Este fin de semana Obama ha mostrado una de sus grandes virtudes en dos frentes bien distintos, cambio climático y sanidad. Ambos son problemas que hasta ahora parecían intratables, pero hoy tenemos dos acuerdos sobre la mesa – ambas menos ambiciosas de lo que deberían, pero en los dos casos probablemente lo mejor que uno podía conseguir. Obama, en vez de plantarse y protestar hasta decir basta, se ha dejado de historias y ha firmado, siendo ante todo pragmático.

Cierto, son victorias parciales. La reforma de la sanidad es menos ambiciosa de lo que debería, en gran parte porque le han dejado sólo. En contra de lo que dice Albert Esplugas, la ley sí es una reforma seria, con una cantidad ingente de medidas dirigidas a contener el gasto sanitario. Es cierto que podía haber sido una ley mejor, incluyendo aún más elementos de mercado (contando que el sistema más cercano al resultado final será el suizo, no es una reforma estatalista en absoluto), pero ha sido imposible ir más allá.

La propuesta «ideal» de reforma (y muy cercana en espíritu a lo que enlaza Albert aquí) era la propuestas Wyden-Bennet, que reforzaba muchísimo más los exchanges (mercados regulados de sanidad) y destruía el increíblemente torpe sistema de ofrecer sanidad a través de las empresas. Era una propuesta bipartidista, que cuando toco empezar a legislar los republicanos se negaron a apoyar – de hecho, se negaron a apoyar cualquier cosa, por conservadora que fuera. El resultado ha sido una ley pasada sólo con votos demócratas, y por tanto mucho más a la izquierda de lo que podría haber sido si la oposición hubiera sido más realista.

No es en absoluto extremista, por cierto. Copia en parte la reforma de Massachusetts, aprobada por un gobernador republicano (Mitt Romney, que ahora pretende no haber vivido allí),  una ley que ha cumplido sus objetivos de forma admirable. Cierto, no ha reducido los costes demasiado (aunque ha conseguido que el estado deje de ser el más caro del país para conseguir seguro), pero la reforma nunca tuvo eso como objetivo; la idea era anter todo ampliar cobertura – y los estudios así lo demuestran.

Obama podría haber dicho que si no se pasaba una reforma perfecta (fuera de libre mercado o estatalista; eso no importa) se plantaba y aceptaba. La propuesta es aceptable, pero no perfecta – y ha preferido aceptarla.

En Copenhagen hemos visto algo parecido. El pacto alcanzado no es estelar, pero es un primer paso gigantesco: por primera vez los países en desarrollo aceptaron que ellos también deben reducir emisiones. No fue una gran victoria (no es un tratado cerrado y vinculante, etcétera), pero es un logro tremendo – y de nuevo, como en el caso de la sanidad, un primer paso. Hablaré más del acuerdo y sus problemas (espero) esta noche; aún así, vale la pena recalcar una cosa: un pequeño paso hacia adelante es siempre mejor que no tener nada – y más en una materia en que es necesario dar señales claras y aumentar el nivel de confianza de las partes antes de proceder.


2 comentarios

  1. Luz verde para el ObamaCare (actualizado)…

    Parece que el Senado reúne los votos necesarios para aprobar la reforma de la sanidad americana antes de que acabe el año. Roger Senserrich sigue de cerca el debate sobre la reforma de la sanidad en Estados Unidos. En su última anotación defendía …

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