Mientras siguen los bailes de cifras y las discusiones bizantinas en torno a la huelga de ayer, un recordatorio: el mercado laboral español sigue siendo un desastre sin paliativos, y ayer no se escucharon alternativas. Unas tasas de paro como las nuestras no son sólo una rémora inasumible para la economía, son un drama que tiene abundantes consecuencias negativas en el tejido social y en el plano individual, como nos recuerda una vez más Chris Dillow. Si a eso le sumamos la incidencia brutal que el paro y la temporalidad tienen entre los jóvenes españoles, estamos hablando de un par de generaciones destruidas o que arrastrarán durante décadas el estigma social y personal del desempleo y la precariedad. Pero sigamos hablando de las farolas y de Willy Toledo.
(Por cierto, mi impresión a vuelapluma sobre la huelga: seguimiento parecido a 2010 -o sea, fracaso parcial de los sindicatos, que se jugaban más que entonces y se van quedando sin ases- y manifestaciones significativas porque ahora gobierna el PP en lugar del PSOE y por el clima post-15M. Todo dentro de lo esperable, incluida la falta de debate sobre propuestas reales.)
«Manifestaciones significativas porque ahora gobierna el PP en lugar del PSOE y por el clima post-15M». Elaborate.
El 15M no le importa a nadie, hombre.
La clave es que les han montado la huelga general con solo 100 días de Gobierno. La gente está nerviosa, las previsiones económicas son pésimas (el Gobierno está haciendo esfuerzos meritorios al efecto), la destrucción de empleo va a continuar. La legislatura se anuncia conflictiva. Sin embargo, Rajoy cuenta con una importante ventaja: la mayoría absoluta. Honestamente, es muy probable que eso sea una ventaja en las condiciones actuales. El ejecutivo tiene que poder gobernar. Esto que parece tan obvio no lo es tanto sin un «parlamentarismo racionalizado» como el nuestro. Quiero un Gobierno fuerte, aunque me parezca una mierda. Y ya nos veremos en las urnas.
Hablando del paro, igual es interesante (es un pdf) http://www.imf.org/external/pubs/ft/fandd/spa/2012/03/pdf/morsy.pdf
«Proteger menos a los trabajadores fijos y más a los temporales para apoyar la creación de empleo: Un mercado laboral dual generalizado, con una fuerza laboral temporal flexible y otra permanente muy protegida, puede incrementar el desempleo (Blanchard y Landier, 2002; Dao y Loungani, 2010). Al flexibilizar solo los contratos a plazo fijo se incrementa el poder de los trabajadores permanentes para negociar salarios más altos, y eso dificulta las nuevas contrataciones. Por eso, las dos medidas deben tomarse en forma simultánea.»
También dice «Los datos de la OCDE también indican que cuanto más numerosos son los contratos temporales en un país, mayor es el nivel de desigualdad. Esto se nota sobre todo en países como España y Portugal, donde se flexibilizaron los contratos temporales pero se siguió protegiendo mucho a los trabajadores permanentes.»
Esta es una de las quejas que más razón tiene y que poco se ha oído hablar de ella a los sindicatos o al gobierno.
¿Las manifestaciones en la huelga del 2010, cuando gobernaba el PSOE, no fueron significativas?
Gran parte de la culpa de las cifras de desempleo que tenemos en España, en mi opinión, corresponde a un sistema de prestaciones y subsidios diseñado para que todo el mundo cobre a cambio de nada. Sobre el papel, atendiendo al literal de la norma, se exige un compromiso de actividad, búsqueda activa de empleo, disponibilidad… La realidad es bien distinta: durante décadas sólo nos ha interesado repartir dinero público sin exigir ningún tipo de contraprestación, y dar cobertura a todas y cada una de las múltiples eventualidades, a cada cual más estrambótica, que pudieran presentarse en las Oficinas de (des)empleo.
Esta política buenista y paternalista, heredera del complejo de inferioridad del mercado laboral franquista, ha conseguido mantener las rentas salariales en un nivel suficiente como para no terminar de hundir a nuestra maltrecho y bastante poco libre mercado interior, pero ha tenido como consecuencia el incentivar una sobredimensionada masa de capital humano de nula cualificación, escasa iniciativa (más del 60% de los españoles no cambiaría siquiera de provincia por un empleo) semianalfabetismo crónico e infantilismo agudo que hoy en día toma cuerpo en una tasa de desempleo propia de un país tercermundista.
En mi opinión, en este país habría que abolir cuanto antes el abono de prestaciones por desempleo o, como mucho, limitar su cuantía a trescientos cincuenta euros mensuales, hasta dejar las tasas de paro por debajo de los dos dígitos porcentuales y entonces, y sólo entonces, adoptar un sistema civilizado de intermediación pública de empleo con un abono progresivamente decreciente en el tiempo de prestaciones contributivas a cambio de exigencias rigurosas y compromisos ineludibles por parte del trabajador (¿?) desempleado.
Me parece un razonamiento incorrecto, este sistema de prestaciones estaba vigente hace unos años, cuando estábamos cerca del pleno empleo y recibiendo inmigrantes a lo loco.
Es verdad que es una política heredera del franquismo, de la misma forma que la casta empresarial, que ya estaba en activo en esos años, y no destaca precisamente por su modernidad.
Que hagas responsable del desempleo a los parados es de traca, a lo mejor el sistema político, financiero y empresarial es a el que hay que exigirle un compromiso riguroso e ineludible, y que hagan de ello su prioridad, porque según parece están más empeñados en mejorar sus balances a costa de los trabajadores.
No hago responsable del desempleo a los parados, sino, en parte, a la normativa laboral que no incentiva la asunción de responsabilidades. Aprenda a leer.
Además, ¿desde cuándo es «pleno empleo» una tasa de paro del 10% en la fase alcista del ciclo?… ¡Madre mía!
Me parece que dije » …. cerca del … » pero en fin, creo que la idea se entiende. Aprenderemos juntos.
La asunción de responsabilidades sigo creyendo que sigue la idea del desempleado perezoso que se intenta vender por parte de analistas encerrados en su torre de marfil, atentos a sus cuadros macroeconómicos y admiradores de teorías que sólo tienen validez en los libros, por que de la impresión de que la realidad se empeña una y otra vez en llevarles la contraria.
En cualquier caso estoy de acuerdo en que con esta normativa vamos directos al infierno… o a la peseta, lo que llegue antes!