Internacional

La épica carrera política de Linda McMahon

5 Nov, 2012 - - @egocrata

Linda McMahon quiere ser Senadora por Connecticut. Tiene muchas, muchas, muchas ganas de ser Senadora. Y está dispuesta a hacer lo imposible para conseguirlo.

Si el nombre os suena familiar, no os extrañe: realmente es esa Linda McMahon, la mujer del gran jefe de Pressing Catch. La buena de Linda se presentó por primera vez en el 2010, intentando ganar el escaño que Chris Dodd dejaba vacante. Tras gastarse cincuenta millones de dólares de su propio bolsillo sólo para perder por once puntos contra Richard Blumenthal (el fiscal general del estado) todo el mundo esperaba perderla de vista. O al menos, eso esperábamos.

Dos años después, Joe Lieberman decide retirarse. Después de apoyar a John McCain el 2008, no era exactamente popular en el muy liberal estado de Connecticut. Para horror y pavor de los votantes del estado, sin embargo, esto para McMahon sonaba a oportunidad. Otra vacante, otras elecciones para intentar llegar al senado, gastándose burradas de dinero en el proceso. Tras aplastar al pobre Chris Shays en las primarias sepultándolo con catorce millones de dólares en anuncios, la buena de Linda ha seguido gastando hasta llegar a los cuarenta y dos milloncejos hace unos días, y sigue haciéndolo con entusiasmo. En un estado de tres millones y medio de habitantes, esto compra mucha publicidad, ciertamente. Cuando alguien quiere ganar con tanto ahínco, incluso da para anuncios bastante curiosos:

Linda McMahon Doorhanger: Vote For Obama … And Me

Estos días medio New Haven se ha encontrado esto en su buzón. Linda McMahon, candidata republicana al Senado, donante tanto al partido ($30.800 dólares) como a Mitt Romney ($2.500) anda pidiendo el voto en su publicidad para el Presidente. Incluso tiene un anuncio en TV reclamando este mismo voto.  Es una muestra de la impopularidad crónica de los republicanos en Connecticut, especialmente tras la desaparición de la vieja rama de conservadores moderados en el Noreste. Lo de pedir el voto al candidato del partido contrario tras darle dinero al tuyo, sin embargo, realmente tiene mérito.

Cien millones de dólares después, por cierto, las encuestas predicen una derrota de McMahon contra Chris Murphy por cinco puntos. Gastar todo este dinero no basta ganar elecciones, parece.


11 comentarios

  1. Undry dice:

    Y pregunto yo ¿se gasta alguien 100 millones de dólares de su bolsillo si no tiene la esperanza de recuperar mucho más?

  2. Miguel dice:

    Que alguien me de otros tantos con libertad para gastarlos y lo comprobamos empíricamente.

  3. Antonio Martinez dice:

    100 millones son muchos millones. ¿Cuantos tiene para que 100 sean calderilla?

    También reclamo lo de poder imprimir.

  4. Lord John Marbury dice:

    El senador Scott Brown (R-Mass.) también se apunta a eso de meter con calzador a Obama en sus anuncios. Dice que «Vote the person, not the party»: http://youtu.be/waEOB6v76A8

    Ya hay que ser cínico.

    • McManus dice:

      Este anuncio me obliga a invocar a los clásicos de mi campo. ¿No es una encantadora alusión al liderazgo carismático weberiano, a cegarte con el embeleso del Líder, ignorando ese pequeño peaje que es pagar las consecuencias de su deceso o decadencia?

  5. Capitalismo y globalización. dice:

    Yo a Stacey Kleiber si la votaba. Y además esa sabe «luchar».

    ¿Cien millones de dólares? ¡guau! Alguien debería enseñar a los cincuenta millones de pobres yankees mates básicas. Si ellos cada vez son más pobres y los ricos se pueden permitir gastarse cien millones de dólares en auto-bombo…

  6. José Manuel dice:

    Lo que no me queda claro es por qué no se muda a Nebraska o algo así. Digo, con que saque los anuncios a la mitad de sus espectaculos basta. ¿Por qué ensañarse en ganar Connecticut?

  7. Aloe dice:

    ¿Linda McMahon lo va hacer peor que el senador republicano medio?

  8. […] sigue siendo un estado muy liberal:  100 millones de dólares después, Linda McMahon ha perdido por ocho puntos igualmente. Algo que me hace inmensamente feliz, por cierto; no soporto […]

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