Comparecencia de Rajoy. En pantalla puede verse, sobre fondo azul, al líder popular luciendo traje oscuro, corbata gris y un pelo que en circunstancias normales habría abundado en canas. Está contento, desde luego, pero en ningún momento deja traslucir su exultación. Debe resultar algo forzado, ya que el Partido Popular ha obtenido resultados históricos con una aplastante victoria de 186 escaños. Dicha victoria resulta demoledora, sobre todo, en comparación con los resultados de su rival inmediato. De hecho, los resultados del PSOE también han sido históricos, 110 escaños. Dígamoslo sin tapujos, es un desastre. El PSOE ha perdido en torno a cuatro millones de votos. Es más, como nota anecdótica es su peor resultado desde 1933, momento en el que sólo llegaron a los 58 escaños (aunque las comparaciones son odiosas, dado que el sistema electoral era completamente
distinto). No obstante, es su peor resultado desde el inicio de nuestra época democrática reciente (por debajo de los 125 escaños de Almunia en 2000). Este ha sido el principal hecho a destacar de esta noche electoral, y desde luego, sus efectos no acaban aquí. Al PSOE le espera una larga travesía por el desierto cuyo desenlace, hoy por hoy, se presenta tan peligroso como incierto.

Rajoy se refiere a aquéllos que le han votado, pero también a los que no. A éstos, Rajoy les ha prometido «ser el presidente de todos» y «anteponer el interés general a cualquier interés particular». Se trata de palabras reconfortantes que no esconden buena parte de la verdad que nos aguarda: se esperan tiempos difíciles de los que, no nos engañemos, muy pocos se verán libres de padecer, de ahí que Rajoy pretenda que «nadie se sienta excluido de la tarea común». Es interesante que quiera lanzar un mensaje tranquilizador, que pide que «nadie tenga inquietud alguna», o que ninguno de sus enemigos tenga nombre propio; en todo caso, los enemigos son más bien conocidos: paro, déficit, deuda excesiva y estancamiento económico son algunos de ellos. A continuación, Rajoy afirma con la vehemencia de un estadista una de mis frases preferidas de su comparecencia: «Estamos en una hora decisiva de España, ante uno de esos cruces de caminos que van a
determinar el futuro de nuestro gran país no ya en los próximos años sino en las próximas décadas. Y en estos momentos decisivos es cuando se mide el temple de los hombres y de los pueblos»
.

Más allá de la lírica, las frases de Rajoy encomian a prepararse ante una serie de medidas que, repetimos, no van a resultar nada agradables. De lo poco que ha dejado traslucir durante la campaña, el líder popular únicamente ha prometido que no se tocarán las pensiones. Nada más. Hay también otros apartados que no pueden reducirse. Los montantes destinados a prestaciones por desempleo o al servicio de la deuda son dos de ellos. No obstante, tenemos que ser conscientes de que los recortes pueden venir por cualquier otra parte. Y llegarán, de eso no cabe ninguna duda. De hecho, en estas elecciones se ha dado una circunstancia que difícilemente podría haberse esperado en cualquier circunstancia imaginable, y es que el PP no sólo gobernará con mayoría absoluta desde las instituciones estatales, sino
también en casi la totalidad de las autonómicas. Las posibilidades de articular un programa político coherente y coordinado entre todas las administraciones es por tanto algo más factible que nunca; no obstante, por la misma razón, cualquier fallo en este sentido será tan sonado como catastrófico, al menos en términos de costes de oportunidad. Por otra parte, es probable que buena parte de los recortes vengan por el lado de la reducción de la financiación autonómica. Esta reducción de las partidas autonómicas seguro que generaría posiciones enfrentadas. A las Comunidades Autónomas seguro que la idea no les agrada en absoluto, pero siempre pueden coordinar su discurso con el de la administración central, apelar a la solidaridad interterritorial o al sentido de Estado, o incluso, en última instancia, a que poco pueden hacer dadas las circunstancias y las presiones que les lleguen «desde arriba». Al gobierno, por otra parte, le resultaría más cómodo reducir esta partida autonómica del presupuesto. A fin de
cuentas, es más sencillo de cara a la opinión pública justificar que las CC.AA. reciban menos fondos dada la situación (a saber lo que hagan con lo que se les dé, de todos modos) que defender unas menores cifras en la categoría de «gasto social» (incluso aunque parte importante del mismo no sea competencia directa suya).

