Citoyen enlazaba este fantástico artículo de Felix Salmon, y su pequeña hoja de Excel sobre la crisis griega hoy – y tras un rato jugando con ella, la verdad es que creo que es hora de empezar de pensar en una salida honorable. Básicamente, es hora de dejar de pensar si veremos una bancarrota o suspensión de pagos helena, y empezar a plantearse qué hacer cuando esto suceda.

¿Qué podemos esperar? Primero, Grecia tirará del dinero del plan de rescate de la Unión Europea. Eso les durará un ratito, pero no demasiado – y me temo que los mercados volverán a pedir exactamente lo están pidiendo ahora, o peor. Los tipos de interés se dispararán otra vez, Grecia no podrá con ello, y los alemanes dirán que ya les hemos rescatado bastante – ¿y ahora qué?

Hay tres escenarios posibles. El primero, y más probable, es que Grecia se comerá un plan de ajuste como el de Letonia, cortesía del FMI y Angela Merkel. El porrazo que se han llevado los Letones ha sido horroroso; uno no sufre caídas del 18% del PIB por gusto. No parece nada claro que haya funcionado bien – de hecho, es perfectamente posible que tengan que seguir con esta clase de tortura una temporada. Por descontado, no salen del euro – eso es para débiles y piltrafillas.  El resultado son unos números de desempleo aterradores, incomprensibles, inauditos. O más concretamente, sobre un 20% de paro y un 40% de paro juvenil.

Sí, son las mismas cifras que tenemos en España. Nuestro mercado laboral es así de bueno, y no requiere ninguna reforma laboral.

La segunda opción es que la Unión Europea sufra una especie de milagro político, y cree un mecanismo institucional para esta clase de crisis en los meses en los que Grecia malvive con el prestamo de los miembros. Una especie de sistema de ajuste que apriete pero no estrangule – un estabilizador fiscal automático gestionado supranacionalmente. Un mecanismo federal de ajuste es probablemente la mejor solución, y es también completamente inviable políticamente.

El tercer escenario es Lehman Brothers, pero con las cuentas públicas de media Europa. No será un impago, se entiende – el gobierno griego dirá a sus creditores que si quieren ver algo de dinero, tienen que aceptar cobrar menos, básicamente vulnerando su contrato. Como Grecia es un estado y un banco no puede llevar a un estado a los tribunales de forma realista (a ver quién es el chulo que les obliga a cumplir una sentencia), los bancos no tendrán más remedio que tragar, y ver qué pueden recuperar.

A partir de esto, es realmente la dimensión desconocida. Normalmente sólo estados poco serios, repúblicas bananeras variadas y Argentina los que se dedican a jugar a la ruleta con su salud fiscal; no hemos visto una reestructuración de deuda en un país «normal» desde hace mucho tiempo. Para hacer las cosas peores, no hemos visto nada de este estilo entre los miembros de una unión monetaria supranacional, y desde luego, no en una en que casi todo el mundo tiene unos déficits enormes. La reacción de los mercados es básicamente impredecible, y no tengo ningunas ganas de ver qué va a pasar.

Si Grecia intenta reestructurar (o flirtea con la idea de salir del euro, devaluar y decir que ahora pagará a todo el mundo en Dracmas, que viene a ser lo mismo) y Alemania y Francia se niegan a colaborar en el proceso con garantías, es perfectamente posible que los mercados empiecen a ver cualquier cosa que huela a deuda pública dudosa como basura tóxica. El precio de la deuda se dispara para España, Reino Unido, Italia, etcétera, los estados dicen que los bancos se pueden ir a freir espárragos, un par de entidades con demasiada deuda griega anuncian pérdidas, y el sistema financiero mundial se pega otro tortazo épico. Segunda gran depresión, el mundo entero con desempleo al 20%, etcétera.

Los listillos de siempre señalan que eso demuestra que el mercado laboral español está en la media de nuestros vecinos europeos, y que no hace falta cambiar nada.

Pase lo que pase (sinceramente, creo que será la primera), las dos opciones posibles son entre malas y horrendas. No hay buenas salidas, realmente. Esto va a doler – esperemos que sólo duela en serio a los griegos. Más nos vale pasar reformas.