americanadas & Política

Charlotadas presupuestarias, edición Wisconsin

18 Feb, 2011 - - @egocrata

Ah, los estados americanos, esos laboratorios de democracia. Es en las capitales estatales donde la mayoría de políticos americanos se curten en esto de lo público, donde la política es cercana a los ciudadanos, y donde uno encuentra una variedad casi infinita de experimentos institucionales fallidos y malos diseños constitucionales a los que nadie presta atención.

En otras ocasiones he mencionado las tendencias bananeras de California, el curioso circo de transfugas que es Nueva York y la extraña historia de Connecticut y su incapacidad para redactar presupuestos. Hoy os traigo un nuevo héroe legendario a esta larga estirpe de gobiernos disfuncionales: Wisconsin y la épica escapada de los legisladores demócratas.

Resulta que Wiscosin, como otros 48 estados de la Unión, tiene la obligación constitucional de pasar presupuestos equilibrados. No importa lo mala que sea la recesión, los políticos tienen que gastar lo que ingresan – si eso implica dejar a gente moribunda sin transplantes, que así sea (preguntad por Arizona). El nuevo gobernador republicano de Wisconsin, Scott Walker (sin relación con el cantante psicodélico), tiene un agujero de 2.000 millones en sus cuentas, así que anda buscando recortes – y los ha encontrado, básicamente, recortando las pensiones y seguro médico de la mayoría de empleados públicos del estado.

Ignoremos por un momento el hecho que esto no reduce el déficit a corto plazo demasiado; es un poco secundario. Tampoco es que los sindicatos públicos me caigan demasiado bien, como he mencionado otras veces. Walker está haciendo algo que es bastante popular y que tiene cierto sentido. Las protestas han sido monumentales para lo que se estila por Estados Unidos, ya que los sindicatos, no con poca razón, temen que estos recortes unilaterales recorten su derecho a negociación colectiva.

La reacción realmente cómica, esta vez, han sido los demócratas. Uno de los grandes apoyos financieros del partido en campañas electorales son los sindicatos, o más concretamente, lo poco que queda del movimientos sindical americano, muy concentrado en el sector público. Cuando se dice que el partido demócrata es el partido de los profesores de escuela no es algo demasiado exagerado; de sus arcas sale un montón de dinero y organizadores para apoyar candidatos, así que intentan cuidan a sus aliados todo lo que pueden, a menudo sin demasiado sentido.

Hoy, en vista que en Wisconsin iban a cargarse un 7% de los ingresos de un montón de sus militantes, los demócratas del estado han reaccionado, y han decidido… largarse.  Literalmente ha cogido el coche y se ha ido a otro estado, dejando el legislativo en Madison sin quorum y los republicanos sin suficientes votos en la cámara para aprobar ninguna ley. Tras huir a un hotel en Illinois, los legisladores rebeldes se han dispersado, fuera del alcance y jurisdicción de la policia estatal de Wisconsin. El gobierno no puede mandar porque la oposición se ha ido. Con un par.

Lo más divertido es que esto no es la primera vez que pasa. Hace diez años en Texas los legisladores demócratas también salieron por piernas para bloquear legislación (en esa ocasión, un cambio en los distritos electorales), entre otras maniobras parecidas. En Nueva York el año pasado la minoría en el Senado (los demócratas, tras perder dos transfugas) cerraron pasillos para obligar a otros legisladores a cruzar la cámara y pretender que entonces tenían quorum. Cada año tenemos alguna de estas, para goce y disfrute de la afición. Con tantos estados, estadísticamente siempre tiene que haber alguno que esté teniendo su peculiar momento belga o italiano, así que nos tienen entretenidos.

Dejando disfuncionalidades de lado, uno de los grandes problemas del partido demócrata en los últimos 30-40 años ha sido la combinación de la muerte del sindicalismo en empresas privadas con la supervivencia de este en empresas públicas. Uno de los papeles cruciales del movimiento obrero en un sistema tan abierto al dinero externo como el americano es actuar de contrapunto al poder económico detrás de la agenda conservadora. Los sindicatos quizás no eran perfectos, pero era quizás la única organización política fuerte con bases finacieras en la clase media.

El problema en los últimos años, sin embargo, es paralelo a lo que menciona José Rodríguez a veces – los sindicatos en el sector público a menudo no son sindicatos de clase, sino de privilegio. Eso deja al partido demócrata demasiado a menudo defendiendo posturas e intereses de trabajadores que viven en un planeta completamente distinto al resto, con pensiones de jubilación enormes, sueldos insostenibles (hay policias en New Haven que se jubilan a los 50 con pensiones de $120.000 al año) y bien pocas ganas de trabajar por el bien común. Pero como pagan campañas, deben protegerlos. Y así les va.

En fin. La izquierda española no es la única que confunde defender derechos con proteger privilegios.


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  1. […] Charlotadas presupuestarias, edición Wisconsin politikon.es/materiasgrises/2011/02/18/charlotadas-presup…  por maxklein hace 3 segundos […]

  2. […] gobernador republicano Scott Walker y los sindicatos de los trabajadores públicos del estado. Escribí un poco de ello hace unas semanas, centrándome en la extraña huida de los senadores de la minoría demócrata […]

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