Masturbación intelectual

Ideas estúpidas para el domingo por la mañana: bases de datos de redistribución de renta

5 Feb, 2012 -

Estaba leyendo esta columna de Andrei Shleiffer sobre lo que él aprendió sobre las transiciones al capitalismo en su experiencia como reformador. En un punto explica que al principio las cosas no funcionaron, el desmantelamiento del comunismo hizo que el output cayera, en algunos sitios de forma dramática y que esto dio lugar a revueltas populistas e, incluso, a que la gente perdiera la fe en que las cosas podían mejorar. Sin embargo, explica, en general a medio plazo las cosas funcionaron aunque las ganancias no ocurrieran hasta el medio plazo. Mientras leía esas líneas, yo fruncía el ceño pensando en que eso podía ser cierto en términos agregados pero ¿quién gana y quién pierde en el proceso? Es natural pensar que algunas pensar que tras un declive y una mejora, haya un cambio de sitio de las personas: gente que gana y gente que pierde, y eso es lo que produce enfrentamientos.

Una de las cosas que uno aprende cuando estudia economía es precisamente a separar los problemas de eficiencia y de distribución: si un sistema de asignación de recursos es más eficiente que otro, aunque dé lugar a un distribución distinta, debería ser posible redistribuir la ganancia entre todas las partes, esto es, dónde todo el mundo salga ganando. Por eso, uno puede preguntarse ¿como puede producirse una revuelta populista como la anterior frente a un sistema en el que todo el mundo gane?

Dejando a un lado la idea de que la gente no actúa siempre de forma racional o que actúe puramente guiada por su ideología, uno puede pensar que el principal problema al que se enfrenta alguien que proponga una reforma es la incertidumbre de sus efectos. Que Sheleiffer diga que «hay que tener fe» en que el sistema va a funcionar no es suficiente para la perspectiva de casi nadie, especialemente cuando los datos inmediatos parecen ir en contra de esas reformas. Hay típicamente un problema de información al que nos enfrentamos: la gente que se opone sospecha que con una medida van a salir perdiendo y, como son aversos a los cambios, tienden a oponerse a ellos.

Esto no sería así -o al menos en menor medida- si existiera alguna forma de calcular quién gana y quién pierde con una medida determinada. En esa situación, los «ganadores» podrían llegar a un acuerdo para compensar a los «perdedores» que ambos consideraran justo y ambos podrían entender a cuanto está renunciando el otro. Es una historia que pensaba cuando leí el libro de Nada es Gratis. El libro es un resumen estupendo de lo que ha ocurrido durante la crísis y lo que debería hacerse para salir adelante. Sin embargo, sé que la mucha gente de izquierdas pretende que este diagnóstico ignora los problema de distribución de renta que produce. Aunque el lado económico del libro es irreprochable, creo que el argumento habría ganado una mayor consistencia si hubiera evaluado el efecto que había tenido la crisis sobre la distribución de la renta, sobre los efectos que tendría cada medida sobre esa distribución, etc, precisamente porque el
debate político suele girar alrededor de ese tipo de problemas: quién sale ganando y quién sale perdiendo y si una medida empeora la situación de los que están peor, hay, la mayoría de las veces, una forma de mejorarla para que todos salgan ganando.

En una conferencia que escuché a Saez y Piketty, escuché que una de las quejas que tenían era precisamente esa: la ausencia de datos oficiales en tiempo real (similares a los de coyuntura sobre el PIB o el desempleo) sobre la evolución de la desigualdad. Entre otros aspectos sugerían que la ausencia de este tipo de datos hacía que las políticas de respuesta a una crísis estuvieran siempre sesgadas hacia la recuperación del crecimiento sin discriminar entre las que afectaban más o menos a la igualdad. Aquí lo que intento señalar es como tener un sistema -un servicio estadístico- que establezca el impacto redistributivo de las medidas de forma más o menos objetiva (aceptada por todos, y en particular por los partidos políticos y sindicatos) haría más sencillo llegar a pactos sobre paquetes de reformas. No sugiero que se trataría de la panacea; al fin y al cabo, la parte de qué es más o menos eficiente en toda esta
historia es algo que es cuestionado, pero mi sensación es que una buena parte de la gente es hostil o favorable a determinadas reformas basándose en ideas poco justificadas sobre si las consideran o no justas.

