Estos días me ha pasado por la cabeza una idea aterradora. Estados Unidos está metido en una crisis tremenda, que necesita cambios urgentes y amplios en política exterior, sistema financiero, sanitario, reformas laborales y fiscales y un cambio total de política energética de forma casi inmediata. Todo ello es urgente y crítico, y se tiene que hacer a corto o medio plazo; cualquier cosa que falle hará una daño tremendo a la sociedad americana.

La administración Obama lo sabe; son perfectamente conscientes de ello. Para la habitual parsimonia del sistema político americano, los tipos han presentado catorcemil propuestas extraordinariamente ambiciosas, incluyendo sanidad universal, educación, reforzar la libertad sindical (MUY restringida en EUA), limitar la emisiones de carbono, reconstruir el sistema financiero, reformar el sistema fiscal, y un montón de cosas más. Las reformas puede que sean más o menos malas (no todas me gustan, está claro), pero están atacando problemas que objetivamente deben ser solucionados inmediatamente. Con muy pocas excepciones, son problemas que incluso la mayoría de republicanos creen que son graves, aunque no compartan las reformas propuestas.

Sin embargo, estos días tengo la sensación que una parte significativa de la clase política (y mediática) americana realmente no quiere solucionar estos problemas. Lo comentaba Matthew Yglesias, y tiene razón; hay muchos congresistas que sencillamente no están para la labor de aprobar reformas, acostumbrados como están a una vida cómoda y plácida de «moderados» en un Washington que lleva siglos sin hacer nada relevante. Lo suyo es salir por la tele, recaudar fondos, ser tratado como personas importantes y ver como empresarios le hacen la pelota, y nunca correr el riesgo de tomar una decisión que cambie algo. Mientras salgan reelegidos y puedan continuar inflando su ego, no los moverá nadie; y pobre del que se acerque con algún plan de «cambio» sofisticado que les obligue a pensar o tener que vender algo distinto a sus donantes.

La prensa anda bastante igual. Durante décadas han tenido dos discursos: Washington no hace nunca nada, y pasar reformas es algo complicado que exige hablar mucho y formar muchos comités. Cuando de repente una nueva administración ha entrado a saco planteando propuestas como posesos, tenemos todólogos criticándoles diciendo que están intentanto hacer demasiadas cosas al mismo tiempo, como presuponiendo que el gobierno del país más poderoso de la tierra no puede andar y masticar chicle al mismo tiempo. Demasiado apresurado, este Obama. Los hombres-árbol de Washington no hacen las cosas deprisa.

Lo más sorprendente es que las encuestas no hablan de un electorado asustado y reacio a grandes cambios. De hecho, los resultados electorales tampoco. Obama ganó la Casa Blanca repitiendo una y otra vez que la época de dar todo por imposible se había acabado, y que era hora de cambiar el país en serio. Los americanos dicen que el gobierno federal tiene que implicarse más en multitud de sectores. Por mucho que los periodistas vayan diciendo que el electorado «a lo mejor» quiere un ritmo más pausado o que «no quiere más gasto público», el plan de estímulo de hecho era más popular cuando se aprobó que cuando empezó a redactarse, y parece que eso se repite con el resto de reformas.

El gran enemigo de Obama, me temo, no es un partido republicano que parece completamente fascinado en proponer ideas absurdas (como negarse a aumentar las raquíticas prestaciones de desempleo o utilizar el plan de estímulo para pagar deuda estatal), sino una maquinaria política que en general parece sin entender la magnitud de los problemas a los que se enfrenta el país. La lucha grave no será contra los que defienden políticas equivocadas, ya que a fin de cuenta estos entienden que existe un problema. La batalla será contra la estupidez, estulticia, inmovilismo y cobardia de gran parte del sistema político, alimentada a partes iguales por corrupción y por la capacidad casi ilimitada de Estados Unidos de llenar el gobierno (y los medios de
comunicación) con imbéciles.

Y creedme, la resistencia al cambio de la gente que vive muy cómoda en Washington DC disfrutando del status quo es enorme. Muchos de ellos llevan ahí desde el principio de los tiempos; décadas perdiendo el tiempo y asegurándose que nadie les sacaba de su sillón. Todos estos novatos recién elegidos, empezando por el presidente, les importan un pepino; ellos son estadistas, mega-comentaristas de prestigio, etcétera.

Si Obama tuviera un sistema parlamentario con mayoría absoluta y capacidad de maniobra ilimitada estilo europeo, tendría un trabajo muy difícil.. El hecho que para aprobar cada reforma tenga que lidiar con un Congreso lleno de cavernícolas emperrados en hacer que la ley sea lo más inofensiva y moderada que puedan lo hace casi imposible. Buena suerte.

PD: por cierto, para imbécil de primera, Michael Savage. Llevo una temporada escuchándole en la radio (soy la clase de persona que escucha a FJL de forma voluntaria, incluso viviendo en EEUU) y es el mayor mandril del planeta, y mira que tiene competencia. El universo es una competición entre politólogos tratando de diseñar instituciones a prueba de idiotas, y la naturaleza tratando de producir idiotas cada vez más profundos y perfectos. De  momento, la naturaleza va ganando por goleada.


9 comentarios

  1. […] Europa y el estímulo fiscal Quizás no quieren, y punto […]

  2. […] los medios y reguladores por su nombre estos días hablando de la crisis financiera. Lo que decía antes sobre la crisis es, tristemente, del todo […]

  3. d dice:

    Je. Eso me recuerda a eso que dijo De la Vega esta semana a los subsecretarios.

  4. citoyen dice:

    Si, a esto es a lo que me refería con decir la verdad sobre el sistema institucional americano. La gente de derechas en España está muy contenta de que el sistema americano tenga un congreso que le hace la puñeta al presidente y que eso suponga un gobierno dividido y por tanto limitado. Algo en lo que no han caído es que también es un gobierno paralizado cuando hay que hacer algo y es urgente.

  5. citoyen dice:

    «El universo es una competición entre politólogos tratando de diseñar instituciones a prueba de idiotas, y la naturaleza tratando de producir idiotas cada vez más profundos y perfectos. De momento, la naturaleza va ganando por goleada.»

    Por cierto, añadan esto a la lista de frases célebres.

  6. Roger Senserrich dice:

    Bueno, el original no es mío :-). La frase la usan los informáticos -al menos es dónde la he leido antes- refiriéndose a diseñar interfaces a prueba de idiotas.

  7. […] en el Senado realmente no querían utilizar este procedimiento; la sospecha que algunos realmente no quieren cambiar nada parecía confirmarse. La reforma de la sanidad era algo urgente hace veinte años, y parece que la […]

  8. […] en el Senado realmente no querían utilizar este procedimiento; la sospecha que algunos realmente no quieren cambiar nada parecía confirmarse. La reforma de la sanidad era algo urgente hace veinte años, y parece que la […]

  9. […] sector cagamandurrias del partido demócrata, la gente que realmente no está demasiado de humor de hacer nada remótamente ambicioso. Por añadido, el debate puede que deje de girar alrededor de ideas inventadas, la fuente de gran […]

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