Los que me siguen a menudo saben que soy en general escéptico cuando hablamos de soluciones de mercado para los sistemas de sanidad. Vivo en Estados Unidos, país que tiene una innegable capacidad para meter el dedo en el ojo a todo aquel que está en problemas, y el sistema de seguros médicos privados es realmente espantoso.

Hoy leyendo este artículo de John Cochrane, sin embargo, he cambiado de opinión. El problema del sistema de seguros privados es que son víctimas de un nivel alto de incertidumbre; la aseguradora no sabe si te pondrás enfermo, y cuando lo haces, no sabe tu nivel de gasto. Un cáncer no es cómo un accidente de coche, en que el coste para la aseguradora nunca pasa de un determinado límite (valor de tú automóvil más lo que te lleves por delante, especificado en contrato); el coste médico es potencialmente ilimitado. Las compañías de seguro con razón te intentan echar cuando te pones enfermo, antes que empeores y tu máquina de respiración asistida pase a ser un coste insostenible.

La idea de Cochrane es revolucionaria en su sencillez: el problema no es el mercado de seguros, es el mercado de pacientes. Si las aseguradoras pudieran saber un coste límite para sus pacientes (nadie valdrá más que, digamos, un siniestro total de un Fiat Panda normalito), el precio de los seguros bajarían, al haber menos incertidumbre. La solución es por tanto crear estabilidad creando un sistema de seguros sobre las pólizas del paciente; una segunda aseguradora que se hará cargo de los gastos excesivos de la primera si alguien está sufriendo de gangrenas y enfermedades caras en exceso. Es mágico. Es excelso. Es fascinante.

Pero no se vayan todavía; aún hay más. Este seguro sobre pólizas no tiene porque ser un contrato de seguro normal. Los mercados financieros son eficientes, rápidos, mágicos y mucho mejores que cualquier chupatintas evaluador de riesgos en una aseguradora normalita. Lo que debemos hacer es crear un mercado de HDS (Human Default Swaps), contratos financieros basados en la posibilidad que un cliente pille cáncer o algo peor. Es muy sencillo; AIG tiene experiencia en ello. Esto crearía un mecanismo de precios sobre las enfermedades y probabilidad de muerte, generando un valor social añadido al finalmente saber si es mejor curar el cáncer o las almorranas.

Una vez creado un mercado de HDS, las entidades financieras siempre pueden minimizar los riesgos creando CDOs sobre ellas. La cuestión es, un contrato sólo es relativamente arriesgado, especialmente según el ser humano subyacente envejece. Si combinamos cientos o miles de contratos en un sólo instrumento financiero, el riesgo se dispersa, merced del milagro de la probabilidad y la ley de los grandes números. Menos riesgo, mejor calidad de deuda, así que podemos emitir títulos más y mejor, y como son seguros, podemos crear un mercado que asegure que no perdemos dinero con ello emitiendo CDS.

Y oiga, lo mejor está por llegar: tenemos la poliza y el HDS sobre la persona. El HDS incluye en su precio la probabilidad que el individuo pierda la póliza, así que tenemos una idea relativamente buena sobre el valor de la vida humana. Si alguien está en problemas, siempre puede venderse a sí mismo a precio de mercado -una combinación estadística multivariada con un sencillo algoritmo multinomial obtruso de HDS y salario- a cambio de un riñón, quimioterapia o algo más divertido; si estás dispuesto a venderte, te curamos. Nadie morirá porque no puede pagarlo: todo es cuestión de ponerse un precio. A uno mismo y a sus hijos, que están cubiertos en el HDS vía poliza.

¿No es maravilloso? ¿No es magnífico? Espero que el PSOE se plantee de incluir esto en sus reformas estructurales para España. Leed todos los enlaces; el desarrollo matemático e intelectual de esta propuesta es fascinante.