Camps dice que se siente «el candidato más respaldado de la historia de todas las democracias occidentales».
A ver. Una cosa es luchar por definir la realidad, intentar «colocar» tu marco de interpretación para ganar a los demás, y adelantarte a los movimientos de tu adversario (que, en este caso, es Rajoy y su entorno, que anda pensándose si le dan o no la patada a Camps), y aguantar todo lo posible porque sabes que tienes la sartén por el mango y que no te pueden echar así como así sin que tires de la manta o algo peor. Pero otra muy distinta es pasarse de frenada y decir sandeces como esta.
Uno podría estar tentado de pensar que a este señor se le ha ido la cabeza. Pero no: lo que le pasa es que le da exactamente lo mismo los efectos que tengan sus palabras y sus acciones fuera de la Comunitat Valenciana. Le importa tres pimientos el desgaste del PP nacional si a cambio él es candidato en Valencia. Porque de Camps nos reímos muy a gusto fuera de su autonomía, mientras dentro sigue teniendo un apoyo inigualable.
(Lo que no quita para que quizás esté un poquito ebrio de poder. O de otra cosa, que mejor no menciono por evitar que algún avispado decida meternos un paquete por injurias).
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Los valencianos no seríamos autónomos del todo sin nuestro correspondiente Síndrome de La Moncloa y todo el apoyo populachero que lo sustenta.
Mi impresión es que Camps actúa como un sonámbulo con sudores, aferrado a un sueño (seguir afianzándose en Valencia para dar en su momento el salto a la política nacional y dios dirá), mientras vive una pesadilla (los regalos de Correa & Co.).
En ese estado no hay manera de percibir la realidad.
A Camps hace tiempo que le saltó un fusible. Aquel día en que acusó a un parlamentario de que este preferiría verlo tirado en una cuneta al amanecer ya demostró de lo que era capaz
Opino que no hay que subestimar a este tipo, de apariencia ida y frágil. Conoce la debilidad de Rajoy, que es indolencia y su falta de resolución. De ese modo la aprovecha para ponerlo en un brete cada vez que lo necesita. Sin embargo en su pecado añade su penitencia y acabará sin poder salir de los límites de la Comunidad Valenciana por ser «non grato» entre los suyos y los otros. El día que el termine, el PP valenciano explotará de tal forma que quedará fulminado. Sin embargo la mala conclusión que extraigo es que ese día la abstención de la C.Valenciana será de más del 50% y eso no es bueno para la democracia.
Pues claro que se le ha ido, pero hace mucho, no es nada nuevo.
La desvergüenza que muestra, tanto Paquito, como el resto de sus amigos, es increíble.
Pero luego hay que soportar escuchar a Esperanza Aguirre decir sobre el ex-alcalde de Boadilla del Monte: «Ha hecho lo que debe hacer y el partido se lo agradece».
Doble moral de derechas. Intolerable.
http://elmariscalbocanegra.wordpress.com/