A pesar de todo, Rajoy sigue apelando a la unidad frente a la crisis, pues «sólo habremos salido adelante si salimos todos juntos». Cabe decir que «todos» es una de las palabras más repetidas en toda la comparecencia del líder popular. En nuestra tertulia electoral #politikon20n se ha dicho medio en broma (y sin malicia, cónstese) que las palabras de Rajoy evocan ese concepto de «unidad de destino en lo universal». En esa línea, Rajoy habla de «devolver a los españoles el orgullo de serlo», rasgo que curiosamente identifica en muchos aspectos con el afán empresarial. Después, viene la segunda de mis frases favoritas de toda la comparencia: «La nuestra es una gran nación, pero añado, incluso las grandes naciones a veces se olvidan de lo que son y se dedican a cosas pequeñas. Yo no quiero que ésto vuelva a suceder y me aplicaré a evitarlo. No habrá sectarismo, ni rencillas pequeñas, ni divisiones artificiales que nos distraigan o nos
retrasen en el esfuerzo común»
. Se aprecian aquí muchas referencias, más o menos veladas. ¿Puede que se trate de una alusión a ciertos sectores de su partido, con la que les llame a la moderación y a eludir debates ideológicos, en buena parte estériles, que sólo pueden crear división frente a otras medidas más importantes? ¿Se trata también de una referencia a los nacionalismos, ésta quizá más explícita, con la que intente dejarles más o menos claro que no se enredará en cuestiones identitarias? ¿O es simplemente un mensaje con el que busque tranquilizar a la izquierda al defender el pragmatismo frente a la ideología? Quién sabe, a fin de cuentas, puede que sea todo eso al mismo tiempo. Rajoy, con todo, sigue apelando al esfuerzo común, «un esfuerzo de todos y para todos, esfuerzo compartido y equitativamente repartido; en una palabra, esfuerzo solidario». Como remate, añade: «somos una gran nación porque, entre otras cosas, nuestra diversidad es fuente de grandeza y nos enriquece (…)
pero esa diversidad tiene que anudarse con fuerza a un principio solidario más necesario que nunca en estos tiempos»
.

Con todo, sin duda las palabras más imporantes de toda la comparecencia son las que Rajoy dirige a Europa. «Y queremos ser grandes también dentro de nuestro más amplio espacio de integración, la Unión Europea. Hoy más que nunca nuestro destino se juega en y con Europa. (…) Seremos el más leal, pero también el más exigente de los socios. Seremos el más cumplidor, pero también el más vigilante. Dejaremos de ser un problema para volver a formar parte de la solución». No sabemos si Rajoy planeará hacer un «Hail Mary» o no, pero no es algo que pueda descartarse.  De todos modos, no menos ilustrativas son sus últimas palabras: «No va a haber milagros, no los hemos prometido». No lo habéis hecho, es verdad, pero son muchos los españoles que esperan que así sea. Al próximo gobierno que liderará Rajoy le
compete hacerlo realidad de una forma u otra. No será fácil, es más, seguramente será imposible, pero hay que intentarlo. Esperemos que, como él mismo decía, desde el primer momento se pongan a trabajar y vayan en la dirección correcta. Nosotros, de momento, no podemos hacer más que seguir los acontecimientos.

Quedarían muchas cosas por analizar en relación a estas elecciones: las consecuencias de la derrota para el futuro inmediato del PSOE, la entrada de Amaiur con 7 diputados en el Congreso, la victoria de CiU en Cataluña, la resurrección de Izquierda Unida con 11 diputados, el crecimiento de UPyD, que pasa a tener 5 escaños (aunque a priori no podrá tener grupo parlamentario propio, salvo que se modifique el reglamento) o el destino de Equo, que no consigue alcanzar representación a pesar de sus buenos resultados. Seguro que cada uno de ellos dará de que hablar en el futuro. Desde aquí, en la medida de lo posible, nos haremos eco de ello.


3 comentarios

  1. Manuel dice:

    Al PSOE lo que le ha afectado es gobernar en tiempos de crisis , gobernar en el estado y en sus principales feudos. Da igual lo que cambie la gente vota cambio si le va mal y continúa si le va bien o regular. Con lo cual ahora que el PP tiene todo el poder y por tanto todo el desgaste lo mejor es oponerse a todo , ser lo más populista posible y sentarse a esperar el batacazo del contrario que además con mayorías abosolutas suele ser lo más probable.

  2. Zhurrer dice:

    El discurso de Rajoy fue expléndido. Dijo lo que tenía que decir y muy bien dicho.

    Con un PSOE KO durante una buena temporada, y los nacionalismos atemperados por la mayoría absoluta, tiene al menos dos annos para hacer de este país lo que él quiera.

    Soy pesimista, no creo ni en héroes ni en milagros.

  3. Vellana dice:

    «Da igual lo que cambie la gente vota cambio si le va mal y continúa si le va bien o regular.»
    Ni en Cataluña ni en Castilla-La Mancha ha pasado eso que dices. Y es que la gente ve que es peor el cambio que lo hay.

    Un saludo.

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