Economía

No hay moneda «fuerte»

30 May, 2011 - - @egocrata

Si hay algo que me pone histérico estos días es cuando políticos, columnistas y todólogos variados expresan su honda preocupación porque la deuda griega, la guerra Líbia, las fotos de las hijas de Zapatero o algún cataclismo semejante han «debilitado el euro». Todo el mundo, casi sin excepción, corre hacia el sofá o diván más cercano y se desvanece, entre grandes aspavientos, en vista que la moneda única se ha depreciado un poco respecto al dólar. Ejemplos hay miles; aquí sobre banqueros centrales preocupados, aquí hablando metafóricamente de las constantes vitales de la economía en lucha contra el dólar.

Dicho rápido: es una forma absolutamente espantosa de dar noticias o pensar sobre el mundo en general. El valor de una moneda, su «fortaleza» no tiene ninguna connotación moral ni tiene nada de virtuoso. Es más, tener una moneda «fuerte» es, muy a menudo, algo mucho peor a tener una moneda «débil». Krugman tenía un artículo excelente en en NYT hace unos días precisamente sobre eso: el dólar «débil» ha conseguido resucitar de forma significativa el sector industrial americano, haciendo sus exportaciones mucho más competitivas. El euro y su «fortaleza» están haciendo mucho más difícil la recuperación en España ahora mismo, sin embargo, ya que nuestras exportaciones son horrendamente caras y nos es muy sencillo importar de todo.

El valor de una moneda no es un indicador de lo bueno que es un país, o de lo efectiva que es una economía. Hay continentes enteros que basan casi todo su crecimiento a base de mantender su moneda artificialmente débil (China) y hay economías que se han ido a tomar por saco por su tozuda obsesión por mantenerla «fuerte» (Argentina, todo el mundo que salió tarde del patrón oro en la Gran Depresión, Grecia estos días). La política monetaria es un instrumento más dentro del arsenal que tienen los estados modernos para manejar su economía, no una especie de patrón de virtud nacional. Perseguir una política de fortaleza porque suena bien y machote es como subir el límite de velocidad en autopista para demostrar que somos unos valientes.

Una moneda, en el fondo, no es más que un bien como cualquier otro; hay veces que la gente quiere más, hay veces que la gente quiere menos. Cuando el euro sube lo que tenemos es que nuestra moneda es más cara, mas deseable. La gente quiere tener papelitos imprimidos por nuestro banco central. Todo lo que tenemos en Europa con precio en euros se vuelve más caro para gente que no usa nuestra moneda, así que vender productos europeos al exterior es más complicado. Cuando el euro baja sucede lo contrario, nadie quiere nuestros papelitos imprimidos en Frankfurt. Cuando vendemos cosas con precios en euros, sin embargo, como la moneda es tan barata les importa poco darnos dinero, así que podemos exportar más.

Como decía Yglesias el otro día (en Estados Unidos esta clase de retórica es también epidémica), lo que queremos hablar de monedas baratas y monedas caras, no de sus superpoderes específicos. Hay veces que va muy bien tener una moneda cara, otras que es mejor tener una moneda barata, del mismo modo que hay días que uno como caviar y otros bollycaos.  Pensar de este modo tampoco es perfecto (estamos hablando de macro, que no tiene símiles fáciles), pero es mucho más racional que pensar que cuando baja la moneda el resto del mundo cree que dormimos con la luz encendida.


7 comentarios

  1. […] No hay moneda fuerte politikon.es/materiasgrises/2011/05/30/no-hay-moneda-fuerte/  por Moule hace 2 segundos […]

  2. Javier dice:

    Krugman e Yglesias están contentos porque los emplos han aumentado al devaluar la moneda.

    Normal que aumenten: Le estás bajando el sueldo a toda la población. Con cada devaluación lo que cobras al mes puede comprar menos cosas: Sueldo bajado. Y los ahorros y las deudas de la gente también disminuyen: Estás robando a los ahorradores para dárselo a los deudores. Entre los que también está el Gobierno.

    Es posible que de esta forma se reequilibren un poco los costes laborales, que sea un amedida coyuntural interesante. Pero no veo que competir en «mano de obra barata» sea El Futuro, así, con mayúsculas, para los EE.UU. Siempre habrá países con mano de obra más barata. Y a la larga, además de desincentivar el ahorro, esto de devaluar moneda desincentiva el tener una industria basada en la tecnología y la productividad.

