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¿De verdad necesitamos una campaña electoral?

30 Mar, 2011 - - @jorgegalindo

Hace unos días la Junta Electoral Central sacó una instrucción que venía a concretar su doctrina sobre la última modificación de la Ley Electoral. Dicha modificación persigue:

La finalidad de estas modificaciones es, según la exposición de motivos de la ley, la reducción del peso de la publicidad y propaganda en el período electoral y correlativamente una mayor incidencia durante el mismo de la exposición y debate de los programas y propuestas de las formaciones políticas que participan en las elecciones.

En este mismo sentido se desarrolla la citada instrucción, que viene a limitar claramente las actuaciones de «publicidad y propaganda» desde la convocatoria de elecciones (un par de meses antes de los comicios) hasta la campaña electoral oficial (quince días antes). Eso sí: deja la puerta totalmente abierta a la difusión de los programas y los candidatos, en ni más ni menos que siete excepciones. La distinción entre «publicidad» y «exposición de los programas y propuestas» es tan sutil que, francamente, se me escapa. Es algo así como intentar solucionar por decreto ley la falta de profundidad del debate político en España.

Algo así sucede con la «jornada de reflexión», la imposibilidad de distribuir sondeos durante cinco días antes de las elecciones, y la absurdamente rígida regulación de las campañas publicitarias en radio y televisión, que obviamente no han podido trasladar a internet. Es un hermoso intento de ponerle puertas al campo. Un campo que además tiene una definición muy poco clara, como ya hemos dicho. ¿Dónde acaba la propaganda y empieza la mera exposición de programa? ¿Quién es el juez supremo que decide eso, y en base a qué criterios?

Entiendo que queremos que el debate político se extienda lo máximo posible en la sociedad, y para ello hemos de asumir todas las consecuencias. Los intentos de moldear su calidad por decreto-ley son infructuosos. Y esto nos llevaría a pensar si realmente hace falta que limitemos la campaña electoral a quince días, llenos de regulaciones pequeñas y mezquinas, o si es mejor comenzar a flexibilizar, dentro de unos límites, el marco legal en el que se desarrolla la comunicación política en España-


4 comentarios

  1. Carlos Jerez dice:

    ¿Piensas que sería correcto tratarla como cualquier otra publicidad?

    Me refiero no solo quitandole los corses sino también los privilegios, incluyendo los abusivos carteles colocados donde un empresa no podría ponerlos o superando los límites de tiempo publicitario por hora en televisión (regulación también discutible).

    Lo siento pero es que las campañas electorales a mi me suelen dar un poquito de dolor de cabeza, ¿no creéis que a veces producen externalidades negativas?

  2. Mario dice:

    No entiendo muy bien dónde está el problema regulatorio. Algunas cuestiones:

    1) La norma de la LOREG modificada (y la instrucción que la interpreta) se refiere al periodo inmediatamente anterior a la campaña electoral.

    2) No veo que se intente poner puertas al campo y, de hecho, la instrucción es bastante específica. Nada de cartelería electoral: ni vallas, ni mupis, ni opis, ni cuñas, ni anuncios de TV o prensa, ni carteles en autobuses, ni banners en webs de Internet, ni propaganda de partido o del candidato (llaveros, pins, carteles…).

    3) Lógicamente, el «juez supremo» que delimite los criterios de qué es «publicidad y propaganda» y qué es «exposición y debate» será el Tribunal Constitucional.

  3. Javier dice:

    Me parece una posibilidad muy interesante. Tal vez la campaña electoral tenía sentido en un tiempo en que el bombardeo informativo era menor. En todo caso, en estos momentos vivimos una campaña permantente, en la que la oficial sólo muestra la diferencia decorativa de los carteles por la calle – a mi entender -.

    Pienso que plantearse esto – y llegando a suprimir la campaña electoral – quizá pudiera ser positivo a la hora de evitar ciertos trapicheos de financiación que son, actualmente, lo único para lo que parece ser útil.

  4. Javier, es cierto lo de evitar trapicheos de financiación. No lo había visto desde ese punto de vista en esta anotación, pero es interesante. Aunque haría falta replantear la financiación de los partidos entera prácticamente, y ya sabes lo que pasa cada vez que alguien saca ese tema en el Congreso.

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