Política

¿Cuántas plazas de guardería tenemos en España?

5 Abr, 2012 - - @jorgegalindo

Como una de mis preocupaciones políticas básicas es la igualdad de oportunidades y condiciones, soy bastante fan de generalizar la educación infantil. La idea es que cuanto antes metamos a los niños en una institución capaz de homogeneizar sus capacidades y conocimientos, más probabilidades tendremos de librarnos de la desigualdad de partida generada por el entorno familiar (nota para liberales: esto, en teoría, funciona con educación privada… el que sea pública es para garantizar que todas las familias puedan acceder). Hay, además, otra razón: como quiera que las cargas familiares aún no se reparten de forma equitativa entre hombre y mujer en la pareja, las guarderías ayudan a las mujeres a tener una incorporación plena al mercado de trabajo.

Por eso, mi primera reacción ante la cancelación del programa Educa3 del Gobierno en los nuevos Presupuestos Generales fue de rechazo, mezclada con la consabida resignación de «bueno, de algún lugar hay que recortar».

El programa suprimido aportó en total 300 millones de euros a las Comunidades Autónomas para la construcción de plazas de educación infantil entre 2008 y 2010. Las aportaciones se hacían a condición de que la Comunidad igualase, al menos, la inversión estatal. Así, si el Ministerio ponía 20 millones al año (como puso) en Andalucía para guarderías, la Junta tenía que poner, al menos, otros 20. Era, en definitiva, una subvención a una competencia cuya ejecución no le pertenecía (al Estado) ni le pertenece.

El efecto de dicho programa se resume en el siguiente cuadro:

Aparte del Plan Educa3 y de la posible aportación autonómica adicional a igualar la inversión estatal, los Ayuntamientos han estado construyendo sus propios centros mezclando fondos propios, créditos y aportaciones estatales. El resultado es que, hasta donde yo sé, no hay ninguna estadística fiable de número de plazas de educación infantil en España. La respuesta a la pregunta del título es, por tanto: me temo que no lo sabemos, aunque son al menos 72.548, lo cual representa una cobertura del 3,92% de los niños de entre 0 y 3 años a fecha de 1 de enero de 2011. Esto no es simplemente un «uy, qué pena, no hay datos». Esta falta de información es sintomática del caos y la falta de coordinación que se desprende del diseño de esta política específica, tanto con el anterior Gobierno como con el actual.

A la vista de la desigual distribución en la tabla entre Comunidades Autónomas (desde el 1,3% de la Comunitat Valenciana hasta el 7,9% aragonés), y a falta de poder confirmarlo con los datos que faltan, parece que el programa Educa3 funcionaba como un simple incentivo (una subvención, vamos) para una Comunidad Autónoma que estaba dispuesta a llevar adelante una política de construcción de plazas de infantil, pero no construía tal política ni se preocupaba demasiado por distribuir los recursos en función de las necesidades. Desde esta perspectiva, el plan está bien suprimido. Ahora bien, lo está no porque, como se ha dicho desde el Gobierno, el papel de las guarderías sea meramente «asistencial», sino porque, al contrario, es algo demasiado serio como para tomárselo tan a la ligera.

Sin embargo, y siendo realistas, no es de esperar que de un Gobierno con un sesgo contra el Estado de Bienestar y en una situación de crisis de las finanzas públicas como la actual, tengamos un nuevo y sólido programa de educación infantil a la vuelta de la esquina, ni siquiera utilizando un modelo mixto con la inclusión de agentes privados.

Nota final: si alguien me referencia datos de número total de plazas de educación para niños de cero a tres años por Comunidad Autónoma, estaré más que contento de hacer un segundo artículo respondiendo a los interrogantes aquí planteados sobre la efectividad de la presente política.

Actualización:

Gracias a la Fundación Encuentro llego a estos datos. En el curso 2010-2011 había 429.839 alumnos matriculados en España en Educación Infantil de Primer Ciclo (0 a 3 años), divididos en 217.801 públicos y 212.038 privados, esto es: prácticamente 50%-50%. No es el número de plazas, y la crítica anterior aún aplica, pero podemos utilizarlo como aproximación. Aceptando esto, dos datos relevantes surgen:

– Las 72.548 provenientes de Educa3 suman un 16,8% del total, responsables de un 33,17% de la parte pública. Un tercio nada desdeñable, así que la supresión del programa no es baladí, pero habida cuenta de que este programa se financiaba a partes cuanto menos iguales por Estado y Autonomías, su fin tampoco significa acabar con la política de expansión de educación infantil de primer ciclo.

