Ayer, hablando con un par de amigos por aquí Washington DC (estoy por aquí por trabajo – esperad artículo sobre mi eterna lucha contra Joe Lieberman pronto) hablábamos con un poco de sorna diciendo que lo mejor que podían hacer los argentinos era secuestrar e importar políticos noruegos. La historia de ese país, al fin y al cabo, es una larga serie de oportunidades perdidas – si Franklin Roosevelt hubiera nacido en Rosario como Franco Rusevelto y Perón hubiera aparecido en Kansas, no es demasiado descabellado decir que la historia del siglo XX hubiera sido bastante distinta, al fin y al cabo.

Es fácil caer en la «teoría de grandes hombres» cuando hablas de esta clase de cosas, de todos modos. Roosevelt no era sólo un muy buen político que el azar genético puso en Estados Unidos; es una persona concreta que nace en un determinado contexto, va a unas universidades y no otras, sirve como Secretario de la Marina con Wilson, sufre polio,  es gobernador de Nueva York varios años, y (lo más importante) es seleccionado en las primarias demócratas en 1932. FDR es «hijo» de todo una élite intelectual y política americana, y llega al poder tras un largo proceso de selección. Cuando llega al poder Roosevelt tiene en sus manos un país muy distinto a Argentina, ciertamente, pero el proceso que lleva a alguien a la presidencia no es realmente una variable exógena – es probable que el hipotético John Peiron nunca hubiera llegado al mismo sitio.

El proceso de selección de élites, es, por lo tanto, probablemente bastante importante. Lo curioso, y bastante irritante, es el hecho que realmente no sabemos demasiado cómo funciona en muchos países. Estados Unidos es relativamente transparente (aunque las primarias son un método un poco torpe en algunos casos), pero en la mayoría de las democracias europeas no tenemos ni puñetera idea cómo alguien llega a secretario general de un partido político. Sí, sabemos lo que sale en las noticias y vemos que hay congresos y esa clase de juergas, pero los caminos que llevan a que alguien como Rajoy o Zapatero sean considerados como potenciales presidentes del gobierno son inescrutables.

Ahora mismo creo que no es demasiado insensato decir que en España tenemos ciertos problemas de selección de líderes. Ni Zapatero ni Rajoy son especialmente deslumbrantes, ciertamente. Lo realmente curioso (y preocupante) es la mediocridad del personal de segunda línea. En el (probable) caso que uno de ellos pierda el cargo, ni el PP ni el PSOE tienen a demasiados políticos que sean demasiado brillantes. Es más, si excluímos a Rubalcaba (que se cure, que se cure, que se cure…) y quizás (momento optimista) Gallardón, es complicado nombrar a nadie que sea realmente presidenciable.

Es bastante probable que a muchos niveles los partidos políticos sufran de un nivel considerable de selección adversa – un sistema bastante disfuncional que hace que se escojan inútiles de forma un tanto sistemática. Los cargos intermedios de un partido no son grandes genios en ningún sitio. Lo que me sorprende, sin embargo, es como a nivel de líderes nacionales reales o potenciales tampoco hay gran cosa, y eso que es un nivel donde la competición es muy dura. En formaciones grandes que aspiran a gobernar, por eso, uno se esperaría que los tipos que llegan a la cima no fueran demasiado malos, ya que a fin de cuentas tienen que ganar elecciones fuera del partido, no sólo dentro de él. Sin embargo, esto no sucede en en España estos días.

¿Por qué? Mi sospecha es que el sistema habitual que tienen los partidos para detectar inútiles se ha roto, y nos hemos quedado a medias. El poder de un líder de un partido político no proviene de sus apoyos internos, su talante democrático o lo estupendo que es en el Congreso. Lo que hace que su partido político le respete y acepte su autoridad es, simple y llanamente, que les dé la oportunidad de ganar elecciones. Si tu secretario general / presidente va bien en las encuestas, el partido gana representación cada vez que hay elecciones y parece que va a llevarte a un ministerio, lo más probable es que calles, aplaudes y le sigas, y lo harás sin rechistar.

