Terrible el atentado en Moscú. Un par de notas. Primero, no importa lo paranoico que seas, un terrorista suicida persistente puede armarte un pollo tremebundo. Si no tienes intención de hacer el viaje de vuelta, un tipo sólo es muy, muy difícil de parar. Quizás detecten a uno, quizás paren a dos, pero morir matando es increíblemente sencillo.

Segundo, la actitud de las autoridades rusas ante el atentado seguramente será brutal e indiscriminada (es decir, muy rusa), pero ha tenido un toque de civilización encomiable: a pesar de la explosión, el aeropuerto no cerró nunca. Vale, quizás más que civilización lo que hay es un poco de esa tradicional indiferencia local para las bajas civiles ocasionales, pero quizás deberíamos tomar nota sobre esta manera de afrontar una crisis de este estilo. En Estados Unidos si encuentran un paquete sospechoso te cierran el aeropuerto casi de inmediato. Ni me imagino el pollo de controles de seguridad que tendríamos por aquí si sucediera algo.

Oye, y ya que estamos, ¿podemos eliminar esos controles de seguridad absurdos antes de subir al AVE? Somos el único país del mundo que hace esa clase de teatro en sus trenes de alta velocidad. Es caro, es tonto, y no aporta nada. Gracias.