Una nota muy rápida sobre la reforma de la sanidad en Estados Unidos: estamos a medio pasito para que la ley llegue al plenario del Senado. El escollo más difícil de todo el proceso será, casi seguro, superado antes que acabe la semana, cuando el comité más conservador de los cinco con jurisdicción (finanzas en el Senado) apruebe su proyecto.

¿Que ha sucedido hoy? La CBO, ese oscuro árbitro presupuestario americano, ha puntuado el proyecto del comité y el resultado les ha gustado. Si la ley se aprueba como tal, el coste será moderado (apenas 85.000 millones al año – poco dinero en un país de este tamaño) y más importante para los centristas en finanzas, reducirá el déficit proyectado en los próximos diez años.

Debe quedar claro, sin embargo, que de las cinco propuestas en circulación en el Congreso, esta es de lejos la menos ambiciosa. Aún con sus problemas (un 6% de americanos seguirá sin seguro el 2019), es una mejora espectacular sobre el status quo, aún sin abandonar el modelo básico americano actual completamente. En el peor de los casos, el Congreso aprobaría una ley que haría que la sanidad en Estados Unidos se parezca más a Suiza, algo que no deja de ser un pequeño milagro.

La ley va a los plenarios de las dos cámaras ahora. La propuesta del Senado es probable que se vaya un poco (muy poco) a la izquierda; la de la cámara baja será más progresista, ambiciosa (y cara) a buen seguro. Los dos planes, de hecho, no son muy distintos; el primero será más tacaño, con menos subvenciones a la gente con menos recursos y mejor control de costes, ya que la ley se financia mediante un impuesto sobre los seguros médicos más generosos. Si todo va bien, el proyecto final debería incluir el nivel de subsidios de la cámara de representantes y los mecanismos de financiación y control del Senado, más algunas enmiendas que den más poder a los mercados regulados de seguros, caso de la enmienda Wyden. Si los demócratas no pierden la cabeza, puede salir una buena ley.

Quedan aún algunos pasos complicados; sacar la ley adelante en la cámara alta será complicado, y la cámara baja puede que dé algún problema. El presidente es aún bastante popular (y creedme, con la que ha caído no es poco que esté donde está) y el plan de sanidad poco a poco gana terreno. Con un poco de suerte, en noviembre Obama tendrá el Santo Gríal de la política americana en sus manos – una victoria política que se le ha escapado a todo el mundo.

Por una vez, los demócratas habrán aguantado. Por fin.


Un comentario

  1. jasev dice:

    Ya encontrarán alguna forma de cagarla. Me estoy imaginando a una veintena de congresistas exigiendo alguna enmienda sin la menor relación con la sanidad pero que beneficie a su distrito a cambio de su voto.

    ¿Cómo era aquello? «No, yo no pertenezco a ningún grupo político organizado; milito en el partido demócrata».

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