No he hablado demasiado sobre el tiroteo de Fort Hood. Me pareció que era meridianamente evidente que hablábamos de un pistolero solitario; un tipo que perdió la cabeza leyendo demasiados libros de caballerías Jihad y se lió a tiros en su base. El hombre tenía amistades rarillas y opiniones curiosas, y se volvió loco. Listo.

La derecha americana (y su ala liberal española), sin embargo, ha decidido que todo este asunto es terrorismo, y una muestra de la debilidad de la administración Obama. Dejando de lado que un terrorista ataca civiles, no a militares (que son, en teoría, un objetivo de guerra legítimo), pretender que un ataque de un loco en solitario es algo fácil de evitar es absurdo, y más en Estados Unidos.

Cometer una cafrada de esta clase en Estados Unidos es ridículamente sencillo, especialmente en los estados del sur. Comprar una arma de fuego es literalmente entrar en una tienda, esperar diez minutos que comprueben que no tienes antecedentes, y salir armado hasta los dientes. Gracias a los ímprobos esfuerzos de la derecha americana, el gobierno federal no tiene acceso a las bases de datos estatales sobre quién ha comprado una arma de fuego; el FBI no recibe aviso sobre quién tiene un revólver o rifle nuevo en casa. 

Esto quiere decir que cuando Hassan estaba hablando de su apoyo al mundo musulmán o elogiando terroristas suicidas en internet, las autoridades no hicieran demasiado. En un país de 300 millones de personas (y unas fuerzas armadas con más de un millón de militares) hay muchísima gente con opiniones extrañas. Opinar, sin embargo, no es un delito; el FBI sólo empezará una investigación si alguien está haciendo obviamente agresivo, como comprar materiales para construir una bomba. En Estados Unidos, por motivos que se me escapan, una arma de fuego no es algo «obviamente agresivo» en muchos estados.

¿Era Hasan un integrista religioso? Sí, qué duda cabe. ¿Era su crimen algo inevitable? No, por descontado. Eso no significa, sin embargo, que sea fruto de un cambio de política en el gobierno o nada por el estilo – en parte porque esta clase de incidentes no son de hecho algo tan infrecuente. En mayo, sin ir más lejos, vimos un incidente parecido en otra base – que recibió menos publicidad, quizás porque el tipo que perdió la cabeza no era musulmán. Vimos cosas parecidas en el 2003 o en el 2005.

Lo que ha hecho la matanza de Fort Hood tan mediática es el hecho que primero, el tipo tenía más puntería, y segundo, que la derecha americana ha decidido hacer de ella una arma arrojadiza, intentando asociarla a Obama. Nada nuevo -otra vez hablando en código-, pero no por ellos menos deshonesto o preocupante.


Un comentario

  1. Julian dice:

    Y ni hablar como aun hoy a varios años largos del hecho, al nombre de Timothy McVeigh se lo barre bajo la alfombra en el discurso derechista porque no era ni marron, ni musulman, ni el horror que se mandó fue un acto terrorista porque… esteeee… porque… bueno… emmm…

    Pero no fue terrorista, seguro macho. Claro que no. Vamos, que el tipo era un loco, seguro, pero no era terrorista porque…. pues… esteee… porque los blancos no son terorristas y punto.

    Y PUNTO!

Comments are closed.