La ausencia de toma de partido en el conflicto de los partidos político permitirá [a Aron] no tener que creer en las certezas fundamentales que son propias de estos y al contrario matizarlas hasta el inifinito. Aron confiesa: «Categórico sobre las fuerzas profundas, siempre me he sentido inseguro cuando tengo que especular sobre el curso de los acontecimientos, cercanos o lejanos». Y por ello, el mismo que estableció como necesidad un conocimiento tan profundo como fuera posible del mundo no puede más que rendirse ante la evidencia: los seres humanos y sus sociedades son infinitamente complejas, las intenciones generosas pueden producir resultados catastróficos (siendo lo contrario también cierto). Los grandes principios son firmes e indiscutibles, los casos particulares se prestan mal a los juicios maniqueos. El mundo no está pintado en blanco y negro, «No es nunca la lucha del bien contra el mal, siempre es lo preferible frente a lo detestable», escribirá en el »
Spectateur Engagé»Prólogo de Tzvetan Todorov a las Memorias de Raymond Aron (traducción mía)
Eso está muy bien pero al final las cosas tienen que hacerse de una u otra manera y eso supone tomar partido. La permanencia en el planteamiento crítico es un lujo de los espectadores.
Bueno, esto es un fragmento. El tema es que la vida de Aron es precisamente una ilustración bastante buena de alguien que supo combinar el compromiso político, la independencia y la honesta intelectual permanente
Bueno, esto es un fragmento. El tema es que la vida de Aron es precisamente una ilustración bastante buena de alguien que supo combinar el compromiso político, la independencia y la honesta intelectual permanente
No me casan demasiado compromiso e independencia, pero bueno… también cabría distinguir entre la honestidad con uno mismo y la honestidad con los demás… en el fondo parece que se loa la capacidad para cambiar de opinión algo con lo que estoy de acuerdo.
Aún así Aron no fue político y por tanto la valoración de su tarea responde a «valores» distintos.