– Todas las plazas cubren un 23,2% del total de los españoles de 0 a 3 años, siendo la cobertura pública de la mitad (11,6%). En términos absolutos, es aparentemente un nivel bajo si no se tiene en cuenta el sector privado (y es plausible pensar que esta cifra no puede crecer mucho, ya que responde a la demanda existente). Respecto a la comparación relativa, lamentablemente Eurostat solo ofrece datos para alumnos a partir de 4 años.


23 comentarios

    • Jorge Galindo dice:

      Ah, sí, se me ha olvidado comentar que Euskadi y Navarra no entran en este programa de transferencias (al fin y al cabo fiscales) desde el Estado. Cito la web del Ministerio:

      «Las Comunidades autónomas de Navarra y País Vasco, por su régimen diferenciado de financiación, no reciben aportación directa del Estado mediante Convenios de colaboración.»

  1. Opi dice:

    «La idea es que cuanto antes metamos a los niños en una institución capaz de homogeneizar sus capacidades y conocimientos, más probabilidades tendremos de librarnos de la desigualdad de partida generada por el entorno familiar»

    Este es un error bastante común: las guarderías no sirven para nada de eso. Las guarderías solo sirven, como su nombre indica, para guardar niños porque sus padres no pueden atenderles. Y lejos de lo que creo entenderte entre líneas, son una mala solución para el futuro de esos niños, está más que comprobadísimo que, como buenos mamíferos que somos, los niños antes de los tres años como mínimo, necesitan estar el mayor tiempo posible con sus padres. Por no decirlo de otra forma: necesitan estar todo el día con sus padres, son las figuras que van a conformar un adecuado desarrollo emocional que permita un correcto desarrollo intelectual. Desde los años de Bowlby (busca por «apego seguro») sabemos esto. Las guarderías son un mal menor, nunca una solución. La verdadera conciliación familiar pasa por pagar excedencia a los padres (mejor si es la madre por otra razón básica y demostrada: el amamantamiento, para lo cual no tenemos nada comparable, pero también puede ser el padre) al menos durante el primer año de vida del bebé, y posteriormente reducción de jornada pagada también más permitir tener al bebé dentro del trabajo (hay múltiples soluciones para esto). Insisto: la guardería es un mal menor únicamente. Y sí, lo otro sale caro, pero si quieres pensar realmente a largo plazo, ese es el camino correcto. Así lo hacen (nuevamente) en los países nórdicos, por ejemplo. Insistir en las guarderías como solución y no como último remedio conduce a más problemas a largo plazo.

    Un saludo.

    • Jorge dice:

      A lo mejor es que yo no soy un lector típico de politikon pero yo miro la gente que vive a mi alrededor fijándome, obviamente, en sus ingresos y gastos y es completamente imposible tener un solo hijo sino tienes cerca… unos abuelos
      Conozco muchos casos de mujeres que se están aproximando peligrosamente a los cuarenta sin descendencia porque tienen la (mala) suerte de que sus padres siguen trabajando y no tienen quien les cubra cuando trabajen.
      Desde que soy padre me he dado cuenta de que la función primigenia, originaria, de los colegios es esa de «guardar», lo de educar vino después, como un subproducto, para hacer algo que tuviera entretenido a todos esos críos en un local que los contenía mientras que sus padres iban a trabajar.
      Los abuelos siguen siendo imprescindibles porque no hay horario bueno. Siempre hay alguna hora que te va mal para llevar o recoger al nene, y los sueldos van muy ajustados como para pagar canguros a las horas que a nosotros nos vayan bien y no a los canguros.
      Yo miro a mi alrededor y, ya lo sé, yo seré el raro, pero veo a una sociedad que tiene a la mayoría de sus familias con dos miembros (con suerte) trabajando por un promedio de mil euros cada uno. La sociedad está montada de tal manera que ninguno de los dos puede permitirse fallar sin un ingreso. Sólo se puede fallar el tiempo de la cobertura de desempleo. Obligados a trabajar, necesitas cobertura paterna (abuelos) para la familia. Y eso no es lo peor.
      Lo peor es que no puedes dejar tu trabajo para cuidar a tus padres cuando te necesiten.

