Obama acaba de cerrar su discurso sobre el Estado de la Unión hace un ratito (discurso completo, resumen de propuestas concretas), y a decir verdad, no me ha dejado con demasiadas cosas a decir. Las expectativas eran bastante ridículas, como siempre que Obama habla en público, con cientos de analistas hablando de momentos decisivos, enigmas, liderazgo y redefiniciones de la agenda.

¿Qué hemos visto hoy? Algo bastante más normal y sencillito de lo que todos los estrategas de salón comentaban. El discurso ha sido clásico Obama: muy bien escrito, muy bien presentado y con una habilidad y talento retórico impecable. Se ha explicado bien, ha sonado confiado, fuerte y directo. En fin, lo que esperas de un gran orador.

Lo que el discurso no ha sido algo sorprendente, o demasiado fuera de los cánones de un discurso sobre el Estado de la Unión tradicional. Lo que hemos visto ha sido un repaso de dónde está el país, qué ha hecho la administración para solucionar los problemas y una lista de propuestas rematadamente larga, no una especie de punto de cambio místico en la trayectoria histórica de su presidencia.

¿La verdad? Casi mejor así. Un país de 300 millones de habitantes no se cambia en un discurso, y la historia de una presidencia tiene poco que ver con veleidades oratorias puntuales. Eso no quiere decir que el discurso haya sido aburrido o irrelevante; simplemente, no ha hecho nada fuera de lo normal, aparte de darlo muy, muy bien.

Eso no quiere decir que el contenido sea anodino, o que no hubieran varias cosas que merecen ser comentadas:

  • Déficit: por algún motivo que se me escapa, el déficit público es algo que preocupa mucho más a la mediocracia y políticos americanos que el paro o crecimiento económico. Es un sesgo realmente estúpido, pero me temo que no hay nada que hacer. Obama ha hablado mucho sobre el déficit – de su origen, cómo reducirlo y medidas concretas sobre cómo solucionarlo. Ha señalado en detalle (y correctamente) sobre cómo ha heredado los número rojos de la administración anterior, y ha dado algunas propuestas sobre cómo remediarlo. ¿Cuáles? La verdad, dejando de lado la reforma de la sanidad, más simbólicas que relevantes, pero sonaban bastante bien.
  • Sanidad: parece que la reforma se niega a morir. Obama no ha dado una receta concreta sobre cómo aprobar la ley (aunque los demócratas tienen varias ideas), pero si ha empujado con fuerza a su partido a aprobar algo. Sigo sin ver concreción suficiente desde la Casa Blanca, y podría haberle dedicado un poco más de tiempo, pero ha estado bien. El mejor toque: decir que no está intentando reformar la sanidad «porque es bueno para él políticamente, sino porque sabe que es necesario». Es la clase de honestidad que un político debe utilizar en estos casos.
  • Cambio climático: ha dicho (gracias a Dios) que la ciencia sobre el tema es clara y está cerrada, y que algo hay que hacer sobre ello. El Senado, por desgracia, no está colaborando en absoluto. Ha tirado dos huesecillos a los republicanos a ver si pican (nucleares y offshore drilling, buscar petróleo en aguas territoriales), pero no me parece que vaya a conseguir nada este año.
  • Bancos: No ha habido novedades, aparte de ver al Partido Republicano al completo sentado sin aplaudir cuando Obama pedía clavarles un impuesto a los bancos. Las propuestas son las ya conocidas, pero es interesante ver al presuntamente populista partido conservador defender al sector financiero sin sonrojarse.
  • Sobre el gobierno en sí: para mí, la parte más interesante e importante del discurso, y que los comentaristas en televisión parecen estar ignorando completamente. Obama ha señalado repetidamente que los votantes han envíado a los políticos a Washington a tomar decisiones y aprobar leyes, no a liarse a tortas como locos y sólo pensar en salvar el culo. Ha hablado mucho de obstruccionismo (sin pedir la eliminación del filibusterismo. Gñe) y sobre cómo el electorado está asqueado que Washington sea  un circo inoperante por encima de todo. Tengo la sensación que gran parte de los problemas que los demócratas y el Congreso tienen en las encuestas (y no el presidente, por cierto) se debe a que los votantes están hartos que nadie sea capaz de hacer nada de forma coherente o mínimamente honesta; hablar sobre la necesidad de cambiar esto, y la necesidad de pasar a la acción, sonará bien en el
    electorado.

