Decir que la comida en Estados Unidos es mala es un tópico antiguo. Cuando la mayor exportación gastronómica de un país es, en apariencia, los restaurantes de comida rápida, no es difícil llegar a esta conclusión – el problema, sin embargo, es que este no es el origen de la mala comida.

Como cualquier país desarrollado que se precie, Estados Unidos tiene una política agraria disfuncional. Del mismo modo que la mística de los granjeros franceses hace que la Unión Europea tenga una Política Agraria Común como mínimo desafortunada, el mito de la arcadia rural (y la tremebunda sobrerrepresentación de los estados del centro del país) en Estados Unidos crea un sistema de subvenciones básicamente kafkiano.

Estados Unidos subvenciona la producción de maiz. Lo hace hasta niveles ridículos, con cientos de excusas extrañas. Lo hace hasta el punto que un 45% de la producción mundial viene de Estados Unidos. Es relativamente difícil calcular cuánto dinero reciben los productores de maiz al año, entre subvenciones al etanol, aranceles a la importación de azucar, ayudas directas y obstáculos absurdos variados. El resultado es que el maiz tenga un precio de mercado ridículamente barato, muy por debajo de lo que cuesta producirlo – y eso hace que tenga un papel central en el sistema alimentario americano.

El maiz, junto con la soja (otra planta hipersubvencionada), están en todas partes. Literalmente. Sea via jarabe de maíz (corn syrup), sea vía otro derivado químico de la planta, la inmensa mayoría de comida preparada en un supermercado americano es de hecho cereales ingeniosamente camuflados endulzando algún otro producto. Galletas, Coca-Cola (la bebida americana por excelencia sabe peor en EUA; no usan azucar para endulzarla, sino jarabe de maiz), pan, pasta, pastelitos, salchichas, yogures, queso, absolutamente cualquier cosa que se venda en caja o botella lo tiene como ingrediente.

Siendo como son comidas de laboratorio, están diseñadas para ser baratas y deliciosas (es un decir); en ningún caso saludables. Calorías a mansalva a precios imbatibles. Comer en Estados Unidos es muy barato; el problema es que se está subvencionando de forma directa comidas que no son saludables. El resultado son supermercados dónde lo barato es la comida más exageradamente procesada, dulce y grasienta. La obesidad, ese mal tan americano, es cosa de gente con pocos recursos por un buen motivo. Se calcula que un tercio de los americanos nacidos en los últimos años sufrirán diabetes cuando sean adultos, en un país donde tener enfermedades crónicas te echa del sistema de sanidad rápidamente.

La comida procesada, sin embargo, es sólo parte del problema: el maiz y soja son tan baratos que son utilizados como forraje para animales de granja. En los últimos años el sistema ganadero americano ha experimentado una transformación tremenda, combinando subvenciones y desregulación de forma espectacularmente torpe. Ahora mismo en Estados Unidos la producción de carne está en manos de cuatro o cinco empresas; un 80% de carne bovina o pollo está controlada por estos grandes conglomerados. Estas empresas no están para historias de comida sana o granjas bonitas; lo suyo es la estandarización (que es lo que quiere McDonalds), comida que parezca apetitosa y sobre todo, precios competitivos. El resultado son las grandes, gigantescas granjas industriales que producen más del ochenta por ciento de la carne del país.

Esto genera problemas. Para empezar, las vacas no están «diseñadas» para comer maiz; su ingestión no les sienta nada bien, haciendo que aparezcan cosas como e-coli en sus estómagos. Para superarlo, la industria hincha los animales de antibióticos y limpia la carne con amoníaco (¡!) , entre otras guarradas parecidas. Los pollos de granja industrial son freaks genéticos que literalmente nunca ven la luz del sol, engordan el doble de rápido que pollos normales y apenas pueden andar debido a la cantidad de carne que llevan encima. Eso cuando no mueren ahogados por su propio peso, algo que pasa a menudo. Por descontado, los pobres bichos también tienen un sistema inmunológico nulo, merced de su aislamiento, así que están hinchados con medicinas por si acaso.

Con cuatro o cinco compradores, los granjeros no controlan los precios; el oligopolio de precios hace que el mercado sea muy restrictivo. Las industrias sólo compran al precio que ellas piden, exigen producción industrial estandarizada, y básicamente crean un sistema donde la carne es barata, abundante, y básicamente tan natural como un trozo de plástico en la mayoría casos.

(Más sobre el tema, esta tarde. Para los impacientes, echad un vistazo al documental Food Inc. )


11 comentarios

  1. J dice:

    «And these chickens are scared, they go ‘Oh, why I am so massive?'»

    http://www.youtube.com/watch?v=n5jpVbEL0jc

  2. meneame.net dice:

    La (mala) comida americana (I)…

    Decir que la comida en Estados Unidos es mala es un tópico antiguo. Cuando la mayor exportación gastronómica de un país es, en apariencia, los restaurantes de comida rápida, no es difícil llegar a esta conclusión – el problema, sin embargo, es q…

  3. Roger Senserrich dice:

    Por cierto, esto es sólo el principio. La cosa se vuelve peor y más aterradora. Incluso defenderé (un poquito) la PAC de la UE.

    Citoyen, prepárate.

  4. citoyen dice:

    ¿Yo? ¿por qué? ¿Tú también me ves como un malvado liberal aficionado a purificar con ácido a los granjeros europeos? :'(

  5. d dice:

    Joder, qué horror. Acabo de comer y me han venido arcadas…

  6. A mí me encantó cuando en Super Size Me el médico que lo analiza a mitad de experimento le pide por favor que lo deje, que se está suicidando lentamente.

  7. Josei dice:

    Jajajaja, qué tremendo. Ahora ya sé qué no se debe hacer en EE.UU…. ¡Comer!

    Hablando en serio, defender los subsidios agrarios europeos porque en EE.UU lo hacen fatal, lleva tan lejos como el «¡Y tú más!» en el patio del colegio.

  8. Roger Senserrich dice:

    No, los subsidios europeos son malos y estúpidos. Sin embargo, al menos no subvencionan la producción de comida horrendamente mala para la salud o protegen y ayudan a megamonopolios del sector a escala europea.

    Dentro de la maldad, al menos no son obscenamente malvados. Sólo son muy, muy malvados. Es algo.

  9. Javi V dice:

    El Corn Syrup se usa como sustituto del azucar y esta en todas partes… es una cosa terrible y de una calidad infima. Estoy seguro de que el altisimo porcentaje de diabetes que hay en el pais esta directamente relacionado con el abuso de esta fructosa. Lo mas complejo es que evitar la comida preparada es caso y la comida de calidad es realmente cara, con lo cual los m’as damnificados son…. los de siempre

  10. […] descontado, no es sólo cuestión de tomates. El maiz (ese horror subvencionado del que hablaba ayer) es propiedad de básicamente dos empresas (Dupont y Monsanto), creadoras de semillas mutantes que […]

  11. […] descontado, no es sólo cuestión de tomates. El maiz (ese horror subvencionado del que hablaba ayer) es propiedad de básicamente dos empresas (Dupont y Monsanto), creadoras de semillas mutantes que […]

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