En los últimos años, sin embargo, hemos tenido elecciones un poco extrañas. En el 2004 el PSOE ganó de forma un poco extraña; es muy difícil saber si la (increíblemente mala – haced memoria) campaña de Rajoy le condenó a la oposición o si los atentados del 11M y la aún peor reacción de Aznar hizo más daño. Lo que sí es seguro es que le dió a PP una excusa para pretender que no habían perdido, y darle a Rajoy una segunda oportunidad. Llegamos al 2008, y los españoles confirman lo que todo el mundo sospechaba: Mariano es un patán que no llegará jamás a la Moncloa por su propio pie. El partido no tarda en reaccionar, y empieza a haber ruído de sables. Muchos (yo incluído) daban a Rajoy por muerto… y entonces la economía mundial se fue al garete. Cuando peor lo tenía Rajoy, los socialistas empezaron a ejecutar ese extraño baile de «aquí no pasa nada» que tanto desconcertó a todo el mundo, la encuestas cambiaron, y ahora parece que sí pueden ganar – Rajoy sobrevive.

En el lado del PSOE las cosas han sido parecidas. En el 2004 se gana no se sabe bien por qué. Durante la primera legislatura, la burbuja financiera hace que Zapatero parezca un genio, así que nadie mueve un pelo. Ahora, cuando todo va mal y parece que van camino del matadero, obviamente nadie se presenta voluntario para nada. El PSOE estos días seguramente tiene un problema muy serio intentando atraer talento a ministerios y cargos variados dentro y fuera del partido. Cualquier se apunta a esta verbena.

No sabemos demasiado bien qué criterios siguen los partidos políticos para escoger a sus élites. No conocemos los métodos o los mecanismos internos. Lo que sí tenemos a la vista, sin embargo, es qué preocupa a los partidos una vez tienen a un líder escogido, y cuándo deciden sacar la guillotina para convencerle que se vaya: los votantes. El proceso de selección de élites será confuso, pero el mejor sistema para hacer que los partidos hagan bien esa parte del trabajo es la competición entre ellos, la democracia.

Y ahora sabéis por qué eso de poder escoger entre tres peronistas o cuatro gaullistas acostumbra a no funcionar demasiado bien.


Sin comentarios

  1. […] ¿Por qué nos gobiernan inútiles? politikon.es/materiasgrises/2011/03/08/%C2%BFpor-que-nos-…  por maxklein hace 3 segundos […]

  2. Alatriste dice:

    Un tema interesante, y de respuesta mas que difícil, empezando por otrapregunta espinosa ¿Votarían los ciudadanos a un genio, a alguien demasiado obviamente brillante y capaz? ¿O lo verían un tanto… repelente?

    Y no sé porque tanta gente tiene buena opinión de Gallardón. Yo me quedaría mil veces con Rodrigo Rato, derechón pero competente, antes que con Gallardón, que ha hecho su fama a base de no arrimar el hombro y salir corriendo de los problemas y de las decisiones impopulares. Y cuya gestión en Madrid no es como para tirar cohetes, encima.

  3. Javier dice:

    Al principio del artículo se comete un error garrafal: Se compara la corrupción argentina con la probidad americana, Perón con Roosevelt.

    Cuando en realidad, es un contraejemplo. La historia de EE.UU. en el siglo XIX y principios del XX es precisamente un ejemplo de lo contrario: Un país puede desarrollarse, prosperar y convertirse en el más poderoso del mundo siendo a la vez el más corrupto del mundo. La corrupción, sencillamente, no es tan importante.

    Nunca unos oligarcas han teido tan comprada a una clase política al completo como los robber barons. Nunca en otro país se ha denominado «sistema de expolios» a la forma de cubrir los empleos públicos (de forma oficial y sin ninguna verguenza). Perón no fue más corrupto o más incompetente que Grant. El propio Roosevelt fue producto de Tammany Hall, el monipodio universal de Nueva York.

    En cuanto al «proceso de selección de las élites» -qué orteguiano queda eso-… Pues tampoco salen bien parados los EE.UU. de esas épocas.

    Es la época del jacksonianismo. Un fenómeno político difícil de explicar, pero sinterizable las caricaturas que se hacen de George Bush Jr.

    EE.UU. comenzó con una clase política de insiders que tenían el gobierno como su predio personal, pero a la vez tenían una serie de valores. Gente por lo general muy capaz y que creían que ser de la élite le obligaba a uno a estar por encima de los intereses partidistas, a mirar por el bien común. Es la época de los Addams, de Hamilton, de Jefferson… Acercarse al pueblo o hacer campaña era una falta de buen gusto, lo suyo era quedarse en casa y que los electores se rindieran a tu prestigio, no ir por ahí besando niños en mítines como un cualquiera.

    La reacción a esto fue Andrew Jackson: El hombre popular, que hace gala de todo lo contrario: De ser antiintelectual, bruto y violento y así hacer quela mayoría se identifique con uno. De hacer campaña ferozmente, con todos los trucos sucios. De gobernar a base de repartir los expolios con su partido, que para eso han ganado y al interés general que lo zurzan. Y a los que no vitan, como los indios, más. La venalidad como blasón. Por un lado, fue más democracia. Por otro, más demagogia.

