El debate republicano de ayer no fue demasiado interesante. No que eso sea fuera de lo habitual, por descontado; tras diecinueve (sí, 19) debates uno no espera que siempre veamos fuegos de artificio. Los moderadores ayer en Fox News, sin embargo, no estuvieron del todo inspirados, y los candidatos tampoco demasiado por la labor. Dicho rápido:

• Rick Perry: no estuvo mal, algo nuevo. No que fuera brillante o nada por el estilo, pero al menos no tuvo ninguna pájara mental irreparable como ha tenido otras veces. Alguna de sus respuestas fue francamente extraña (decir que los jihadistas están entrenándose en Méjico), pero por una vez no dio vergüenza ajena. El problema para él, claro está, es que lleva tantas pifias que no creo que pueda recuperarse.
• Mitt Romney: un poco por encima del bien y del mal. No criticó a nadie, respondió con su talento / cinismo habitual alguna de las trampas verbales que Fox le lanzó sobre su pasado moderado, y en general estuvo tan bien como acostumbra. Es lo esperable en Romney, y lo que siempre me hace pensar que será el candidato. Es de lejos el oponente más peligroso para Obama.
• Ron Paul: completamente enloquecido al hablar de política económica, aunque se llevó muchísimos aplausos del público, y aislacionista en política exterior, algo que el GOP moderno detesta. Puede que gane en Iowa, donde tener un ejército de voluntarios entusiastas es una gran ayuda para los caucus, pero no puede ganar ni de broma.
• Huntsman: es muy, muy soso, pero ayer estuvo mejor. De hecho estuvo muy bien; el mejor junto a Romney. El problema es que todo Dios parece ignorarle.
• Santorum: no estoy seguro que estuviera por ahí.
• Bachmann: la sorpresa de la noche. No estoy nada seguro si su actuación le dará un solo voto, pero se lo pasó en grande atizando el pasado lobista de Gingrich. Newt se comió un montón de galletas, incapaz de justificarse. Ya hacia el final del debate, lanzó otra buena andanada al Speaker por no ser lo suficiente extremista en temas de aborto. Para una persona medio cuerda el debate daba miedo, pero puso a Newt a la defensiva otra vez. El problema para Bachmann es que los votantes republicanos no responden demasiado bien a esta clase de ataques; veremos si mejoran sus números.
• Gingrich: un debate clásico. Arrogante, agresivo, imaginativo, capaz de soltar bobadas populistas que arrancan aplausos inmediatos e ideas increíblemente estúpidas. Su plan para atacar la independencia judicial es aterrador (incluso Ron Paul dijo que era extremista), su política exterior hace que Chenney parezca John Lennon y sus ideas para salvar la economía son altisonantes pero singularmente idiotas. Lo que gusta a los republicanos, sin embargo, es que lo dice con convicción. Mucha convicción. La clase de confianza en uno mismo que tiene un psicópata.

¿Conclusiones? Ahora mismo, a tres semanas de los caucus de Iowa, el debate fue importante, pero no es el tema central. Las primarias están cerca, así que los candidatos ya están anunciándose en televisión en Iowa y New Hampshire. Por lo que dicen, todo Dios está soltando bofetadas televisivas a Gingrich sin parar, y el Speaker, hasta hace poco un candidato con pocas opciones, no tiene suficiente dinero recaudado para contestar en las ondas. Si a esto le sumamos que todo el establishment republicano, desde Fox hasta National Review,  está reaccionando con un poco disimulado pánico ante la idea que Newt pueda ser candidato (repito: Obama está a once puntos de él), y dándole por todos lados.

¿El resultado? bueno, sigue líder, pero está perdiendo apoyos. Es aún temprano para decir si esto es el inicio de una caída estilo Bachmann, Perry o Cain, o si es sólo ruido de fondo. Pero parece que Mitt Romney sigue vivo. Veremos si le dura.