Economía & Hispania. & Política

Cuando las crisis son políticas

1 Abr, 2010 - - @egocrata

Cuando miramos a Grecia y su crisis económica es fácil centrarse en el problema del déficit. Las noticias siempre giran alrededor de los tipos de interés de la deuda pública, los planes de ajuste, recortes de gasto, rescates financieros y el enfado de Angela Merkel, con cortes ocasionales a disturbios en Atenas y votantes cabreados.

El problema básico es relativamente sencillo – un gobierno gasta demasiado dinero, se enfrenta a una recesión gigantesca y de golpe no puede afrontar pagos. Fruto de haber renunciado a la política monetaria, Grecia no puede devaluar la moneda y salir de la recesión empobreciendo a los vecinos devaluando su moneda y exportando como cosacos, así que tienen que hacer un ajuste deflacionario al viejo estilo, como si estuvieran «disfrutando» del patrón oro.

Lo que se habla menos, sin embargo, es de dónde vienen estos problemas. José Fernández-Albertos da una explicación excelente en este artículo en El País, y tiene toda la razón del mundo: la crisis es económica, pero el problema es político – aunque yo creo que el euro tiene poco que ver. La camisa de fuerza de la moneda única no está ahogando Grecia; el origen del problema es la conducta irresponsable de la clase política helena, que se dedicó a tirar dinero a espuertas pretendiendo que los bajos tipos de interés eran mágicos y eternos.

Si echamos un vistazo a España, el gobierno no se volvió loco con el euro. Rato y Solbes decidieron que los tipos de interés bajos no eran excusa para gastar como cosacos, así que se centraron en reducir la deuda pública y tener un superávit decente. El buen trabajo fiscal ha dado resultado, y España no está aún en la situación de Grecia: aún con déficits altísimos, los mercados siguen confiando en la capacidad de pago del país.

La clave, por descontado, es ese «aún» maldito. La situación fiscal española no era mala, pero el tamaño de la recesión si lo es. Grecia puede que esté en una situación presupuestaria desesperada, pero la tasa de paro sigue cerca del 10%; por mucho que sus gobernantes se inventaran sus números, no tienen un gasto social demasiado enloquecido. El plan de ajuste que les viene reducirá la demanda agregada y hará las cosas peores (ver ejemplos cercanos), cierto, pero el punto de partido es bastante decente: una economía que aún en recesión tiene una tasa de desempleo controlable.

Lo que nos lleva al origen del déficit público español. España se portó bien con sus cuentas y reguló bien sus bancos y cajas. No hemos tenido que gastar dinero rescatando banqueros, y la mayoría de cajas han sobrevivido relativamente bien hasta ahora. Lo que ha fallado es otra cosa: la falta de reformas estructurales.

Nuestra economía es a grandes rasgos la de un país moderno. Tenemos trenes rápidos, ordenadores, fábricas hiperproductivas y grandes multinacionales. Nuestro sistema legal es, sin embargo, el de un país en vías de desarrollo en los años cincuenta que aspira a ganarse su rinconcito en el mundo a base de ofrecer una mano de obra barata, paleta y bien oprimida, playas con cerveza barata y bases militares para derrotar la URSS. Somos el país de los contratos indefinidos indestructibles para adormecer las masas, los ayuntamientos que se ganan la vida construyendo chalets y regulación para proteger las grandes empresas públicas privatizadas.

Antes de la crisis el euro nos sirvió para ignorar estos problemas. Nada disimula rigideces estructurales como una década de tipos de interés negativos y burbuja inmobiliaria, pretendiendo que somos ricos a base de construir chabolas en todass partes. Con el consumo a todo tren, los sectores de la economía que sí son de este siglo tenían demanda y podían trabajar, pero las gigantescas rigideces estructurales y unas instituciones y mercado laboral que hacían del ladrillo el plan de negocio perfecto hicieron que las dejáramos de lado.

