No estoy seguro si el tipo tiene más suerte que nadie o es una especie de genio político camuflado, pero lo cierto es que Obama siempre se las arregla para recibir apoyos cuando pueden tener el máximo efecto. Sucedió en las primarias, cuando recibió apoyos clave siempre antes de elecciones cruciales (Oprah, Kerry, Kennedy, Richardson, Edwards) y en las generales, con gente dándole su apoyo cuando más dolía (Colin Powel fue perfecto). Hoy Obama va a recibir otro apoyo en un momento clave, esta vez en la reforma de la sanidad.

Según parece, la AARP va a declarar su apoyo a la reforma del sistema sanitario del país hoy. La AARP es la American Association of Retired Persons – la organización que representa los jubilados del país. Es un auténtico monstruo, con 35 millones de miembros pagando una cuota anual. La AARP no es una organización estrictamente política; sus miembros pueden contratar seguros, viajes o recibir descuentos con su tarjeta de miembros, pero tiene un peso importante en Washington: sus opiniones son respetadas, y sus miebros acostumbran a verla como una agencia imparcial que defiende sus intereses.

¿Por qué este apoyo es importante? Básicamente porque los jubilados son el grupo demográfico más hostil a la reforma. Los mayores de 65 años son los únicos americanos (junto con los veteranos) que viven bajo un sistema de salud realmente socializado; Medicare, el seguro público creado en los años sesenta (Johnson, de nuevo) es un sistema single payer al estilo francés o canadiense. Los republicanos, en un alarde de cinismo, se han pasado los últimos meses diciendo que Obama quiere destruir Medicare, incluso diciendo que el gobierno quiere «controlarlo» o «socializarlo» (tiene mérito, siendo ya un programa federal).

La ley de reforma, de hecho, no va a cambiar prácticamente nada en Medicare – recortará algunos programas horrendamente ineficientes, pero de hecho aumenta algunas prestaciones, no las reduce. Los jubilados, sin embargo, sin básicamente conservadores, así que el mensaje de desconfianza ha cuajado. El apoyo de la AARP (y la orgía de publicidad televisiva anunciándolo) hará bastante para reducir suspicacias, y da un empujoncito nada desdeñable a los legisladores demócratas con demasiadas dudas ahora que llega la hora de la verdad y toca votar en el pleno.Y por descontado, es una forma excelente de hacer que el debate vuelva a la sanidad, después de las elecciones de esta semana.

Como ocurre a menudo, el apoyo de la AARP no da votos en el sentido estricto, pero cambia el debate de forma crucial. Es un golpe de efecto magnífico, que dice mucho del control de los tiempos y paciencia de esta Casa Blanca. La reforma, poco a poco, se acerca.


Un comentario

  1. citoyen dice:

    Es verdad, nadie comenta. Temo que mi post sobre minifaldas sufra la misma suerte.

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