Siguiendo con mis lecturas sobre electromagnetismo, la semana pasada estaba hojeado un libro de referencia y me encontré con el típico comentario del peor arquetipo de catedrático español:
“Las dos formas anteriores de expresar la misma ley (ley de Faraday-Lenz) suele ser motivo de confusión entre estudiantes, no habiendo razón alguna a este dislate.” (Nota: dislate es sinónimo de disparate.)
Los estudiantes… ese disparate. Qué manía hay en la universidad española con afirmar y reafirmar que, como si perteneciesen a otra especie, los estudiantes son unos ignorantes y unos incapaces.
Pues bien, resulta que hoy estaba leyendo sobre exactamente el mismo tema en un libro anglosajón, cuyo autor venía a decir lo mismo, pero de modo bien distinto:
“The polarity of this voltage [Ley de Lenz] is at first difficult to appreciate.”
La diferencia en disposición es evidente. Y además, refleja una postura mucho más inteligente: si observa que la mayoría de estudiantes tienen dificultad para entender un concepto, y aunque desde mi perspectiva de experto parezca sencillo, lo probable es que la dificultad exista… y no que los estudiantes sean —todos— unos disparatados.
No conozco al catedrático español en cuestión y seguramente será un excelente profesor. No lo critico a él, sino que critico un tono, casi una pose, que por la razón que sea proliferó en la universidad española. Por suerte creo que está en retroceso.
Visto así desde esa perspectiva, las innovaciones pedagógicas que están metiendo en la Universidad tienen también algo de bueno 😛
Yo también creo que esa visión está en retroceso: en parte porque se entienden las dificultades del aprendizaje… y en parte porque no es políticamente correcto decir que los estudiantes son ignorantes.
El problema no es sólo la soberbia, el problema es que cuando unimos la soberbia a una mala enseñanza, no hay manera de moverlos de la silla. Conozco clases donde el alumno que menos tiene un 9 y donde suspenden el 80%. ¿Los tontos son los alumnos o el profesor?. Cuando desde fuera se ve la calidad de la enseñanza que departen estos temidos «cocos», la conclusión es que el sobra es el catedrático.
Además de soberbia, ese gerundio espantoso. Un catedrático debería tener alguna atención al estilo.
No digas que está en retroceso, sino en ocultación.
No es ni parecido.
🙂
El «principio de autoridad» y la ciencia es algo que no suelen ir de la mano. Hay casos y casos, pero es fácil encontrar a científicos de alto nivel que son lo más humilde del mundo (es la experiencia que yo tengo). También hay una cierta correlación (positiva) entre científicos que «se echan muchas flores» haciendo comentarios del tipo que apuntas (o como «en la mayoría de la bibliografía encontrarán este tema que no es útil» o «este libro es un clásico en el área [p.ej.: citado miles de veces] pero realmente es una mierda [sic.], y yo les recomiendo este otro [generalmente en español, en una editorial pueblerina y hecho por un amigo]»). Las valoraciones a alto nivel sobre utilidad/idoneidad de explicar tal o cual cosa/calidad de la exposición en un texto, etc. si se hacen habría que dejar claro que son la opinión personal, que se trata de la visión de uno, que «para mí es mejor así, pero vosotros podéis hacer lo que queráis»,…
Es mi opinión, claro :).
No hay razón PARA [ser, estar, hacer] algo. Se ve que el cutredrático estaba algo perdido ese día…
Lo que dice Heathcliff en #4 es mi gran duda. ¿Desaparece o se oculta? Yo creo que un poco de cada. Y creo que irá desapareciendo poco a poco, porque veo que las nuevas generaciones de profesores, en su mayoría, se preocupan (porque les interesa o porque les obligan) de aprender a enseñar. En mi Universidad (doy clases desde el año pasado) nos dan un poco de formación pedagógica y creo que al menos queda claro que la enseñanza-aprendizaje (es el término que se usa) no es tarea que se deba tomar a la ligera.
Ja ja, metodologías de enseñanza-aprendizaje.
Yo también he ido a esos cursos…
Está bien que exista preocupación por la docencia, pero a veces abusan del lenguaje estos pedagogos. Y lo que es peor, a mi me faltaba un enfoque más científico, con más estudios cuantitativos —qué existen en la literatura en cantidad— y menos teorías.