Llegó el año 2008, la crisis financiera mundial y una recesión de caballo – y se acabó el dinero fácil. España se encuentra que tiene un sector público saneado, y un sector privado que lleva décadas haciendo malabares con cemento que nadie quiere. La crisis se lleva por delante los sectores de la economía que nuestras leyes favorecían – esas leyes de los cincuenta pensadas para otro país, en otra época. El resultado es una crisis monstruosa, con un desempleo ridículo y una caída del PIB que parece no acabar nunca. Malas leyes, crisis peores. Nuestro modelo productivo, nacido de leyes anticuadas, nos ha dado una crisis mucho peor que la de nuestros vecinos. Peor recesión, peor gasto social – y ahí estamos, siguiendo Grecia de cerca al hablar de déficit.

El problema de Grecia es que el gobierno gastaba dinero que no tenía. La economía sí genera ese dinero, así que el ajuste consistirá en hacer que los presupuestos sean más sensatos. En España, en cambio, el gobierno gastó lo que tenía, pero no hizo absolutamente nada para asegurar que la economía creara algo parecido a riqueza real. Tanto PP como PSOE vieron la economía crecer, y se quedaron con las grandes cifras, ignorando el pequeño detalle que no estábamos haciendo nada de provecho.

El gobierno repite estos días que España no es Grecia, y tienen razón. Nuestros presupuestos eran sólidos y saludables, y no íbamos por el mundo mintiendo a Eurostat. Eso no quiere decir, sin embargo, que no vayamos a acabar exáctamente en el mismo sitio que los griegos, «disfrutando» de un rescate del FMI. Nos habremos caído de un helicóptero en vez de habernos estrellado en un avión de Oceanic Air, pero el tortazo nos lo podemos dar igual.

Cuando se habla de una subida del IVA, de recortar gastos, de poner en orden las cuentas del estado a base de ahorros, congelar contratación y racionalizar programas estamos haciendo cosas importantes, pero básicamente secundarias. El estado necesita cerrar su déficit fiscal para evitar un pánico al estilo griego a corto plazo, pero todas estas torturas fiscales no arreglan nuestro problema de fondo. España no es víctima de una crisis fiscal, es víctima de una crisis de crecimiento – y todo lo que no sea pasar reformas estructurales serias es achicar agua, no tapar el agujero en el fondo del barco.

No estoy hablando de reformas extravagantes o increíblemente impopulares. Sólo la reforma del mercado laboral (de lejos, la más importante) puede tener costes políticos serios, y estos días incluso los sindicatos están ofreciendo propuestas razonables. El gobierno, sin embargo, se pasa la vida presentado largas listas de propuestas de vuelo gallináceo con cambios cosméticos, listas inacabables de incentivos fiscales más bien poco útiles y regulando cómo las líneas
aéreas cobran por llevar equipaje. Si no pasamos reformas serias (ambiciosas, polémicas, innovadoras, atrevidas) cada recorte fiscal sólo nos dará un respiro, mientras nuestra economía sigue sin cambiar en absoluto.

Ya no estamos a tiempo de evitar repetir la gran depresión. Para eso, llegamos tarde. Lo que sí podemos hacer, sin embargo, es poner los cimientos de un crecimiento económico sólido, cerrando el déficit a base de crear empleo y reduciendo gasto social a base de tener gente trabajando. Si no lo hacemos, tendremos al FMI por Madrid dentro de un año. Y ya os digo que sus reformas no os van a gustar.

Cierto, no somos Grecia – sin reformas, lo nuestro va a ser peor.


14 comentarios

  1. Alejandro Guerrero dice:

    Hey, que Pepe Fernandez Albertos justo argumenta lo contrario! Es el euro el culpable, no los políticos, que simplemente responden a los incentivos que el euro les plantea, que era gastar y gastar con unos tipos de interes por los suelos y burbujas a expuertas, y con unos votantes poco dados a apoyar politicas impopulares en el quinquenio glorioso de 2002-2007. 😉

  2. Roger Senserrich dice:

    No estoy del todo de acuerdo que sea inevitable. Si lo que dice Alberto es cierto, España debería haber hecho ambas cosas: cero reformas, cero disciplina presupuestaria. Jauja, tú – crecimiento a montones y todo Dios contento.

