Una de las cosas más sorprendentes de Estados Unidos es lo horriblemente mal gobernado que está en algunos sitios. He hablado a menudo de lo escandalosamente disfuncional que es el Congreso en Washington, con sus alegres tendencias antidemocráticas e infinita capacidad de tirar dinero a la basura. Hoy toca comedia bufa / esperpento, con algunas nuevas y excitantes noticias de los infinitamente divertidos (y horrorosamente incompetentes) gobiernos estatales. Político tiene una lista; yo me detendré en mis horrores favoritos.

California: La quiebra

El rey de los gobiernos imposibles, alguien tuvo la genial idea de enmendar la constitución del estado más grande del país para que fuera necesaria una mayoría de dos tercios para aprobar el presupuesto. Como cualquier politólogo con dos dedos de frente (o niño de cuatro años) podía haber predicho, esto hace que en California mande la minoría más cafre (en este caso, los talibanes anti-impuestos republicanos), no que aparezca mágicamente el consenso. Como resultado, ayer tenían que haber aprobado presupuestos, y para variar, no lo hicieron. Y eso es un problema grave.

Para empezar, el estado no puede endeudarse; su constitución (no la Federal; es una chorrada autoinflingida) se lo prohibe. Con la recesión haciendo que los ingresos caigan en picado, California no tiene dinero para pagar sus facturas, y han empezado a emitir pagarés para cubrir sus gastos. Eso significa que un contratista puede hacer su trabajo para el estado y recibir una promesa de pago en papel cutre, que el banco puede que acepte, puede que no; algunos bancos ya han dicho que sólo se tomarán esto en serio hasta mediados de julio.

Lo más patético es que el retrasar la aprobación del presupuesto les sale carísimo. De igual modo que es necesario una mayoría de dos tercios para aprobar presupuestos o subir impuestos, uno sólo necesita una mayoría simple o un referéndum de nada para autorizar gastos, así que el estado tiene toda clase de obligaciones extrañas. Los californianos, por ejemplo, aprobaron una ley por votación popular que obliga al estado a aumentar el gasto en escuelas de forma automática según lo gastado el año anterior. Los legisladores podían aprobar un recorte del gasto de este año, haciendo que el gasto no aumentará el año que viene. Así lo hicieron, pero el gobernador prefirió vetar la medida, añadiendo 8.000 millones más al déficit.

Total, el esta ahora debe 26.000 millones. Si queréis seguir el drama, podéis pasaros por el excelente Caltics, y llorar un rato. Sí, es ingobernable. No tienen remedio.

Nueva York:

¿Recordáis el Senado del Estado de Nueva York? Sí, esa encantadora pila de patanes que eran incapaces de votar nada porque no sabían quién mandaba. Un mes después, los alegres senadores siguen exactamente igual: empatados a 31, incapaces de aprobar ni su propio salario (no están cobrando) o irse de vacaciones, y dejando a su estado a dos velas, sin presupuesto, legislación o nada remotamente parecido.

Y oye, no hay señales que se puede hacer nada. Para aprobar una ley es necesario un quorum de 32 senadores, así que ninguno de los dos partidos puede pretender aprobar leyes. Los demócratas llegaron al colmo del patetismo hace unos días cuando bloquearon el pasillo que llevaba a los lavabos del senado de modo que fuera necesario cruzar el hemiciclo para llegar a ellos, y se pusieron a aprobar leyes cuando un senador republicano pasaba por ahí para ir a mear, diciendo que su presencia bastaba. No ha colado, pero estamos con esta chiquilladas en el legislativo de un estado con casi 20 millones de habitantes.

Connecticut:

El estado que me acoge no es tan alegremente cómico a la hora de hacer el ridículo, pero tampoco tiene presupuesto. En este caso el legislativo si que ha aprobado uno relativamente decente, pero la gobernadora lo ha vetado. El crimen es que los presupuestos cubren parte del déficit con una subida de impuestos para la gente que gana más de 265.000 dólares al año (pobrecitos),  los impuestos sobre las herencias de gente rica (pobres niños), y sobre cigarrillos (pobres oncólogos) y la eliminación de varias subvenciones a empresas pequeñitas como General Electric (pobrecitas).

Todo esto en el estado con la mayor renta por cápita de Estados Unidos, con un nivel de desigualdad parecido al de Brasil, y que tiene un impuesto sobre la renta estrictamente proporcional; el estado me cobra el mismo 4% a mí que el que le cobra al CEO de United Health, que cobra más de cincuenta millones.

Nada nuevo, sin embargo; la mujer veta cosas por deporte. Lo más triste es que a pesar que los demócratas tienen una mayoría de dos tercios en ambas cámaras (sí, Connecticut, estado de tres millones y pico de personas, tienen un legislativo bicameral) son absolutamente incapaces de levantar un veto, en gran parte porque unos cuantos Senadores nunca están de humor para nada.

De momento el estado está operando a base de decretos de gasto provisionales; gracias a Dios, aún hay dinero en caja. El problema es que estos decretos sólo cubren gastos corrientes, así que tenemos un montón de obras en todo el estado que pronto se quederán a medio hacer. La gobernadora Rell sólo tiene intención de cerrar los 8.000 millones de déficit en los dos próximos años (otra idea absurda: presupuestos bianuales) en un presupuesto de 37.000 (un 21% de déficit) sólo con recortes en el gasto en servicios sociales.

Al paso que vamos, no habrá presupuesto hasta agosto como pronto. Dios sabe que aspecto tendrá.


5 comentarios

  1. meneame.net dice:

    Cuando la democracia fracasa incluso en EEUU…

    Se describen tres ejemplos de disfuncionalidad democratica (California, Nueva York y Connecticut), el de NY es el más divertido, para votar leyes tienen que estar presentes 32 senadores, hay empate a 31, así que los republicanos no van al senado para…

  2. En cuanto a lo de CT, ¿la gente está a favor de los vetos de la gobernadora o es una loca republicana que todavía no sabe que estamos en plena crisis y que el espíritu de la gente ha cambiado algo?

  3. Roger Senserrich dice:

    Hasta hace un par de meses, su popularidad estaba por el 70%, en gran medida porque los demócratas la trataban con guantes de seda, en gran medida porque era una de esos políticos que «no se metían en política» (nunca tomaba ninguna decisión).

    Desde hace 45 días o así, finalmente han contratado un asesor político que les ha dicho cuatro verdades, y la están atacando con cierta saña. No hay encuestas recientes, pero con la de anuncios negativos y criticas que veo estos días, supongo que habrá bajado algo. La crisis estatal no es demasiado visible en medios locales, por desgracia; estar a la sombra de NY hace las cosas difíciles. Veremos.

  4. […] el entrañable estado de Nueva York, y su ridículo empate en el Senado? Sí, esa historia de terror en que dos tránsfugas cambian de partido, uno vuelve, y el resultado […]

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