    • Francisco dice:

      Opi,

      Desde que se invento el biberón con su leche maternal y las madres huyen como de la peste de dar el pecho más de un par de meses, el «amamantamiento» es una milonga de machismo residual.

      Entre expulsar del mercado laboral a las madres, dejar los niños a cargo de los abuelos o que solo los ricos con «nunnys» tengan proyección laboral para ambos, pues yo me quedo con las guarderias.

      Que no creo que la guarderia sea peor para el niño que una interna mal pagada o un abuelo cascarrabias, personalmente, vamos.

  2. Opi dice:

    Francisco, yo hablo de ciencia, no de ideología machista o lo que quiera decir usted: la leche materna es con enorme diferencia el mejor alimento (de hecho, es mucho más que un alimento, como sabemos hoy día) que se le puede dar a un bebé. La leche de otros animales, como la vaca, puede servir para sustituirla, pero ni de lejos con todos los beneficios que aporta la que produce la de un ser de su misma especie y que se adapta continuamente a las necesidades específicas del bebé. Hay enorme cantidad de literatura científica al respecto, y por eso la OMS y todas, absolutamente todas las asociaciones de pediatría recomiendan leche materna como único alimento durante los seis primeros meses de vida del bebé. Después de esto, y hasta los dos años, se le pueden dar otros alimentos complementando a la leche materna, pero esta sigue siendo su principal alimento (insisto, es más que un alimento). Esto es ciencia, insisto, no ideología.

    Pero ya digo que se puede dejar al padre también con el bebé, no tiene por qué ser la madre aunque no sea tan buena solución, y he hablado de otras alternativas, no de cosas para ricos, de realidades implantadas en otros países con enorme éxito. Y sí, una guardería es siempre la peor de las opciones. Un bebé necesita más que simplemente cambiarle los pañales y darle alimento. Insisto en buscar a Bowlby, y eso que él no imaginaba cuánto más lejos iban a ir sus experimentos, él simplemente fue uno de los primeros en investigar seriamente sobre estas cuestiones.

    Un saludo.

  3. Carlos dice:

    Igual ayuda 😉

    – Pau Baizán y María José González (2007). ¿Las escuelas infantiles son la solución? El efecto de la disponibilidad de escuelas infantiles (0-3 años) en el comportamiento laboral femenino. In La Situación Social en España . V. Navarro. Biblioteca Nueva.2, 411-444.

  4. Opi dice:

    Francisco, me alegra que haya comprobado que lo que le he puesto es cierto, que es evidencia científica, la alimentación artificial está muy lejos de obtener todos los beneficios derivados de dar el pecho. Lejísimos. Pero me temo que no me ha leído bien ni ha terminado de comprobar todo lo que le he comentado: primero, hay bebés que hasta los dos años no comen nada que no sea de la teta de la madre. Se lo puedo certificar, lo he visto. Y es que recuerde que hasta los dos años lo que se les da es la llamada «alimentación complementaria». Se llama así porque su alimento principal sigue siendo el pecho, efectivamente. Por otro lado se equivoca en eso de no ser amamantados hasta los tres años: mi hija sigue siendo amamantada (muy poco, eso sí) con tres años y medio. Conozco niños que con cinco años siguen tomando pecho. Y eso es sano. Puede usted consultarlo fácilmente.