Fuera de contenidos concretos, y concentrándome en la política, unos pocos comentarios breves:

  • Todos los que dicen que Obama es un rojeras radical peligroso quedan un poco en evidencia. El discurso ha sido muy moderado en muchos aspectos; en cosas como el déficit, la retórica podía haber venido de un republicano un poco centrista. No es que el presidente haya cambiado, por cierto; ya en las primarias decía que Obama estaba a la derecha de Hillary y Edwards en prácticamente todo, siendo el candidato más moderado de los tres. Sigue estando muy a la izquierda del partido republicano, por descontado, pero sus propuestas no son nada extrañas.
  • Obama ha hecho muy bien recordando a los votantes que no siguen demasiado la política que es un tipo bastante centrista, por cierto. El ruido mediático de la derecha es ensordecedor, así que vale la pena repetirte un poco.
  • El efecto en las encuestas será básicamente nulo, o casi nulo, a medio plazo, por cierto. Históricamente estos discursos mueven la opinión pública relativamente poco. La audiencia principal del discurso, en muchos casos, son los todólogos de la prensa y los compañeros de partido. Aún así las encuestas inmediatas han sido espectacularmente positivas; parece que ha gustado.
  • Debo recalcar que aunque el discurso ha sido «normal», Obama como orador ha estado impecable. El tipo sigue siendo imbatible en estas cosas – lleva el cargo como nadie. Mi mujer (que no es tan politiquera como un servidor) decía que le ha recordado por qué voto (y donó dinero a la campaña de) Obama en las elecciones. Sencillamente, el tipo sabe lo que hace.
  • Lo más inusual: el debate no ha sido defensivo; ha sido una descripción de hechos y del camino a seguir de alguien que cree estar haciendo bien su trabajo. Lleno de confianza, muy rico en proyectos y lleno de explicaciones sobre qué han hecho bien. Ha sido optimista, decidido y prometiendo hacer cosas. Un discurso que mira hacia adelante. Como dice Jorge Galindo, a ver si algunos aprenden.
  • ¿Qué debe suceder para que el discurso sea efectivo? Estamos de vuelta a lo de siempre: será efectivo si consiguen aprobar algo antes de las elecciones. No soy el único en decir esto, por cierto.

Resumiendo: un buen, sólido discurso, centrado en proyectos y trabajo, no en grandes castillos en el aire. Esta clase de eventos, sin embargo, son hasta cierto punto secundarios;  lo que cuenta realmente (y más en un candidato que ha prometido cambios) es ser capaz de aprobar leyes y reformas.

El Discurso del Estado de la Unión es bonito, efectista y televisivo, pero en Washington, por encima de todo, la política se hace fabricando salchichas, contando votos, y llevando tu partido, ese que está lleno de incapaces, cobardes y melones, a actuar como hombres de una puñetera vez. Si las reformas de Obama son aprobadas (y sanidad y mercados financieros están a tiro, si no pierden la cabeza) hablaremos de grandes logros, no hoy que ha hablado bien de ello.


5 comentarios

  1. […] Sobre el discurso sobre el Estado de la Unión http://www.lorem-ipsum.es/blogs/materiasgrises/2010/01/discurso-sob…  por elhombrepancho el 09:35 UTC […]

  2. citoyen dice:

    No sé si soy el único, pero la tranquilidad anodina que transmite este post produce un franco contraste con el histerismo desenfrenado de los anteriores dónde parecías estar a punto de llamar a la toma del palacio de invierno.

  3. Roger Senserrich dice:

    Pues ahora que lo dices, tienes razón. Obama me tranquilizó bastante. Fue un poco un discurso del estilo de «tss, calmaros, que lo tenemos controlado». El hecho que no ande pegándome de cabezazos esta mañana es buena señal.

    Es lo que tiene un buen orador, supongo. Veremos si sus compañeros de partido reaccionan igual, o siguen haciendo el imbécil.

  4. A éstas horas viene a la mente de uno la frase del gran Will Rogers: «I belong to no organized party. I am a Democrat.»

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