comunicación política & Internacional

Aventuras de la política americana

17 Ago, 2009 - - @egocrata

Estos días, por cierto, me he dedicado a hacer un poco de infiltración etnográfica en el sistema político americano. En Estados Unidos, a diferencia de lo que sucede en Europa, tenemos lo que se puede llamar «mi» representante y «mis» senadores, es decir, los tres políticos que representan mi circunscripción. Al hablar de sanidad, dos de los tres (De Laura y Dodd) son gente sensata y progresista; uno (el inefable Joe Lieberman) tiene el desgraciado virus del bipartidismo, esa tendencia de algunos moderados a decir que son mejores políticos porque están dispuestos a aceptar ideas absurdas de los republicanos de vez en cuando.

Un ciudadano preocupado por la estupidez de su Senador puede hacer muchas cosas: escribir cartas a los periódicos, protestar, dar dinero a su oponente. Lo más habitual, sin embargo, es ponerse en contacto con su oficina, y pegarles berridos (educadamente) para explicarles que si no se portan bien no les votarás nunca más, y que están destruyendo America. Estas últimas semanas he estado tocando la moral a la gente de Lieberman, visita a su oficina en Hartford incluida, y la verdad, no sé si será demasiado útil (bueno, de hecho sé que lo es, si no no lo haría) pero es… divertido. No sé, es curioso.

Y sí, ya sé que estoy cantándole las cuarenta a un pobre becario o recepcionista que tiene la mala suerte de atender teléfonos ese día. Lo interesante es que el personal de la oficina conocen las ideas y posiciones del senador notablemente bien, y siempre quieren explicarse, así que acabas escuchando en primera persona el discursito que hace el político, y te contestán preguntas concretas con bastante detalle (menos cuando te toca el nuevo, pero ya se sabe). Es una forma de dirigirse al poder y a los políticos que no vemos demasiado en España, y quizás uno de los principales motivos por los que la representación política al estilo británico (circunscripción uninominal con partidos sólidos y sistema parlamentario) me gusta tanto.

Todo esto me lleva a hablar un poco de algo que no vemos casi nunca en España, y que deberíamos ver muchísimo más a menudo: los town hall meetings. Es algo tan alienígena a la cultura política española que no creo que ni tenga traducción directa. No son mítines como dice El País; es algo más parecido a Tengo Una Pregunta para Usted pero sin ser un evento (únicamente) televisivo. Básicamente es una entrevista a un político con preguntas (y a veces, debate) hechas por miembros del público; la gente coge el micrófono y dispara, y el congresista, gobernador o presidente (Obama ha hecho cuatro esta semana) contesta como puede.

El formato exige políticos locuaces, que están cómodos hablando en público y se explican bien. También exige que el tipo conozca los temas al dedillo, y sea capaz de improvisar sin decir sandeces. Exáctamente lo contrario que Javier Arenas y sus videos, vamos; no es en absoluto sencillo. Conociendo los españoles, mucha gente tendría tendencia a hacer preguntas estilo «qué hay de lo mío», pero eso no tiene por qué ser malo – el político, al fin y al cabo, no podrá ser descaradamente caciquil delante de las cámaras. Lo mejor de todo es que un votante anónimo no tiene las mismas manías y respeto que tienen los periodistas, así que harán preguntas a menudo más serias, y tendremos (con suerte) mejores respuestas.

¿La verdad? Entiendo que los políticos tengan miedo a hacer estas cosas. El año pasado organicé una decena de estos eventos (de hecho, aún más exigentes; debates pre-electorales con preguntas del público), y no era algo que precisamente relajante para los candidatos. Costaba que vinieran (incluso en Connecticut, un lugar con una tradición enorme de estos eventos) y cuando aparecían, sudaban tinta cuando alguien del público cogía el micrófono. Aún así, valía la pena: la cobertura de los medios era casi siempre estupenda, y podían hablar directamente con los votantes sin intermediarios.

Como todo en este mundo, el formato necesitaría una cierta adaptación para que funcionara bien en España, pero me parece que sería interesante que alguien lo probara. Siempre nos quejamos que el nivel de debate es patético – quizás tener a los políticos respondiendo a preguntas concretas de esta forma mejoraría un poco el tono.


7 comentarios

  1. citoyen dice:

    Este post me ha recordado al que escribiste sobre porque los políticos son tan mendrugos hablando en España. En cierta medida es porque no tienen que enfrentarse al público; sólo tienen que ser buenos fontaneros para tener éxito.

