.

    El conjunto es enriquecedor aunque no se alcancen los grados de rigor académico de un gran artículo de «autoridad» en un periódico de gran difusión. Por otra parte las ciencias sociales y la academia «oficial» no salen muy bien libradas de su papel actual por lo tanto los medios «ortodoxos» pagan el precio de la ortodoxia y de la captura.

    Además es probable que la audiencia y la difusión también sean función de la vivacidad del debate y de los comentarios.

    En este sentido algunos de los viejos foros de El País, –sin artículos y basados solamente en comentarios de los lectores sobre un tema concreto–, alcanzaron niveles de visitas de varios miles al día.

    Saludos, enhorabuena y gracias.

  4. Teresa Cabarrush dice:

    Los blogs serios tienen » Algo Mágico», es un paraje de encuentros encantadores y afinidades entrañables, salvo cuando aparece alguien y estropea » el delicioso paseo».

    http://www.youtube.com/watch?v=RgtEUr_n9vM

    Saludos.

  5. Alatriste dice:

    Solo un apunte relacionado con esto que dices

    «En general los politólogos tenemos un problema, y es que no sabemos escribir. Aunque con excepciones, tendemos a ser más confusos que la gente que se dedica a esto de generar opinión (en especial periodistas)».

    Te juro que en general no he notado esa supuesta superioridad de los periodistas sobre los blogueros a la hora de expresarse. Por cada periodista al que se le nota que «le han entrenado para esto» hay como poco otro al que no se le nota ni siquiera que le hayan enseñado gramática, ortografía y las cuatro reglas… y no es que les exija que sus escritos puedan pasar por originales de Quevedo o que resuelvan ecuaciones diferenciales por placer en sus ratos libres, pero si que pediría que escriban un castellano directo y claro (al menos que sepan que «detenido en Alicante por matar a su mujer» no es lo mismo que «detenido por matar a su mujer en Alicante»), y que calculen tantos por ciento sin errores.

  6. Teresa Cabarrush dice:

    ¡ Qué triste, tan sólo tres personas hemos opinado aquí !, curiosamente es un Blog lo que se utiliza, supongo que será que no es necesario opinar sobre los blogs, lo que importa es su utilización. ¡ He aquí una de las curiosidades, Señor Llaneras, que tanto nos puede gustar a algunas personas !. Frente a este artículo los siguientes se han colmado de opiniones en un instante. Son las curiosidades que dinamizan la mirada. ¡ Y que no falten !

  7. Teresa Cabarrush dice:

    ¿ Cual es el mejor Blog ?, está claro, el tuyo propio, el confeccionado por ti mismo, como todo artista.

  8. Teresa Cabarrush dice:

    Se observa también en los Blogs, la decadencia moral del individuo, el fracaso de cada uno como persona, uno más uno, más otro…toda una sociedad, porque cuando fracasa las personas a nivel individual y lo he contemplado, tristemente, da como resultado el fracaso de toda una Sociedad. Así que el papel de un Blog serio, da para mucho, es una experiencia enriquecedora, yo invito a las personas a que participen, verán…las increíbles sorpresas que nos llevamos, se aprende muchísimo.

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