    Y queda la otra pregunta, ¿Por qué sólo España, Grecia, Irlanda y Portugal hacen el mandril? ¿Por qué no Bélgica, Holanda, Polonia o la Republica Checa? Algunos políticos tienen el euro y hacen los deberes. Otros tienen el euro y se vuelven locos. Otros tienen el euro y se concentran en la disciplina fiscal, sin darse cuenta que el crecimiento es ficticio.

    Esa es otra: no estoy seguro que ZP y compañía fueran remotamente conscientes que el crecimiento era ficticio. Cuando las cosas van bien es muy difícil «negar la evidencia» del éxito que ves ante tus ojos. Todo Dios la cagó prediciendo esta crisis (servidor incluído, diciendo tonterías gloriosas); no estoy seguro que estuviéramos siendo irresponsables. Más bien lo que fuimos es tontos.

  3. Angel dice:

    Uno de los problemas que tuvimos en España es que los cuatro años anteriores a la crisis nos los pasamos discutiendo de ETA, estatuts, educaciones para la ciudadania, autores intelectuales, peones negros y otras chorradas. Las deficiencias estructurales de nuestra economía ya estaban ahí, y tampoco había que ser un genio para verlas. Coño, yo mismo, que no tengo ni idea de economía, veía que cuando la burbuja inmobiliaría explotara las cosas se iban a poner negras. Pero claro, la oposición no iba a atacar un modelo económico que tan bien les había funcionado cuanod gobernaban, y el gobierno iba en volandas con datos macroeconómicos chupiguays, así que para qué meterse en lios. Pero la realidad estaba ahí y creo que ese momento hubiera sido el adecuado para reformar, por lo menos, el mercado de trabajo. Con una tasa de paro relativamente baja tal vez la gente hubiera sido menos susciptible a cambios. En fin, política ficción…

  4. pepiño dice:

    la primera reforma estructural e indispensable de lejos no está en el mercado laboral, hay que abolir el estado autonómico, centralizar de nuevo el estado, aunque sea en Barcelona, jajajjaja, ya que España es diminuta y con una sola administracion vamos sobrados, como consecuencia hacer un ere para el 40% de los funcionarios y veréis como de nuevo volamos en el crecimiento.

  5. d dice:

    Había mucha gente que hablaba de la burbuja, de viviendas vacías que atentaban contra el sentido común, se quejaba de la imposibilidad de las hipotecas a 30 años y de los sueldos mileuristas. Pero eran(mos) los desposeídos, los rencorosos, y por lo tanto tontos a ignorar.

    Por cierto, el gobierno prometió la equiparación del tratamiento de compra y alquiler y la progresiva desaparición. Lo ha vuelto a prometer en la LES. Pero ¿para cuándo lo vemos en el programa PADRE? Y la nueva ley de morosidad, ¿Ande anda?

  6. J.E dice:

    @Pepiño:
    1. España no es diminuta y ni siquiera pequeña. Somos el 29º país en población y el 50º en extensión a nivel mundial; Si lo comparamos con otros países de la Unión Europea, la cosa se hace aun más evidente.

    2. El problema (a mi juicio) no esta en que las CC.AA tengan competencias, sino que existe una cohabitación muy rara entre competencias. Lo extraño no es que Aragón monte bibliotecas, sino que las pueda montar Aragón, la diputación de Zaragoza y el municipio, y a su vez cada una de estas bibliotecas funcione con fondos totalmente diferentes entre ellos. Las competencias deberían tener un responsable claro al que echarle la culpa o echarle flores.

    3. ¡Sorprendete! ¡Que el Estado asuma las competencias no eliminaría mágicamente el 40% de los funcionarios! Al final el inspector de educación encargado de Villacabreros de Abajo (y su comarca) debería seguir ahí, sea su ‘jefe’ la CC.AA, el Estado o el Papa de Roma. Reitero, no es una cuestión de competencias (osea, de quien manda), sino que en Villacabreros de Abajo (y su comarca) solo haya UN inspector de educación.

    4. Y al final, no hay pruebas que un estado centralista gestione mejor que uno federal, y si muchos indicios de lo contrario. Si mi pequeña obsesión es que mejoren la carretera de Toledo a Ciudad Real, nunca lo conseguiré de un estado centralista, porque ese político puede renunciar a mis votos para prometerle otra cosa a otra región más «sabrosa» electoralmente. En cambio, si la partida se juega a nivel regional entonces si hay capacidad de exigir , pues mis votos cuentan mucho más a ese político.