    Si, de cuando en cuando surgía algún político que era un «gran hombre». O más bien hombres mediocres, pero adecuados al momento. Lincoln, Roosevelt. Sus nombres permanecen. Pero en general la clase política americana fue jacsoniana: Sin estudios, sin moral, sin complejos.

    Es sólo en los años 20 y 30 del pasado siglo cuando el estado cobra entidad, se forma la gran administración pública federal y las cosas empiezan a cambiar.

    ¿Qué supuso la diferencia entre Argentina y EE.UU.? Supongo que la estabilidad constitucional y los desarrollos industriales.

  4. Zhurer dice:

    Una democracia es exclusivamente una aristocracia de oradores. No consigo ver bajo ningun prisma como la democracia es un proceso de seleccion de elites valido.

  5. Diego Calleja dice:

    El PSOE tiene a un poco conocido «chico de oro» llamado Bernardino León…al menos según los yankis en los cables filtrados por wikileaks. Quizás sea una prueba de que no todo es paja en los partidos, y que nunca se sabe: http://www.elpais.com/articulo/espana/Bernardino/Leon/chico/oro/Gobierno/elpepuesp/20101205elpepunac_12/Tes

  6. Vellana dice:

    «El partido no tarda en reaccionar, y empieza a haber ruído de sables. Muchos (yo incluído) daban a Rajoy por muerto»

    La pregunta es ¿quién es el patán?

    Podemos releer tus posts de esa época y algunos posteriores y partirnos de risa (sobre lo malo que era Rajoy porque sólo sacaba 5 puntos a ZP; sobre los espías; sobre Gürtel…)

    Por no hablar de los de Citoyen y el próximo imperio mundial de 1000 añós de gobierno de la izquierda.

    Un cordial saludo.

  7. cives dice:

    Tsk, no lo digas muy alto que ahora dicen que soy de derechas.

  8. Alatriste dice:

    Vellana, está bien que abandones cualquier pretensión de educación, pero vamos a ser justos, aunque solo sea porque cualquiera puede consultar lo que Roger escribía: él daba por muerto a Rajoy ¡Y a Zapatero también!

    Lo recuerdo bien porque yo le decía que a dos líderes que han crecido en votos y escaños no se les echa tan facilmente…

    Y por otra parte, tenía y tiene toda la razón sobre Gürtel, y sobre los espias (espias que mandaba Esperanza Aguirre, igual que ha vuelto a ocurrir con Cospedal en Castilla-La Mancha… curioso que se te olvide mencionarlo)

  9. Alatriste dice:

    (le dí al enviar antes de tiempo, sorry… )

    Por otra parte, tengo que decir que tu post exhala un tufillo a triunfalismo altamente peligroso, que las decepciones espues son muy malas.

    las elecciones catalanas, que son las únicas celebradas en 2010, no fueron precisamente gloriosas para el PP. A pesar del horroroso tripartito, de la crisis y del sursum corda, el PP se quedó en 384.000 votos.

    Es un resultado mejor que el de 2006, pero mucho peor que el obtenido por Vidal Quadras en 1995 (422.000, de un censo más bajo) y también peor que el que obtuvo Piqué en 2003 (393.000)

    Podemos remontarnos a 2009 si quieres, pero en ese año tenemos dos, las del País Vasco, que fueron desastrosas para el PP (corramos un tupido velo, no voy a nesañarme) y la de Galicia, donde subió de 756.000 (45,81%) a 789.000 (47,47%), una subida de menos del 2% «en_plena_crisis».

    No, yo no estaría tan convencido de que voy a ganar… el futuro no lo conoce nadie, pero el pasado nos dice que si el PP tiene un suelo muy alto, también tiene un techo muy bajo.

  10. vellana dice:

    Hola, Ala…
    lo de la pretensión de educación es para partirse de risa. Si alguien ha llamado patán a alguien no he sido yo. Yo sólo he preguntado quién es el patán.

    Por lo demás, nadie ha espiado, se ponga Mercado como se ponga, mientras no se demuestre.

    Y gürtel…. por ahora nada. Y después, me temo que tampoco.

    Un saludo.

  11. vellana dice:

    Por último, me temo que proyectas sobre mí tus imaginaciones. Yo no tengo ninguna gana que gane Rajoy. Pero no me dedico a llamarle patán, me basta con no votarle.

    Un saludo.