    Pero hay más: me sería muy fácil responderle también que mitologías sobre las guarderías perfectas, las justas. Pero no lo haré porque me consta que hay buenos profesionales e informados. En este país, por experiencia, le aseguro que pocos, aquí no dedicamos mucho ni a formación ni a instalaciones de calidad, por no hablar de las ratios. Pero ese es otro tema, existen algunos buenos profesionales, es cierto. La cuestión principal sigue siendo que un bebé va a estar millones de veces mejor con su madre (o con su padre, reitero esto que se está pasando por alto), incluso aunque le ponga dos horas delante de una tele, que con unos desconocidos en una guardería durante seis horas. Porque estamos diseñados para estar con nuestras figuras primarias, simplemente. Y no se deje colar eso de «socializar», es un mito como el del biberón: los bebés no «socializan». Los bebés, hasta los tres años de vida aproximadamente (es una media, algunos a los 2, otros a los 4) no tienen interés en «socializar» con otros niños. Sí, esporádicamente podrá ver que un niño de un año y medio se acerca a otro en el parque, pero no con mayor interés que con el que se acerca a un perro. No busca «socializar», puede sentir curiosidad como por otros objetos, animados o inanimados. Si tiene niños en su familia podrá comprobarlo muy fácilmente.

    Por último no puedo dejar de hacer mención al sacaleches. Como el biberón, es un buen invento que puede ayudar en determinadas ocasiones, y está muy bien que exista. Pero acérquese usted a cualquier grupo de ayuda a la lactancia a ver los problemas que originan en no pocas madres.

    No, la guardería no es la solución. La guardería es el último recurso, debe serlo porque es la peor de las soluciones posibles. He comentado algunas otras más arriba, y creo que si pensamos realmente a largo plazo y también en los bebés (me estoy acordando de más cosas beneficiosas además para la madre, pero lo dejaré por ahora), lo ideal es que la madre pueda disponer de las ayudas que existen en los países nórdicos y, en su defecto, el padre. Todo lo que sea menos que eso deja de pensar a largo plazo y no tiene en cuenta a la formación integral de los futuros ciudadanos.

    Un saludo.

    • Trevor Jones dice:

      El problema es que nadie quiere pagar los impuestos que abonan los ciudadanos de los países nórdicos, admirados por este y otros conceptos. Pero sí, esos países entienden muy bien que eso de la conciliación no es montar miles de guarderías y tenerlas abiertas 24 horas para que tú puedas seguir currando. Y también comprenden que no hay por qué comprar casa e hipotecarse hasta las cejas.

  5. Opi dice:

    Otra de las cosas que se me quedó: dar el pecho no es solo alimentar. Algunas de sus ventajas precisamente vienen de esto.

    Saludos.

  6. PMK dice:

    Una cosa son las plazas de guarderia reconocidas, otro el porcentaje de niños de 0-2 años cuyos padres dicen que llevan a sus hijos a una guardería, que en todas las encuestas suele ser más alto.

    Una referencia que os servirá es la siguiente (pag. 79-81):
    http://www.publicacionestecnicas.com/lacaixa/estudio_social/es.html

    La cifra que se detecta en el estudio es del 43%

    La OCDE Family Database también da una cifra que se acerca a la detectada en el Estudio Social de la Caixa (que nos situa ya por encima del porcentaje medio de la OCDE)

    http://www.oecd.org/dataoecd/46/13/37864698.pdf

    Es decir, existen datos y estos apuntan a crecimientos muy grandes de la demanda en los últimos años, sólo cubiertos parcialmente por la oferta pública y privada formal. Algo que sugiere que el Plan Educa o cualquier otro en esa dirección iba bien encaminado.

    El recorte incide en uno de los pocos capítulos educativos en que España estaba haciendo las cosas muy bien, si atendemos a las intervenciones educativas que contribuyen a prevenir desigualdades educativas y fracaso escolar.

  7. Epicureo dice:

    He leído varias veces a Jorge Galindo y a Roger Senserrich defender que la mejor forma de conseguir la «igualdad de oportunidades» es poner muchas y buenas guarderías. Jorge dice ahora, nada menos, que «homogeneizan capacidades y conocimientos», qué bárbaro.

    El concepto de «igualdad de oportunidades», deberíais daros cuenta, es un concepto vacío. Nadie sabe lo que es eso. Según se interprete, puede justificar cualquier cosa. Puede justificar un liberalismo extremo: que el Estado se limite a proporcionar una educación más o menos decente hasta los 16 años, a partir de ahí si uno se hace millonario o se muere de hambre es culpa suya. O puede justificar un socialismo totalitario en el que no se toleren distintos sistemas educativos y todos los cargos estén sometidos a una rígida escala meritocrática.