    PD: Y, de lejos, una reforma laboral es mucho más factible que modificar la Constitución, que es lo que tu pides.
    PPD: Y lo de levantar el crecimiento echando a la calle un millón de parados… bueno, como que no lo veo.

  7. Rafael dice:

    Es algo que no se puede evitar, supongo. Pero tiene muchos riesgos hablar de un país extranjero solamente por lo que se lee de la prensa o lo que se extrae de estadísticas oficiales de organismo superoficiales (¿dónde ha quedado la credibilidad de eurostat?).
    ¿Grecia, un 10% de paro? Es de risa decir eso. ¿Habéis estado en Grecia, en Atenas?. Os aseguro que el panorama laboral que había allí ya hace por lo menos 2 años, no correspondía desde luego con un 10% de paro. Me recordaba mucho más al panorama de Casablanca, por ejemplo. El paro «oficial» en Marruecos es el 15%. También para reírse.
    Bueno sí, si hablamos de paro oficial, igual si que es el 10%. ¡Podemos manipular la oficialidad del paro todo lo queramos!. Basta con cambiar la definición de parado y ya está, ¡dos puntos menos de paro!.¡Qué gran política económica la del gobierno griego (y todos los demás que hacen lo mismo).
    El País, ese artículo, lo único que hace es mediatizar mentiras oficializadas.
    Roger y compañía, realizadores de esta web, porque os estimo, os digo que a este tipo de webs se les está acabando el tiempo a la misma velocidad con la que se está perdiendo la credibilidad en todo lo «oficial» que nos rodea: la UE, las estadísticas oficiales, los ministerios de trabajo,…
    Tenéis tiempo de cambiar, todavía.

  8. Lamidaeff dice:

    Si yo tambien voy a dejar de leerte como sigas usando datos oficiales. Mucho mejor mirar los que has sacado de internet.

  9. Citoyen dice:

    El problema es como bien dices, de arquitectura institucional.

    Grecia, segun he leido, tiene un problema institucional gordo; el consenso social post-transicion esta basado sobre un presupuesto gordo para el ejercito y muchos funcionarios. Ese consenso es lo problematico, no lo contrario.

    Y la UE, de forma mas general tiene un problema institucional tambien. El pacto de estabilidad solo castiga los deficits pero no obliga a la gente a correr superavits en epocas buenas. Eso implica que no es creible castigar a un pais cuando esta en una situacion mala. Pero no creo que sea algo que surge a partir del Euro. Los tipos de interes son bajo a nivel mundial, aunque tengas tu propia moneda no hay una diferencia enorme.

    Asi que el problema que tenemos es de ingenieria institucional y como controlar las finanzas publicas de un estado. http://www.project-syndicate.org/commentary/eichengreen14/English

  10. […] impulsa esta reforma empezaré a creer que se están tomando la crisis en serio, y que quizás no acabaremos siendo Grecia al fin y al cabo. Espero que no sea demasiado tarde para […]

  11. Si aun no estamos en la misma situación económica de Grecia es gracias a la ley de déficit cero aprobada por Aznar, mal que les pese a los progres, la cual permitió rebajar drásticamente la deuda española. Sin embargo, esa pequeña ventaja temporal pronto será inútil si el igual de inútil Zapatero sigue negándose a fuertes recortes presupuestarios.

    De momento, tome nota Zapo de que hoy Grecia no ha conseguido colocar más que una tercera parte de los (míseros) mil millones de euros de deuda emitidos. ¡Y necesita 22.000 millones para mayo! ¿O piensa el confluente planetario que por el mismo camino a nosotros nos va a ir mejor?

    Cualquier día de estos se levanta el incompetente, le pide dinero a su también incompetente ministra de economía y ella le responde que el (odiado) mercado no le fía un euro más. Es decir, no nos fía un euro más. Suspensión de pagos a la vista, gracias a Z y a pesar de Aznar.