    Me sorprende esta súbita conversión tuya a la democracia integral; ¿qué hay de los trolls? Los programas estos de tengo una pregunta para usted me parecían pornografía obscena, eran efectivamente «qué hay de lo mío» dónde el político en cuestión hablaba de todas las subvenciones que iba a dar a todos los colectivos que aparecían representados:

    Todas las conversaciones serían:

    -Hola, yo soy joven/ama de casa/madre soltera/trabajador autónomo/dueño de una PYME/investigador y estoy preocupado por mi situación bla bla.
    -Muchas gracias por la pregunta; de hecho, mi gobierno ha previsto una serie de ayudas (gobierno de izquierdas) reducción de impuestos (gobierno de derechas) para ayudar (colectivo aquí).

    Me gustaría más la idea de político interrogados por paneles economistas que preguntan por la sostenibilidad de la deuda, la verdad 🙂

    pd: en el otro post he dejado un comentario pendiente demoderación

  2. J.E dice:

    Citoyen, el problema es que en España el debate se reduce a eso porque no hay debate político real entre la ciudadanía; Si incentivaras el debate político real al principio tendríamos lo que tu dices (Y que es rigurosamente cierto) pero creo que al final el nivel se elevaría.

    En cierto modo hay que planteárselo como una reforma estructural, no coyuntural ;D

  3. Roger Senserrich dice:

    Dioses, qué poco cínicos que sois. Los town hall meetings son relaciones públicas; nada estructural. Es vender la moto con mejor iconografía.

    Democracia directa. Joer. 🙂

  4. J.E dice:

    Es que sin utopismo hace mucho tiempo me habría suicidado… en mi época de representante estudiantil, concretamente ;D

    Por otro lado cuando hablo de cosas estructurales no hablo de los «town hall meetings», sino de elevar el tono del debate político, en general. O quizás solo soy un fanboy de la política y proyecto mis obsesiones sobre el resto del mundo, vete a saber XDDD

  5. Demócrito dice:

    La cuestión ya la apuntas: ¿por qué se va a someter un político o representante medio español a tamaña ordalía? Sabiendo además que normalmente no están preparados para salir airosos de algo así. Dado que el sistema español orienta al voto en bloque tras unas siglas y un líder, no tras un programa o una relación directa con los representantes, el formato se ha adaptado. El resultado es «Tengo una pregunta para usted…», que cubre satisfactoriamente el factor «vender la moto con mejor iconografía» sin suponer riesgo, al estar en un medio controlado. Obviamente, dirigiéndose a los líderes, que son los que arrastran al electorado. Dime tú quién estaría interesado en ver en esas al segundo diputado por Burgos. Ni los burgaleses.

  6. Roger Senserrich dice:

    Un diputado, casi seguro que no. ¿El consejero de economía de Castilla León? Quizás sí. ¿Ministro de fomento? Casi seguro. ¿Presidente autonómico, alcalde o presidente del gobierno? De calle. Yo soy masoca e iría a ver el diputado también, por cierto; aún con 100-120 espectadores, sería excelente PR.

    Si hablamos de gente de la oposición, el número uno de listas casi seguro que atraería gente, igual que el futurible ministro de X de un hipotético gobierno Rajoy.

    Por descontado, no sé cuántos políticos serían capaces de sobrevivir a una cosa de estas sin ahogarse en un pozo de desesperación y patetismo. ¿Los que puedan hacerlo? Los medios los adorarían. Y la verdad, es difícil, pero no tanto. Yo no soy un genio y sería capaz de hacerlo, vamos. Creo.

  7. Demócrito dice:

    Mmm. Creo que más que un futurible ministro, aquellas personas que sean símbolos del partido y sus corrientes. En España creo que es la posición simbólica más que la funcional (aunque suelen estar relacionadas) con la que se identifica el electorado, puesto que vota a un bloque. Dada la regionalización del sistema, tienes razón en que los barones territoriales serían también de interés. Los demás escurrirían el bulto, y los periodistas pasarían.

    De todas formas, no sé si has oído que últimamente ya ni ofrecen ruedas de prensa, sino que graban un speech y se lo dan a la prensa para que lo difunda. Si quieren evitar los problemas que causan las preguntas incordiantes en algo tan controlado como una rueda de prensa, imagínate un formato como el que propones. Dirán que verdes las han segao.

    Aunque estaría bien IMPONERLO, je, que tuvieran que hacer unos cuantos de esos al año. La íbamos a gozar.

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