    Todo el mundo tiene distintas capacidades y oportunidades, incluso desde antes de nacer: por sus genes, por su crianza, su ambiente familiar y social… y en general por la suerte que tengas. Eso no se puede evitar. Lo que sí puede hacerse, si queremos tender a una sociedad justa, es procurar que la gente pueda desarrollar sus capacidades y no perder oportunidades, pero inevitablemente los resultados serán muy dispares. Luego hay que evitar que los desfavorecidos caigan en una miseria irreversible, o que los privilegiados monopolicen la riqueza y el poder, mediante la redistribución.

    Las guarderías pueden tener un modestísimo papel en estos objetivos, pero modestísimo. Mucho más importante es su función en el mercado de trabajo: por una parte, permiten a las mujeres integrarse con cierta igualdad de condiciones, y por otra permite que las familias tengan cierta movilidad geográfica, porque sin guarderías hay que depender de los abuelos.

    Y sí, en teoría podrían ser privadas, pero claro, con salarios de 700 euros, pagar 400 por la guardería supone trabajar a cambio de nada.

    • PMK dice:

      «Las guarderías pueden tener un modestísimo papel en estos objetivos, pero modestísimo»

      ¿Seguro? Quizas decir que «homogenizan capacidades y conocimientos» resulta exagerado, pero la mejor evidencia disponible (que puede consultarse por ejemplo en Doing Better for Children, de la OCDE) sugiere que acercan las habilidades cognitivas de niños que provienen de entornos socioeconómicos distintos. Dicho de otro modo, las guarderías (de calidad) y otras intervenciones educativas tempranas pueden corregir algunas desventajas en la capacidad de aprendizaje que se presentan más habitualmente en los niños de familias desfavorecidas ( con menor capital económico, humano y cultural) antes de acceder al sistema educativo, y condicionan posteriormente sus oportunidades de progreso dentro de él.

      • Epicureo dice:

        No hay ninguna evidencia, sólo indicios circunstanciales. Buscando en Google académico se encuentran papers que dicen que sí y otros que no, que no acercan significativamente (http://mpra.ub.uni-muenchen.de/858/). Para eso harían falta amplios y profundos estudios de movilidad social, que correlacionen las circunstancias personales de la infancia con los ingresos como adulto, y no parece que los haya.

        Hace poco, una amiga maestra me contó que una señora estuvo varios días sin mandar a su hijo al colegio. Y resultó que era porque el niño no tenía zapatos, se le habían roto los únicos que tenía. La señora tenía un miedo justificado de que, si acudía a los servicios sociales, le quitaran al niño y lo metieran en una institución. Al final, mi amiga le compró unas zapatillas de su bolsillo. Esto no ocurrió en un pueblo perdido de la España profunda, sino en la ciudad natal de un famoso banquero cuyo apellido significa «producto de un robo».

        Seguramente, después de conseguir que todas las familias tengan una vivienda digna y unos ingresos mínimos, las guarderías de gran calidad educativa puede ayudar a algunos niños a conseguir mejores resultados en los estudios (no necesariamente a los que más lo necesitan). Pero siempre lejísimos de cualquier igualdad de oportunidades real.

        • PMK dice:

          Lo siento Epicuro. La evidencia es abrumadora. Te sugiero la lectura de Doing Better for Children de la OCDE. Esto no se resuelve contando articulos de dudosa procedencia que aparecen en Google scholar, si no evaluando la evidencia que presentan, y el valor de los journals en que se publican

          La relación entre intervenciones tempranas y resultados a largo plazo son son absolutamente concluyentes.

          Los estudios más conocidos que realizan evaluaciones longitudinales son el The HighScope Perry Preschool Project (del que puedes encontrar información rápida en Wikipedia) y el Abecedarian project:

          http://www.fpg.unc.edu/~abc/

          Te recomiendo además sobretodo los trabajos de Heckman, premio Nobel por su investigación sobre estos temas (un buen resumen de sus evidencias lo encontraras en Heckman y Masterov 2007).

          • Opi dice:

            Heckman no ganó el Nobel por estas investigaciones, y su trabajo posterior al Nobel, al que te refieres, se centra en el caso concreto de familias con problemas y la intervención temprana en esos casos específicos. No sirve para su aplicación a niños de clase media, donde la evidencia apunta a lo contrario.

