De acuerdo, esto me empieza a dar miedo. John Boehner, líder de los republicanos en la Cámara de Representantes, ha dejado plantado a Obama hoy en las negociaciones sobre el techo de la deuda. A once días de forzar que el país más poderoso de la tierra deje de pagar sus facturas, el partido republicano es incapaz de aceptar un acuerdo presupuestario con cuatro billones de dólares de recortes y un billón de subidas fiscales en diez años, ya que lo considera un ataque de comunismo o algo peor.

La inflexibilidad de unos, incapaces de aceptar tocar una coma de impuestos a las rentas altas en el país desarrollado que mejor trata a los millonarios, están haciendo el país ingobernable. El partido republicano es completamente inaceptable de aceptar un acuerdo, por mucho que lo favorezca, hasta el punto de poner la reputación del país en peligro. S&P está diciendo explícitamente que incluso con un acuerdo, el horriblemente ineficaz y torpe Congreso de los Estados Unidos es motivo suficiente para recortar la AAA de la calificación de crédito americana. El legislativo americano se está portando como un parlamento de república bananera, incapaz de tomar decisiones tan patéticamente obvias como pagar sus facturas.

Esta debable con el techo de la deuda está haciendo ya ahora un daño considerable a la economía. Un sector considerable del partido republicano cree que forzar una bancarrota es perfectamente aceptable. Quedan once días, y Estados Unidos, ahora mismo, no tiene ningún acuerdo creíble sobre la mesa para evitar un auténtico suicidio económico.

Es posible (probable, incluso), que la semana que viene el sector racional del partido republicano, junto con algunos demócratas exasperados, lleguen a un acuerdo que evite el desastre. El problema, sin embargo, es que subir el techo de deuda es una decisión fácil, patéticamente sencilla:  el Congreso tiene que escoger entre destruir el mundo o no hacerlo. Si a Estados Unidos, un país con problemas reales a medio/largo plazo, le cuesta decidir si quiere o no provocar una gran depresión, es difícil imaginar qué harán cuando tengan que tomar decisiones serias. No es para estar tranquilo.