En realidad el tema de la economía política de las reformas siempre me ha interesado a muchos niveles. Pensaba entonces en una cosa que explicaba Przeworski sobre las transiciones a la democracia: bajo ciertos supuestos, él demostró que cuando los agentes tienen información perfecta, la transición a la democracia no ocurriría.En cierto sentido, esto es intuitivo: cuando algo tiene una dimensión de suma cero, no hay un acuerdo posible para cooperar. Si las reformas fueran un problema de suma cero, el hecho de crear una información pública y creíble sobre ellas no fomentaría ningún tipo de consenso; es más, es incluso posible que contribuyera a destruirlo porque cuando los agentes creen que pueden ganar todos de un acuerdo es posible que acepten llevarlo a cabo. Pero el punto de partida es precisamente el contrario: estamos asumiendo que existen reformas que pueden mejorar la eficiencia en general, es decir, dónde los perdedores podrían ser, hipotéticamente, compensados por los ganadores.

Para ser honesto, no tengo demasiada idea de en qué medida se hace esto ya, o de lo factible que es, pero mi sensación es que este tipo de análisis podría mejorar bastante la práctica de la política económica dónde el discurso suele estar demasiado a menudo polarizado entre, por un lado, los economistas que hablan de como las medidas afectarán a la economía en su conjunto y en general tendemos a señalar que las cosas irán mejor para todos y, por otro, el resto de la gente que se opone a una medida basándose en si es justa o en como va a afectarlos a ellos concretamente.


10 comentarios

  1. Epicureo dice:

    Sí, sería importante tener datos sobre la distribución de la renta, y también sería interesante tener previsiones del impacto sobre la distribución de las medidas económicas, además de sobre el crecimiento agregado (yo nunca las he visto, pero supongo que son posibles).

    Lo que no veo claro es la aplicación práctica. Hoy en día, el grueso de las políticas que se proponen para incentivar el crecimiento son en políticas de redistribución (al revés): bajar salarios y pensiones, directamente. Publicar sus efectos sobre la desigualdad no ayudaría precisamente a que fueran aceptadas.

  2. Marta dice:

    En el último informe trimestral de Diciembre de 2011 sobre el Empleo y la Situación Social en la Unión Europea (http://ec.europa.eu/social/main.jsp?langId=en&catId=89&newsId=1157&furtherNews=yes) se intenta analizar algo similar a lo que propones. Utiliza un modelo de simulación para ver el impacto de las medidas económicas y sobre quién recae el ajuste. En la página 59 del informe dice: «The economic crisis which started in 2008 and the austerity measures to counter the subsequent government budget deficits are inevitably affecting income poverty and inequality. Until detailed data for the period become available, however, it will not be possible to establish the scale of this effect and the differences across countries. Even then, it will be difficul t to distinguish the effect of the crisis and the policy responses to it from other factors. Here, we use the EUROMOD microsimulation model to simulate the impact of some of the measures in order to gain insight
    into their effects.»
    No sé si los resultados serán correctos pero, tal vez, sirvan como aproximación.

  3. cives dice:

    Epi;

    La aplicación práctica es que hace más fácil llegar a un consenso si está claro quién gana y quién pierde y en qué medida. Imagina que vamos a aplicar una medida una medida con la que yo pienso que vamos a salir los dos ganando y tú piensas que solo vas a salir perdiendo tú: es probable que tú te opongas y terminemos dándonos de leches.

    Si tenemos a un agencia de la que nos fiamos los dos que nos dice que yo voy a ganar 7 mientras que tú vas a perder 2, es posible que montemos una historia para que salgamos todos ganando y yo te pueda compensar en una medida que los dos estimemos justa ¿no crees?