  12. Francisco dice:

    Vellana,

    En Madrid se espió, hay datos de ubicaciones, informes de seguimiento, etc.

    Los que se dedicaban a eso no hacían nada más.

    Es evidente, hasta un patán se daría cuenta. Se puede decir si está bien o no, negar evidencias es una soberana estupidez.

    No, no te he llamado patán. Un patán sabría ya que en la republica aguerriguiana se espia a la oposición interna y externa. Tú no te has dado cuenta, por lo visto, de modo que patán, patán no eres.

  13. Vellana dice:

    Fran, me caes bien, tan solidario, bueno, guapo, listo; sigue así, aunque el que seguro que se enfada es Alatriste, que a mí, sin llamar nada a nadie me llamó maleducado… a lo mejor a ti te crucifica (que estamos en vísperas de esas prácticas).

    Y no, no ha habido espionaje (al menos como lo contaba El País, pero el propio Mercado desmentía). Lo que hay es un intento de vender periódicos ayudando infructuosamente a los propios con una historia llena de agujeros y hasta divorcios. Dime un sólo testigo que viera a alguno de los supuestos espías espiar. No sé, una foto, un algo. Explícame cómo es posible que las supuestas anotaciones las hiciera alguien que no estaba en «las localizaciones desde las que se espiaba». Y finalmente, y más importante… será que también la juez que trató el caso no llegue ni a patán, pero en una democracia funcionan así las cosas. Y, si como dices tú sin una sola prueba los «supuestos espías» sólo se dedicaban a eso (qué descansada vida, la verdad):
    ¿por qué la juez no ha condenado a alguien por malversación? Al menos se podría, según tu infundada afirmación, calcular la cuantía de los salarios pagados a esos espías.

    Y por otro lado, y lo que falla clamorosamente en el cuento de los espías que te has tragado, ¿quién espió a González, que es del único del que había una prueba real de espionaje, en concreto una foto?

    Ya sé que tú eres muy listo, pero creo que deberías leer críticamente y preguntarte si detrás de los titulares hay una historia coherente. Desde luego, en este caso y por ahora, no.

    Y por último, no te quedes mirando el dedo, hombre, mira hacia la luna. El tema no es si ha habido espionaje o no, gurtel o no, sino la importancia que el sr. Senserrich daba a esos asuntos, que por no existir o ser marginales (como creo yo) o por tus ideas conspiranoicas del poder de aguirre o del pp, se quedan en nada. O que la estupidez de Rajoy le impedían ponerse a más de 5 puntos en las encuestas y siendo ahora tan estúpido y patán como era por entonces ahora se pone a 17.

    Ánimo, Francisco, que es cierto que cuesta, pero piensa un poquito.

    Un saludo.

  14. Alatriste dice:

    Siento en el alma no tener tiempo para un mensaje más largo en este momento, pero tiene bemoles que Vellana mantenga que no llamó nada a nadie cuando su mensaje ponía bien clarito

    «La pregunta es ¿quién es el patán?»

    Porque eso no es precisamente lo que yo llamo una muestra de descarada adulación… y no creo que el insultado sea Rajoy.

  15. Francisco dice:

    Vellana,

    Hay informes que posicionan a los espias detras de los espiados por sus telefonos móviles, están los propios informes de los espias presentados. Está el hecho evidente de que esos señores no tenían más funciones asignadas, vamos no tenian ninguna.

    A Ignacio le pudo espiar mucha gente, es el supuesto heredero de Aguirre y es un tio que jura que paga viajes de 7.000 € que hace con empresarios amigos casualmente proveedores del canal que preside en metalico porque «le viene bien soltar cash». Si yo quisiera asegurarme un cargo cuando él llegue al cargo buscaría un buen y jugoso dossier.

    Idiotas no somos todos, Ignacio, Aguirre y Pedro Castro creen que los votantes de derechas lo son. Yo no lo creo, no todos. Pero siempre hay patanes por todas partes. A veces creo que muchos, puede que diez millones, que más da, puede que cinco.

    Alatriste, no te mosquees, a mi me ha llamado guapo, como tú seas tan patán como yo guapo no corres riesgos 🙂

  16. Alexander dice:

    Don Alatriste, me temo que mucha gente, entre la cual me incluyo, no tiene en tanta estima al señor Rato..

    http://www.elmundo.es/elmundo/2011/02/09/economia/1297269502.html

    Un cordial saludo a tod@s

  17. […] problema, en España, no es la ley electoral. El problema es la selección de líderes,  organización interna de los partidos políticos, y cómo escogen a sus élites. Pero de eso, […]

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