Hoy quería hablar del paro en España o de la ilegalización de Bildu, pero la noticia del día es otra: Obama acaba de anunciar que Osama Bin Laden ha sido asesinado por agentes americanos en una mansión cerca de Islamabad, en Pakistán. Cosa que me lleva a pensar uno, que terrorista más pijo, y dos, qué podemos esperar de todo esto, desarrollando un poco lo dicho en por IC.

Primero, el valor militar real de esta operación, más allá de lo simbólico. Es bastante probable que a estas alturas, Bin Laden no fuera un líder terrorista relevante, en el sentido de dirigir operaciones, financiar redes, entrenar militantes y lanzar ataques. El hombre más buscado del planeta seguramente ejercía de mito y poco más, dejando el pegar tiros a las «franquicias» de Al Quaeda por todo el mundo. Cualquier grupo terrorista medio islamista que quiera ganar relevancia (y un montón de publicidad gratuita) es proclamar que está asociado con los chicos de Bin Laden, sea cierto o no. Los colgados que montaron el 11-M o los ataques en Londres no tenían el teléfono del jefe, pero se las apañaron igual.

Esto no quiere decir que la muerte de Bin Laden no sea importante, de todos modos. Los símbolos son importantes; no sería la primera red terrorista que se desintegra tras perder un líder carismático (¿os suena Abimael Guzmán?). Si tuviera que apostar, diría que la noticia es más importante para los americanos que para el nutrido grupo de chalados con explosivos ahí fuera, pero nunca se sabe.

Aún sabemos pocos detalles de la operación, pero hay algunas pistas importantes. Bin Laden no estaba escondido en una cueva, sino en una mansión. En CNN han mencionado que la CIA creyó que era sospechoso que un complejo de más de un millón de dólares no tuvieran teléfono o conexión a internet, y empezaron a vigilarlo. La casa no estaba en una área remota, sino en Abbottabad, cerca de Islamabad, a poca distancia de una base militar del ejercito paquistaní. Justo en las mismas narices de las autoridades, vamos; no es precisamente una buena señal del nivel de competencia o control del territorio de las autoridades de un estado cada vez más débil. La operación ha sido, por lo que dicen, americana de principio a fin, con los Navy Seals llamando a la puerta y aportando la ración de plomo personalmente. Otra señal que los Estados Unidos no se fían de Pakistán en absoluto, y que el país es una puta
verbena.

Queda por ver el efecto que esta noticia tendrá sobre las fortunas políticas de Obama. También en este apartado creo que es muy fácil sobreestimar los efectos de la noticia. A corto plazo veremos un saltito en las encuestas; a medio, Obama será un poco menos vulnerable a ataques sobre sus credenciales en política de defensa. En noviembre del 2012, el día de las elecciones, el Presidente seguirá dependiendo de  cómo va la economía y si el paro ha bajado del 8%, y no otra cosa. Bush padre, recordad, acababa de ganar una guerra por goleada en 1991 y perdió por una recesión de tercera el año siguiente. La crisis económica del 2008 fue mucho peor, y aún no está claro que no tengamos una recaída seria. Lo más divertido los próximos días será ver las contorsiones de todos esos alegres políticos neoconservadores que se han pasado dos años llamando a Obama blandengue, pero ya se inventarán alguna tontería distinta en unos días.

Lo más importante, sin embargo: Bin Laden está muerto, y se ha hecho sin invadir un país al azar. En vez de lanzar ejércitos contra dictadores perdidos, la operación ha sido cosa de inteligencia al viejo estilo: un analista de la CIA increíblemente aburrido mirando listados de propiedad en una ciudad medianeja en medio de ninguna parte, y otro tipo igual de aburrido manteniendo un listado de movimientos de un correo de Al Quaeda específico durante meses. Tras eso, meses de vigilancia y entrenamiento para una sóla operación rápida y precisa de 40 minutos. Dios inventó las burocracias gigantes para esta clase de cosas; es el trabajo con menos glamour del mundo, pero es la pura definición de cómo un estado moderno gana guerras. Quizás así aprenderemos.

A todo esto, ayer hacía ocho años que George W. Bush declaró Mission Accomplished tras la invasión de Irak. Y en una vulneración de la ley de Goodwin casi imperdonable, ¿sabéis quién fue confirmado como muerto un primero de mayo? Hitler. Es casi imperdonable.