  8. Opi dice:

    Pero es que es imposible. Los niños a esas edades (antes de los tres años) imitan a sus padres. Esos son sus modelos. A esas edades lo que necesitan es apego seguro y no «aprender» en el sentido escolástico. Lo que se debe facilitar es que las familias puedan dedicar tiempo de cálidad a esos niños a esas edades. Habilidades como la socialización (no desarrollan el neocortex hasta los tres años) no son adquiridas en guarderías, sino en un entorno familiar, sea con un padre o una madre. Atender a las etapas de desarrollo intelectual y emocional del niño respetando estos procesos es fundamental. No hay otro camino. Igual que no les enseñamos ecuaciones con dos años, no podemos esperar otros comportamientos emocionales o sociales. Simplemente no tiene sentido.

  9. PMK dice:

    Opi,

    Tienes razón respecto a que hizo a Heckman ganr el premio Nobel (aunque su trbajo sobre estas cuestiones ya había comenzado bastante antes de 2000).

    Esto es lo que dije en mi primera intervención:

    «Dicho de otro modo, las guarderías (de calidad) y otras intervenciones educativas tempranas pueden corregir algunas desventajas en la capacidad de aprendizaje que se presentan más habitualmente en los niños de familias desfavorecidas ( con menor capital económico, humano y cultural) antes de acceder al sistema educativo, y condicionan posteriormente sus oportunidades de progreso dentro de él.»

    Creeme, conozco bien el trabajo de Heckman (he estado incluso un cuadrimestre en su clase). Sus propuestas, no tienen nada que ver con intervenciones en casos «específicos» (como dices), sino con actuaciones generalizadas en entornos desfavorecidos.

    Entre los niños de clase media, no es que la evidencia apunte a lo contrario, sino que la eficiencia de las intervenciones es muy baja (efectos de escasa magnitud en relación a inversiones importantes)

  10. Epicureo dice:

    Gracias por presentarme esos casos. Lo que veo es que todos parecen centrarse en el caso de comunidades pobres muy segregadas y social y familiarmente destrozadas: los barrios negros en Estados Unidos, principalmente.

    Además, tienen el defecto (inevitable) de que se han aplicado a grupos no muy grandes, de decenas de chicos. Una notable proporción de éstos han tendido a destacar sobre los demás de su entorno, muy bien. Ahora habría que ver lo que pasa si se aplica el programa a todos los niños de un barrio marginal. ¿Acabará convertido en un barrio de clase media en una o dos generaciones? ¿Y si se hace en todo un país, se eliminará la exclusión social para siempre? Por desgracia, no lo veremos. Pero yo lo dudo.

    Mejorar la situación social de unos cuantos individuos es una cosa, y realizar un cambio social generalizado algo muy diferente, más difícil, y que requiere actuaciones más amplias y profundas.

    Por otra parte, como los países europeos no suelen tener barrios del Tercer Mundo dentro de las ciudades (de momento, todo se andará) no estoy seguro de que las conclusiones sean extrapolables a nuestros países. Aquí la pobreza tiende a ser más dispersa y no tan claramente «coloreada».

  11. Opi dice:

    PMK, cuando digo «específicos» me refiero a que son casos de familias muy concretos, no es generalizable. Y el post va de generalizar, de qué sería más beneficioso para el conjunto de la sociedad. Aún cuando Heckman tuviera razón (que puedo discutir mil detalles, pero dejémoslo así) la cuestión es que a día de hoy tenemos claro que en los primeros años de vida (como mínimo dos años) los bebés necesitan el contacto físico con sus padres. Mientras más, mejor. Es de enorme importancia para su desarrollo. Las guarderías van contra ese hecho fisiológico, y existen alternativas como las que he planteado más arriba, pero hay más alternativas. A lo que voy es que plantear que el que haya muchas guarderías es lo que garantizará la conciliación familiar y laboral, por una parte, y por otra que es lo que mejorará la educación de esos niños es una idea radicalmente equivocada en los dos puntos de partida. Incluso aceptando que pudiera ser beneficioso para todos los casos de familias desfavorecidas (que no es así tampoco), no vale para los demás casos.

    Un saludo.

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