Uno sabe que las cosas van mal cuando en Estados Unidos se habla de economía de forma obsesiva. El trompazo del mercado financiero, con la Reserva Federal y el Departamento del Tesoro apagando fuegos a la desesperada, ha hecho que muchísimos americanos se despierten de golpe en este tema; muchos en Estados Unidos tienen sus ahorros y pensiones en bolsa.

Los candidatos han reaccionado, cada uno a su manera. McCain empezó la semana metiendo la pata espectacularmente (¡la economía está fuerte!), pero ha corregido su postura con cierta rapidez hacia un populismo bastante explícito. Escuchar a un candidato republicano criticar la «avaricia» de Wall Street, hablando de como el mundo financiero ha traicionado la confianza de los americanos y diciendo que se enfrentará a esos malvados intereses financieros. ¿Cómo? Bueno, habla de más regulación, algo que no deja de ser curioso viniendo de alguien que siempre ha defendido lo contrario, y bajar impuestos, que es la respuesta automática de todo republicano. Sus anuncios en televisión básicamente lo dicen todo; McCain ha sonado bastante mecánico y un tanto perdido en entrevistas estos días. La economía, de hecho, nunca ha sido algo que le emocionara mucho; con la de pifias no forzadas de su
campaña estos días (larga lista) parece claro que a su equipo tampoco.

La respuesta de Obama ha sido mejor, algo que no deja de ser relativamente sencillo. El candidato demócrata es un tipo curioso; es un gran orador cuando habla de grandes temas (servicio, ideas, esperanza) y uno relativamente mediocre cuando toca hablar de economía de forma más concreta. Obama tiene una tendencia a hablar con muchísimo detalle de sus propuestas, casi siempre muy razonables y bien diseñadas, algo que tiende a perder a los votantes un poco. Es capaz de transmitir la imagen de ser un tipo inteligente que sabe de lo que habla, pero no tiene ese don de la empatía que tenía Bill Clinton.

Esta semana, sin embargo, con la enorme cantidad de regalos que la campaña de McCain les ha dado, Obama lo ha tenido fácil. Le ha bastado con dar una imagen de saber de lo que habla, seguir con su mensaje (y publicidad muy detallada) de forma consistente y ridiculizar a los republicanos de vez en cuando para ganar tracción. Con McCain un tanto confundido y Palin aún sin responder preguntas (cuando ha respondido una, ha dicho una chorrada), parece que las encuestas han empezado a dar signos de cambiar de dirección poco a poco.

Obviamente, estos datos se tienen que coger con pinzas; puede ser ruido estadístico. El tono de la campaña ha cambiado, sin embargo, y el efecto Palin parece estar difuminándose rápidamente, así que es parece ser un cambio de tendencia. Veremos.


Un comentario

  1. Anónimo dice:

    Supongo que lo habrás escuchado ya, pero es buenísimo!

    http://talkingpointsmemo.com/archives/217792.php

    La parte hilarante transcrita:
    http://talkingpointsmemo.com/archives/217802.php

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