Pensando un poco más sobre lo dicho en mi entrada anterior, hay algo que me parece curioso. El gobierno tenía unas cuantas reformas estructurales en la lista que sabía que los sindicatos iban a intentar torpedear, y sabía también que le caería una huelga general al menos por la primera de ellas. Supongo que eran conscientes que hasta que no demostraran de forma clara que lo de pasar reformas iba en serio, pasando una en solitario, los agentes sociales no se iban a creer que Zapatero estaba realmente por la labor.

La reforma más importante (y urgente) creo que es la reforma del mercado laboral. Es también la más peligrosa políticamente; los sindicatos han montado huelgas generales a casi todos los intentos de cambio. Gracias a nuestro peculiar sistema de EREs y negociación colectiva, la aplicación de la nueva ley vendrá condicionada en parte por la cooperación o resistencia de los mismos sindicatos, así que es mejor pasarla con ellos que sin ellos.

Pregunta tonta, a toro pasado: ¿no hubiera sido mejor idea pasar la reforma de las primero, y comerte la huelga general y animosidad de los agentes sociales en algo que no te pueden sabotear una vez aprobado? Quien dice pensiones, dice otra cosa – pero la demostración de fuerza del gobierno quizás debería haber sido con algo menos importante.