  3. Luis dice:

    Y en la otra cara de la moneda están divisas como el Yen japonés, cuya cotización suele ser inversamente proporcional a la cantidad y magnitud de los problemas del país.

    Si te interesan las divisas es un caso interesante que analizar, que se basa en el mayor aislamiento de la economía japonesa frente al exterior (en comparación con otros países, porque hoy en día todos salvo la DPRK y Cuba están globalizados). No hay más que ver que una gran parte de la deuda japonesa (cercana al 200% del PIB) está en manos de los propios japoneses.

    Así pues, en momentos de incertidumbre, los japoneses reducen preventivamente el gasto, hacen acopio de su moneda, y por tanto ésta sube en los mercados. La deflación es también una consecuencia de este mismo comportamiento.

    Sólo ahora con la reconstrucción de una parte del país tras el terremoto y tsunami les está haciendo gastar más (aunque sigan repatriando capitales). Así pues, el valor de la moneda se mantiene alto pero la inflación está repuntando ligeramente.

    Salvando las dos decenas de miles de muertos, creo que esta catástrofe hará mucho bien a medio plazo tanto a la economía como a la forma de pensar de la sociedad japonesa.

  4. Alatriste dice:

    Javier, ya se sabe que los países con monedas «débiles», que trabajan para mantener baja su cotización y para ello devalúan si hace falta, como Japón, Taiwan o Suecia, no tienen una industria «basada en la tecnología y la productividad».

    Y según tu argumentación, cuando la cotización de una moneda sube el gobierno roba a los deudores para darle la ganancia a los acreedores, y las deudas de la gente crecen ¿Qué maravilla, no?

    Personalmente las afirmaciones de Roger me parecen tan inatacables que rozan la perogrullada. Y también le sugeriría que creara una categoría «periodistas analfabetos», que sería la más adecuada para este tema.

  5. cives dice:

    » El euro y su “fortaleza” están haciendo mucho más difícil la recuperación en España ahora mismo, sin embargo, ya que nuestras exportaciones son horrendamente caras y nos es muy sencillo importar de todo.»

    ¿Como de sensible es nuestro tipo de cambio efectivo real al valor del Euro? Dicho de otra forma ¿qué porcentaje de nuestras exportaciones/importaciones se hace fuera de la Eurozona?

  6. Javier dice:

    Existen países con cierta inflación moderada que prosperan, si. Y cierta inflación digamos homeopática beneficia el empleo y el crecimiento económico.

    El problema que cuando un gobierno crea inflación mientras promete «controlarla» es como cuando una persona se mete droga prometiendo «controlarla». A veces sucede, claro. Pero por cada Antonio Escohotado, hay varios que no lo logran. Y todo el que «controla» corre el riesgo de dejar de «controlar». Porque la inflación engancha al Estado como una droga. Mogollón. Disminuye el peso de la deuda pública, cuando no te permite *monetizar* la deuda pública directamente. Y si algo está claro al ver el tamaño de la deuda pública estadounidense es que ahí hay un yonki en potencia. Si no, todavía estaríamos con el sistema de Bretton Woods.

    Lo de que la inflación en tiempos de crisis *es* bajarle el sueldo a la gente «para luchar contra la inelasticidad de los salarios» no es un invento mío, sino de Keynes.

    Y claro que es natural que las monedas fluctúen. Pero también es cierto que una inflación galopante es robar al ahorrador, si no no habría que montar corralitos. Y que es darle dinero al deudor, como bien sabe todo el que tuvo una hipoteca en la españa de los 70.

    Sí, Alatriste, las deflaciones (que tampoco me parecen buenas por el hecho de hablar contra la inflación, eso sería una falacia) dañan a los deudores y benefician a los acreedores. Las deudas y los ahorros de la gente crecen, porque la moneda vale más. Pero detrás de las grandes deflaciones jamás están los gobiernos y detrás de las grandes inflaciones siempre lo están.

    Así que hay que tomar «cum grano salis» del tamaño de gibraltar cuando los defensores a ultranza del gasto público** cantan los loores de la inflación por sus efectos indirectos, ya que es mucho más probable que les gusten por sus efectos directos.

    **(gente como Krugman que son neokeynesianos en las crisis, pero gastan mucho menos esfuerzo en propugnar medidas anticíclicas en las bonanzas)

  7. Jls dice:

    Estoy de acuerdo en casi todo lo que dice, pero de lo achacar la salida de la gran depresión al abandono del patrón oro es más que discutible. En mi opinión el dinero fiat es una de las grandes estafas de la historia de la humanidad.

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