Por si alguien no se ha enterado, los Estados Unidos andan metidos en una crisis financiera de «cierta» consideración. Como era de esperar, el retorno del debate a hablar de economía de forma casi exclusiva (y no de chorradas como cerditos y pintalabios) ha favorecido a los demócratas; Obama está de nuevo por delante en las encuestas de forma relativamente confortable.

Más allá de las elecciones presidenciales, sin embargo, el debate político tiene ahora otro tema importante: las negociaciones entre el Secretario del Tesoro, Donald Paulson, y los líderes demócratas del Congreso sobre el plan de rescate para el sistema financiero. La administración Bush está pidiendo al Congreso, que son los que controlan los presupuestos, la autorización para utilizar 700.000 millones de dólares para comprar títulos de deuda basura a bancos y otros ente financieros de mal vivir. A cambio, los demócratas en el plan propuesto cero control sobre este gasto, ninguna contrapartida relevante, y nada que decir sobre dónde irá el dinero.

El plan no incluye prácticamente nada en cuestión de detalle; es literalmente un cheque en blanco para ejecutar un plan que no pocos economistas (y un servidor) no están en absoluto seguros que vaya a funcionar. Esto crea un problema obvio para los demócratas: resulta obvio que algo tiene que hacerse para evitar que todo se venga abajo, pero darle carta blanca a Paulson y Bush en este aspecto es realmente algo que no debería hacerles gracia. El plan es básicamente un alegre, gigantesco, monumental rescate de todo un sector de la economía por parte de los contribuyentes; es un estado de bienestar para el ultramillonario. La alternativa (dejar que todo el sistema se derrumbe) es probablemente cualquier cosa menos recomendable, ya que crearía una desastre económico espantoso; salvarlos, sin embargo, es dar dinero a patadas a los que más tienen. Otra vez.

Muchos comentaristas desde la izquierda (y no pocos demócratas) están diciendo que si los republicanos quieren rescatar a Wall Street de sí mismos, es justo y necesario hacer que el resto de los votantes reciban algo a cambio. Lo obvio sería «os rescato ahora, pagáis impuestos hasta el día del jucio final», pero siendo Estados Unidos, no acaban de ir tan lejos. Este es el lenguaje que está utilizando Obama estos días, y que me parece esencialmente correcto. McCain, mientras tanto, ha «propuesto» una agencia que es básicamente idéntica a la propuesta de Paulson. Obviamente, el partido demócrata no está hecho para valientes, de todos modos, así que lo más probable es que traguen sin rechistar.

¿Qué reacción es mejor? La verdad, creo que hacer algo es realmente urgente, pero estoy seguro que no son pocos los votantes con el agua hasta el cuello (la economía no está para tirar cohetes) que se preguntarán cómo es que hay 700.000 millones de dólares para Wall Street cuando las cosas les van mal, pero nunca ven un duro cuando las cosas les van mal a ellos. Aún así, esto son los Estados Unidos, país propenso como pocos a reacciones periodísticas incomprensibles («¡socialismo!») y votantes a veces poco propensos a ver las cosas de forma lógica. Si uno es anti-estatalista como son muchos americanos, estarás en contra de rescatar a ningún banco, pero esto de tener un gobierno federal que haga más cosas (aunque no te suba a tí los impuestos) creará muchos reparos.

Lo cierto es que la economía ha pillado a McCain a contrapié; se ha pasado la semana dando tumbos de un discurso a otro y desdiciéndose de posturas pasadas. El viernes, sin ir más lejos, echaba la culpa de la crisis a Obama (el mismo que lleva cuatro años en el Senado, sí), tras haber culpado la SEC, recesiones mentales, la avaricia de Wall Street, Fannie Mae y Freddy Mac sucesivamente (sin acertar ni una) en días anteriores. La verdad, me sorprende que no esté más lejos en las encuestas; veremos.

Un par de notas para acabar. Hablando de eventos importantes, el primer debate es el viernes que viene. Hablaré más ello durante la semana, pero sí, esto si es algo que tiene efectos electorales importantes. Segundo, el estudio este que habla del voto perdido de Obama por el racismo es como mínimo un tanto torpe. Os remito a Five Thirty Eight, como de costumbre.


3 comentarios

  1. citoyen dice:

    Sobre los votantes con el agua al cuello, no sé si sigues a Chris Dillow http://stumblingandmumbling.typepad.com/stumbling_and_mumbling/2008/09/the-lefts-response-to-the-crisis.html

    the state can spend billions bailing out banks, it can spend billions bailing out people too. If a big welfare state is good enough for capitalists, it’s good enough for workers. Standard arguments against welfare states – that they are expensive, dampen incentives and that people should stand on their own two feet – have been gravely undermined.

    Es la guerra!

    (te recomiendo el blog, el tipo de brillante, marxista y neoclásico más que tu y yo juntos-en las tres cosas)

  2. d dice:

    ^^ Me ha encantado el artículo que citas. Lo mejor: «It’s also highlighted a woeful fact pointed out by Nigel – that the left has for years had little interest in economics.»

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