Los americanos disfrutan de uno de los estados de bienestar más igualitarios del mundo.

Un ejemplo: para rellenar el papeleo necesario para tener acceso a los cupones de alimentos (food stamps) uno tiene que rellenar un formulario de siete páginas, algo que normalmente toma una media hora si sabes lo que estás haciendo.

Si un banco necesita fondos para tener liquidez, siempre pueden rellenar un formulario para tener acceso a los fondos del TARP, en plan de rescate financiero, también tienen que rellenar un formulario. Son dos páginas con algunos añadidos; normalmente toma una media hora si sabes lo que estás haciendo.

Los cupones de alimentos te dan de media unos $100 al mes, más o menos; el TARP te da una inyección de capital de varios miles de millones de dólares. Pero para el estado, todo es lo mismo; tratan igual al rico que al pobre. Si quieres ayuda para comer tienes que hacer la misma cantidad de papeleo que si quieres una millonada para salvar los accionistas de tu banco ¡Igualdad ante todo!.

Bueno, no del todo. La gente pobre tiene que además pasar por una entrevista personal, no sea que estén mintiendo. Los banqueros se supone que son gente honesta, así que les ahorraremos el trauma. Aparte de eso, son lo mismito; incluso se pasan la vida diciendo que necesitan más dinero.

Obviamente, pedir dinero del TARP es un pelín más de trabajo que esto, pero no mucho más. La administración Bush ha estado dando cantidades ingentes de dinero a los bancos, pero básicamente sin prestar demasiada atención cómo las entidades financieras han utilizado el dinero. El plan de rescate no es que fuera necesario, era imprescindible; lo que es realmente inaceptable es esta extraña creencia de la administración saliente que los bancos utilizarían el dinero como prometían, o que empezarían a moderar su avaricia.

Hace unos años me preguntaba si los gigantescos salarios de ejecutivos, banqueros y magos de las finanzas estaba justificado o no.  Mi teoría era que no, y parece que estaba en lo cierto. Wall Street ha disfrutado los últimos años de una ausencia de regulación absoluta y completa libertad para hacer lo que les diera la gana, y la han cagado absolutamente. Los políticos no deberían tener el más mínimo remordimiento en abofetear, humillar y arrastrar por el fango toda esa casta de superhéroes financieros de pacotilla; esperemos que los demócratas dejen sus remilgos en la puerta y procedan a repartir sopapos y arreglar la cosa sin andar pidiendo perdón a esos señoritos.


3 comentarios

  1. Ian Curtis dice:

    Wall Street ha disfrutado los últimos años de una ausencia de regulación absoluta
    Y entonces la SEC qué es?
    Otra cosa es que sea una mierda (atención a su lucimiento en el caso Madoff, y en la noticia no dice que el inspector encargado del caso era el marido de su sobrina), pero es el agente regulatorio americano, así que no entiendo eso de ausencia de regulación.

  2. Roger Senserrich dice:

    Si la ley está en los libros y no se aplica, es como si no estuviera.

    No que la ley fuera demasiado estricta, de todos modos. Los Hedge Funds son una auténtica verbena.

  3. […] inyecciones de capital a los bancos, y el triste espectáculo de ver el gobierno americano lloriqueando que el dinero no iba a ningún sitio. Los mercados de crédito parecen estar volviendo a la vida […]

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