    Hola Marta

    Gracias por el enlace. Solo un apunte. Mi sugerencia es evaluar las medidas frente a sus alternativas. El efectos distributivos de las medidas de austeridad, es esperable que probablemente empeoran la situación de los pobres (¡y de los ricos!). Pero estos tienen que evaluarse frente a los de dejar correr el déficit, y el efecto del déficit es, a corto plazo, poner en peligro la sostenibilidad fiscal del eStado y a largo redistribuir a lo largo del ciclo vital e intergeneracionalmente. Mira: http://users.humboldt.edu/erick/econ311/topics/ga.pdf

  4. anton dice:

    Si, yo también estimo que se debería publicar regularmente un índice estadístico de como va la redistribución de la renta. Al lado del pib, desempleo,etc.. De idea estúpida nada. Si pib sube e índice de gini empeora, peligro de crash. Por ejemplo. Puede que haya un óptimo de igualdad (la socialdemocracia nordica, seguramente) pero estamos muy lejos de él. Y no sólo por calmar a los que están pendientes de la justicia social (que no es el trabajo del economista), como dices, sino también desde una óptica de estricta eficiencia económica.Ya existe suficiente evidencia empírica y literatura económica (que seguro conoces) que nos dice que hay una estrecha e irreversible ligazón entre mayor redistribución de renta/capacidades y mejor crecimiento del conjunto social. Crecimiento más alto y estable. Y que además crecimiento y redistribución deben buscarse al mismo tiempo. Repartir y hacer crecer la tarta al mismo tiempo. En mi opinión, ser economista del conjunto (de la mayoría
    social) como te defines en expresión correcta, no esta en absoluto en discrepancia con estar pendiente de la distribución de la renta. Al contrario. Saludos,

  5. Marta dice:

    Cives
    Supongo que en esa línea (a falta de datos estadísticos más precisos, que no sé por qué algunos están disponibles con tanta rapidez y otros lo hacen más lentamente) lo único que se pueden hacer son simulaciones y si se han hecho con las medidas tomadas supongo que se pueden hacer con las alternativas existentes.

  6. […] "CRITEO-300×250", 300, 250); 1 meneos Ideas estúpidas para el domingo por la mañana: bases de datos de redistribución de renta politikon.es/materiasgrises/2012/02/05/ideas-estupidas-pa…  por jcpr.60 hace […]

  7. Marta dice:

    Cives
    Creo que ya he entendido que mi concepto de redistribución no es el que expones aquí. Lamento la pérdida de tu tiempo. Saludos.

  8. Epicureo dice:

    Cives:

    Es que parece que, en la práctica, las medidas de política económica no se adoptan por consenso de los afectados, ni las medidas de eficiencia funcionan aisladamente de la redistribución.

    He intentado pensar algún caso en el que lo que dices pudiera funcionar y no lo he conseguido. En el mercado laboral, por ejemplo, me parece absolutamente imposible imaginar un paquete de reformas y compensaciones que beneficie a todos y no perjudique a nadie.

    Según lo que ha enviado Marta, las medidas de austeridad pueden evaluarse redistributivamente, aunque sea a posteriori. Evidentemente no contra el dejar correr el déficit (eso no parece posible) sino unas contra otras. Por ejemplo, aumento de impuestos directos o indirectos, reducción de la inversión pública, o reducción de salarios, o de pensiones y subsidios.

    Es muy interesante, si lees el informe, ver cómo (hasta el verano pasado) en Portugal los recortes los han pagado sobre todo los pobres con hijos, y en Grecia los ancianos ricos. Eso son decisiones políticas que poco tienen que ver con la economía y mucho con la ideología (o el cálculo electoral).

  9. Dídac dice:

    Estoy de acuerdo contigo respecto de la utilidad de disponer de la información que apuntas. Es más, yo suponía que el gobierno ya contaba con estos datos. Pero veo un par de problemas en su uso:

    Por ejemplo, la variable tiempo en los resultados de las simulaciones. Es decir: nos interesan las predicciones que obtengamos a corto o a largo plazo? Y si son a largo plazo serán necesariamente más inciertas. Con lo cual, si la austeridad no nos gusta a corto plazo y sin embargo a medio plazo se supone que valdrá la pena, qué hacemos? Nos fiamos del medio plazo?

    Y, respecto de la desigualdad (que está tan de moda), ideológicamente da para mucho juego. No necesariamente más igualdad supone mayor bienestar. Y si lo que buscamos es maximizar el bienestar general también deberíamos definir alguna función de utilidad, supongo. Y cómo la definimos? Con criterios tan científicos como fuese posible? O con demagogía e ideología de todo a 100? Visto el nivel de exigencia de los españoles en cuestiones políticas me temo que la segunda opción es la correcta.

  10. Información Bitacoras.com…

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