    Una profunda liberalización económica, por contra, liberaría las fuerzas económicas españolas y serían capaces de competir y crear verdadera riqueza, verdadero dinero, es decir, productos y servicios realmente demandados por los ciudadanos, no los que les antojen a los sociatas de turno.

    http://liberalismoeslibertad.blogspot.com/2010/03/entre-la-espada-y-la-ruina-gracias.html

  12. otro estúpido dice:

    Estoy bastante de acuerdo en lo dicho por J.E. en el punto 2: no puede ser que todas las administraciones pueda dedicarse a montar bibliotecas o pistas de tenis [1]. Debe haber un reparto claro y bien delimitado de tareas. En cualquier caso, creo que se impone cierto rebobinado en lo tocante a las competencias de las autonomías. No veo qué utilidad tiene una policía autonómica, ninguna. Tampoco entiendo que, en la práctica, cada comunidad autónoma pueda tener el número de funcionarios que quiera [2]. Creo que J.E. está equivocado en el punto 3: tengo la impresión de que no pocas autonomías han creado puestos de funcionario innecesarios, a sabiendas, en una puesta en marcha cutre y cañí de recetas keynesianas. No estoy hablando del inspector de educación, sino de administrativos, celadores, etc. que trabajan poco porque poco se les da que hacer. Por ahí sí que se pueden hacer buenas limpias. Además, llama la atención el contraste, al menos en Galicia, la falta de médicos –
    pediatras, ginecólogos, oftalmólogos… – y enfermeras que, además, están tan mal pagados que se van a trabajar al vecino Portugal, ¡donde se les paga mejor!

    Y por no repetir lo ya dicho por otros, diré que la imprescindible reforma laboral estará coja si no se mete mano de una vez al tema del funcionariado. El problema me parece más de calidad que de cantidad. Es una garantía para el ciudadano que un magistrado, juez, policía, médico o maestro sea muy difícil de despedir e inamovible; no es perfecto, cierto, pero la alternativa de que estos profesionales sean unos «mandaos» del politicastro de turno en el poder es aterradora. Estas garantías implican unas rigideces que tienen unos costes para la economía nacional que no son precisamente desdeñables. Lo que es un sinsentido es que un administrativo o el tipo que pone un sello en un documento goce de los mismos privilegios que un juez o un médico. Tampoco es de recibo que no se le pueda poner en la calle si vaguea, trasladarlo a trabajar temporalmente a otro sitio si las necesidades lo imponen o tener que aguantarlo en el puesto si se niega a aprender a manejar herramientas informáticas. De esto último puedo dar
    fé… y hablo de arquitectos de la «cosa pública» que siguen trabajando con planos en papel y te hacen trabajar con planos de papel porque no quieren oír hablar de AutoCAD ni nada que se le parezca; me he topado también con algún funcionario que el correo electrónico lo maneja con dificultad, y que prefiere evitarlo. En ambos casos, la mención del AutoCAD o del correo electrónico tuvo efectos similares a rociar a la niña de «El exorcista» con agua bendita (salvo el giro de 360 grados).

    ¿Luego nos extrañamos de que el 50% de los universitarios quieran ser funcionarios [3]? Dejémonos de sociologías de andar por casa (alguna con ínfulas intelectuales del tipo moral-católica-versus-moral-protestante): se trata de una elección perfectamente racional.

    [1] «El PSOE critica que el Concello de Guntín gaste 53.000 euros en una pista de tenis» (http://elprogreso.galiciae.com/nova/51190.html)

    [2] «Cataluña tiene la mitad de funcionarios que Extremadura» (http://www.publico.es/espana/138970/catalunya/menos/funcionarios)

    [3] http://www.meneame.net/story/mas-50-universitarios-aspiran-ser-funcionarios

  13. […] Pase lo que pase (sinceramente, creo que será la primera), las dos opciones posibles son entre malas y horrendas. No hay buenas salidas, realmente. Esto va a doler – esperemos que sólo duela en serio a los griegos. Más nos vale pasar reformas. […]

  14. […] pobres diablos sin moneda propia, eso sí, son otro tema distinto – pero así es la vida bajo el patrón oro euro. Aquí, como ya hemos comentado, uno puede escoger entre la sartén (deflación) y el fuego […]

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